Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” emitido el domingo 23 de junio de 2013 por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
LOS
400 AÑOS DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE CORDOBA
Más allá de todo lo emotivo y trascendente
que significa cumplir cuatrocientos años, se me ocurren algunos comentarios que
pueden ser tenidos en cuenta, para la ocasión de aquí a un siglo, de festejar
medio millar de años, o cien lustros, o cincuenta décadas.
No suele ser buena la mescolanza de una
necesaria solemnidad, con la transformación de un acontecimiento tan caro al
sentir cordobés, en una tribuna más que política, partidista y monocolor.
Como en todos los grandes sucesos hubo una
tácita y prudentemente encubierta confrontación de posiciones y quien lo niegue
estuvo en otro acto.
Y como siempre es bueno y aconsejable
colocarse en el cantero del medio, el panorama de ambas veredas se hace más
accesible y fácil de entender.
Aunque el acto de los cuatro siglos más que
evocativo de tan magno acontecimiento, fue una movida política armada desde
Buenos Aires, convengamos en que el grupo Clarín también hizo la suya.
Para el concentrador de medios no era tan
trascendente lo de los 400 años, como los 28 minutos que duró la por momentos
encendida exposición presidencial.
El grupo hegemónico, tal como le dicen, dedicó espacios gráficos y
tiempo radial y televisivo más a cuestionar la verborragia cristinista, la
presencia camporista y la disputa por los espacios cercanos al palco, que a
resaltar la trascendencia de un aniversario tan importante no tan solo para
Córdoba y el país, sino con alcance continental.
Si el gobernador no asistió, si lo que hizo
estuvo bien, si el discurso presidencial fue dulce, medido o agresivo, son
detalles secundarios que nada tienen que ver con una celebración tan esperada.
Y cuando nos enteramos que la banda Bon Joví
actuó gratis en España, atendiendo a la crisis que allí se vive y la presencia
de tanta juventud, la voracidad de Fito Paez y la inoportuna generosidad de
quien le pagó, transforman lo del rosarino en una costosa, evitable y
lamentable anécdota.
En Córdoba tenemos artistas, locutores … y
locutoras de sobra, e incluso varios que han pasado por la Universidad Nacional,
que tendrían que haber sido convocados para ser parte de la celebración y donar
la enormidad que se le liquidó a Paez, a razón de diez mil pesos el minuto, a
cualquier entidad de ayuda a los desprotegidos o necesitados.
Sin ir más lejos, los coros unidos de las
facultades, escuelas, etc. ofrecieron un espectáculo conmovedor, lo que no
logró el costoso visitante que tomó este compromiso, el de los memorables
cuatro siglos, como un recital cualquiera.
Y como lo que se paga es presencia y no
calidad, lo mismo cobró, y eso que nos hizo precio.
Quiero entonces resaltar el maravilloso
compromiso de los reformistas; de los que lucharon por sus ideales desde los
claustros; de quienes abrazaron el quehacer universitario como un estilo de
vida; los que desde las aulas y los gabinetes se empeñaron en recorrer el
camino del saber, y a la vez de la lucha política.
Ese fue, al menos para mí, el espíritu de
ese festejo, con el reconocimiento al esfuerzo de quienes quedaron en el
camino, de la misma manera que es plausible el hecho de llegar a la meta.
Y por encima de todo, puedo jurar que es
hermoso y casi mágico sentir el orgullo de ser cordobés, tan cordobés como
nuestra Universidad Nacional.
La de los cuatro siglos de historia.
EL
NIÑO Y SU BANDERA
El adolescente lo hizo calladito,
silenciosamente incluso para sus padres y hermanos, porque con sus cortos 12
años bebió demasiados tragos amargos, castigado por tantos contratiempos que no
hicieron mella en su naciente sentido solidario.
Con esa edad todavía no vota pero aprende,
como aprendió que el Estado del que forma parte se desentiende de algunas
cuestiones que no son menores, pero que los que mandan las consideran
secundarias, como puede ser para un burócrata que la bandera esté desteñida o
deshilachada.
Seguramente ahora, aquellos que prefirieron
asignar fondos para otros destinos en lugar de reemplazar a esa bandera, se
deben estar peinando y maquillando con cemento para no perderse el acto de
reconocimiento y homenaje que es imperioso realizarlo porque el muchachito
ampliamente lo merece.
Pero esos dirigentes no se producen, como
vulgarmente se dice, para ser bien considerados por la comunidad educativa.
Se preparan para salir sonrientes en la
foto, como si fueran oportunos y eficientes.
Un niño de 12 años, más que una lección de
patriotismo y solidaridad, les dio a los mayores, a esos que no tienen tiempo
para resolver cuestiones mínimas pero importantes, una simple enseñanza de
vida.
Roguemos que los que mandan, la sepan
aprovechar.
Esta reflexión nace de un hecho altamente
emotivo: un niño alumno de una escuela
de Villa General Belgrano, quien
ahorraba moneda a moneda para golosinas, destinó el contenido de su
alcancía a la compra de una bandera para su colegio, porque la que veía todos
los días estaba bastante deteriorada.
Ese niño, de una humilde familia que vivió y
vive un sinnúmero de privaciones, demostró a los escépticos que no todo está
perdido …
EL
SEÑOR INVIERNO
Ya
empezó el tiempo de las heladas, con lo que el invierno se vino con todo y sin
aviso, salvo algunos días que presagiaron el frío inminente, durante ese casi
eterno y único otoño que año tras año gozamos los cordobeses.
El invierno tiene para la mayoría un encanto
particular y para otros, muchos también, la incomodidad de tanta ropa encima,
el peligro de la gripe y la peligrosa molestia de la escarcha en las veredas.
Y ahora que llegó el invierno de siempre, es
cuando vemos que se presentan problemas iguales o más graves que en el verano,
porque el voltaje de la electricidad baja y daña, mientras aumentan el consumo
y el costo de la energía.
En consecuencia, los culpables de esos
problemas somos nosotros los usuarios que sostenemos el sistema, porque
consumimos en exceso, y no los patriarcas de la luz que gastan la recaudación
en publicidad y en obras que anuncian, pero que jamás concretan.
Y la historieta se repite: en verano la
culpa es de los acondicionadores de aire, de los ventiladores y de las
heladeras, mientras que en invierno la responsabilidad por el deficiente
servicio se la endilgan a las estufas, los caloventores y los calefactores.
Resumiendo, la culpa es nuestra y jamás de
la imprevisión de ellos, que bien se ocupan de cobrar sumas suculentas por una
eficiencia que no demuestran, pero se olvidan de equiparse para enfrentar algo
tan previsible como el calor del verano o el frío del invierno.
Es en vano reclamar que nos respeten como
usuarios, porque tienen la prepotente soberbia del monopolio.
Pero si alguna vez las cosas se hicieran con
seriedad, y se permitiera la generación de energía por otros prestadores,
distinta sería la situación.
Nadie piense que aliento la privatización de
la EPEC, sino su
modernización tecnológica y su despolitización, para que alguna vez sea bien
manejada, eficiente y con tarifas accesibles, y no con los excesos actuales que
más se destinan al pago de sueldos astronómicos que al sostenimiento del
sistema.
Y ahora que por presión sindical y para
evitar conflictos piensan incorporar a más de 200 empleados nuevos, alguien
tendrá que pagarles y no será la empresa, sino que ajustarán la tarifa para que
sigamos pagando nosotros.
Porque de última, en definitiva, a ellos
poco les importa cobrar la energía más cara del país, porque tienen más de tres
millones de rehenes que religiosamente pagan los caprichos de los inoperantes.
En pocas palabras, porque pagamos nosotros,
y ellos jamás pagaron ni un mísero kilovatio.
Sin embargo, vaya injusticia, el sufrimiento
es de los usuarios y los iluminados son ellos.
EL
PAN, LA NAFTA, LA NUEVA TARJETA, ETC.
No hay poder político ni manera alguna de
neutralizar los aumentos de los precios, cuando la nafta se descontrola o la
descontrolan pensando que nada ocurrirá como si gozáramos de la maravillosa
traslación virtual que evitaría el flete.
Es una afrenta a los sectores más
vulnerables de nuestra sociedad, que el kilo de pan ronde los 20 pesos.
Duele que esté ocurriendo esto en el granero
del mundo, y que vaya a saber Dios por qué sortilegio, parece que deberemos
importar trigo,
¿Culpa de los sojeros o del bajo precio de
las espigas?
Los poco utilizados y oxidados cerebros de
los que manejan las estrategias de comercialización de productos básicos,
muestran una ignorancia rayana en la indiferencia hacia los padecimientos del
prójimo.
Porque el límite para acceder a la pobreza
está cada vez más al alcance de los argentinos, salvo los casos de aquellos que
sin trabajar ni devolver en esfuerzo lo que reciben, gozan de planes sociales, subsidios
y otras ayudas en esto que para muchos es una bacanal de becas a la vagancia o
lisa y llana compra de votos.
Y para colmo, se viene la tarjeta con la que
se podrán comprar los productos enlistados en la inamovilidad de sus precios,
que pretende no tan solo convivir con las actuales, sino liderar el mercado
dejando atrás a las tradicionales.
Para asegurarle el éxito, los precios
tendrían que modificar su actual pésima costumbre de lo que llaman
reacomodamiento numérico, para no decirle incremento.
Sería apresurado jugarse al fracaso de esa
tarjeta, dilecta hija de Moreno, sobre todo porque no hay nada mejor que verla
bailar para poder juzgar a la bailarina … o al bailarín.
Y que no vayan a surgir dudas acerca de su
nombre.
Nadie se extrañe por plantearlo de esta
manera.
Les cuento que tiempo atrás, un amigo mío de
muy pocas luces, creía que fornicar era una tarjeta de crédito.
CASAS
PARA TODOS
Por allí uno piensa que el Inadi omite
actuar en ciertas y repetidas manifestaciones de abierta y casi descarada
discriminación, en parte a lo mejor por conservar la quintita o porque las
órdenes vienen de más arriba.
Se ha instalado entre nosotros la cultura
del piquete callejero, hasta el punto que no más de cincuenta personas son necesarias
para paralizar virtualmente la ciudad, cuando se instalan en tres puentes y
cuatro esquinas céntricas.
No me venga nadie a cargarme la
responsabilidad de criticar a quienes tiempo atrás ocuparon terrenos fiscales,
porque quienes lo hicieron sabían de qué se trataba y quienes lo permitieron
también … sabían que eran votos.
¿Se ha puesto el gobierno en el lugar de
quienes pese al esfuerzo y al sacrificio cotidiano no llegan ni por asomo, a
cumplimentar las exigencias de los mal llamados créditos sociales para
vivienda?
Si cada candidato tuviera todo lo que la
burocracia bancaria le exige para otorgarle el préstamo, demostraría que no lo necesita.
Entonces, es una encubierta discriminación
hacia quienes padecen la carencia de un techo propio y se sacrifican, el
conceder viviendas a quienes solo conocen el mecanismo de la ocupación ilegal o
de la presión callejera, frente a un gobierno que para evitar el malestar
social, alienta otro cuantitativamente mayor, sumado a la sospecha.
Porque si se hiciera un honesto y sostenido
seguimiento de esos beneficios, surgiría más de una sorpresa.
Y quienes están en esta cuestión, lo saben
muy bien.
LA CORTE
SUPREMA Y LA DEMOCRACIA
Si hay algo en las sociedades organizadas
que sea merecedor del mayor de los respetos, es el espíritu y la letra de su
Constitución, por encima de cualquier diferencia política o ideológica.
Puede que los argentinos seamos la
excepción, porque cada vez que una corriente política o un representante de
ellas necesita acomodar esa letra y ese espíritu a su conveniencia o
apetencias, surge la gastada idea de la reforma constitucional.
No hay privilegiados en ese asunto, porque
todos los partidos tarde o temprano apelaron a ese recurso que lejos de
modernizar la Carta Magna,
la fueron llenando de remiendos.
La determinación de nuestra Suprema Corte de
declarar inconstitucionales algunos artículos de una ley aprobada por el
Congreso, no debe ser tomada como una actitud confrontativa, sino enmarcarla en
lo que se considera la administración de justicia.
De lo contrario, cada vez más se complica un
escenario de descalificaciones en el campo de la política, cuando la situación
impone la grandeza del diálogo superador, del acuerdo, de la unión, del
esfuerzo de todos porque el país es de todos y no solo de los que gobiernan o
imparten justicia.
Cuando se enfrentan algunos sectores, lo
hacen como si la ciudadanía no existiera; como si fuéramos fantasmas virtuales
de una irrealidad en la que solo ellos se pelean.
El ejercicio de la democracia tiene ventajas
y riesgos y lo importante es asumirlos, enfrentarlos y aceptarlos cuando se
esgrimen razones técnicas y jurídicas.
Y el detalle delirante: si en esta cuestión
uno de los referentes más serios, criteriosos y pensantes es el rentado
piquetero Luis D’Elía, estamos irremisiblemente perdidos.
Los argentinos queremos seguir siendo parte
de una sociedad organizada, respetuosa y sin histerias que comprometan nuestro
futuro.
Nuestros gobernantes, nuestros políticos, nuestros
jueces, nuestros militantes de todas las banderas, alguna vez deben comprender
que los caprichos, vengan de donde quieran venir, no benefician a nadie y lo
mejor, es dejar que la historia siga su curso, con cada conflicto en su lugar,
preservando el deber fundamental de todo buen ciudadano.
Ese deber que todos tenemos y que lo aprendí
desde chiquito, se llama simplemente, el sagrado e innegociable respeto a la Constitución
Nacional.
ALGO
MÁS ACERCA DE LA MEGACAUSA
Existe, y los jueces y fiscales lo pueden consultar,
un "Manual de bolsillo de normas internacionales de derechos
humanos para funcionarios de instituciones penitenciarias" editado
por la Naciones Unidas
en 2005, cuyo capítulo once está dedicado a las medidas no privativas de la libertad
y establece entre algunas de sus recomendaciones, por ejemplo que
"Por lo general las personas que aguardan su juicio no deberán estar
detenidas".
"Se recomendará y alentará el uso de
medidas no privativas de la libertad y el sistema de justicia penal
establecerá una amplia serie de medidas no privativas de la libertad,
desde la fase anterior al juicio hasta la fase posterior a la sentencia, a
fin de evitar la aplicación innecesaria de la pena de prisión, ya que la
prisión preventiva deberá utilizarse como último recurso en los
procedimientos penales y se deberán aplicar lo antes posible alternativas
a la prisión preventiva"
Dice también que "Se alentará y
supervisará atentamente el establecimiento de nuevas medidas no privativas
de la libertad y su aplicación se evaluará sistemáticamente".
Un relevamiento reciente de un
pabellón en el penal de Bouwer muestra que el 57 por ciento de los presos
en esta causa se encuentra en prisión preventiva sin juicio, y el resto se
encuentra sin sentencia firme.
Pero lo peor: el 58 por ciento llega preso
al juicio, con lo cual, está reconocida por los mismos organismos
internacionales, que la probabilidad de condena aumenta ya que se intenta
justificar el tiempo transcurrido en prisión.
Es para sospechar que los funcionarios
judiciales a cargo de esta megacausa, no están muy ocupados en acercarse al
cumplimiento de las recomendaciones internacionales de derechos humanos,
a las cuales Argentina adhiere.
¿Existirá
algún control sobre la forma en que los funcionarios judiciales se ajustan al
cumplimiento de las normas nacionales e internacionales?
¿Se realizará alguna estadística sobre
cuántas prisiones preventivas dicta un fiscal y en qué causas para compararlas
con algún estándar internacional?
¿Le
preocupará al Poder Judicial este sistemático abuso de la prisión preventiva, que se viene manteniendo durante 3 años?
Porque
si las respuestas a estos interrogantes son negativas, no es ilícito
preguntarse si tanta ilegalidad, será casual y gratuita.
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