Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos”, emitido el domingo 05-05-13 por AM580 Radio
Universidad de Córdoba.
CAOS URBANO: CRISIS DE AUTORIDAD
Si a cualquier ciudadano
se le ocurriera, en un ataque de ira o de locura romper un vidrio de una
propiedad privada a la vista de un policía, seguramente iría a parar a la
cárcel por lo menos, luego de pasar por el ritual del pianito, que es cuando le
pintan los dedos.
Y algún diligente fiscal se encargaría de
formular la acusación en nombre del Estado, porque para eso están, aunque a
veces sugestivamente no están.
Se pueden contar por decenas los delitos
cometidos por muchos descerebrados activistas de la UTA, estimulados en base a
birra, fernet u otras sustancias y es cuando uno se pregunta a dónde fueron
llevados por la fuerza pública por lo menos para que dejaran de hacer daño a
las personas, a la propiedad privada y al mobiliario urbano que es de todos,
incluso de ellos.
La policía que siguiendo órdenes absurdas
solo acompaña para que nadie ose defenderse de tamaño vandalismo, mira hacia
cualquier parte, escandalosamente, como si nada anormal estuviera ocurriendo.
Los sucesos más graves, acaecidos a dos o
tres cuadras del Palacio de Tribunales, sucedieron y fue como que no existieran
para nuestra amodorrada y políticamente dependiente Justicia, que tardó para
reaccionar el tiempo suficiente que les permitió a los vándalos desaparecer de
la escena.
Y en lugar de apersonarse al escenario de los
sucesos y actuar de inmediato, ahora se requiere que los medios y la gente
aporten fotos, filmaciones u otros elementos que les permitan iniciar acciones
que no llegarán a ninguna parte.
Varios grupos de exaltados, dañinos y
patoteros que habían cortado el tránsito en estratégicas esquinas, se hartaron
de burlar las leyes que amparan al resto de la gente, y la fuerza del derecho
naufragó estrepitosamente, porque unos pocos vulneraron derechos ajenos y
mayoritarios que el Estado tiene la obligación de tutelar.
Los caprichos no se combaten con otros
caprichos.
Los caprichos que generan conflictos
inmanejables, solo son posibles de neutralizar con la vigencia del principio de
autoridad, siempre que se tenga una buena espalda y no se le tema a eso tan
absurdo que los especuladores le llaman “costo político”.
Los violentos de la UTA ganaron las calles,
coparon las esquinas, dañaron a mansalva, lastimaron y robaron a la gente,
porque no hubo autoridad que se los impidiera, ni justicia que impusiera el
rigor que a veces dilapida en otras situaciones de mucha menor gravedad.
Esos dirigentes, que se llenan la boca
tratando de “compañeros trabajadores” al resto de la masa laboral cuando los
necesitan para decretar un paro general, se mofan de ellos sabiendo cuánto los
perjudican robándoles indirectamente los premios al presentismo y a la
puntualidad que los choferes manejan a su antojo, por obediencia debida,
angurria u oscuros acuerdos con las patronales.
Son los mismos choferes que después mariconéan
cuando la gente en defensa propia los insulta, y agradezcan que los usuarios
siguen conservando una calma que puede romperse en cualquier momento para que,
como decía Perón, hagan tronar el escarmiento.
Sugestivo también el silencio de los gremios
que nuclean a periodistas, fotógrafos y camarógrafos, por abandonarlos en una
situación tan crítica.
Esos gremios se preocupan más si Menéndez
los mira feo que cuando sus socios, los activistas de la UTA, les impiden trabajar, los
insultan, los golpean o dañan sus elementos de labor. Esto de Menéndez es solo
una comparación.
Oportuno sería que mis colegas periodistas
-ellos, independientemente de los medios en los que trabajan- acordaran no
cubrir nunca más las reuniones a las que son convocados por ese gremio cuyos
seguidores tanto los agreden, cuando la dirigencia necesita hacer conocer sus
proyectos, sus demandas o cualquier información.
Esta actitud la debieran tomar los movileros
mientras no gocen de las garantías necesarias para desempeñar sus tareas y
hasta que medien formales pedidos de disculpas, más allá de los discursos
hipócritas, acompañadas de la reposición del material dañado.
A los violentos no hay que darles ninguna
ventaja, pero parece que la
Municipalidad de Córdoba, el gobierno de la provincia y su
policía y la Justicia,
no piensan de igual manera.
Porque son ellos, y nadie más, los
responsables de la crisis de autoridad que se ha fortalecido entre nosotros.
El caos en que vivimos no tiene otra
explicación.
Esto, con perdón de la mesa, no es para
cagones.
RIESGOSO
PERIODISMO CALLEJERO
No es tan solo una simple cuestión de
profesionalismo, obligación laboral, compromiso y adrenalina.
Es difícil que alguien lo haga por cobrar
fama, notoriedad, dinero en el corto plazo o consideración de la gente.
Nadie, y opino en base a experiencia, se
expone a ciertos y ya conocidos peligros y riesgos, si no es por la más
desenfrenada de las pasiones.
Porque hacer periodismo de calle es
apasionante; la mejor vacuna contra la rutina que imponen los escritorios o la
cómoda y reiterada consulta a Internet.
Trabajar en la calle es formar parte de una
permanente sorpresa; del placer o el terror que te pueden estar esperando en
cualquier esquina.
Por eso estoy seguro que mis colegas, los
movileros de radios, televisión o gráfica, no dejarán de hacer lo suyo pese a
los ataques de los que impunemente son víctimas.
En la calle, en el Concejo Deliberante o en
cualquier otro recinto, de las veces que han sido atacados, lastimados y
despojados de sus elementos de trabajo y también de lo que habían documentado,
jamás se encarceló a nadie, teniendo de los autores nombre y apellido,
funciones y domicilio.
Igual que esos valientes, de cara tapada,
que consideran al periodismo culpable y actúan como los imbéciles que golpean
al cartero que les lleva malas noticias.
Y esto va a seguir sucediendo porque incluso
para el poder, muchas veces no es conveniente retratar la realidad social y las
maneras violentas con las que se intenta corregirlas.
Va a seguir sucediendo, como lo mismo no
dejarán de trabajar en un ambiente hostil, con elevado riesgo, a cara
descubierta y con el corazón en la mano, muchos de los que ahora veo a veces
ensangrentados pero sin soltar su cámara o su grabador.
Lo digo desde el cariño y la admiración por
ellos y ellas, a quienes, haciendo lo mismo, los he visto crecer.
DIA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA
Suele ser un argumento de los gobiernos autoritarios, sostener que le
esta otorgando a los medios periodísticos y por ende a la ciudadanía, el
beneficio o la gracia de poder decir lo que se les antoje.
La necedad está en que
ningún gobierno debiera asumir esa temeraria potestad, porque la verdad sea
dicha, es un derecho consagrado como básico en los genuinos sistemas
democráticos.
Cuando desde el poder se
pregona la generosidad de dejarnos opinar o hablar, es cuando más se esconde la
censura disfrazada de varias sutiles maneras, como son el condicionamiento
económico a través de la pauta publicitaria, la discriminación a la hora de
informar o el perverso y tan aplicado sistema de premios y castigos.
Existe entre nosotros y
ya es conocida por su práctica habitual, la malsana costumbre oficial de
suponer que con la onerosa y por lo general inoportuna publicidad de los actos
de gobierno, que es un disfraz de promoción partidaria, se compran aplausos.
O que con los montos
exagerados que se destinan a los medios de mayor audiencia, se pagan silencios.
Ambas posturas, en
definitiva, son dos de las visiones que nos aporta esa insuperable vocación por
la hipocresía que caracteriza a muchos de nuestros políticos, y más aún cuando
manejan eso tan sensual que es el poder.
Después de todo, el
hecho de sentirse salvajemente libre está en cada uno de nosotros, con una sutil
diferencia: los que tomamos esa actitud como una forma de vida, y los grises
que al quedar bien con Dios y con Satanás, creen que transmiten una imagen de
libertad.
Y a la hora de hablar de
libertad de prensa, mi abierto desprecio profesional a los que se dicen colegas
y están enrolados en esa curiosa y obsecuente figura del “periodismo
militante”, cuando solo son desequilibrados propagandistas de un modelo
decadente.
EL
MUNICIPAL CESANTEADO
Cuando imperan los premios y los castigos,
es saludable conocer a quien se distingue, pero también la curiosidad nos lleva
a chusmear quienes son los castigados.
La implantación del sistema dactilar para la
entrada y salida de los empleados del palacio 6 de Julio disminuyó los efectos
de aquella vieja avivada, cuando un amigo marcaba el ingreso o el egreso de
varios compañeros.
La regla era hoy por ti, mañana por mí, y la
cadena era de nunca acabar.
Además el relajamiento de los controles de
ausentismo, es otro de los elementos que por su condición de complicidad,
encubre las ausencias que de otra manera, como por ejemplo el control externo o
tercerizado, no serían justificadas.
Al tipo que es el motivo de este comentario,
hay que entenderlo: era un fanático cultor del alpedismo y sin dudas un
compulsivo consumidor de criollos.
El estrés que le provocaba esa actitud
frente a la vida, lo llevó a una reacción lógica: no podía seguir así, con esa
llaga existencial que para colmo, lo privaba de su apego a la casa.
Y después de cobrar un montón de sueldos sin
siquiera ir a su trabajo, pero si a cobrar cada mes, alguien se dio cuenta del
asunto y tras una prudencial demora de seis meses, desde el departamento
ejecutivo le aplicaron una prolija e impostergable patada en el tugget.
Nadie sabe, ni el personaje en cuestión,
cómo hará para devolver lo malhabido, porque si o si, lo tiene que devolver.
Tampoco se sabe cuántos casos similares aún
existen.
Nadie sabe si hay actuaciones contra los
responsables de no haberlo controlado, y menos aún se sabe quien, se sospecha
del Dr. Juez, con qué necesidad lo nombró.
En un municipio sobredimensionado en su
planta de personal, que ridículamente necesita tercerizar algunos servicios, es
bueno también, aparte de la necesaria y postergada obra pública, limpiar hacia
adentro.
VENTAJAS
DE LOS CORRUPTOS
El
culebrón de denuncias, evidencias, desmentidos, arrepentimientos, amenazas e
indiferencia que vienen protagonizando Lanata, dirigentes políticos a nivel
nacional y miembros de la justicia, se encamina a una doble vía de
definiciones.
Una de ellas es la que lleva a la nada, como
ese costoso camino que se hizo en Santa Cruz, las valijas de Antonini y de
Riutort, el señero ejemplo de Marcelito Falo, los exagerados nombramientos en
nuestra municipalidad, el caso Skanska, el inútil faro de Schiaretti, la
situación de Boudou o sonados enriquecimientos ilícitos de ciertos e intocables
funcionarios.
La otra, es que todo ese zafarrancho más
cercano al conventillo que a los estrados de la Justicia, se diluya en
chicanas, pedidos de probation o “probéision” si así lo prefiere, o en un
seguro y firme camino a la prescripción.
El tema es ese maligno jueguito de las
dilaciones, de las demoras que nadie justifica y menos por la celeridad que se
necesita para encarar estas cuestiones tan delicadas.
Es llamativo e indignante que al conocerse
un caso delicado, no se actúe con la premura que la seriedad jurídica reclama y
necesita para ser efectiva.
Se demoran los trámites y el papelerío
inútil, solo con el propósito de ayudar a los cuestionados en su ímproba tarea
de limpiar huellas, fabricar coartadas o cambiar los escenarios de sus
tropelías.
Eso, aparte de la suerte que tienen algunos
en la designación de los jueces que atenderán su causa, es una burda manera, no
de burlarse de la justicia que es partícipe necesaria, sino de la gente; del
pueblo que demanda seriedad y celeridad, más que seguridad jurídica.
A lo mejor es cierto y razonable que a la Justicia hay que darle su
tiempo.
Pero es absurdo y sospechoso, que los
potenciales delincuentes tengan más tiempo de hacer sus tramoyas, que el apuro
de la Justicia
para investigarlos.
MENOS
REFLEJOS QUE UN ESTROPAJO
A
veces no es conveniente la mescolanza que genera cócteles explosivos, y nada
mejor que aportar algunos ejemplos, con los resultados y las variaciones que la
gente ya conoce.
Pihen, dirigente de un gremio cuestionador y
a la vez legislador por el partido gobernante; Dragún ministro de un área
altamente conflictiva como es Trabajo y a la vez mandamás de un gremio
industrial; Grahovac, ex secretario general del gremio docente y ahora ministro
de educación de la provincia, con serios diferendos con los maestros sobre todo
en materia de remuneraciones.
A lo mejor se me escapa alguno,porque nadie
es infalible.
El tema viene a cuento de esa curiosa
aplicación de la ilegalidad de un paro, como el violento movimiento en tal
sentido instrumentado por la UTA
con el indisimulable beneplácito de la patronal empresaria, que aprovechó la
doble presión en beneficio propio.
Ya verán que en pocas horas, piden aumento
del boleto.
Pero volvamos a la otra cuestión: se hizo el
paro dentro de una conciliación obligatoria, se desoyeron intimaciones, se
ejerció violencia muchas veces con raíces etílicas, se robó a transeúntes, se
golpeó a inocentes, se conculcaron libertades ajenas, se cometió un daño
irreparable a la inmensa mayoría de la masa laboral cordobesa, y al poder
provincial no se le ocurrió ni restablecer el orden ni declarar ilegal la
medida.
Perdón… pero si me disculpan, debo confesar
que me equivoqué.
La ilegalidad del paro fue decretada
poquitas horas antes que expirara su vandálica y agresiva vigencia, en una
muestra de inocencia o de carencia de reflejos.
Ese ha sido el más reciente de los casos, de
esos matrimonios políticos que de entrada nomás, muestran que uno, o los dos
contrayentes, pusieron los cuernos a su pareja.
Y viceversa…
DIA DEL TRABAJADOR
Ya pasó el día nuestro, de los que abrazamos la cultura del trabajo, que no deja de ser una innegociable convicción que nos enaltece ante la sociedad.
No hay para qué extendernos en discursos, sino más bien en una especie de enunciación de principios, que hacen a la dignidad de trabajar.
Como siempre y en casi todo el mundo, la celebración del día del trabajo, o del trabajador, fue motivo para reuniones multitudinarias como los casos de La Habana y Moscú por ejemplo, o con la sagrada expresión del locro, entre nosotros.
Aquí el clima en los años más recientes ha sido adverso para los seguidores del criollo potaje, porque la temperatura más cercana al calor que al fresco, acentúa los efectos de una ingesta que por lo general, es descontrolada.
Los efectos se advierten recién por la noche o entrada la madrugada, cuando es común que en los casos de los matrimonios, se produzcan ruidosos y momentáneos divorcios o abandonos del lecho.
También entre nosotros, los valientes, combativos y solidarios de la UTA lo festejaron por anticipado con su acostumbrada e impune manera, agrediendo a sus “compañeros trabajadores” al dejarlos sin poder regresar a sus hogares, a transeúntes más trabajadores que ellos y a periodistas, molestos trabajadores que cometen la torpeza de documentar en cada reclamo o capricho de ellos, los de la UTA, sus atropellos, su prepotencia, su vocación vandálica y su desprecio por sus pares.
Quiero de paso ofrecer un humilde reconocimiento a todos los dirigentes sindicales que ofrendaron buena parte de sus vidas, en la diaria fragua de la lucha gremial, sin claudicaciones ni privilegios.
A los que siguieron siendo ejemplo de fervor laboral en su trabajo cotidiano y no vivieron prendidos a la licencia sindical, en cuyo nombre se cometen tantos abusos.
Quiero eximir de este reconocimiento, por estrictas cuestiones de justicia, a los que se sirven de su condición de dirigentes, en provecho propio, de sus familiares, de los amigos y de las amigas, porque no merecen figurar en el cuadro de honor de los honestos.
Quiero, en definitiva, valorar el esfuerzo de tantos hombres y mujeres que se dignifican laburando, sacrificando su descanso, buscando siempre algo más para hacer; para sentirse útiles, para saberse capaces, que es la manera más maravillosa de sentirnos libres.
El actual marco referencial no es el mejor, con el creciente número de desocupados reflejado en las estadísticas, el deterioro del salario en su poder de compra, los aumentos en mercaderías y servicios y una inflación tan agazapada como negada, que nos castiga sin misericordia.
Por otra parte las becas a la vagancia (algunos les llaman planes o subsidios) no hacen otra cosa que robar la poca dignidad que les queda a muchos argentinos, que prefieren eso: la dádiva en lugar de transpirar, precisamente para dignificar y adecentar lo que ganan.
Debemos reconocer también la culpa de muchas empresas, que cuentan con dos curiosos mecanismos destinados a la reducción de sus planteles: las tecnologías aplicadas a mansalva y la injuria del pago en negro, no para beneficiar al trabajador, sino como otra manera de evadir tributos e impuestos.
Seguramente con la madurez democrática que aún no hemos alcanzado, llegará el momento en que la sinceridad se coloque por encima de la especulación.
Y se haga carne en los argentinos aquello que sostenía Ghandi: “Dios ha creado al hombre para que gane su sustento trabajando, y ha dicho que aquel que come sin trabajar, es un ladrón”.
Ya pasó el día nuestro, de los que abrazamos la cultura del trabajo, que no deja de ser una innegociable convicción que nos enaltece ante la sociedad.
No hay para qué extendernos en discursos, sino más bien en una especie de enunciación de principios, que hacen a la dignidad de trabajar.
Como siempre y en casi todo el mundo, la celebración del día del trabajo, o del trabajador, fue motivo para reuniones multitudinarias como los casos de La Habana y Moscú por ejemplo, o con la sagrada expresión del locro, entre nosotros.
Aquí el clima en los años más recientes ha sido adverso para los seguidores del criollo potaje, porque la temperatura más cercana al calor que al fresco, acentúa los efectos de una ingesta que por lo general, es descontrolada.
Los efectos se advierten recién por la noche o entrada la madrugada, cuando es común que en los casos de los matrimonios, se produzcan ruidosos y momentáneos divorcios o abandonos del lecho.
También entre nosotros, los valientes, combativos y solidarios de la UTA lo festejaron por anticipado con su acostumbrada e impune manera, agrediendo a sus “compañeros trabajadores” al dejarlos sin poder regresar a sus hogares, a transeúntes más trabajadores que ellos y a periodistas, molestos trabajadores que cometen la torpeza de documentar en cada reclamo o capricho de ellos, los de la UTA, sus atropellos, su prepotencia, su vocación vandálica y su desprecio por sus pares.
Quiero de paso ofrecer un humilde reconocimiento a todos los dirigentes sindicales que ofrendaron buena parte de sus vidas, en la diaria fragua de la lucha gremial, sin claudicaciones ni privilegios.
A los que siguieron siendo ejemplo de fervor laboral en su trabajo cotidiano y no vivieron prendidos a la licencia sindical, en cuyo nombre se cometen tantos abusos.
Quiero eximir de este reconocimiento, por estrictas cuestiones de justicia, a los que se sirven de su condición de dirigentes, en provecho propio, de sus familiares, de los amigos y de las amigas, porque no merecen figurar en el cuadro de honor de los honestos.
Quiero, en definitiva, valorar el esfuerzo de tantos hombres y mujeres que se dignifican laburando, sacrificando su descanso, buscando siempre algo más para hacer; para sentirse útiles, para saberse capaces, que es la manera más maravillosa de sentirnos libres.
El actual marco referencial no es el mejor, con el creciente número de desocupados reflejado en las estadísticas, el deterioro del salario en su poder de compra, los aumentos en mercaderías y servicios y una inflación tan agazapada como negada, que nos castiga sin misericordia.
Por otra parte las becas a la vagancia (algunos les llaman planes o subsidios) no hacen otra cosa que robar la poca dignidad que les queda a muchos argentinos, que prefieren eso: la dádiva en lugar de transpirar, precisamente para dignificar y adecentar lo que ganan.
Debemos reconocer también la culpa de muchas empresas, que cuentan con dos curiosos mecanismos destinados a la reducción de sus planteles: las tecnologías aplicadas a mansalva y la injuria del pago en negro, no para beneficiar al trabajador, sino como otra manera de evadir tributos e impuestos.
Seguramente con la madurez democrática que aún no hemos alcanzado, llegará el momento en que la sinceridad se coloque por encima de la especulación.
Y se haga carne en los argentinos aquello que sostenía Ghandi: “Dios ha creado al hombre para que gane su sustento trabajando, y ha dicho que aquel que come sin trabajar, es un ladrón”.
UNA ENCUESTA ACERCA DE LA JUSTICIA
Esto que les voy a comentar y en parte tendré que leer. ha sido copiado de la página Justicia Córdoba y es el resultado de un estudio realizado por nuestra Universidad Nacional, destinado a establecer qué imagen del Poder Judicial tienen o tenemos los cordobeses.
En cuanto a la independencia, el 47,9% de los ciudadanos afirma que el Poder Judicial de Córdoba es independiente “en algunos casos”; mientras que el 17% entiende que lo es “en pocos casos”; 14%, “en ningún caso”; y el 12.3%, “en todos los casos”.
Aunque falta un 8,8 %, la suma indica que casi el 80% de la población (78,9%) no cree en la independencia del Poder Judicial, la cuál debería estar asegurada en todos los casos...
Pero si la Justicia en algunos casos actúa como vimos más arriba, invirtiendo los principios, convirtiendo la ley en excepción y la excepción en regla, los ciudadanos tenemos todo el derecho de pensar que la Justicia, esta Justicia cordobesa, algún interés tiene o algo oculta y por lo tanto, surge de ello que no es independiente.
La encuesta está discriminada en tres grupos: ciudadanos, agentes judiciales y abogados.
Pero hay algo preocupante: el 49,1% de los agentes judiciales y el 50,9 % de los abogados opinan que el Poder Judicial de Córdoba es independiente "en pocos casos".
Números y resultados que ayudan a pensar y sobre todo a evaluar la subsistencia de ciertas situaciones, como lo que rodea a la megac
En cuanto a la independencia, el 47,9% de los ciudadanos afirma que el Poder Judicial de Córdoba es independiente “en algunos casos”; mientras que el 17% entiende que lo es “en pocos casos”; 14%, “en ningún caso”; y el 12.3%, “en todos los casos”.
Aunque falta un 8,8 %, la suma indica que casi el 80% de la población (78,9%) no cree en la independencia del Poder Judicial, la cuál debería estar asegurada en todos los casos...
Pero si la Justicia en algunos casos actúa como vimos más arriba, invirtiendo los principios, convirtiendo la ley en excepción y la excepción en regla, los ciudadanos tenemos todo el derecho de pensar que la Justicia, esta Justicia cordobesa, algún interés tiene o algo oculta y por lo tanto, surge de ello que no es independiente.
La encuesta está discriminada en tres grupos: ciudadanos, agentes judiciales y abogados.
Pero hay algo preocupante: el 49,1% de los agentes judiciales y el 50,9 % de los abogados opinan que el Poder Judicial de Córdoba es independiente "en pocos casos".
Números y resultados que ayudan a pensar y sobre todo a evaluar la subsistencia de ciertas situaciones, como lo que rodea a la megac
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