Desgrabación de los
comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”
del domingo 21 de julio de 2013 por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
¿A JAIME LO
DEJARON SOLO?
Le anduvo esquivando el traste a la jeringa durante varios días, a lo
largo de los cuales los únicos que no sabían como ubicarlo eran los fiscales,
la policía y la gendarmería, porque seguramente varios de sus compañeros de
ruta conocían su paradero.
Tuvo tiempo este buen muchacho, que supo acumular un enorme poder en la
última década ganada, para diseñar con el equipo de abogados más costoso del
país, una estrategia que al menos le asegurara su momentánea libertad.
El tema de la impunidad, por ahora puede esperar.
La cuestión es que la justicia, ese poder tan visiblemente ciclotímico y
espasmódico, aplicó un criterio demasiado acomodado al interpretar el tema de
la eventual prisión preventiva.
Para algunos casos es de aplicación inmediata, fabricada y cuestionable
como en nuestra cacareada megacausa del registro de la propiedad, en que pasa a
ser la regla en lugar de respetar la ley que la califica como excepción.
El otro problema, genuina mercadería de cambio, es todo lo que Jaime
sabe y puede llegar a revelar.
Resumiendo, Jaime irá a Tribunales cuando se le cante, como todo lo que
hizo cuando se le cantó, como se le cantó, y al costo que se le cantó, sin que
nadie le pusiera límites, un límite que estaba dado en su propia angurria y en
la espalda política que lucía para obrar a su antojo.
Algunos delirantes que practican el argentino deporte de la complicidad,
sostienen que ahora es fácil pegarle a Jaime en el suelo.
Olvidan que el poderoso kirchnerista, vendedor de fantasías, utopías y
grasa de serpiente, está demostrando que no está en la lona.
En definitiva y siendo mal pensado, es para asegurar que dejaron que
saltara un fusible menor, que ya no está en el gobierno.
A pocos días de elecciones, Jaime vino a surgir como un molesto
forúnculo en el traste, sin dudas implantado por un poder judicial que busca
desalentar la intención superior de
domesticarlo con la etiqueta de la democratización.
Pero hasta para eso, el molesto grano en el tugget y otros males
similares, los amigos de Jaime, que todavía lo aprecian porque son iguales,
tienen el antibiótico.
TAXISTAS
VIOLENTOS
Una pregunta que pocos se hicieron frente a las imágenes elocuentes, es
por qué la policía sigue siendo espectadora de los desórdenes y delitos en la
vía pública, sin intervenir cuando estos se perpetran en sus narices.
Si alguien rompe una vidriera para robar y lo vé un agente, seguramente
el delincuente va a parar entre rejas, o al menos le pintarán los dedos.
Pero en las manifestaciones gremiales de protesta hay tal impunidad que
los violentos hacen lo que se les antoja, dañan la propiedad privada, golpean a
ciudadanos, atacan a periodistas, y todo eso no cambia la actitud penosamente
contemplativa de las mal llamadas fuerzas del orden.
Los taxistas no son la excepción, sumada a la consabida estupidez
dirigencial de pedir disculpas después de haber delinquido o haber alentado
esas acciones reprobables.
Todavía andan dando vueltas por tribunales las actuaciones por daños,
atropellos, incendios, etc. que se vienen sustanciando desde años atrás y las
sacan a relucir cuando hay que mostrar algún elemento distractivo.
Hay una ley que prohíbe el uso de pirotecnia y explosivos en las
manifestaciones, y lo unico que falta es que para encenderlas, los violentos le
pidan fuego a algún policía de los muchos que acompañan las marchas, mirando
hacia otro lado cuando tienen el delito ante sus ojos.
Pero es claro: la policía no actúa por cuenta propia, sino que acata
órdenes superiores del gobierno de la provincia.
¿Alguien se imagina a Pepe Pihen, legislador delasotista y promotor de
protestas, esposado a bordo de un patrullero que lo lleve preso?
Ni en el mayor de los delirios, aunque sea lo que corresponde.
Con los taxistas, con la
UTA y con varios más, ocurre lo mismo: por órdenes
superiores, la policía está para cuidarlos a ellos, los dañinos y violentos, y
no a la ciudadanía y a sus bienes.
Lisa y llanamente, el reino del revés.
¿QUE
ES UN AMIGO?
Ayer fue el Día del Amigo, y son tantas las
definiciones que podemos encontrar de lo que es un amigo …
Los grandes pensadores, desde el fondo de la
historia, han brindado un sinnúmero de significados que lo resumen.
En consecuencia, y sin pretender confundirme
con los abusadores de la inteligencia, hay muchas cosas que uno desde la razón
y la experiencia puede arriesgar a definir.
Mis amigos que no son muchos, no necesitan
que los salude en un día especial, al igual que mi Vieja cuando vivía y había
olvidado el Día de la Madre,
o los niños que amo y no tienen idea de cuándo es su día.
Con
los amigos nos queremos, sólo por ser amigos.
No por hinchar por el mismo club.
No por compartir ideales políticos.
No porque nos veamos todos los días.
No porque nos prestemos plata.
No porque trabajemos juntos.
No porque nos conozcamos hace más de medio
siglo.
Somos amigos porque nos une el respeto, como
en distintos momentos de la vida nos unió el espanto o esas alegrías que uno
atesora para enfrentar la adversidad.
Somos amigos porque sabemos que el otro
siempre está allí, como el sol, aunque a veces no lo veamos.
Somos amigos porque al igual que los gatos,
cuidamos nuestro territorio, pero se lo entregaríamos si lo necesitara.
Somos amigos porque se nos ocurrió, sin que
nadie, ni siquiera un parentesco lo impusiera.
Somos
amigos porque compartimos, aunque a veces el todo no alcance ni para uno.
Somos amigos, porque es un sentimiento
maravilloso que consolida el cariño, ahuyenta envidias y nos eleva como
personas.
Por eso, quiero abrazar a ese amigo
universal; al que me consuela en la tristeza; al que me recuerda en la
distancia; al que me brinda su abrigo aunque él pase frío; al que me cobija con
su afecto; al que comparte ilusiones; al que llora sobre mi hombro y me presta
su hombro para que allí me desahogue.
Amigo o amiga, es lo mismo.
La amistad está más allá del sexo, que es
una necesidad orgánica y en la mayoría de los casos una expresión de amor.
Por eso la amistad es así, lo que es: sólo
un sentimiento.
Que no es poco, amigo …
LOS
ABSURDOS EN LA MEGACAUSA
Un
espacio televisivo de anteayer trató el tema del fiscal Nazar, de Río
Segundo, imputado por el cobro de una coima para liberar a un preso, lo que
estaría aparentemente probado con una cámara oculta, pero pese a esto, Nazar se mantiene en
libertad y desempeñándose como fiscal.
Ricardo Jaime,
que sumó a sus otras imputaciones la de tentativa de sustracción de pruebas,
estuvo siete días prófugo, y recién apareció ante la justicia cuando le
garantizaron que no iría a prisión.
Se escucharon
voces que defendieron el principio de inocencia que le asiste, el mismo
principio que permite que Schiaretti, Cavallo y Aguad puedan presentarse
como candidatos a legisladores, pese a estar imputados.
Los camaristas que
aseguraron la libertad de Jaime calificaron de arbitrarias, inapropiadas y
arcaicas las razones del juez que había ordenado detenerlo y el abogado
defensor habría dicho que solicitaría juicio político por abuso de poder.
Los estudiosos del Derecho Penal nos
recuerdan insistentemente que el sacrificio de un derecho fundamental como
la libertad, debe ser justificado con serios indicios de delito
muy grave, y debe existir el riesgo procesal, esto es el peligro de fuga
y/o el entorpecimiento de la investigación.
Y estas fueron dos de las acciones que
encaró Jaime: ocultó pruebas y se fugó y es por esto que muchos
países europeos ya están utilizando diversas medidas alternativas a la
prisión preventiva y mucho menos gravosas.
Esto que planteo no es nada contra Jaime,
los candidatos a diputados, el fiscal Nazar o Petrone, también imputado en la
megacausa del Registro, a quienes asiste legítimamente el derecho a la
presunción de inocencia.
Pero: ¿qué derecho asiste a los
detenidos por la megacausa en Bouwer, que ya cuentan con dos años de prisión
preventiva sin pruebas, sin cámaras ocultas que los delaten, sin
delito grave, sin haberse fugado ni ocultado pruebas, sin enriquecimientos
personales, sin necesidad de captura porque se presentaron ante la justicia o
se los podía encontrar fácilmente en el trabajo al que todos los días
concurrían para poder vivir?
En la megacausa del Registro, el Poder
Judicial de la Provincia
de Córdoba se maneja con criterios inapropiados, arcaicos y arbitrarios, pero
más grave aún, y lo comentado antes lo demuestra, practica una ilegal
discriminación social, permitiendo el goce de los derechos constitucionales a
una minoría de ciudadanos, casualmente aquellos ligados al poder político y/o
económico, y convirtiendo a los demás en ciudadanos de segunda clase.
Esto sí que debe denunciarse como abuso de
poder...y algunos delitos más....
LOS
RECLAMOS DEL DELASOTISMO
Sería aventurado suponer que alguien puede
estar en contra de los legítimos reclamos que la provincia le formula a la Nación, por una deuda que
desde arriba niegan y por consiguiente, no piensan en saldar.
Los jubilados, por ejemplo, no están
bastardeados en su cobro mensual solo por eso.
Los hospitales y las escuelas no muestran
carencias únicamente por la tozudez nacional.
Desde
el momento que las autoridades provinciales dicen que no tendrán problemas con
los sueldos, es porque tienen calzada esa erogación con el cumplimiento
tributario de los queridos cordobeses.
Y si todo es color de rosa: ¿por qué se
posterga, se maltrata y se injuria a la clase pasiva, merecedora de
reconocimiento o al menos de respeto?
La explicación es simple: los viejos son
descartables y no tienen capacidad de protesta aunque bien saben que cuando
cobran las actualizaciones, la inflación ya les comió el aumento y en
definitiva y a valor adquisitivo, cobran siempre menos que antes.
¿Cuál es entonces el agujero negro?
Parece mentira, pero la democracia tiene la
culpa que esto venga ocurriendo.
La democracia es la culpable porque los políticos,
abusándose de su poder, encaran onerosas campañas por diarios, radios,
televisión, vía pública, Internet y cualquier otro medio de comunicación que
llegue a la gente.
Pocos imaginan lo que cuesta un spot
televisivo, el machaqueo radial y una página color en las publicaciones
gráficas de Córdoba, y como la consigna es posicionarse con miras a la
presidencia, la costosa publicidad también se paga en medios nacionales.
Mientras tanto las escuelas, los hospitales,
la seguridad, el arreglo de los caminos y los jubilados pueden esperar, porque
lo que los gobernantes provinciales quieren, es asegurarse la continuidad que
para algunos es también una garantía de libertad.
Poner a los candidatos mezclados con los
funcionarios para justificar la publicidad política indirecta que pagamos
todos, es probable que no sea delito.
Si hasta el mismísimo gobierno nacional aporta
un cuestionable ejemplo y hace campaña proselitista inaugurando, mostrando,
descalificando o bailando por cadena que bastante cara nos está saliendo a todos … y a todas.
Pero con una mano en el corazón,
permítaseme pensar que es una trampa de la que ningún partido opositor se puede
quejar.
Todos, siendo gobierno, siempre lo hicieron.
LA PENDECRACIA
Si las principales autoridades de un país son jóvenes, en contraposición
a la gerontocracia, estaríamos frente a una genuina y casi inédita pendecracia
con su carga de soberbia, que al decir de San Agustín no es grandeza sino
hinchazón y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
Naturalmente que la gente entrada en años se subleva frente al empuje,
la audacia y a veces la creatividad de los talentos jóvenes que se llevan el
mundo por delante, los que están seguros que de ninguna manera les dejarán a su
descendencia la misma porquería que recibieron de sus mayores.
No obstante ese pensamiento egoísta, no deja de ser una penosa falta de
respeto la descalificación de una ancianidad que si bien no está obligada al
ejercicio de la sabiduría, su experiencia es tan valiosa por su doble condición
de aplicación y de legado.
Pasar de los 90 años no es entrar a una obligada decrepitud mental, cuando casi imberbes de 20 cometen
imprudencias y desatinos propios de ejemplares descerebrados, inmunes a todo
cuestionamiento e imperiosamente autoritarios no por calidad intelectual sino
por caprichos alimentados con un diario menú ideológico.
La ridiculización de que fuera víctima un nonagenario miembro de la Corte Suprema de
Justicia, más allá de su gravedad institucional, es un duro golpe a la
convivencia porque se agrede al espíritu de la Justicia cuando la
realidad impone al menos una actitud respetuosa.
Y los resultados a veces impensados tienden a cambiar el perfil de una
gestión autoconsiderada exitosa.
La Justicia,
degradada institucionalmente y en forma parcial por algunos integrantes de los
otros dos poderes de la democracia, se ha puesto firme en algunos aspectos,
enviando un claro mensaje: necesita ser considerada y no descalificada si
algunos fallos juegan en contra del modelo.
A lo mejor, el caso de Jaime pasa a ser emblemático.
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