Desgrabación de los
comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”
emitido el domingo 28-07-13 por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
EL VIAJE PAPAL
¡Tres millones de jóvenes escuchándolo!
¡Cómo le gustaría a …!
Prefiero no especular con nombres, cómo le
gustaría estar en su lugar ante multitudes felices que hacen notar la fuerza de
su cariño en una bulliciosa ovación virtualmente permanente.
Y más aún, sabiendo que el papado dura
mientras el Papa viva.
La visita de nuestro Francisco a Brasil ha
marcado en primera lectura la abismal diferencia con su antecesor, reservado,
de aspecto casi hosco, inexpresivo como un potus, enclaustrado en las paredes
vaticanas y solo con dos o tres sellos en su pasaporte.
Bergoglio es ahora como siempre lo fue:
explosivo y contundente, sin medias tintas aunque no falten aquellos que le
cuestionen su desempeño en los años negros de la dictadura militar, en los
cuales, muchos de esos que lo cuestionan, se dedicaban a quehaceres menos
beatos.
De todo lo que ha dicho Francisco en este
viaje a Brasil, me permito resaltar su arenga y su compromiso con relación a lo
vinculado con los dos extremos de la vida: la juventud y la vejez, o la ancianidad,
o como le quieran llamar.
Y tiene razón, porque son los dos segmentos
etarios menos atendidos, lo que resalta por lógica en el casi genocida abandono
de los más viejos, desheredados y descartables.
Con los jóvenes ocurre algo curioso, porque
dentro de todo son políticamente aprovechables: les asignan la responsabilidad
de elegir a sus gobernantes, pero no pueden manejar un auto, ver una película
subida de tono o determinar, sin paternalismos ya superados, el momento de irse
a vivir solos, alquilar una casa, viajar al exterior o en líneas generales,
emanciparse.
Cuando el Papa los insta a que hagan lío, a
hacerse escuchar, a peticionar, a participar activamente y con fervor en la
vida política de su comunidad, los está empujando a crecer, a no quedarse, a no
permitir que los usen y se aprovechen de su inocencia o inexperiencia.
Francisco les está tirando un salvavidas
para que ayuden a construir una sociedad mejor: para que superen las
diferencias que nacen en el egoísmo de sus mayores, esa etapa intermedia que
vive desorientada porque ya es vieja para ser joven y demasiado soberbia para
creerse grande.
Es esa, la pendecracia, la franja que tapona
a los jóvenes que quieren crecer y desprecia a los viejos que ya están de
vuelta y plumereando el nicho.
Las palabras del pontífice, más que sabias,
tuvieron la frescura del buen consejo, de la guía desinteresada, con un
profundo sentido didáctico, alejado de la demagogia que es el distintivo de las
arengas políticas.
No hay que temerle a la juventud por su
inexperiencia, cuando vemos los resultados de lo que hacen los mayores, que se
dicen aptos.
A los jóvenes, más que la puerta para que
ingresen al futuro, tenemos que ofrecerles el corazón para que aniden allí sus
esperanzas.
Y a eso lo hizo Francisco.
Y después no digan que antes lo había hecho
él.
FUTBOL: SANGRE PARA TODOS
Una semana atrás, nos conmovíamos con la
noticia del tiroteo entre simpatizantes de Boca Juniors, en el que se
intercambiaron más de 150 disparos, con el luctuoso saldo de dos muertos y
varios heridos.
Y eso que eran hinchas del mismo club.
¿Cuáles son los motivos de un enfrentamiento
tan brutal?
¿Es por el manejo de la venta paralela de
entradas, el mercado obviamente clandestino del alcohol y la droga en las
tribunas, u algún otro incentivo?
Cualquiera que sea, lejos está de lo
deportivo.
Y si ello viene ocurriendo y agravándose,
habrá que ver cuál es la responsabilidad de cada protagonista de esta
actividad: los simpatizantes, los jugadores, los dirigentes o el Estado que al
no intervenir, permite que la situación llegue a tales extremos.
La mayoría de la dirigencia del fútbol y no
pocos jugadores, en una repetida actitud de hipocresía, niegan la existencia de
las barras bravas, y sin embargo las proveen de entradas para ellos y para la
reventa.
Les pagan viajes y estadías a cualquier
destino, nacional o no, con tal que los voten en las elecciones internas, los
aplaudan en los actos y no los silben en la cancha.
Pero los barras bravas no quieren que les
controlen sus lucrativos negocios marginales vinculados con el vicio.
Algunos de los dirigentes que optaron por el
camino de la decencia, lo pagaron demasiado caro.
Entonces uno se pregunta, ¿sería demasiado
estrepitosa la medida de intervenir un club como institución, y restablecer el
orden?
No es una pregunta alocada, porque es lo que
se hace con cualquier sociedad jurídica sospechada de haberse apartado de la
ley.
Pero el fútbol, con el dinero y el poder que
maneja, parece estar sobreprotegido y beneficiado con una impunidad que luego
se aprovecha políticamente.
No hacer nada para remediar esto, es tan
negativo y al resultado lo vimos hace
una semana, y en otras incontables oportunidades.
Como están las cosas, es penoso advertir que
no es tan solo fútbol para todos, sino también, por omisión de acción, balas
para los violentos
LA CAMPAÑA POLITICA
Las primarias de agosto han motorizado
batallones de publicistas, algunos claramente amateurs e improvisados, y todos
vienen castigando la pantalla chica con sus creaciones, primarias o
elementales, y en general apelando a la creencia de dirigirse a un pueblo de
tontos.
El promesómetro, la descalificación, las
comparaciones o el forzado y poco creíble estilo campechano, buscan seducir
multitudes que por experiencia, tiempo atrás dejaron de comprar buzones o
tranvías.
Y un detalle saliente: cuando aparece alguna
publicidad bien producida, técnicamente aceptable y con algún atractivo visual,
es porque la lleva a la pantalla algún organismo vinculado con el poder
municipal, provincial o nacional.
Obviamente, son publicidades que pagamos
nosotros y cuyo costo es una clara explicación de todo aquello que se deja de
hacer en beneficio de la gente.
Y entrando en algunos detalles salientes,
eso de adjudicarse con efecto retroactivo la propiedad de alguna expresión
papal, no deja de ser una picardía criolla, aunque la gente se ria y piense en
oportunismo político más que en buena memoria.
Si lo dijo él antes que Francisco, suena más como un plagio de arenga
por parte del Sumo Pontífice, a quien sinceramente no veo en ese papel.
Además y también como parte de la campaña
proselitista que está abrumando a los argentinos, es para destacar la
creatividad del inefable Guillermo Moreno, especie de ariete en cuanto a la
imposición de un duro e intransigente modelo de gestión.
Hago un paréntesis: la palabra boludo entre
nosotros, como bien lo sabemos, tiene varias acepciones que van desde cariñosas
a insultantes, pasando incluso por su versión anatómica.
Volviendo a Moreno, a cada visitante que
accede a su despacho para implorarle clemencia, le regala un coqueto llavero,
donde aparece estampada una ecuación cuyo resultado es que el candidato
opositor, Sergio Massa, es un boludo.
Cuando algún detalle de cualquier campaña;
cuando lo burdo supera a lo inteligente, el insulto a la propuesta o el mal
gusto a la creatividad, me viene a la cabeza una noche de 1983 cerca del
Obelisco, en Buenos Aires.
Allí, en el cierre de la campaña
presidencial del justicialismo que proponía a Italo Luder, el dirigente
sindical peronista Herminio Iglesias, en
el palco y mirando a las cámaras de televisión y a los fotógrafos de todo el
país, le prendió fuego a un ataúd con el
escudo de la Unión Cívica
Radical.
El radicalismo aquella vez ganó con Raul
Alfonsín y a Iglesias, desde entonces, se lo conoce como “exterminio”, más que
como Herminio.
Por lo que se advierte, Moreno hizo con
Iglesias un curso acelerado.
PERDON,
SR. JAIME
La ley contempla y tolera la existencia de
chicanas y otras maneras de dilatar el inicio o la continuidad de causas
procesales, y es la habilidad de los letrados patrocinantes lo que determina
que a veces esas acciones lleguen a los vergonzosos campos de la prescripción,
que al ser también parte de lo legal, no deja de ser, a la vez, una burla al
espíritu de la propia justicia.
Es un viejo deporte nacional eso del
escrache social, de la condena sentimental, del impulso descalificador por
encima de la propuesta superadora, de la mordaza a quien piensa distinto y
otras mil formas de sumir en el desprestigio a cualquier hijo de vecino, solo
por la sospecha de alguna incorrección que en muchas ocasiones aviesamente se
le endilga.
Uno de esos casos puede que sea el del
compatriota Ricardo Jaime, de actuales 58 años, nacido en Córdoba, ingeniero
agrimensor, conchabado allá por 1984 por el gobierno angelocista en la Dirección de Catastro
por un año, hasta que atraído por las delicias del frío sureño se mandó a mudar
instalándose en Caleta Olivia, que gracias al petróleo, vivía tiempos de
eufórica bonanza.
Se dejó seducir por la política, llegó a
presidir el Concejo Deliberante y cedió al encandilamiento que le provocara el
entonces intendente de Río Gallegos, el ignoto Néstor Kirchner, pretendiente
del sillón de la gobernación donde posaba sus asentaderas el justicialista
Arturo Puricelli.
Desde el ’91 al ’99, el bueno de Jaime fue
creciendo de la mano de Néstor, ya consagrado gobernador, quien lo llevó a
ocupar elevados cargos dentro de su administración hasta que un buen día se le
pelaron los cables -dicen- y se volvió a Córdoba asumiendo como viceministro de
Educación en el equipo de José Manuel de la Sota.
Ese cargo medio que le tiraba de sisa y
prefirió las luces porteñas, donde fue designado por Kirchner al frente de la Secretaría de
Transportes de la Nación
y como la gente es mala y comenta por lo general sin saber, no fueron pocos los
que sostenían por entonces que era como darle el ministerio de Salud a un
veterinario, sin que esto signifique un menoscabo a los sanadores de bichos.
Y pocas horas después del tropezón electoral
del 28 de junio de 2009, cuando la
Doña debió asumir el trago amargo de la derrota en la
renovación parcial del Congreso (el comicio iba a ser en octubre pero fue
adelantado para ganarle una carrera a la crisis que asomaba) nuestro
comprovinciano trashumante hizo sus valijas y renunció exponiendo el pretexto
de razones personales, sin tomar en cuenta una apreciable cantidad de denuncias
por corrupción en su contra que andaban dando vueltas en los tribunales.
Es poco probable que alguien que ha
saboreado las mieles del poder, pueda resistirse a seguir paladeando ese manjar
de la sensualidad, festín de Dioses y privilegio de elegidos.
El bueno de Jaime, humano al fin,
seguramente siguió vinculado a los que mandan, hasta que la Justicia lo invitó a
sentarse en un modesto banquito, que no es tan cómodo como los sillones de los
opulentos despachos oficiales que supo ocupar durante su lucrativo romance con
el poder.
Y se le heló el cebo, por eso tan atávico
que se llama miedo y el vulgo lo califica groseramente como cagazo.
Se escondió, comprendió que las chicanas no
habían servido, contrató abogados y buscó la manera de escaparle a la prisión
preventiva, no fuera cosa que le aplicaran el mismo ridículo criterio con el
que presionan y tienen de rehenes a muchos ciudadanos en la megacausa del
Registro de la Propiedad.
Nadie salvo sus más allegados y los letrados
que lo asisten conocían su paradero y por supuesto el desborde mediático se
lanzó a la ruleta de las conjeturas y las sospechas, privilegiando aquella de
su protegido escondrijo a cambio de silencio acerca de todo lo que sin dudas
conoce y no es prudente ni oportuno divulgar.
Una vez que se aseguró no ver las rejas
desde el lado de adentro, sacó pecho y fue a Tribunales a decir bajo juramento
su domicilio, tras pasar por la
Caja y dejar una fianza de 200 mil pesos que ningún empleado
público -o ex- puede juntar en tan poco tiempo.
Se habló hasta el cansancio de 20 causas
pendientes y el bueno de Jaime, en un ataque de indignación, acusó de
exagerados a los medios y dijo que las causas en las que estaba involucrado y
encartado eran solo siete.
Debo cambiar ahora el estilo del comentario,
porque quiero terminarlo como si el Sr. Jaime, emprendedor y ahorrativo casi
sexagenario, estuviera escuchando de cerca a este humilde y veterano decidor de
cosas.
Usted, don Jaime, hombre que se ajusta a
derecho, que proclama ser respetuoso de la ley, que considera no haber huido
sino haberse demorado, que no quiere hablar de las concesiones de los trenes,
de los casi dos mil millones de pesos que recibieron en subsidios en parte de
su gestión ni del desastre de su mantenimiento, puede pagar abogados para que le
enseñen a defender lo indefendible de la condena social, del tribunal popular
cuya intuición y experiencia son más certeras que los códigos.
Le pido perdón, señor Jaime, porque fui uno
de los tantos que creímos en la existencia de veinte causas que lo involucraban
y en realidad son nada más que siete, una pavada para una persona que se cree
decente.
Porque si hay justicia, justicia real y
pronta que le dicen, y lo dejan preso, así se revuelque en sus propios lamentos
lo podrá hacer hasta que salga en libertad porque seguramente no estará a la
sombra el tiempo que se merece.
¿Sabe qué es lo indignante, señor Jaime?
Que 51 argentinos, los del Ferrocarril
Sarmiento en la estación Once, ni siquiera pudieron ni podrán gozar el
privilegio suyo, aunque fuera, de estar en la cárcel.
Presos, pero vivos.
Otra vez, y vaya Dios a saber por cuánto
tiempo, este escurridizo ex funcionario le esquivó su tugget a la jeringa.
Jaime ahorra y los abogados cobran, clin
caja.
Eso nunca prescribe.
MAS ACERCA DE LA
MEGACAUSA
Uno a veces quiere evitarlo, pero la
realidad nos lleva irremediablemente a las comparaciones, cuando vemos y
evaluamos, por ser de actualidad, la situación de Ricardo Jaime.
El Tribunal
de la causa decidió aplazar
sin fecha el juicio, debido (no De Vido) a un pedido de
nulidad presentado por su defensa en la que su abogado sostiene, que esta
decisión "se ha ajustado a derecho porque el planteo se funda en hechos,
derechos y antecedentes doctrinarios y jurisprudenciales" y que "son
sólidas las razones por las que se afirma que la acusación es contraria a lo
que la ley manda".
¿La verdad? Igualito a la megacausa del
Registro de la Propiedad,
dado que los abogados que atienden a los rehenes confinados en la cárcel de
Bouwer plantearon nulidades absolutamente fundamentadas en hechos, derechos y
antecedentes, avaladas por reconocidos
organismos de derechos humanos y mejor aún que las de Jaime.
Y un detalle para tomar en cuenta: la
acusación es contraria a la ley, desde el momento que el propio juez reconoce
no tener pruebas y sin embargo en la megacausa del Registro, el Poder Judicial
de Córdoba lo único que ajusta es la prisión preventiva, cada vez más
inquisitiva y autoritaria, alrededor de un grupo de perejiles al que impide el
goce efectivo y absoluto de sus derechos.
Sin causa que lo justifique permanecen
presos por años, mientras los magistrados resuelven los planteos de sus
abogados, planteos que, a diferencia de los de Jaime, son tildados por
algunos como chicanas para evadir la justicia.
Según los que saben, en la historia del
derecho el nuevo garantismo penal se caracteriza por un conjunto de
conocimientos capaces de fundamentar la limitación al poder punitivo del Estado
desde una óptica de primacía del individuo.
En este sistema garantista no hay pena sin
crimen, ni crimen sin ley, ni culpabilidad sin juicio, ni juicio sin acusación,
ni acusación sin prueba, ni prueba sin defensa.
Tomando en cuenta que muchos operadores
judiciales que intervienen en este proceso se desempeñan como
catedráticos del Derecho en las aulas, es para suponer que no carecen de estos
conocimientos, lo que nos lleva a preguntar entonces,¿cuál es el motivo por el que no actúan en consecuencia?
Todo un misterio en esta
politizada historia de terror.
No hablo de injusticia porque no
soy fiscal ni juez, y menos verdugo.
Pero si, un caso de no justicia.
Y eso si, es muy grave.
AL
CALOR Y A LA LUZ DE
LA “EFICIENCIA”
Por allí cuando me encuentro con algún
conocido, o no, y me dice “Me estuve
acordando de vos”, invariablemente contesto lo mismo: “Me alegro. Es bueno que
se acuerden de uno. Lo malo es cuando se acuerdan de la Mamá de uno”.
No significa con esto poner en tela de
juicio la integridad moral de la
Mamá de nadie, pero más de un cordobés tiene que haber hecho
esa relación con el presidente de EPEC, don Osvaldo Simone, cuando veían que
los superados y ordinarios sabañones volvían a posarse en los bordes de las
orejas y en los nudillos de las manos.
Ese buen muchacho, que seguramente goza de
calefacción hasta en el patio, tiene la pésima costumbre de echarnos la culpa a
los usuarios, que somos los sostenedores de un pésimo y decadente sistema con
lamentables prestaciones y el más caro del país.
Un oneroso cordobesismo que venimos
aguantando por la falta de inversiones en tecnología porque a primera vista, la
mayor parte del presupuesto se gasta en sueldos, gratificaciones y costosa como
inútil publicidad a través de la cual quieren hacernos creer que hacen las
cosas bien.
Nosotros, los sostenedores obligados de un
sistema perverso que nos tiene como rehenes por eso del monopolio, somos los
que debemos restringir el consumo para que los señores de EPEC la pasen bien
con su desmemoria, al olvidarse las promesas de quien ahora es “El Gringo”
(para seducir al campo) cuando aseguraba que jamás tendríamos más cortes de
energía.
La verdad es que el Sr. Simone y sus
acólitos nos retan porque buscamos el fresco en verano y porque pretendemos
entibiarnos en invierno.
Y los únicos que viven felices durante todo
el año son ellos, los inútiles que nos condenan a no gastar energía mientras
gozan las mieles de las exageradas bonificaciones “por eficiencia” que reciben
puntualmente, a sabiendas -intimamente- que no las merecen y un gesto de
decencia sería que las devolvieran aunque las hayan gastado.
Y también practican ese viejo y tradicional
deporte argentino de echarle la culpa a cualquiera, con tal de no tener la
honestidad de asumirlas: esto es culpa de la Nación por la falta de obras en transmisión y distribución de energía en el interior
provincial.
De quién es la responsabilidad, a los
cordobeses nos importa tres pitos.
Lo que sí nos importa, es que se dejen de
engañarnos como a imbéciles y guarden la máquina de prometer aunque sea la que
más usan en épocas preelectorales.
Es hora de trabajar y servir con la verdad,
la honestidad, la calidad de gestión, y si no existe capacidad para hacerlo de
esa manera, hay que saber usar una lapicera, tener huevos y firmar la renuncia.
Así lo reclama este injuriado cordobesismo
que en estos últimos días se viene muriendo de frío.
EL BOTON ANTIPANICO PARA TODAS… Y TODOS
Leí en una red de internet a mitad de semana el meloso agradecimiento de una ciudadana (con iniciales M.A.) a los ministros de Seguridad y de Desarrollo Social por el éxito del botón antipánico que entregan a las mujeres víctimas de violencia domestica, para su salvaguarda ante la eventual reiteración de agresiones.
Leí en una red de internet a mitad de semana el meloso agradecimiento de una ciudadana (con iniciales M.A.) a los ministros de Seguridad y de Desarrollo Social por el éxito del botón antipánico que entregan a las mujeres víctimas de violencia domestica, para su salvaguarda ante la eventual reiteración de agresiones.
Innegablemente, el sistema es altamente
exitoso.
Y junto a esas líneas laudatorias, aparecía una colorida gacetilla oficial de la Policía de Córdoba donde
dan cuenta de un caso reciente en que el dispositivo permitió proteger a una
dama y detener a quien la agredía.
El informe está fechado como "Parte 20
hs." seguramente del martes pasado, con una curiosidad al menos para mí:
el membrete dice "Policía de la Provincia de Córdoba - Departamento de Prensa y
Difusión" y resaltados en letras mayúsculas, "Gracias ministro Daniel
Passerini" y "Córdoba sabe lo que hace".
Dejo al margen el error ortográfico de la
palabra "presiciones" que utilizan al final, para contactar con un
comisario que aporta más datos acerca del "operativo".
Es entonces que uno se plantea la certeza de
la aviesa utilización de estos hechos en una promoción personal de
funcionarios, o de una gestión provincial.
Además, si nos ponemos a hilar finito, bueno
sería que a cada vecino ... y vecina de Córdoba nos habilitaran uno de esos
aparatitos porque parece ser el único mecanismo que nos garantiza algo de la
protección y la seguridad que el Estado nos viene negando frente al crecimiento
delictual de asaltos, arrebatos, crímenes, secuestros virtuales, rompepuertas,
salideras, entraderas, etc.
Si así fuera aunque sería impropio porque el
Estado tiene la obligación de ampararnos con otros mecanismos que prevé la ley,
se generalizaría el uso de remeras o abrigos con inscripciones de
agradecimiento tales como "Gracias Gallego por ser como sos", “Gracias
Gringo por tus brillantes ideas", "Gracias Passerini por cuidar a las
víctimas", "Gracias Paredes por tu inteligencia" y otras por el
estilo.
Parece que los muros y las tapias de la
ciudad no alcanzan para poner toda la onerosa propaganda con la que ya, recién
comenzada la campaña, nos están hartando con miras a las elecciones de agosto.
Varias de esas penosas creaciones
publicitarias, para la antología de la burla, van a quedar como testimonios de
algunos estrepitosos fracasos.
Mientras tanto, si es oficial esa
información de la policía y ya que nos están grabando, bueno sería que también
dieran a conocer todos los delitos que se cometen en Córdoba, como la mejor
manera de mantenernos en guardia y no confiar en silencios y ocultamientos como
los actuales.
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