Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del domingo
13-10-13 por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
TRAVESURAS
DE CAMPAÑA
Más allá de la falta de respeto que supone
para los extraños, entrometerse en la campaña proselitista de cualquier
partido, es bueno recordar algunas travesuras de tiempos pasados, enmarcadas
más por la inocencia que por la injuria.
Cortarles la luz en los mitines, regar de
bombitas de mal olor los espacios cerrados donde se hacían reuniones o tirar
cohetes en medio de un acto, taparse los carteles, eran las maldades más suaves
en los tiempos que los candidatos daban la cara, de cuerpo presente, y no se
maquillaban con cemento para estar en la televisión.
Es por eso que hay que tomar como una
especie de ataque intelectual, esa maniobra urdida por algún malvado, que hizo
empapelar la ciudad con la imagen de un piantavotos, pegada a la figura de una
candidata.
Bien señalan las encuestas que el actual y
accidental presidente de la
Nación, no goza de eso que algunos le llaman simpatía, consenso,
llegada, feeling o buena onda con la mayoría de los cordobeses.
Y no por aquel famoso justificativo
dictatorial del “algo habrá hecho”, sino porque el guitarrista y motoquero tuvo
el inoportuno esmero de ofender a los cordobeses ninguneando muestra condición
de tales, porque somos cordobesistas sin que necesitemos que a eso pretenda
inventarlo el delasotismo.
Por eso los responsables de campaña de la
señora que “hace bien”, consideran que esa proximidad, la del simpático y
protocolar Boudú, le hace mal.
Sería la misma mala entraña, como hacer
affiches con García Elorrio fumando un porro, Baldassi cobrando por arreglar un
partido, Aguad vivado en Corrientes, Olguita bajando de un avión con una valija
o el Gringo llevado en andas por manifestantes santiagueños.
Mientras no haya tiros, el humor cordobés,
incluso en el ruedo político, sigue siendo creativo.
Y por ahora, dañino pero incruento.
VERDURAS
INALCANZABLES
En estos últimos días, cuando los que
hacemos compras y conocemos más o menos la realidad como para comentarla,
entramos a una verdulería, si pedimos pimientos o tomates, la cara de asombro
no es nuestra al saber el precio, sino del verdulero cuando dice que no los
tiene porque están demasiado caros.
Y es cierto, porque un kilo de pimientos
sale más caro que un kilo de mollejas y una ensalada de tomates, lechuga,
pimientos de los más baratos y cebolla resulta de mayor precio que una cazuela
de mariscos.
Esta es una coyuntura inédita y los
tecnócratas, con su mejor cara de cemento, sostienen que el problema es solo
estacional, una mentira más grande que una casa y que merece que alguien se
ocupe de neutralizar.
Los pimientos de color verde tienen un precio,
los rojos otro, y los más caros son los amarillos.
¿Estaremos en los umbrales del “pimiento
blú”?
¿A dónde fue a parar el menú de 6 pesos?
¿Alguien sabe donde están los chicos
militantes del control en los supermercados?
¿Recuerdan las payasescas brabuconadas de
Moreno?
Es entendible; todo eso fue antes de las
primarias.
Si ahora desde el gobierno aconsejaron que
no usáramos tomates para salsas y nos inclináramos por la salsa blanca, como
están las cosas, calculo que se vienen los tallarines y el arroz a la parrilla.
Para todos … y todas.
LA
MEGACAUSA DEL REGISTRO
Se ha conocido un dictamen de la Procuración de la Nación con relación a una
causa del Registro de la
Propiedad que involucra al abogado Guillermo Piñeiro,
quien se encuentra en prisión preventiva por no estar firme su sentencia.
Afirmó nuevamente dicho organismo, que
el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, al valorar el riesgo de fuga, le
restó relevancia a las condiciones personales del imputado, mencionando que
debía reunir condiciones fuera del orden común, que tampoco delineó y
sigue siendo un verdadero enigma la descripción de esas condiciones
excepcionales, ausentes en el común de los mortales, que la práctica
judicial reserva sólo para los mimados del poder o de la propia estructura
judicial.
Además, remarcó que la Corte Interamericana
de Derechos Humanos ha establecido que la prisión preventiva procede solo
cuando es absolutamente indispensable y no existe una medida menos gravosa para
alcanzar el mismo objetivo, por lo cual el
pronunciamiento en este caso no se ajustó a los criterios del calificado
organismo internacional.
En el dictamen se cuestionó otro punto muy
importante como la desigualdad entre la justicia provincial y la Federal.
La igualdad, no solo ante la ley, sino
también ante los tribunales y cortes de justicia está reconocida por
todos los pactos internacionales, pero además ha sido mencionada
expresamente en un fallo de nuestra Corte Suprema, que ha exhortado a que
exista armonía en el modo de tratar la prisión preventiva por los distintos
tribunales del país, a fin de evitar diferencias que
constituyan violaciones al principio de igualdad contenido en el
artículo 16 de la
Constitución Nacional.
En Córdoba, la realidad es otra dado que
esta semana, el Tribunal Superior dictó la segunda rutinariamente excepcional
prórroga de la prisión preventiva a cinco imputados en esta causa, que de esta manera completarían ya los tres
años en prisión preventiva, un récord de ilegalidad que no
es para enorgullecer a nadie.
Las facultades de un magistrado no
implican una suerte de permiso para la libre interpretación de la ley según
mejor parecer o conveniencia, ya que su deber
es el estricto cumplimiento de lo
establecido en la Constitución.
Y a propósito, el próximo miércoles a
las 11 de la mañana se hará una concentración en calle Caseros frente a
Tribunales I para reclamar al Poder Judicial el respeto y cumplimiento de lo
que manda nuestra Constitución.
LOS BOMBEROS VOLUNTARIOS
Cómo estarán de
sensibilizados los políticos que hasta el clima está participando en la campaña
proselitista, porque una cosa es la provincia con los desatados incendios
evitables y Córdoba es otra con la lluvia oportuna.
La cuestión es que gracias a los últimos
chaparrones la devastación de las llamas ha pasado a un ansiado segundo plano y
se afirma la creencia, desde el gobierno provincial, que muchos se dejarán de
molestar por el destino de los millones recaudados con el impuesto al fuego,
que todos pagamos junto a la boleta de EPEC.
Pero la calma no es real, como tampoco lo es
la solución que se pregona, de haber afectado ese tributo al sistema de lucha
contra los incendios y por ende, lógica pura, a sostener a todos los cuarteles
de bomberos voluntarios del territorio cordobés, cuyos abnegados integrantes
han demostrado acabadamente su vocación de entrega y su enorme y solidario
sentido del sacrificio.
Un oyente, llamémoslo el señor M.P. de
Salsipuedes, es uno de los que piensan que en este asunto el verso y la
demagogia no están ausentes.
Con legítima pena, me confesó que cada vez
que vuelve a su pueblo, se sorprende al ver que los bomberos voluntarios
organizan rifas y elaboran y venden empanadas para mantener al cuartel en el
que sirven.
Y con certeza no es el único caso.
¿Podrá, alguna organización civil
humanitaria, realizar un relevamiento provincial en tal sentido?
Lo pregunto porque desde el poder, es
improbable que se les ocurra aquello tan sano de la autocrítica como para
investigarse y si encuentran falencias, sancionar a los responsables y
dignificar el destino de tanto dinero nuestro.
A veces se me ocurre abrazar utopías como
ésta.
Porque para la mayoría de los que se
malacostumbraron a la sensualidad del poder, les resulta más provechoso esperar
la lluvia y gastar en otras cosas más productivas.
Como en una costosa campaña, por ejemplo.
EN
DEFENSA DEL CORDOBESISMO
La supina ignorancia con su componente
malicioso de confundir al cordobesismo con el delasotismo, no es para que nos
pongamos nerviosos o agresivos, sino que nos sirve para evaluar la inteligencia
-o la carencia de- con relación al funcionario que en el fragor de la tribuna
rodeada de aplaudidores, tuvo la desubicada y caústica fortuna de lanzar urbi
et orbe.
Para que lo sepa esta curiosa personalidad
de nuestra generosa esfera política nacional y popular, “melange” de rockero y
concheto, cordobesismo me trae las imágenes de Jardín Florido, de la Leo, del 990, del barrio
Clínicas, del gringo Tosco (en nuestra historia, “Gringo” habrá uno solo);
Bischoff, los festivales, la
República de San Vicente, Sabattini, la peperina, el salame
de la Colonia,
la Mona Gimenez,
los alfajores, La Cañada,
Negrazón y Chaveta y tantos otros íconos de enriquecen la memoria colectiva de
los mediterráneos.
En su condición de “zampado” al poder porque
su trayectoria no es brillante aunque haya sido elegido -lo que no supone la
tácita posesión de capacidad, honestidad e idoneidad- debiera saber que el
cordobesismo bien entendido y despojado de partidismos es también la rebeldía,
sus universidades, sus luchas, el campo, sus paisajes, su envidiado clima, las
piernas de sus mujeres, la mentirosa solemnidad de sus doctores y la sonora
vigencia de su tonada.
El cordobesismo es la generosidad del
anfitrión, la bravura de su río cuando se enoja y la pujanza de su industria si
es que tiene insumos que le permiten mantener su desarrollo.
El cordobesismo no es de la Sota sino las iglesias, sus
campanarios, la peatonal, la Papa
de Hortensia y la cieguita que vocifera en las calles del centro.
La pendejada portuaria, camporista y
autoritaria no tiene la obligación, ni siquiera moral, de saber todo esto
porque es complicado ilustrarse y conocer las idiosincrasias más próximas
viviendo como viven, en el termo de su propia incultura.
Así explicado, nuestro cordobesismo es la
puerta abierta a la sorpresa de vivirlo para sentirlo y es tan simple de
comprobar y gozar, que basta con una visita de un par de días.
Después de todo, para el cordobesismo y
tomado con humor alejado de cualquier ofensa, un motochorro más entre nosotros,
sacralizado en su impunidad, pasaría casi inadvertido.
QUE
ES LA LEALTAD
Las imágenes de aquel octubre del 45 nos traen
otra vez a la memoria el fervor de la gente por su líder, los pies inflamados
por la caminata metidos allí en el agua de las fuentes de la Plaza de Mayo y el grito que
nacía desde el fondo de cada pecho, y es cuando nos invade una nostálgica
admiración.
Digo admiración por la convicción; por la
lucha inicial contra una oligarquía terrateniente y de nariz parada, casta que con
frecuencia viajaba a Europa llevando su propia vaca en el barco para asegurarse
la provisión de leche.
Aquellos trabajadores de rostros y cuerpos cansados por la explotación, bolsillos exhaustos,
esperanzas en vías de extinción y derechos vulnerados fueron los que marcaron
el rumbo hacia la redención, cercana al milagro.
Ellos, y nadie más, merecen quedar en la
historia como legítimos forjadores de la lealtad: lealtad a sus principios,
lealtad a su lucha, lealtad a su propio sacrificio; lealtad al valor
inconmensurable de su compromiso..
Los argentinos a veces cometemos la
imprudencia de alterar y devaluar básicos conceptos, y algunos quieren hacernos
creer que ciertos personajes son más importantes que las instituciones, o que la Patria misma.
Ese deporte nacional de endiosar casi al
voleo ha llevado a la desilusión de muchos, habituados a fabricar patéticos
dioses de cartón con alma demagógica y mentirosa.
La lealtad debe inclinarse hacia la
honorabilidad de principios, hacia la ética, hacia la honestidad, hacia la sana
y productiva cultura del trabajo, del esfuerzo y de una actitud constructiva
hacia la sociedad.
No es positivo ni beneficia al país ser
leales al bolsón, a la beca indigna, al subsidio politizado ni a ninguna
dádiva.
Lealtad es el cumplimiento de las leyes, fidelidad a la verdad y el ejercicio del honor
y de la hombría de bien.
Lo contrario es politiquería no siempre
barata.
Porque la historia, nuestra historia, nos
viene enseñando que los espejismos nos han salido demasiado caros.
LOS
CRIMENES Y LAS CONDENAS
Con espanto permanente nos venimos enterando
de crímenes espeluznantes que ocurren en cualquier parte de nuestro país.
La violencia desatada especialmente en la
vulnerabilidad de mujeres jóvenes, es una especie de negro mensaje que nos está
enviando el hampa que desarrolla su progreso a costa de ciertos factores, como
por ejemplo la selectiva flexibilidad de las leyes, la falta de prevención
policial y el humor social agravado por la crisis.
Es hora de dejarse de joder con menudencias
como el merodeo de nuestro resistido Código de Faltas, del que solo son
culpables morochitos y pobretones
Con relación a la aplicación o no de
condenas más severas, incluyendo la pena capital para cierta tipología
delictiva, lo primero que debiéramos hacer, es terminar con las hipocresías.
La muletilla de los derechos humanos suele
ser positiva, hasta que vemos que se pretende que sean más merecedores de ese
amparo los delincuentes, que los garantes de la ley.
Tampoco es culpa de los abogados
especialistas en chicanas ni en dilaciones, porque ellos solo se mueven con
leyes que no elaboran, ya que a esa creatividad es de los legisladores.
Acerca de esto, largo y tendido pueden
hablar legistas, sociólogos, juristas, psicólogos, curas, rabinos, imanes,
políticos, gurúes y sabihondos.
Pero de algo tengo la plena certeza y se lo
discuto a cualquiera.
Es probable que una medida extrema no haga
disminuir los índices de delincuencia.
Lo quiero reiterar: terminemos con la
hipocresía.
Pero ese criminal despreciable que mató con
alevosía, con saña, a mujeres, niños o ancianos indefensos, no volverá a matar.
Jamás.
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