AQUELLA
“REVOLUCIÓN DE 1810”
QUE TODAVÍA NO HA TERMINADO
Aunque hoy celebramos 212 años de aquella
revolución, la realidad pone en duda que hubiéramos aprovechado para los
tiempos las lecciones de nuestra propia
historia.
Los políticos coinciden al menos en eso, pensando ala Patria como la construcción
de una gigantesca obra para nuestro bienestar y para todos los hombres de buena
voluntad que quieran habitar su suelo.
Y cada 25 de Mayo desde que me acuerdo, hoy a 212 años de la gesta, vuelvo a considerar oportuno pensar en voz alta qué esla Patria , desde mi simple
condición de ciudadano.
Debe serla Patria el
paraíso donde podamos vivir en paz y en libertad porque representa decencia,
trabajo, sacrificio.
La Patria es el esfuerzo
cotidiano, más allá del bolsón, el subsidio o la beca para descansar sin
haberse cansado.
Es honestidad a ultranza; entrega, amor por las raíces y generosidad con nuestro prójimo.
La Patria es construir y no
mentir.
Es buscar el bien común.
Es gobernar y obrar sin soberbia ni autoritarismo.
La patria es la práctica de la autocrítica y aunque duela, el reconocimiento de los errores cometidos.
La
Patria es administrar honradamente lo que tenemos y elaborar
aquello que tanto necesitamos y nadie lo brinda.
La Patria , por muchos
devaluada en su concepto, es educación, seguridad, justicia y salud para todos
sin elegidos, privilegiados ni marginados.
La Patria también -y jamás lo
olvidemos- es el respeto a los que piensan distinto y a la Patria la hacemos por igual
en el campo y en la ciudad.
La transpiramos en la calle, en la fábrica, en las escuelas y en el surco.
La Patria es diálogo, debate,
disenso, discusión civilizada y respetuosa.
La Patria, nuestra Patria no es de civiles ni de militares, sino de argentinos.
La Patria no es solo un mundial deportivo ni lo es disfrazarnos de argentinos por algunos días.
La Patria es también rebeldía
ante la injusticia, cariño por lo nuestro y consideración hacia el prójimo.
La Patria envilecida por la
corrupción, solo se cura con justicia honestamente independiente y no con la
obediencia debida de algunos jueces.
Trabajemos unidos, codo a codo, desde arriba hacia abajo y no perdamos tiempo, para que la desunión y los desencuentros no sigan siendo más rápidos que los relojes.
Porque en verdad, aquella revolución aún no ha terminado.
Por eso, viene como anillo al dedo recrear una antigua declaración que quiero compartir con todos como para refirmar tal concepto:
“Los medios de protección quela
Constitución nos proporciona, son la libertad y los
privilegios y recompensas conciliables con la libertad. Los argentinos hemos
sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente.
Se nos alentó a consumir sin producir. Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad, nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia.
Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y el capital.
¿Qué duda cabe que la ociosidad es el manantial de la miseria? La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas.
Es preciso marcarla de infamia: ella engendra la miseria y el atraso mental de los cuales surgen los tiranos y la guerra civil, que serían imposibles en medio del progreso y la mejora del pueblo”.
¿Quién dijo todas estas verdades?
Fue Juan Bautista Alberdi, en marzo de 1855 firmando con el seudónimo “Figarillo”.
Desde entonces han pasado 167 años y es como si lo hubiera dicho ayer.
Gonio Ferrari
QUE TODAVÍA NO HA TERMINADO
Los políticos coinciden al menos en eso, pensando a
Y cada 25 de Mayo desde que me acuerdo, hoy a 212 años de la gesta, vuelvo a considerar oportuno pensar en voz alta qué es
Debe ser
Es honestidad a ultranza; entrega, amor por las raíces y generosidad con nuestro prójimo.
Es buscar el bien común.
Es gobernar y obrar sin soberbia ni autoritarismo.
La patria es la práctica de la autocrítica y aunque duela, el reconocimiento de los errores cometidos.
La transpiramos en la calle, en la fábrica, en las escuelas y en el surco.
La Patria, nuestra Patria no es de civiles ni de militares, sino de argentinos.
La Patria no es solo un mundial deportivo ni lo es disfrazarnos de argentinos por algunos días.
Trabajemos unidos, codo a codo, desde arriba hacia abajo y no perdamos tiempo, para que la desunión y los desencuentros no sigan siendo más rápidos que los relojes.
Porque en verdad, aquella revolución aún no ha terminado.
Por eso, viene como anillo al dedo recrear una antigua declaración que quiero compartir con todos como para refirmar tal concepto:
“Los medios de protección que
Se nos alentó a consumir sin producir. Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad, nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia.
Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y el capital.
¿Qué duda cabe que la ociosidad es el manantial de la miseria? La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas.
Es preciso marcarla de infamia: ella engendra la miseria y el atraso mental de los cuales surgen los tiranos y la guerra civil, que serían imposibles en medio del progreso y la mejora del pueblo”.
¿Quién dijo todas estas verdades?
Fue Juan Bautista Alberdi, en marzo de 1855 firmando con el seudónimo “Figarillo”.
Desde entonces han pasado 167 años y es como si lo hubiera dicho ayer.
Gonio Ferrari
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