Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” que emiten en dúplex AM580 Radio Universidad de Córdoba y FM 88.5,
edición n° 489 del 19/11/17.
LA DISYUNTIVA DE
ARREPENTIRSE O ENCUBRIR
Esa atávica postura humana frente a la
adversidad, de plantearse una elección de sacrificar algo material por seguir
gozando la libertad o mitigando los efectos de una condena, es lo que
seguramente alienta a todos aquellos que vienen apareciendo en la escena de la
realidad como arrepentidos y dispuestos a ayudar a una justicia todavía semi
adormecida.
La causa, la más importante según se
comenta, que involucra entre otros al ex vicepresidente de la Nación, el joven
rockero Aimée Boudou, es un claro ejemplo de tal sospecha, porque bien vale
recordar que tiempo atrás la segunda autoridad del país supo decir que no
conocía a ese tal Vandenbruele, que según lo que confidencia en el proceso puede
ser la llave de su libertad o el cerrojo de su prisión.
Es claro que sin dudas mucho tiene que ver
eso que le llaman conciencia, que es la que con equilibrio dictamina hacia
adentro las inocencias o las culpabilidades del individuo, si es que la escucha
y sigue sus dictados.
Entonces, lo que sigue es la posibilidad de
aportar evidencias que aseguren el aceleramiento de las investigaciones de los
delitos que son parte de la acusación, lo que lleva después al arrepentimiento,
o el ingreso al terreno del encubrimiento, que es casi tan grave como la
responsabilidad de delinquir.

De cualquier manera es un paso enorme de la
Justicia llegar a tal instancia que facilita el proceso o en el peor de los
casos, que lo empioja hasta llevarlo a la no deseada prescripción o al archivo
de las actuaciones, como muchas veces suele suceder.
Es un deber asimismo reconocer la actitud de
los arrepentidos como un acto de valentía para enfrentar las consecuencias de
tal determinación, pese a que los escépticos lo plantean de otra manera.
La equiparan con el suicida potencial que
sabe cuál es el final de una decisión como esa, porque si la culpa que se carga
tiene el peso de una segura y prolongada condena, es para suponer la muerte
cívica y el repudio casi unánime de la sociedad.
Y digo “casi” porque con asombro advertimos
que todavía desde algunos sectores del fanatismo político e ideológico,
consideran a esta situación como la emergente de presiones mediáticas que están
en la persecución y buscan la destrucción total de algunos personajes.
Sea como fuere, no podemos restarle trascendencia
a un hecho virtualmente inédito en nuestra historia.
¡BASTA
DE OCULTAR LA INSEGURIDAD!
Los políticos, cuando no tienen manera de
justificar sus desaciertos o fracasos, caen en el absurdo de reiterar errores y
apreciaciones que, curiosamente, los llevaron a esas frustraciones.
En materia de seguridad en Córdoba, o mejor
dicho inseguridad porque es lo que prevalece, desde el gobierno de la provincia
no escarmientan con los reiterados mensajes que la ciudadanía les envía a
través del voto: estuvieron casi dos décadas y no han sabido, no han podido o
no han querido solucionar la mayor preocupación de los cordobeses que es la
vigencia creciente de la inseguridad.
Se pretende hacernos creer que no existe una
ola delictiva en aumento, cuando las radios, los canales de televisión y la
prensa escrita dedican diariamente inusuales espacios para cronicar los hechos
delictivos.
El vistagordismo hacia el narcotráfico
consiguió dos indeseados objetivos: que el ingreso o el debut en el delito
fuera más precoz y a la vez más violento.
¿Y así pretenden que creamos que están
haciendo bien las cosas para protegernos?
Cuando se registra algún hecho resonante la
policía hace acto de presencia en el sector que fue su escenario por dos o tres
días y luego se muda, dejando a esos vecinos en
peor desamparo que antes…
Eso se llama marketing liso y llano y de
nada sirve.

Ya se sabe que si la Policía no se limpia
por dentro, es difícil que pueda limpiar afuera.
No se puede proteger a una comunidad a
través de los remiendos, cuando necesita en realidad una conjunción entre
policía y Justicia y es el peor momento para que se peleen entre ellos,
creyendo cada uno tener razón y eso no lleva a nada, salvo a un aumento de la
impunidad y los niveles del delito.

¿Hasta cuándo habrá que seguir padeciendo
angustias?
¿Cuándo el ejecutivo equilibrará las
relaciones entre la policía ineficiente y la justicia pachorrienta, garantista
y apegada a viejas y percudidas costumbres de no ver el penoso escenario
delictual que nos rodea?
Mientras la controversia siga anidando allí,
deberemos resignarnos a un estado de enfrentamiento permanente contra quienes
buscan dañarnos y habremos de actuar en legítima defensa, por culpa del
desamparo al que nos condenan las estériles y absurdas peleas políticas.
Y eso, de ninguna manera lo merecemos.
NUEVAS ALTERNATIVAS EN EL CASO DEL MUERTO LITIGANTE

MALDITA E IMPUNE
PIROTECNIA
Como siempre ocurre, hay leyes represivas
que se aplican cuando suele ser demasiado tarde, o frente a episodios que
pudieron evitarse, precisamente, si se hubiera respetado la ley.
El uso de pirotecnia y explosivos en las
manifestaciones callejeras es parte de la incultura ciudadana en la que se
enrolan gremios, partidos políticos, defensores de derechos tanto humanos como
de cualquier otro tipo, asociaciones de cualquier índole o los mangueros de
siempre que lamentablemente consiguen objetivos cuando se juntan 20 personas y
paralizan a media ciudad cortando calles y puentes.

El ataque acústico se perpetra aunque los
manifestantes se ubiquen frente a sanatorios o en las puertas de hospitales o
clínicas y eso alguna vez se tiene que terminar, lamentablemente con la
aplicación de mayor violencia contra la violencia organizada por los
prepotentes de siempre.
Una reciente marcha de taxistas que
protestaban pidiendo mejores tarifas y su queja por la inminente aparición en
escena de un sistema que competiría con ellos, derivó en heridas a una criatura
de pocos años que junto a su madre tuvo la mala suerte de caminar cerca de los
inadaptados que sin ningún miramiento, arrojan a mansalva explosivos frente a
la mismísima policía cuyos efectivos parecieran estar para proteger a los
vándalos más que a la gente.

Ahora, por fin, actuó la Justicia y el
responsable del episodio ya está entre rejas, lugar que debiera compartir
solidariamente con sus patrones, esos vivillos que desde sus escritorios
arengan para la violencia y alientan el desorden.
Una buena temporada de encierro suele operar
milagros en aquellos acostumbrados a protestar mediante la prepotencia y el
vandalismo.
LA MEGACAUSA
No deja de ser noticia
en los medios la causa relacionada con inmuebles en la que se encontraría
involucrado un sobrino del Papa, ni los pormenores del caso Petrone cada vez
que solicita la libertad a la Cámara que lo juzgó.
Tampoco faltan los
cuasi voceros judiciales que periódicamente publican, en relación a la causa
del Registro, la cantidad de juicios pendientes y el altísimo número de condenados
y de encarcelamientos por el tema, destacando como ejemplar la acción de la
Justicia.
Sin embargo, y cabe
aquí preguntarse por la objetividad, el énfasis para transmitir dicha
información se contrapone con la inexistente mención de los ciudadanos que en
la misma causa fueron absueltos después de estar años presos, ni de los que
murieron encerrados sin haber sido
juzgados, ni mucho menos, del caso de la señora recientemente fallecida,
a quien un muerto y varios más intentaron desalojar de su humilde vivienda.
En estos casos no hay
noticia, ni se publican los nombres de los funcionarios, ni existen para la
Justicia asociaciones delictivas entre los que solicitaron y los que
autorizaron. Es casi obligado preguntarse por qué este caso no se incluye como
uno más en la causa del Registro, y es investigado por el mismo Fiscal y la
misma comisión especial.
Más aún, cuando a
diferencia de muchos otros de la causa en cuestión, en éste están más que
claras las fechas, los nombres y las connivencias, y por sobre todo, existe un
claro damnificado denunciante.
Es fácil concluir que
falta justicia y sobra impunidad. El desafío, para agudizar los ingenios,
es cómo revertir la ecuación.
Para pensarlo y actuar
antes que el daño siga siendo irreparable.
Como por ahora lo es…
LA MAFIA MANCHÓ LA
PELOTA
Desde los tiempos en que los dineros de la
Ansses se aplicaban a fines muy alejados de sus auténticos destinatarios, es
que las dudas nos carcomían porque esperábamos que en cualquier momento se correría
el velo de incertidumbre que rodeaba esa generosa invención nacional y popular
que fue el fútbol para todos.
No quiero citar por archiconocido el ejemplo
de pan y circo, porque a veces el pan escaseaba.

El entramado de coimas se había quedado casi
sin dígitos porque las calculadoras más modernas operan con 12, pero eso ya no
alcanzaba para calcular las utilidades delictivas que cada uno de los actores
de esta maléfica novela recibían, para ingresar a sus bien escondidos
patrimonios personales.
Desde la mafiosa conducción grondoniana
hasta el último pichi algo recibían por nada, salvo por abrir puertas, aceitar
contactos, facilitar encuentros o designar sedes para los campeonatos
mundiales.
Cuando la limosna es grande… reza el dicho y
tiene razón, porque en el mundo del fútbol se manejan sumas astronómicas y era
extraño y casi imposible de aceptar que los políticos, frente a esa abundancia
de dinero, no se metieran a intentar algo, y al final lo hicieron todo.

Maradona no es un autor que me guste citar
a menudo, pero una vez supo decir que la pelota no se mancha.
Pese a haberse constituido en su momento en
uno de los mayores ensuciadores del fútbol, más allá de su sublime manera de
jugarlo, derrapó en la droga, sembró hijos, no reconoció ni reconocerá a todos
y le entregó su conducta a los perros.
Pero en algo tuvo razón: la pelota no se
mancha, pero estamos viendo cuántas porquerías de personas, aunque luzcan
trajes, estuvieron inmersos en la mugre y jugando con esa pelota.
Si es para llorar de dolor en cualquier
tribuna…
Y en todos los potreros…
VICTOR
HUGO NO QUEDA EN LA CALLE
Debo dar fe por experiencias propias, que el
hecho de ser despedido de un trabajo no es nada grato más allá de las implicancias
en la economía del hogar, en la preocupación por la familia, en el eventual
incumplimiento de compromisos financieros y por otras razones demasiado
extensas para enumerar pero fáciles de comprender.
No han sido pocas las voces que se alzaron
para protestar por el reciente despido de Victor Hugo Morales de un canal de la
TV porteña, propiedad según se sabe de Cristóbal Lopez, o de alguien que se lo
hubiera comprado.
En síntesis, la determinación de la
desvinculación estuvo a cargo de una empresa privada y no de un organismo del
Estado, como pudieran ser la TV pública, la agencia Télam, Radio Nacional o
algún otro.
Una, por causa debidamente comprobada
mediante sumario interno o esas instancias que se deben respetar y siempre que
se compruebe una culpabilidad del afectado.
Pero lo que más se aplica es la compra de la
renuncia negociación mediante o el despido sin causa, para el cual la ley
12908, Estatuto del Periodista Profesional aplica a las empresas severas
condiciones en lo económico a la hora de la indemnización, que suele llegar en
no pocos casos a los siete dígitos, de no mediar juicio laboral que supieron
tener una duración de más de 7 años, con la consiguiente acumulación de intereses.
O sea que el patrón te puede echar, te manda
telegrama, te notifica mediante un acta notarial o te hace firmar la
comunicación del despido.
Y si no le gusta tu cara, tu pelo, tu barba,
tu manera de pensar o tu elección sexual, o piensa que hay demasiados
empleados, cuenta con la ley para echarte y no hay pataleo.
A Victor Hugo Morales lo prescindió una
empresa privada cuyo propietario lo incorporó en su momento por ser del palo y
coincidir ideológicamente.

O cuando formó esa dupla con el
inefable, verborrágico y ahora
entrecortado comentarista que llegó a ser Dieguito Armando en su patria
chavista.
Victor Hugo
no queda en la calle.
Se supone que un profesional de su valía
consigue laburo en cuestión de horas, siempre y cuando prefiera el sacrificio y
el compromiso del trabajo por encima de sus veleidades de aplaudidor serial al
mejor postor.
PACTO
PARA QUE TODO CAMBIE
Lástima que el bueno de Rodriguez Saa se
estaba tostando en el extranjero y no pudo concurrir a la reunión con Mauricio Macri
para suscribir, como lo hicieron todos los otros gobernadores, el pacto que
aseguraba un cierto grado de gobernabilidad y la subsistencia del sistema
jubilatorio junto a otros importantes aspectos.
Las jubilaciones provinciales están a salvo
y especialmente la de Córdoba, maltratada con legalidad y cinismo, transformada
en caja recaudadora para afectar sus dineros a otros destinos que no son
exclusivamente los aportantes de un alto porcentaje mayor que en el resto del
país, pero engañados legalmente por una curiosa alquimia matemática que les
paga alrededor del 58 por ciento de los activos pero desde el gobierno le hacen
creer a la gente que se respeta ese idílico porcentual del 82.
Y es momento de reproducir parte de un
comentario que hiciera por este mismo espacio en enero del 2015 cuando decía: “Días pasados un informe de la Caja de Jubilaciones y
Pensiones de la Provincia señalaba con bombos y platillos que se había
duplicado la cantidad de beneficiarios que ganan más de 24.000 pesos mensuales.
Lo que no explica ni
aclara el informe es que esos pasivos durante 30 años, y más en muchos casos,
dejaron religiosamente para la Caja el 18 por ciento de su salario y que ahora
las mensualidades se ajustan a la inflación oficial.
Así las cosas en esta campaña
presidencialista del inventor del cordobesismo, que pretende mostrar el paraíso
mediterráneo, al igual que tiempo atrás lo fuera la isla del Pocho Angeloz, se
olvidó quien elaboró ese informe pleno de optimismo, que los jubilados y
pensionados cordobeses ya padecieron los recortes del mestrismo en su momento,
los descuentos y títulos virtuales implementados en la emergencia previsional
por Schiaretti, y la frutilla del postre, el despojo delasotista de seis meses
para cobrar los reajustes”.
Hoy las cosas poco han
cambiado: la Caja de Jubilaciones sigue despojando a los jubilados provinciales
del 82 por ciento móvil y no cumple con su obligación de devolver el ilegal
descuento que les hace con el Impuesto a las Ganancias, tema ya resuelto en el
máximo nivel judicial.
No escarmienta
Schiaretti con la resonante derrota electoral en la que mucho tuvieron que ver
los pasivos que votaron indignados y De la Sota, otro de los artífices del
desmanejo con los fondos de los pasivos, que zorro viejo en las lides políticas
hizo un paso al costado dejando la derrota para otros, y que no le salpicaran
sus intenciones de ser presidencialista dentro de un par de años.

La reunión para la
firma del pacto con las provincias, un interesante paso en la búsqueda de
soluciones definitivas, sirvió de paso para que se ventilaran otras cuestiones,
como fue la comidilla de la actitud del mentor del “cordobesismo” que mandó al
frente al Gringo para que perdiera, salvando De la Sota su propia ropa, su ropa
política.
La que solía vestir, y
la que ahora promociona…
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