Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del 10/06/18 emitido en dúplex por AM580 y FM88.5 ambas de
Radio
Universidad de Córdoba.
INTEMPESTIVO INCREMENTO EN EL BOLETO DEL TRANSPORTE URBANO
Ya se veía venir y no por
brujos ni adivinos, desde este espacio dijimos un par de semanas atrás que era
inminente lo que desde la Muni le llaman ajuste, los empresarios lo denominan
actualización de tarifa y los usuarios, eternos rehenes de un sistema perverso,
lo catalogan como un nuevo despojo al bolsillo popular instrumentado por sus
tres patas: el poder concedente, el gremio de la UTA y los insaciables de la
FETAP.
Por supuesto que la mal llamada
sorpresa vino de noche en fin de semana, como esas oscuras sesiones
legislativas en que se aprueban leyes resistidas por la población.
No hay vuelta atrás: el boleto
aumentó y basta.
A llorar al campito, como se dice…
Pero son oportunas algunas
reflexiones al respecto y no es para llamarle la atención a una administración
comunal a la que no le entran balas y demuestra una curiosa insensibilidad a
sabiendas que permite el boleto más caro del país en grandes ciudades, con
prestaciones a ciertas horas deplorables y ofensivas para el pasajero.
La otra pata, la sindical, debe
estar festejando lo que seguramente es la inminencia de un pedido de aumento
salarial que en una de esas viene disfrazado como plata en negro o cualquier
otra imaginativa denominación, pero que les aumentarán los sueldos, no existen
dudas.
Vendría a ser el cumplimiento
del tácito o no concubinato sindical-empresario acordado para presionar al
permeable y siempre generoso poder concedente, que es la Muni,
No hay lloro, hay que pagar el
aumento.
Y ya verán que por unos días
mejoran las frecuencias que actualmente y por falta de controles, manejan
impunemente las empresas con el beneplácito gremial.
Y pasado un tiempito que no
llegará a los tres meses, la rueda volverá a girar en el mismo sentido y con
idénticos argumentos, para que el único que deba joderse sea el pasajero,
irónicamente sostenedor de un servicio público que hace agua por todos lados.
Lo malo es que no hay armas
para luchar contra ese contubernio, porque quienes más necesitan el transporte
urbano son precisamente los menos afortunados, que con cada paro de la UTA o
con las salvajes demoras que maquiavélicamente maneja la FETAP, pierden una
serie de conquistas legítimas como lo son el plus por puntualidad y asistencia.
Y no hay manera de escarmentar
a los rebeldes servidores, porque ellos son los dueños del volante, de las
demoras, de los recorridos y de las infracciones frente a un poder acostumbrado
a no verlos.
Esto será hasta que la gente,
de alguna forma incluyendo las urnas, haga tronar el escarmiento.
ACUERDO CON EL F.M.I.
Y PRÉSTAMOS EXTERNOS
Realmente uno puede llegar a
avergonzarse tratando de evaluar el acuerdo entre el gobierno nacional y el
Fondo Monetario intramuscular, así llamado -y vale repetirlo- porque siempre,
inexorablemente nos vacuna.
Se recibirán unos cospeles más
de los originalmente anunciados, sumados a otra alcancía que los chinos
rompieron para acudir en nuestra ayuda.
Y como en este mundo
materialista nadie regala nada, habrá que hacer los deberes exigidos por el
organismo internacional de la usura, como por ejemplo bajar el déficit fiscal y
controlar la inflación que es la madre de todos nuestros males.
Allí radica el mayor de los
desafíos porque para cualquier gobierno eso de achicarse le ha sonado como
utópico o políticamente demasiado costoso, si se toman en cuenta las
consecuencias sociales de disminuir rápidamente el empleo público que en muchas
provincias es la principal ocupación de sus habitantes.
Nada se dijo acerca de la
disminución de los cargos políticos, la reducción del gabinete, el ajuste de
sueldos para legisladores, gobernadores, obispos y otros destinos difíciles de
establecer.
Poco se sabe de eventuales
créditos internos para el estímulo de las fuentes productivas ni fondos
destinados a rescatar a las PYME, que son las grandes generadoras de demanda
laboral.
No es posible que sean los más
desposeídos y la pequeña empresa los que deban soportar sobre sus espaldas las
exageraciones en el cobro de impuestos, servicios, especialmente de energía
eléctrica o alternativa.
Hay que dejar atrás esa
horrenda costumbre de tomar medidas que
sólo benefician a la banca especialmente internacional, que nunca se cansa de
enviar las utilidades a sus países de origen y les importa tres bledos el
sufrimiento de los argentinos que les dimos cabida y sustento.
Es cierto que se requiere
sacrificio para remendar una situación dispendiosa que vivimos en los últimos
años, pero el pretexto de la herencia recibida ya está demasiado percudido como
para seguir tomándolo como explicación de la crisis actual.
De todos modos, si resulta
complicado levantar sólidos muros sobre los escombros, que el Estado protector
nos ayude al menos a removerlos y consolidar los cimientos de un país en serio
que retome la posición internacional que supo lucir décadas atrás, hasta el
advenimiento del peronismo.
Y es para repetirlo: no se
trata de gorilismo, sino el respeto innegociable por la historia.
EPEC, EL GREMIO Y LOS CAPRICHOS SINDICALES
Es para arrancar con la
actualidad más cercana, tomando como ejemplo esta mañana en vastos sectores de
la ciudad, con la indignación entre la gente que provocaron cuatro o cinco
cortes en el suministro de energía eléctrica, esa energía que es por lejos la más
cara del país, sin que se hubieran hecho anuncios como para que los cordobeses
tomáramos ciertas precauciones.
Me comentaron, detalle al margen, que los reclamos por la quema de
artefactos son más para despertar la hilaridad de los funcionarios de la EPEC
que para reconocer la culpa por los excesos de tensión, medidos a veces en más
de 300 voltios, con los que se reanudan las prestaciones después de un corte.
Lo de esta mañana, si es por
ser malpensados, es el anticipo de lo que se viene en la lucha sin cuartel que
se está librando entre el gobierno de la provincia y el gremio Luz y Fuerza,
por lo que consideran un avasallamiento a las conquistas legítimamente logradas
en beneficio de sus trabajadores.
Pero alguna vez habría que
revisar ese curioso estado que bien puede ser considerado como una monarquía
ridículamente con demasiadas cabezas, que sirven para el ingreso de personal
siempre y cuando sean parientes de los actuales empleados de la EPEC o
recomendados por Luz y Fuerza.
Las ventajas en el precio de la
energía por el volumen gratuito que reciben puede ser tomado como una
conquista, pero es a la vez una ofensa al resto de la masa trabajadora porque
por ejemplo los empleados de Rentas no tienen descuentos en los impuestos ni
los municipales pagan menos en el rubro automotores.
Los sueldos, muy por encima de
la media normal digamos que no se toquen, pero que existan controles en los gastos
y citemos como ejemplo el de esa empleada que a la vez es concejal en Rio
Segundo, que en un año cobró más de 700 mil pesos por viáticos.
Por allí tenemos que entender a
la luz de tantos desajustes, que el precio real de la energía se encarece con
todos esos rubros fantasmas que son beneficio para unos pocos, con relación a
la población de la provincia.
De plano, eso sí, debiera
quedar sin efecto la famosa BAE, que es la bonificación por eficiencia que
reciben todos los que revistan en la empresa eléctrica y por ser buenitos,
pidamos que sean los funcionarios los que dejen de cobrar cifras de engordados
seis dígitos, al menos hasta que demuestren que manejan una eficiencia
inexistente, porque si en una mañana hay cinco cortes, es porque más que buenos
técnicos y jerarcas, sobran los inútiles.
Y una más: se viene el mundial
de Rusia y los chicos malos del gremio, muchos de los cuales debieron prestar
sus dedos para que se los pintaran por agresión a sus directivos, tendrán
motivo y escenario para demostrar que son ellos los que dominan la situación.
Bueno sería que desistieran de
esa posibilidad, porque aunque sea el fútbol, con eso no se juega…
LA MEGACAUSA Y NUEVAS IMPUTACIONES
Con
pocas novedades públicas, la causa del Registro de la Propiedad de la provincia de Córdoba sigue calentando motores
desde Tribunales, imputando ahora a viejos empleados en relación al trabajo
realizado.
En el
año 2006 el Registro fue intervenido por el gobierno de turno y
durante un mes estuvo cerrado, quedando toda información,
documentación y lo que sea que allí hubiere, en exclusivas manos de
quienes intervinieron.
¡Qué
ganga!
Qué se
hizo allí durante 30 días es probable que muy pocos lo sepan, pero la
información para el público fue que se habían acomodado las cosas, se habían
ubicado los ilícitos y nada más volvería a ocurrir.
Han
pasado 12 años.
Primero
se asistió a un pomposo proceso donde cientos de personas fueron imputadas como
partícipes de supuestos negocios millonarios y nada hubiera podido cuestionarse
salvo cuando la lógica racional advirtió que la mayoría eran trabajadores
comunes sin fortuna, que fueron encarcelados inmediatamente sin que
mediara ningún juicio y que los directivos, funcionarios y demás
gozadores de los altos cargos y abultados sueldos, brillaban por su
ausencia.
Después
fue llamativa la repetición de procesos.
Cuando
alguien estaba por terminar su juicio se lo imputaba
nuevamente por algo de la misma época. ¿No habían tenido tiempo para
ver todo junto? ¿O no convendrá terminar esta causa? ¿Ahora se
buscará entre los viejos empleados desprolijidad o
errores de ortografía?
Porque
las cosas que al sentido común suenan serias como las denuncias
y testimonios contra los responsables de turno, aparecen
insignificantes al Poder Judicial.
POLÉMICA FRENTE AL ABORTO
Hace días que se vienen
escuchando opiniones diversas, posturas inclaudicables, posiciones dispuestas
al diálogo, burdas amenazas según lo que cada legislador vote, participación de
algunos especímenes que jamás han podido ni podrán convencer al mundo que
sienten como mujeres, tal el caso de Florencia de la V y otras manifestaciones
a favor o en contra del aborto libre, gratuito y seguro.
La mayoría de quienes opinan
dejan a salvo los casos especiales por violaciones, malformaciones insalvables
u otros motivos que justifiquen la interrupción de la gestación.
Tampoco la cuestión radica en
una posición interesadamente equidistante por eso de quedar bien con Dios y con
Satanás, lo que vendría a configurar una notable falta de criterio y también de
valentía cívica a la hora de las decisiones importantes y una postura demasiado
cómoda que eluda el debate.
Es entonces cuando uno como es
mi caso de pisar la tierra, es
íntimamente consciente de sus limitaciones y con una licuadora mediática que le
entrecruza los cables del cerebro, se pregunta y esa pregunta va dirigida a
todas las que opinan y pontifican aceptando y exigiendo el aborto y las que
siguen sosteniendo con base científica que el aborto es un asesinato: ¿podrían
acaso debatir esta cuestión tan delicada, por el sí o por el no, si hubieran
sido víctimas de un aborto?
Simplemente, estarían muertas.
Y los muertos no opinan…
ARRIBA EL CUARTETO, CHAU “CORDOBAZO”
Nuestro gobierno provincial en
sus características inclinaciones musicales, ha demostrado más de una vez su
casi fanatismo por el tunga-tunga hasta el punto que edificaron una ciudadela
motivada por el ritmo que dicen es cordobés, pero que no a todos les cae
musicalmente potable.
Es probable que en las altas
esferas exista algo parecido a la memoria selectiva, porque se acuerdan de
cuando nació el cuarteto, de quién era Leonor la pianista y los cantantes que
frecuentan ese género y trabajan casi todos los días.
Pero craso error, se olvidaron
por ejemplo del “Cordobazo” una gesta popular que no necesita que se le refresque
la memoria a nadie para evocar esas duras jornadas en las que obreros y
estudiantes se abrazaron para luchar contra una expresión tiránica.
Ahora los cuartetos tendrán su
museo, y vaya Dios a saber cuál será el costo que afrontará el sorprendido
cordobesismo, porque ninguna construcción es gratis y mejor sería que la
hicieran bien de arranque, para no caer el ridículo del Camino del Cuadrado que
hubo que hacerlo cuatro o cinco veces y por esas veces se multiplicó su costo.
Podríamos también citar la
nueva terminal de ómnibus, maravilla de la ingeniería lacustre que debió ser
replanteada porque fue construida para Venecia y no para nosotros.
El faro sin mar, monumento a la
inutilidad salvo para disfrazarlo de arbolito navideño 20 días al año.
El gobierno desoyó los pedidos
de los 29 testigos de la historia, periodistas, fotógrafos y camarógrafos a los
que nos tocó ser protagonistas del Cordobazo, cuando planteamos la necesidad de
algún apoyo para la subsistencia institucional y física.
Nos cansamos de pedir
audiencias al area de Cultura a donde fuimos derivados y el ultimo pedido, creo
del 20 de abril último, no tuvo respuesta.
La intención era armar un museo
del “Cordobazo” con todos los elementos imaginables que fueron parte de esos
días de angustias.
Pero no, no y no…
Eternizar un negocio que es para pocos, en detrimento del respeto por la
historia.
En el Cordobazo hubo bombas
molotov, gases lacrimógenos, balas y barricadas; en el tunga-tunga suelen
encontrarse otros elementos.
Para el gobierno de la
provincia es más importante resaltar la trascendencia folclórica del cuarteto.
Porque si miramos de reojo,
llegaremos a la convicción que hay más cultores del tunga-tunga que de la
memoria de un pueblo.
PASÓ EL DÍA DEL PERIODISTA
A toda persona que ejerce el
periodismo pero tiene colgado en alguna pared el diploma que lo acredita como
tal que le fuera entregado en una solemne ceremonia académica y social, le
asiste el legítimo derecho al orgullo de haber plasmado una vocación o una meta
vital.
Pero estamos los otros, los que
abrazamos si, una fuerte propensión a informar, a analizar, a dar a conocer lo
oculto, encubierto o ignorado sin pensar en la notoriedad o en la fama propia
ni con delirios de marquesinas ni tumultos callejeros por firmar autógrafos.
Somos -y descaradamente lo confieso- los que sin estudiar estilos, poses,
silencios o elegir ropa de última moda, el mejor peinado y más cinematográfico
maquillaje, nos lanzamos a esta cotidiana aventura de sentirnos útiles a la
sociedad.
Muchos somos el resultado -o la
consecuencia- de habernos iniciado en esta atrapante pasión a mediados del
pasado siglo, cuando el periodismo no se estudiaba sino que se ejercía por
vocación y compromiso.
Somos -porque en verdad no
somos pocos- los que hacemos periodismo procurando las reacciones hacia afuera,
hacia la gente y no hacia adentro como parte de esas sórdidas batallas
mediáticas internas que desgastan a la persona humana y pretenden
transformarnos en objeto negociable.
Venimos del tiempo en que el
ejercicio de esta maravillosa actividad nació como una adicción; como un vicio
porque escribíamos o hablábamos desde el alma, sin antes hacer pasar la opinión
por los bolsillos, en una actitud más emparentada con lo romántico que con el
compromiso laboral que era dentro de todo prolijamente respetado.
No deja de ser una piadosa
mentira eso de la vieja bohemia, de las cabareteras trasnochadas al fiado o las
interminables y amanecidas cafeteadas, sino una verdad de aquellos tiempos en
que el periodismo era casi hermano de la literatura y no una parte esencial del
marketinero divismo actual.
Somos de los tiempos del
archivo, de la memoria, de recorrer bibliotecas y de andar las calles en el
diario sacrificio de informar; de aquellos ayeres de vigilias y de temores, a
diferencia de algunas jóvenes generaciones más hijas de Google que del
esfuerzo.
De todas maneras y dejando al
margen a ese engendro -pariente de la promoción ideológica- que le llamaron
“periodismo militante” y es una ofensa a la honestidad de informar, tenemos la
obligación de unirnos los académicos y los líricos a la hora de la celebración,
por el simple hecho de coincidir en lo que hacemos.
Y rindamos homenaje -a Mariano
Moreno ya le hicimos muchos- a Goethe quien tuvo la genialidad de sostener que
“Solo es digno de libertad aquel que sabe conquistarla cada día”.
Los periodistas comprometidos
-todos menos aquellos a los que prefiero ignorar- que hacemos lo nuestro como
un mimo para el espíritu y un virtuoso desenfreno para la propia intimidad,
sabemos que nunca se llega a la meta y la desaparecida colega Oriana Fallaci
definía magistralmente esa actitud: “Yo quiero caminar, no quiero llegar.
Llegar es morir”.
Es por eso seguramente y no
porque tenga vocación de eternidad que más allá del diploma, prefiera
esforzarme cada día en ser un periodista correcto y decente.
Con eso soy feliz
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado