13 de octubre de 2020

En pleno achicamiento del Estado

¿POR  LA  DECADENCIA  NACIONAL Y POPULAR
ES QUE NOS TIENEN QUE ENSEÑAR A PENSAR?

 
“Quien no quiere pensar es un
fanático; quien no puede pensar,
es un idiota; quien no osa pensar
es un cobarde”. (Bacon)
   
   Existen algunos antecedentes más o menos inmediatos con relación a ese metejón que siempre anidó en el alma del peronismo: controlar a los medios de difusión y “disciplinar” el pensamiento de los periodistas. En pos de tan patriótico objetivo es para recordar el cierre y confiscación de diarios y otras expresiones en los primeros mandatos del que fuera General.
   No son para olvidar las presiones y patoteadas más recientes, cuando las hordas moyanistas impedían la salida de los camiones para la distribución de un diario porteño de alcance nacional y los condicionamientos a colegas a través del manejo discrecional de la pauta publicitaria oficial que pagamos todos los argentinos -o todes si se prefiere- pensemos como se nos ocurra pensar.
   Es cierto que debe ser doloroso pagar para que te critiquen, pero menos duele cuando se lo considera y acepta como uno de los costados saludables del maravilloso ejercicio de la democracia y del respeto por la libertad de opinión.
   Los autoritarios como lo fueron Stalin, Hitler, Mao, Fidel, Chávez, Videla, Stroessner, Maduro y un extenso etcétera hicieron de las suyas en ese “arte” de la censura a todo pensamiento que no coincidiera con los postulados oficialistas por cuya razón no fueron pocos los colegas perseguidos, secuestrados, torturados y asesinados “por portación de ideas”.
   Un intento medianamente reciente se remonta a junio de 2014 cuando Doña Cristina entonces Presidente decretó la creación de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional poniendo a su frente al filósofo, ensayista, político, presentador de TV y columnista de Página/12 don Ricardo Forster por entonces de 56 años de edad quien lucía como antecedente extra ser cofundador de “Carta abierta”.
   Realmente la historia no tendrá mucho para recordar de su actuación porque duró hasta que asumió Mauricio Macri el 10 de diciembre del año siguiente, cuando aún ni había conseguido un fabricante de sellos que concentrara en breve espacio la pomposidad de su cargo.
   Y como un reencuentro con el pasado con casi la misma intención pero con
distinto protagonista, el actual Presidente nominó a la titular de la Defensoría del Público, Miriam Lewin (quien vaya paradoja se recuerda que en un programa de TV destruyó a una artista) para que tomara a su cargo la conducción de NODIO, un nuevo observatorio dedicado a registrar, analizar y prevenir el caudal de informaciones y contenidos maliciosos y falsos en los medios de comunicación masivos, “para garantizar a la ciudadanía la protección contra noticias que promueven la polarización social y la violencia”. 
   El flamante organismo, que obviamente contará con una importante como numerosa planta de personal con sus gastos naturales y con desdén por eso del “achicamiento del Estado” trabajará según se adelantó en la detección, verificación, identificación y desarticulación de las estrategias argumentativas de noticias maliciosas, la identificación de sus operaciones de difusión y los sistemas de alertas", entre otras acciones, "con el objetivo de proteger a la ciudadanía comunicacional" según indicó la nueva funcionaria.
  Llegó tarde para intervenir, entre otras cosas, en el ocultamiento de 3500 muertos y su posterior blanqueo, dejando la duda en el sentido que se estima que ese tipo de maniobra pudiera haberse reiterado más de una vez.
   La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) puso el grito en el cielo remarcando su “preocupación por la creación de un organismo para supervisar qué noticias se publican en los medios de comunicación, y señaló que la instauración de este tipo de prácticas de vigilancia desde el Estado “conlleva un riesgo cierto de que estos sean utilizados como método sutil de disciplinamiento”.
   ADEPA no se limitó a tal enojo sino que suscribió una declaración en la que señaló queMonitorear el pensamiento no favorece la libertad de expresión”, agregando que “una cosa son las iniciativas provenientes de la sociedad civil para promover el análisis crítico de los contenidos que circulan en el ecosistema digital”, pero otra muy distinta es cuando provienen de organismos públicos “que perfectamente pueden utilizar estos mecanismos de observación como una suerte de censura indirecta”.
   Ni más ni menos.
   Así como lo del talentoso Ricardo Forster pasó virtualmente inadvertido como gestión, bien vale el cuestionamiento que se hace al engendro burocrático que llevará el espionaje liso y llano a un nivel de supuesta legalidad, que -opinión personal y posiblemente pasible de ser calificada como reduccionista y primaria- instauraría una curiosa y folklórica instancia de chismerío de conventillo.
   No hubo escarmiento ni toma de conciencia por lo de Milani ni por otros episodios vinculados con el fisgoneo que llevaron a la práctica tanto el
kirchnerismo como algunos adláteres de Mauricio Macri, pese a que en este caso se buscó el piadoso acto de cubrirlo con el blindaje que imponía la inteligencia previa a un encuentro internacional de primeros mandatarios.
   Y así estamos hoy los periodistas y se me ocurre asumir esa sensación -otra vez a título personal- de sentirme tan importante como para que me espíen en la recoleta intimidad… de mi profesión.
   Aunque por otra parte se me ocurre sentir que desde el poder buscan, como el domador hace con el caballo indómito y cerril, de auscultarle las cosquillas (una especie de censura previa) para clavarle allí “las lloronas” y amansarlo a fuerza de tortura y de dolor.
   ¿Es necesario que el Estado -nosotros- pague toda una estructura exagerada para que se intente enseñarnos a pensar como ellos quieren?
   Suena ridículo porque el resultado puede ser el silencio, que suele estallar más estruendoso que un alarido.
Gonio Ferrari
 

2 comentarios:

  1. Para qué agregar más. Ya lo dijist
    e todo

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    1. LO PEOR DE TODO, QUE ESTO ES SÓLO EL COMIENZO DE LA MORDAZA...

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