29 de mayo de 2022

S.L.B.: CÓRDOBA ATESORA ÍCONOS QUE DEBEN SER RESPETADOS - NUEVOS BILLETES PARA DISIMULAR LA INFLACIÓN - OMNIBUS NUEVOS, BOLETO CARO Y SERVICIO MEDIOCRE - ¿QUIÉN PUEDE CREER QUE HEMOS CRECIDO ECONÓMICAMENTE? - LOS PRECIOS DESAPARECIERON EN LAS VIDRIERAS - EL PODER Y SU COSTUMBRE DE ESCONDER HECHOS DELICTIVOS - CONCEPTOS Y ADVERTENCIAS QUE NAUFRAGAN COMO FRUTO DE CONTRADICCIONES, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 727 emitido el domingo 29/5/2022 en dúplex por la AM580 y la FM88.5 ambas dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba.
 
53 años atrás, la inolvidable gesta
CORDOBA TIENE ÍCONOS QUE MERECEN MEMORIA
Y RESPETO DE SU GENTE Y DE  LAS AUTORIDADES
 
  Córdoba atesora en el calendario de sus grandes acontecimientos, varias gestas que el tiempo implacable a su paso no ha conseguido borrar, aunque como a veces suele ocurrir, no faltan los cultores de las travesuras para llevar esos grandes hechos por terrenos equivocados, y con destino de modificar la historia o de sepultarlas en la ominosa tumba de los olvidos.
   Pero antes de juzgar uno de esos casos, recordemos este día, el de hoy, cuando a esta hora exactamente de 53 años atrás, más de 500 soldados de nuestro Ejército se apearon de los camiones allá, en la puerta del aguaducho y a metros del Hospital de Clínicas sobre calle Santa Rosa, pusieron rodilla en tierra y a la orden de quien los comandaba apuntaron hacia arriba y allí escuché la más atronadora descarga de fusilería que recuerde.
   Las fuerzas militares -era el Día del Ejército, como ahora lo sigue siendo-  se hicieron presentes para recuperar la ciudad de un Cordobazo que ya era noticia mundial.
   Me tocó estar allí con Pedro el Cabezón Carranza, fotógrafo de acción lamentablemente ya desaparecido porque integrábamos la dupla de La Voz del Interior que estaba cubriendo ese acontecimiento. Por supuesto que al vernos en condición de periodistas nos prepearon, dijeron que nos iban a fusilar y abrieron nuestras cámaras para velar los rollos de las tomas que habíamos logrado y por suerte, no se avivaron que de cada rollo sacábamos ocho o diez fotos, rebobinábamos y escondíamos esos rollos en las medias, cargábamos otra vez las cámaras, nos acomodábamos los cascos y seguíamos laburando.
   Era el “Cordobazo” y nuestra condición, en consecuencias, pasó de ser testigos a protagonistas de situaciones límites que aún nos erizan los recuerdos.
   Es toda le referencia que quiero hacer de esos días porque es la historia y los testimonios que atesora, la mejor fuente para ilustrarnos acerca de aquello que muchos, con el tiempo, pretendieron y no faltan los que pretenden manotear la paternidad, pero esas son cuestiones que deben arreglar alguna vez, con honesta sinceridad, los políticos, sindicalistas, dirigentes estudiantiles y activistas de entonces.
   Nosotros más que testigos, quiero repetirlo, fuimos protagonistas y llegamos a formar un colectivo que la creatividad de Tony López Yapur, por entonces camarógrafo, bautizó como “29 Testigos de la Historia” que era el número de sobrevivientes que unos siete o más años atrás nos integramos en la intención de preservar para los tiempos la memoria cabal, apartidaria, alejada de las miserias humanas por trascender, y centrada en nuestra condición, vale decirlo una vez más, de sobrevivientes de una cobertura periodística monumental.
   Ya integrado tuvimos interesantes reuniones donde la camaradería y las anécdotas intercambiadas ocupaban nuestros tiempos de nostalgias. Nos volvimos a emocionar con algunos detalles y suscribimos un tácito acuerdo de elaborar algo así como una vacuna contra los olvidos.
  Nos prestaron una habitación en el Concejo Deliberante, otorgaron a “29 Testigos…” un subsidio de unos 20 mil pesos para funcionamiento, compra de papelería y otros gastos menores que aseguraran nuestra subsistencia y nos llenaron de otras promesas desde el gobierno, vaya ironía, del “cordobesismo” que una vez nos convocó a una reunión preparatoria en la Unicameral para diseñar acciones que asegurarían la supervivencia de este grupo que sin filiación política, sindical ni ideológica, tenía como único objetivo poner a salvo la memoria de aquel 29 de mayo de 1969.
   Cuando desde el poder advirtieron que la mayoría de los miembros de aquel emprendimiento no estábamos dispuestos a ser utilizados política ni ideológicamente, todo se derrumbó porque ni siquiera contestaron las notas que les cursábamos, entre ellas el pedido de asignar uno, tan sólo uno de los sorteos de la Lotería de Córdoba, de esta Córdoba del Cordobazo, con los debidos controles y rendiciones de cuentas que asegurara nuestra subsistencia, llegamos a un final de virtual disolución.
   No somos de callarnos ni de tragar sapos.
   Tres años atrás, la Unicameral realizó una sesión especial con motivo de la proximidad del 7 de junio, consagrado como Día del Periodista, en este caso del 2019, ocasión en que el cuerpo legislativo y por iniciativa de la legisladora Soher El Sukaría, se destacó un reconocimiento a la trayectoria de tres cordobeses: Gustavo Tobi, Rebeca Bortoletto y quien les habla, me llamo Gonio Ferrari, destacando nuestras trayectorias de varias décadas.
   Fotos, TV, radios, abrazos, felicitaciones, augurios y una que otra hipocresía y debo consignar que en esos casos, los homenajeados suelen dirigirse a los allí presentes con palabras de circunstancias, lo que ha ocurrido en varias ocasiones similares.
   Juro solemnemente que mi intención era decir algo, pero me pareció que no hubiera sido correcto aprovecharme de esa circunstancia para hacerme escuchar, así que conversando con el titular del cuerpo legislativo en ese momento, el joven Daniel Passerini, decidí no ocupar el lugar de los oradores pero a una sugerencia de su parte, acepté dejarle lo que había preparado, señalándome que al texto lo incorporaría a la versión taquigráfica de esa sesión, repito, del 5 de junio de 2019.
   Luego de las palabras de agasajo que recibimos, usó de la palabra el Presidente Sr. Daniel Passerini y lo que les voy a leer textualmente es parte de la sesión de aquel día:
   “Sr. Presidente (Passerini).- Dejamos constancia de que uno de los homenajeados, Gonio Ferrari, tenía una nota para leer y, como no lo ha hecho, me la dejó y la vamos a adjuntar a la versión taquigráfica, incorporacion solicitada por el leg. Passerini. Nota del Sr. Ferrari:
“Sostenía Goethe que “sólo es digno de libertad aquel que sabe conquistarla cada día”, y esa ha sido mi brújula en esta profesión, quizás la más invadida de todas. Me congratulan las presencias en este recinto aunque, a decir verdad, son las ausencias las que también me enaltecen. Ambas me confirman que profesionalmente debo sentirme pleno en cuanto al respeto y la práctica de mis libres convicciones periodísticas. Y, si me permiten, es correcto y oportuno que, en su momento y por estar vigentes como parte de la historia cordobesa, se hayan acordado de la barra de Talleres y de la importancia de los cuartetos que ya tienen su lugar de evocación. Lo que les pido ahora, como veterano de esta ciudad y de esta provincia maravillosa, es que no cometan el pecado cívico de olvidarse del Cordobazo que, más que recordaciones y ofrendas, merece un museo, aunque su auténtico espíritu no sirva como generador de conductas a la hora de votar. Desde el 2015, no tenemos noticias de la sugerencia que hiciéramos al cordobesismo para la creación de un Museo del Periodismo Argentino. Más o menos desde entonces, esperamos respuesta de la Lotería de Córdoba -de Córdoba del Cordobazo- a una solicitud de dedicarle un sorteo, de los 55 -más o menos- que realiza anualmente, para su sostenimiento. La asociación civil “29 Testigos de la Historia”, que integramos quienes vivimos el Cordobazo, tiende a morir. El Cordobazo no fue una expresión sectorial, sino una señal de hartazgo generalizado frente a las injusticias y los privilegios más allá de las banderías ideológicas. Esa gesta no merece ser parte de los olvidos. Es un honor, como ciudadano y caminador de noticias, que nos hayan tenido presentes, con mi cariñosa recordación a los colegas que fueron quedando en el camino”
   Ahora volvemos a la realidad: Iconoclastas son los herejes que niegan el culto debido a las sagradas imágenes, que son los íconos.
   Es todo lo que puedo decir ahora, como homenaje al Cordobazo, en una ciudad que dejando atrás todo lo peyorativo que alguien pudiera endilgarle porque también es un merecimiento, que tiene un museo del cuarteto, que agasaja a violentos de las tribunas, que hoy hace carreras de bicicletas en lugar de recorridos por los sitios emblemáticos de aquel Mayo del ‘69 y que esconde o pretende manipular el espíritu, la esencia y la paternidad de una gesta estudiantil, sindical y popular de la que debiera sentirse legítimamente orgullosa.
   Como nos sentimos los que aún sobrevivimos de aquellos 29 testigos de la historia.
 
El más caro de los nuestros no vale ni 5 dólares
LOS NUEVOS BILLETES CAMBIARON SU CARA
PERO SIGUEN ENCUBRIENDO A LA INFLACIÓN
 
   Se tomaron las cosas casi como creyendo con tozuda firmeza que nuestra economía y absolutamente todo lo que se mueve con dinero contante, aunque no sonante por la muerte de las monedas, se hubiera activado de manera considerable cambiándole los billetes que se diseñaran pocos años atrás reemplazando los rostros de algunos próceres por la liviandad incuestionable de algunos animales autóctonos.
   Está visto que nada de eso sirvió porque la economía argentina sigue bajando escalones hacia su decrepitud y no es cuestión de fríos números sino de una realidad que nos abruma, por la falta de ideas que viene demostrando el poder para enderezar la situación.
   De poco servirán los nuevos papeles pintados, si el billete más grande aunque tenga nueva cara, irá costando hora tras hora y centavo a centavo siempre menos que 5 dólares estadounidenses, lo que obliga a una imparable actividad de la Casa de la Moneda cuyas impresoras están activas las 24 horas de cada día de los 365 días del año, en una alocada emisión que no llegará a cubrir la creciente demanda que sin dudas la propia depreciación obliga.
   El enorme costo logístico de empecinarse en mantener en reserva los billetes ya seguramente diseñados de dos mil, cinco mil, diez mil y vaya Dios a saber de cuáles otras cifras, tiene también su costo político, porque no deja de ser una forma poco sutil y ya percudida de esconder o al menos maquillar, una inflación que viene demostrando ser incontrolable e inmanejable.
   Recordemos que en algún momento fuimos récord, cuando llegamos a emitir y

hacer circular billetes de un millón de pesos, con los que ahora no alcanzaría para comprar ni un cigarrillo, lo que es una demostración de nuestra decadencia aunque desde el poder intenten vanamente disimularla, aunque no hayan sido los únicos responsables y ni hablemos de tomar medidas que reviertan la situación.
   Tenemos billetes nuevos, crujientes, resbaladizos y atractivos en cuanto a colorido y justificación histórica de cada imagen, pero que de nada nos sirve en estos momentos de carestías, aumentos desmesurados, burla a eso que le llamaron “precios bajo control” y otras sandeces que lo único que consiguen es aumentar el mal humor social y la desesperanza en la población.
   De nada sirven los nuevos diseños, si con el más valioso no alcanzamos siquiera a comprar un kilo de carne, dos kilos de criollitos o pagar, en Córdoba, 15 boletos del transporte urbano.
 
Transporte urbano de pasajeros
70 PESOS CUESTA EL BOLETO Y LA CALIDAD DEL
SERVICIO NO ALCANZA A JUSTIFICAR SU PRECIO
 
   Como si todo respondiera a una malsana sucesión de atropellos contra el sufrido y castigado bolsillo de los cordobeses, el poder concedente avaló un aumento, otro más, en el precio del boleto urbano en el mal servicio de transporte colectivo que demora y demora en ponerse en condiciones de ser calificado como de calidad y acorde con su precio, uno de los más elevados del país.
   Otra vez la triquiñuela en el tácito acuerdo empresario-sindical presionó hasta lograr su reiterado objetivo de mayor precio utilizando como siempre y sin que se avive la autoridad, de utilizar a miles de rehenes que son los usuarios, como apoyo a demandas y caprichos.
    Se dijo desde el comienzo, en campaña y hasta estos días, que con la tarifa nueva mejorarían las prestaciones, pero hágale usted entender esa mentira a los sufridos vecinos, que esperan hasta una hora el paso de un bondi que los lleve, si es que se detienen en las paradas porque vienen colmados de gente.
   El tema es que la situación seguramente tenderá a mejorar o ser menos pésima a medida que nos aproximamos a las elecciones más cercanas, para las que ya asoman los candidatos como si hubieran logrado laureles en sus gestiones.
   El márketing todo lo consigue, aunque en verdad, ese todo es exagerado porque la paciencia de los cordobeses tiene límites, y es probable que exista alguna lógica reacción si se reiteran ciertas consecuencias, como por ejemplo la repetida pèrdida de conquistas de otros trabajadores que dependen de la movilidad para no perder presentismo y puntualidad, que se cobran como extras cuando se respetan y se cumplen.
   En esta pelea absurda de trabajadores perjudicando a otros trabajadores, nunca hay ganadores porque los perdedores son, en números, muchos más que los que se vanaglorian de las ventajas conseguidas, sin pensar ni darles vergüenza que fue perjudicando a sus pares, tan laburantes y merecedores como ellos.
   No es justo que esto siga ocurriendo, frente a la pasividad cercana a la indiferencia, de quienes tienen en sus manos el poder para equilibrar la situación.
  
Megacausa del Registro: siempre algo nuevo
ESO   DE  LAS ÍNTIMAS  CONVICCIONES
A VECES NOS SEPULTA EN LAS DUDAS
 
   Es una verdadera y angustiante incógnita saber si existe algún control sobre las actuaciones judiciales en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba. No pierde vigencia destacar que el encierro sistemático sin juicio practicado fue unánimemente rechazado por cuanta instancia ajena al Poder Judicial cordobés leyera la causa, ningún organismo, local, nacional, internacional, vinculante o no vinculante, avaló lo actuado en Córdoba. 
   Una cuestión estrella es el tema de las pruebas y hay un caso muy curioso, en el que el juez escribe, (puede leerlo con claridad quien quiera), que no existen pruebas, ni testigos de lo que acusa, y que no sabe cómo participaron, pero, de todas maneras, y amparado en su íntima convicción, decide que permanecerán presos a menos que puedan demostrar que no lo hicieron.
   Si mis neuronas no fallan, bajo esta premisa cualquier ciudadano podría ser apresado por cualquier hecho, y considerado culpable hasta que demuestre lo contrario. 
   Según la Real Academia Española a la que siempre acudimos una prueba es cualquier razón, argumento, instrumento u otro medio con que se pretende mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de algo.
   Mucho se discute sobre la interpretación de las pruebas que debe realizar un juez, ¿pero si el juez dice que no tiene pruebas? 
   La Comisión Internacional de los Derechos Humanos sostiene que cuando la prisión preventiva es larga existe una especie de presión sobre el magistrado que evalúa las pruebas y aplica la ley, para condenar y justificar el encierro, aunque los elementos de convicción no sean contundentes. 
   En esta causa se conformó una comisión especial para juzgar, siempre el mismo fiscal, el mismo juez y la misma Cámara. ¿Será para responder a esta presión sin cuestionamientos? ¿Habrá también alguna presión sobre los controles?
   El tiempo pasa, implacable, y sólo suma más interrogantes. 
 
Esa mala costumbre de “dibujar” cifras
ES PARA  EL  REINO  DE  LAS  UTOPÍAS SOSTENER
QUE HEMOS CRECIDO COMO NADIE EN LA REGIÓN
 
   La Argentina será el país que más crecerá en 2021 en la región, con un incremento proyectado de al menos 9,8% en el Producto Interno Bruto, según un informe elaborado oportunamente por especialistas de la Universidad Nacional de Moreno.
   En lo que respecta a 2022, la misma fuente sostiene que el nivel de crecimiento dependerá «del tipo de acuerdo» que se hubiera alcanzado con el Fondo Monetario Internacional y en otro informe se resaltó que este año «Argentina será el país que más crecerá pero también fue el que más cayó el año pasado en Latinoamérica”.
   Respecto a las proyecciones para el año que viene, los integrantes del Centro de Estudio de Economía Política y Desarrollo advirtieron que el Gobierno apuesta a que el acuerdo con el FMI «contemple la menor carga de condiciones posible sobre la economía argentina, en particular en el plano fiscal, de empleo y en el nivel de crecimiento esperado para los próximos años, restricciones que seguramente habrá solicitado el FMI a cambio de refinanciar vencimientos.
   Todas estas son apreciaciones eminentemente técnicas y demasiado teóricas como para tomarlas como la realidad revelada, que sinceramente es otra y lo estamos padeciendo algunos, soportando otros y aprovechando los más pìcaros, despiertos y avispados.
   Pero todas estas apreciaciones de las que se hicieran eco algunos encumbrados funcionarios del poder central, mostrando una actitud triunfalista absolutamente divorciada de lo que estamos viviendo, nada tienen que ver con el día a día de los argentinos.
   Si esa es la situación y tal el pronóstico, que alguien explique simplemente y sin tantos tecnicismos ni estadísticas dudosas, por qué la inflación nos viene devorando, por qué la pobreza aumenta a niveles escandalosos, por qué la desocupación supera todos los límites previstos pese a las gangas que sostiene el gobierno a través de sus arcas para continuar con el clientelismo.
   Y nos quieren vender una imagen como que ahora nomás ya seríamos la envidia latinoamericana y si es así ¡cuánto padecerán nuestros hermanos universales, cercanos o no….
   Es como si quisieran que nos convenciéramos que el año pasado fue floreciente, que el actual pinta para lo mismo y que todas las penurias se terminarán casi por un absurdo decreto de necesidad y urgencia.
   Porque la necesidad es acuciante, tiene plazo casi fijo y reacciones impensadas y la urgencia ha pasado a ser el pan nuestro de cada día…
 
Tiempo atrás era obligación hacerlo…
¿POR QUÉ LA  MAYORÍA  DE LOS  COMERCIOS  DEL
CENTRO NO COLOCA SUS PRECIOS EN VIDRIERAS?
 
   Eso de andar por el centro o por los barrios mirando los escaparates de los negocios, algunos humildes y otros lujosos, con profusión de colores y de luces, no deja de ser un paseo para recrear la vista aunque el bolsillo no acompañe en los deseos ni en la vocación por endeudarnos que tenemos los argentinos. Eso de “mirar vidrieras” es tan viejo como la espalda, por lo que se transformó en obligado caminar cuadras y cuadras, en la tarea mental de ir comparando precios para decidir luego por lo más conveniente, sin haber entrado a ninguno de los locales porque cada artículo exhibido hacia afuera, mostraba su precio.
   Si hasta creo que existe una ley o disposición que obliga a los comerciantes a colocar el valor de lo que está a la venta, como la mejor manera de orientar a los eventuales clientes en su búsqueda, pero esa costumbre en los últimos días ha entrado al tobogán de los olvidos, porque es notable la cantidad de comercios que prolijamente, han retirado los rótulos de la verdad, donde están o no las posibilidades de ser comprados.
   No alcanzo a comprender, pese a ser algo así como un comprador compulsivo, el porqué de esa actitud y es cuando prevalece la íntima maldad de sospechar las causas, por lo que llegamos a preguntarnos: ¿será para decir el precio, según la cara del cliente? ¿Será para encubrir los recargos que malamente se aplican incluso en los pagos con débito? ¿Será para obligar a los interesados por un artículo a que regateen el precio y así el vendedor obtener un precio mejor?
   Las dudas son muchas, y es necesario que la autoridad respectiva se haga un paseo por el centro y más allá, para verificar esta curiosidad e imponer, si existe alguna obligación al respecto, los correctivos que sean necesarios.
 
¿La intención es instaurar la seguridad como sensación?
EL PODER SIGUE  CON SU  PÉSIMA COSTUMBRE DE
ESCONDER MUCHOS GRAVES HECHOS DELICTIVOS
 
   Parece que no les entran balas a las autoridades encargadas de nuestra seguridad, o mejor dicho con actualidad, de nuestra inseguridad, porque es lo que reina en esta Córdoba, que ahora es geográficamente una gigantesca zona roja virtualmente dominada -y no es ninguna exageración- por el hampa y el narcotráfico.
   Desde la cúpula del poder siguen gastando y derrochando en vehículos, comunicaciones, tecnología televisiva, incorporación de personal y resulta que a la hora de las estadísticas -me refiero a las estadísticas serias, no a las oficiales con su clásica liviandad- se dan como ganadores de una lucha en la que vienen perdiendo round a round y ni siquiera empatando uno.
   Los ladrones se avivaron que ni siquiera con cámaras de TV los pueden identificar y detener en la mayoría de los casos, pese a que se obtienen casi fotos carnet, pero en cambio esas cámaras dispuestas y pagadas para la prevención y lucha contra la delincuencia, se mal usan ahora para pescar infractores de tránsito, con la consecuente ventaja de la incorporación de dinero a las arcas provinciales y comunales, total la prevención puede esperar…
   Pero lo peor de todo en este incierto y absurdo panorama que muestra a un hampa vencedora e indomable, es que se entró en la costumbre, que ya lleva su tiempo, de pensar que ocultando el conocimiento público de los hechos delictivos, esos hechos no existen.
   Con alarmante y creciente frecuencia vemos ya sin sorpresa que los medios gráficos divulgan episodios delictivos de alta gravedad, como “copamiento” de domicilios con espantosas consecuencias, de lo que la autoridad respectiva no dio cuenta.
   Sería cuestión de hacerles notar una vez más que el ocultamiento de esos sucesos lleva a una falsa creencia de estar protegidos, se relajan los cuidados y es lo que esperan los marginados de la ley para perpetrar sus fechorías.
   No es bueno esconder la realidad, si esa realidad nos ayuda a precavernos, a cuidarnos más, a protegernos mejor y no a caer al ridículo de creer que nos podemos sentir seguros, cuando vemos en nuestro alrededor el avance de la delincuencia, el asentamiento geográfico del narcotráfico y lo que es peor, esa actitud cercana a lo displicente, como si nos quisieran meter en el alma que ahora lo nuestro, con la seguridad que nos mienten, es una placentera sensación.
   Es hora y lo dijimos hasta el cansancio, de diseñar, legislar, aplicar y controlar una política integral que garantice la tranquilidad ciudadana.
   Es hora, señores de la seguridad, que hagan un mea culpa, que no es orinarse encima, sino asumir su fracaso para encontrar sangre nueva, sin compromisos ni amiguismos, que trabaje en procura de recobrar aquella seguridad y tranquilidad que tiempo atrás, merecidamente, supiéramos gozar.
 
De idioteces y difundidas “tarjetas amarillas”
SERIOS Y AMENAZANTES CONCEPTOS NAUFRAGAN
POR  EFECTOS  DE INCREÍBLES  CONTRADICCIONES
 
   No sería novedad para el caso del actual presidente de la Nación ni de otros que supieron ocupar tan alta responsabilidad, recordarles ciertas contradicciones discursivas que hicieron historia, pero una de las más recientes, cuando el Dr. Fernández, penalista y docente, trató con desconsideración a quienes violaban la cuarentena, o encierro, o como se nos antoje llamar a aquellos meses de enclaustrarnos el 99 por ciento de la población mientras la ínfima minoría se reía de los peligros de contagiarse y de contagiar a su pròjimo.
   Hasta que vino aquel cumpleaños en Olivos, que no es necesario entrar ahora en detalles acerca de sus consecuencias.
   Pero si, en homenaje a la memoria, es bueno recordar de qué manera el Dr. Alberto Fernández mostraba su verbal tarjeta amarilla a quienes alentaran la intención de burlarse de la ley.
   Nada mejor que escucharlo y no olvidarlo jamás…
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   La grabación con parte de un polémico y amenazante discurso que pronunciara por cadena nacional el Sr. Presidente de la Nación considerando idiotas a quienes no respetaban el encierro que oportunamente dispusiera, puede ser consultada en la columna correspondiente a los audios, situada en la parte superior en el costado derecho de este blog.
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