Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos”, emitido el domingo 16 de junio de 2013 por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
EL
DIA DEL PADRE
No hagamos de la paternidad una simple
cuestión de números, pero si encaramos para ese lado, veamos un caso que puede
ser emblemático, y no sé si imitable.
Igor Vassilet, un fornido granjero ruso, le
produjo a su esposa -además era la única mujer que habitaba por esas lejanías
allá por 1816- nada menos que 27 embarazos:16 fueron de mellizos, 7 de
trillizos y 4 de cuatrillizos, para hacer una nutrida descendencia de 69 hijos.
¡Lo que cobraría en planes si hubiera sido argentino!
La señora rusa estuvo embarazada 20 años y 3
meses de su vida y el resignado Igor se pasó nada menos que 1.080 días en
cuarentena, que si hubieran sido seguidos equivaldrían a tres años ¡tres años!
de obligada abstinencia sexual y de respetuosa castidad.
El dueño del supermercado del pueblo los
aplaudía cada vez que los veían llegar para la compra mensual.
Otro drama eran los trámites, porque cuando
a Igor le preguntaban los nombres de los hijos, nadie le creía que los hubiera
olvidado y los llamaba por un número.
Renato, uno de mis vecinos de Alta Córdoba,
en 25 años de matrimonio con la misma mujer, tuvo un solo hijo.
Sin embargo, Renato es tan padre como lo fue
Igor.
Es tanto lo que se puede decir, en serio
como en broma, acerca de la paternidad y sus vericuetos, que prefiero no caer
en lo burdo, y menos aún en lo sensiblero.
Prefiero hablar como hijo y que sean mis
hijos los que hablen de mí.
Mi Viejo era un incansable luchador de la
vida, laburadicto, guarda de tranvía, boletero en el hipódromo, empleado
contable en Casa Vives y se murió a los 42 años, siendo administrador del
actual Hospital Córdoba.
El Coco, sobre todo, era una buena persona,
peronista de los de antes, respetuoso, decente y de muy buen humor.
Entonces con tan breve curriculum, necesito
agregar que le encantaban las bromas, las morochas y esos entreveros de luchita
a los almohadazos con sus cuatro hijos.
No alcancé a gozarlo tantos años como
hubiera querido.
Prefiero extrañarlo y atesorar en el alma al
tipo vital, enérgico, risueño, ejemplar en el trabajo, buscando siempre alguna otra
ocupación.
Y olvidarme lo deplorable que es ver a un
ser amado cuando ha dejado de ser materia, para
transformarse en recuerdo.
No se trata de convocar a una nostalgia que
viene sola, trayendo su enorme y dulce carga de memoria.
Porque no es malo extrañar o llorar al que
se fue, aunque es mejor recordarlo vivo, y como ejemplo.
Y si lo tiene cerca, abrácelo, béselo,
apriételo, despéinelo si todavía no es pelado y dígale solamente esa breve,
deslumbrante y seductora palabra: Papá …
Y aunque no le regale nada, no se imagina lo
mágico, mágico de verdad, que es escucharla.
TAMSE:
RESPETAR LA FIRMA
Tiempo atrás, y me remonto a los años de la
inmigración europea a nuestras tierras y simplemente como un detalle
anecdótico, se imponía aquello que “la palabra es más sagrada que una firma” y
por eso se empezó a edificar una costumbre que con el paso del tiempo se fue
consolidando entre los decentes y decayendo para quienes el compromiso verbal
no tenía validez.
O sea que el tema se circunscribió a una
mera cuestión de respeto a un compromiso, y si era con la rúbrica, mejor aún
porque tenía su respaldo legal frente a cualquier forma de incumplimiento.
Todo esto, para terminar de identificar a
eso que se llama contrato, que en la mayoría de los casos y sin entrar a
tecnicismos jurídicos, tenía -y tiene- un comienzo y un final.
Y es tan cierto el inicio como su
terminación, un desenlace previsible e implacable desde su nacimiento.
¿Por qué entonces ese empeño en violar los
tiempos, si desde que entra en vigencia un contrato, ya se sabe cuándo termina?
Entiendo, con mis primarios conocimientos en
tal sentido pero apoyado en la lógica y en la práctica, que en ciertos acuerdos
se incluye la posibilidad de una renovación por acuerdo de partes.
Si el inquilino de una vivienda sabe que su
alquiler vence dentro de 90 días, lo que generalmente hace con tiempo, es
procurarse un nuevo techo o negociar con el propietario la renovación del
arreglo.
Todo esto viene a cuento de los motivos que
sin dudas, de no mediar una solución a un capricho sindical, dejará a miles de
cordobeses sin transporte urbano en la semana próxima, por el vencimiento de
más de 90 contratos en la Tamse, empresa dependiente de la Municipalidad de
Córdoba.
Como los gremios que los apoyan -la UTA y el
SUOEM- mantienen y acrecientan su impune vocación prepotente porque hacen paros
y lo mismo cobran, volverán a disponer de miles de rehenes que son los
usuarios, y habrá que ver de qué manera el Estado asume su condición de
autoridad para hacerse respetar y que se respete lo firmado.
Todos y cada uno de esos trabajadores, al
igual que las organizaciones sindicales que los cobijan, sabían perfectamente
que llegado el día del vencimiento del plazo, la relación laboral habría
caducado.
Pero como están acostumbrados a la coacción,
a la violencia, a la amenaza y al escándalo para alcanzar sus ilegales
objetivos, poco les importan las consecuencias irreparables de su negación al
servicio, ni el daño que ocasionan a una masa trabajadora más numerosa y
necesitada que ellos.
Es el angurriento y cínico egoísmo de los
insaciables, manejados por una dirigencia inescrupulosa que piensa y actúa
endureciendo posturas, argumento que le posibilita la consolidación de un
espacio de poder fortalecido a costa del deterioro laboral de quienes dependen
de ellos para movilizarse.
Y no está exenta de culpa la Municipalidad
de Córdoba, que siempre en su afán por evitar conflictos, permite que estos se
profundicen, se agraven y se repitan a contrapelo de un interés mayoritario que
la misma autoridad debiera esmerarse en amparar.
Por allí uno piensa en la vergüenza que
tendrían aquellos tanos, los que no necesitaban firmar un contrato para cumplir
con lo convenido, y que seguramente tuvieron entre sus descendientes a muchos
de los que ahora ni siquiera cumplen con lo que acordaron al firmar.
En nuestro bendito país, hasta la palabra
está devaluada y en penosa decadencia.
RANDAZZO,
UN HIMNO A LA AMNESIA
Todavía resuenan los
ecos del festejo de los diez años ganados para la historia, con este modelo
nacional y popular que legítimamente ocupa el poder, precisamente desde hace
una década.
La asignación universal por hijo, el
matrimonio igualitario, el anunciado crecimiento de la economía, la baja en los
índices de desempleo, la implementación de millones de planes de ayuda social,
son logros innegables.
Pero una de las materias pendientes, es sin
dudas la actualización tecnológica de nuestro sistema ferroviario, que resucitó
luego que el bueno de Cavallo lo condenara a muerte, no tan solo al tren, sino
a cientos de pueblos que crecían o se mantenían junto a las vías a lo largo y
ancho del país.
La agonía y decrepitud del tren tuvo sus
previsibles y no atendidos efectos colaterales, como por ejemplo el enorme
crecimiento del transporte por rutas que al no ser ampliadas, elevó de manera
abrumadora el número de muertes por accidentes.
Dejando esos detalles al margen, es para
pensar que nuestro joven ministro Randazzo afronta problemas de memoria
inmediata, solo por haber sentenciado que en un año, no se puede concretar lo
que no se hizo en el último medio siglo, o algo parecido.
El modelo lleva una década de vigencia,
tiempo en el cual hemos padecido varios accidentes ferroviarios con decenas de
muertos y miles de heridos.
Es cierto, como lo sostienen algunos
discutidores de las redes sociales, que lo mejor es dejar que esos asuntos
queden en manos de la
Justicia.
Pero así como con total ligereza se
acostumbra acusar de destituyentes y traidores a la Patria o dependientes del
grupo Clarín, o amigos de Magneto, a quienes piensan distinto, no me parece un
pecado mortal comentar que se debieran haber revisado las concesiones, el
cumplimiento de los pliegos, y auditar el mantenimiento, por ejemplo.
O evitar, como se supo, que las reparaciones
se hicieran con piezas recicladas y no nuevas, dejando sentado que para esas
acciones se dispuso precisamente de una década.
Además el propio Perón sostenía que para
frenar una investigación, nada mejor que dejársela a cargo de una comisión
especial, como ahora se anunció que se hará.
Porque esa es una de las tantas soluciones
pos mortem a las que nos estamos acostumbrando: es necesario un alto costo en
vidas, para que el poder salga de su modorra.
Agradezcamos que el tren bala fue solo un
delirio en lo que se gastaron algunos millones en consultorías y estudios de
factibilidad.
Nos persignemos porque gracias a los dioses,
el proyecto por decirlo imaginativamente, entró a vía muerta.
Y ya que por allí nos equiparan o confrontan
sobresaliendo por encima de otros países sur o centro americanos, bueno sería
publicar datos comparativos de la cantidad de muertes por accidentes
ferroviarios en cada territorio, tomando en cuenta el número de habitantes y la
ocupación de los ferrocarriles.
Y con relación a Europa o los EE.UU, ni
hablemos.
No saldríamos bien parados.
Pero que el ministro del área, haya pasado
por alto nada menos que nueve años de gestión, o de no gestión, es tan grave
como un nuevo choque de trenes.
Y por más que las últimas novedades indican
que podría haberse tratado de un error humano atribuible a la conducción de uno
de los trenes, bueno sería averiguar si se trató de una tentativa de suicidio,
porque solo así se explicaría la actitud de embestir deliberadamente a otra
formación.
Como sea o haya sido, queda en pie la duda
acerca de todo lo que no se hizo durante diez años para recuperar la calidad de
nuestro decrépito sistema ferroviario.
QUE
EL AGUA NO SEA UN LUJO
Otra medida que afecta a la gente, aunque no
es para suicidarse ni para hacer manifestaciones, piquetes o quema de gomas.
El precio del agua domiciliaria fue
incrementado en casi un 12 por ciento, con retroactividad al primer día de este
mes en curso.
Es el segundo aumento en el año y si no me
equivoco, el anterior fue casi del 20 por ciento, lo que haría hasta ahora una
suba bastante superior al más alto índice real de inflación, y no la que mide e
informa el Indec.
Vale repetirlo que nadie se cortará las
venas por eso, pero el precedente no es nada simpático porque esas actitudes
empresarias suelen ser imitadas como el eco, y aplicadas sin más ni más, con la
anuencia del gobierno provincial en este caso puntual.
Ya veo venir un ajuste en el valor de la
electricidad doméstica, porque al ejemplo del agua, debemos sumar la exigencia
sindical de nombrar a medio millar más de empleados en EPEC, con el argumento
que la planta actual de personal no alcanza.
Y a esos nuevos empleados habrá que
pagarles, y no poco y a cargo de la gente, porque la empresa viene dando
pérdidas aunque sus directivos cobren anualmente un injusto y suculento premio
a una eficiencia que no demuestran.
El drama es que al paso que vamos, la
electricidad ya es casi un lujo y no sería bueno que el agua recorriera el
mismo camino, para llegar a ser un elemento suntuario.
INJERTOS
POLITICOS Y MILITANCIA
Hablábamos el domingo pasado del fervor de
esos chicos y chicas que se pasan noches y madrugadas jugando sus convicciones
políticas en eso tan maravilloso que es la militancia, cuando se la asume con
grandeza pero más que nada con respeto.
Esos planteles de las divisiones inferiores
de los partidos, que actúan en primer división, en la categoría de ascenso o en
otras inferiores, abrigan sin dudas la esperanza del ascenso, como justo premio
a su dedicación y a su compromiso.
Pero sucede muchas veces que a la hora de designar
un candidato, surge la cholula idea de ungir a personajes con imagen ganada,
especialmente, en los medios periodísticos o en el deporte.
No quisiera repetirlo pero las
circunstancias me lo imponen: es complicado sacar un estadista a partir de una
masa muscular o de una buena voz y derroche de simpatía en ambos casos.
De ninguna manera se cuestiona la honestidad
o las ganas de trabajar por la gente que puedan exhibir los postulantes
designados a dedo.
Pueden ser bellísimas personas, pero están
postergando a los genuinos merecedores de ocupar lugares importantes en los votos.
La renovación de los cuadros en los partidos
no se dará mientras persista esta costumbre marketinera y oportunista.
Y seguiremos viendo desfilar por las bancas
a ejemplares viejos, caducos y pasados de moda pero aferrados a la teta del
Estado.
Como
lo vemos ahora, mientras los chicos del engrudo, la pintura y la esperanza de
cambio en el alma, siguen confiando en que alguna vez los tomarán en cuenta.
Y no solo para trasnochar pegando carteles o
pintando paredes.
OCULTOS
PRECIOS BAJOS
Hace tiempo que los argentinos hemos perdido
la capacidad de sorprendernos, por aquello de lo anunciado que era cantado
antes que ocurriera.
Y tal como la historia, al menos la nuestra
lo ha demostrado por su simple reiteración, los controles de precios nunca
dieron resultado, ni siquiera apelando como ahora a una tecnología desconocida
años atrás.
En esta especie de seguimiento ideológico de
los precios, la ventaja parece favorecer a los números más que a las
intenciones.
Y se está dando lo que era mas o menos
previsible que a lo mejor puede ser corregido, pero la criatura ya nació con
fallas.
Las marcas de primer nivel ausentes con
aviso y en los casos de hacerse ver, los precios -vaya curiosidad- en algunos
casos son más bajos que los establecidos por la política y el cerebro de este
muchacho Moreno.
Otra de las alternativas que muestra el
escenario es lo que más se había calculado: los precios son bajos y tentadores,
pero el producto no está.
Y la variante menos deseada: el producto es
accesible, aparece en las góndolas pero su calidad ha mermado más que su
precio.
Es posible que hagan mil controles, que
actúen los inspectores de facto con pecheras, planillas y poder prestado,pero a
la manija la tienen siempre los que venden.
Porque también históricamente, las víctimas
hemos sido los mismos: los que compramos por necesidad, más allá de lo que
quiera, grite o anuncie Moreno, el Pitágoras de nuestra historia reciente.
Pitágoras consideraba al número como
principio de todas las cosas.
Pero Pitágoras, allá por el siglo seis antes
de Cristo, no sabía que una pila de siglos después, y muy lejos de sus
dominios, existiría un tal Guillermo Moreno.
MAS
ACERCA DE LA MEGACAUSA
Fue noticia en estos últimos días, el paro
de actividades en el Registro de la Propiedad durante dos semanas, porque los
trabajadores del sector reclamaban mayor seguridad laboral y asimismo mayor
responsabilidad por parte de los funcionarios.
El motivo radica en que pese a los siete
años que lleva la investigación de la megacausa del Registro, y a haber
sido señaladas figuras del poder, el fiscal
que entiende en el asunto, según fuentes gremiales, continúa
persiguiendo a un seleccionado grupo de trabajadores.
De acuerdo con una Ley Provincial, la
repartición de Catastro tiene como objetivo lograr la garantía de la
propiedad inmobiliaria, por lo cual su función consiste en individualizar
las parcelas urbanas o rurales, determinar su ubicación en los planos y
realizar su valuación con fines impositivos y estadísticos y registrando
las altas y bajas de parcelas.
Por ello, si
alguien quisiera por ejemplo, apropiarse de un terreno ajeno, sería poco
útil ir al Registro de la
Propiedad, ya que la información necesaria solo se obtiene en
aquella dependencia, lo que indica claramente que los delitos investigados, no
pudieron cometerse sin la participación de Catastro.
En junio del año pasado, se
denunciaron ante la Justicia
presuntas irregularidades en la dirección de Catastro relacionadas con
usurpaciones de campos a sus legítimos dueños, en el norte de la provincia,
involucrando a funcionarios.
Pese a estar en la misma fiscalía, nada se
ha escuchado en los medios de esta investigación e inclusive este año, el
mismo abogado patrocinante de la denuncia presentó un pedido de jury
contra el fiscal por mal desempeño de sus funciones.
Es llamativa la energía con la que el Poder
Judicial persigue tanto a algunas personas en la megacausa, buscándoles
antecedentes casi hasta de tiempos remotos.
Los detienen, los alojan en Bouwer y los
vuelven a imputar una y otra vez por los mismos delitos, mientras en Tribunales
se muestran demasiado lentos a la hora de resolver, en la misma causa,
denuncias que comprometen a poderosos, o delitos de real gravedad testimoniados
por los mismos investigadores.
¿Es improcedente y alocado, entonces,
sospechar que algo raro subyace en esta megacausa?
EL
DIA DE LA BANDERA
Cuando de símbolos se habla, los argentinos
no somos lo que se dice un ejemplo, porque enarbolamos la bandera si la
recibimos de regalo, no cantamos el himno sino que hacemos playback y ponernos
una escarapela es para muchos insensibles como si les violaran el corazón.
Muchos argentinos harían un papelón si les
pidiéramos, simplemente, que hicieran tan solo una somera descripción de
nuestro Escudo Nacional.
Esto no es un ataque de nacionalismo, sino
la enunciación de una realidad, que por lo general tratamos de pasar por alto
cuando somos mayores, porque cuando hacemos memoria advertimos cuán pocos se
ocuparon de que sintiéramos en el alma los colores celeste y blanco.
Los intentos de la escuela no siempre se
ajustan a una normativa, o no alcanzan.
Es en el hogar donde se deben fortalecer los
lazos entre la persona y la
Patria en la enseñanza diaria, en lo cotidiano, en lo simple,
para no llegar a lo que ahora vemos, que se considera más a la bandera de un
partido político o de un equipo de fútbol, que a la enseña nacional.
Nuestra bandera merece respeto y reverencia.
Y la mejor manera de respetarla es ser
fieles a los principios, preceptos,
derechos y también obligaciones que encierra en sus pliegues ese sagrado trozo
de tela.
Cambiar los días en que se escribió nuestra
historia es un insulto a la memoria, como suele suceder, según caigan las
fiestas cívicas, con nuestro castigado almanaque.
Y por lo que se dice, para estimular el
turismo interno.
La
Patria es posiblemente como la familia: solo sentimos su
valor cuando la perdemos.
Tampoco se equivoca el pensador Jaime Barylko
al sostener que “El abanderado tiene sentido si se integra a todos los
elementos simbólicos. Hoy, las fiestas patrias son para lavar el auto”.
Si a veces, duele ver esa indiferencia, que
es la hermana menor de esa otra tortura a la que muchos le llaman olvido.
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