Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” emitido en dúplex por AM580 y FM88.5 de Radio Universidad de Córdoba,
el domingo 25/03/18
LEJANO Y RUIN 24 DE MARZO
DEL ’76 Y EL TERRORISMO DE
ESTADO QUE NACIÓ EN EL ‘74
Parece mentira ya pasaron 42 años desde
aquella noche que un grupo de pretendidos iluminados, con la mortal prepotencia
de las armas interrumpió la legitimidad de un gobierno que pese a sus carencias
y errores era el resultado de un alicaído proceso democrático.
Fue el día inaugural de aquellos años de
miedo, de terror, de terror a dos puntas como a dos puntas fueron el secuestro,
la tortura y la muerte sin que esto de ninguna manera sea plantear o sustentar
la teoría de los dos demonios sino la honesta y sincera enunciación de la
realidad.
Las enormes ventajas aprovechadas por el
terrorismo de estado que en honor a la verdad nació allá por 1974 de la mano
del funesto Lopez Rega con el silencio de Isabel Perón y sus seguidores, terminaron
con una o dos generaciones de argentinos, románticos e ilusos patriotas para
unos y guerrilleros o subversivos para otros.
Los muertos y asesinados son asesinados y
muertos cualquiera haya sido su forma de pensar.
Fue un precio demasiado elevado para darnos
cuenta que la purificación por la sangre es una irremediable forma de violencia
que a nada conduce, salvo a la desintegración social y a la destrucción del
país.
Es cierto eso de no perder la memoria porque
es lo que teóricamente impide reiterar los errores del pasado, siempre y cuando
sea una memoria total, sin negaciones, escondrijos ni manipulaciones de la
historia.
Hace tiempo se dijo que había llegado la
hora de la recuperación nacional y sin embargo subsisten los viejos odios y
aquellas heridas que muchos se empeñan en no dejar que cicatricen. Los
argentinos que amamos a esta Patria, nuestra Patria, estamos convencidos que la
justicia es necesaria, tan necesaria como inútiles son la revancha y la
venganza. Nadie pretende el olvido siempre y cuando aquel ejercicio de la
memoria sirva para unirnos y no para ahondar el odio y el desencuentro.
A mí no me la contaron.
Han pasado tantos años que me parece que
merecemos ser felices incluso nosotros, los que hemos vivido el espanto, aquel
espanto que ahora muchos improvisados tocadores de oído que desde su ignorancia
o fanatismo pretenden reflejar sin ponerse colorados. Fueron 42 años o mejor 44
y algo más en la búsqueda de la verdad, una lucha que se hizo y aún se hace con
el enorme componente político de ideologías, tan enfrentadas igual que en
aquellos tiempos.
No digo que sea necesario aquietar las
pasiones porque sería pretender un arco iris en blanco y negro.
Pero si, dentro de lo posible y para
alcanzar la paz integral que tanto necesitamos, es imperioso recuperar el
camino del respeto y la grandeza de pensamientos sin mezquindades ni
autoritarismos, pero sobre todo dejando que la justicia haga lo suyo y la
memoria no circule en una sola dirección.
Porque la memoria parcial, bien lo sabemos,
es una manera perversa y despreciable de encubrir mentiras.
Y jamás olvidemos, bien vale repetirlo una
vez más, que el terrorismo de Estado no se inició en 1976 sino que los
argentinos lo empezamos a padecer durante los gobiernos de Perón y de su
tercera esposa, en la primera parte de la década del 70.
Es una porción de nuestro drama.
Y es
parte de la historia.
LOS LEGISLADORES YA SON MAYORCITOS
COMO PARA COMETER ACTOS INFANTILES
--¡Me dijo potra!
--¡Me dijo que me partiría como a un queso!
--¡Me dijo que en medio turno nos matamos!
--¡Me dijo Mami amamántame!
--¡Me dijo torturadora del bidé!
--¡Me dijo juguemos al teto!
¿Imagina alguien la cara que
pondría el policía de la esquina (cuando lo hay) en el momento de recibir una
“denuncia” como cualquiera de esas?
Realmente hay que estar muy al
garete para intentar que un Congreso Nacional con otras preocupaciones y
urgencias mayores como lo es el nuestro, gaste tiempo y capital político para
debatir una cuestión tan liviana como lo es intentar que la ley regule ciertos
comportamientos mayormente masculinos que afectan al pudor de ellas, aunque
casos hay en que son ellas las piropeadoras con expresiones tan lascivas como
¡qué ojazos!” o “espero que tu mujer no sea celosa” o ya subiendo el tono y la
imaginación “¡qué tabla de lavar!” o “¡qué paquete de café…!”
Porque el problema no son el
texto de lo que se elabore ni el articulado que incluya las penalidades para
quienes una vez comprobada la comisión del hecho y haber enfrentado a un
Tribunal, reciban la condena respectiva.
Carece también de relevancia la
“cantada” sospecha que esto salta a la luz como una nueva cortina de humo que
desvíe la atención de la gente para que deje de preocuparse por pavadas como la
inflación, la desocupación, las importaciones o la suba del dólar, de la nafta,
de los precios de los comestibles, de los medicamentos y de los servicios.
Las feministas que no se
contentaron con su actitud frente al debate sobre el aborto, ya enarbolan una
nueva bandera de “sumisión al macho” amenazándolo con hacerle tronar el
escarmiento y romperle sus partes pudendas, cuando osen ensalzar bellezas
femeninas apelando a un lenguaje que no sea el que se aplica en la diplomacia,
en Versalles o en las religiones.
Lo más gracioso de todo es que
la mayoría de las “ellas” por citar sólo un ejemplo, jamás dejarían de pasar
por una esquina céntrica dominada por hombres a quienes ya a la distancia
identifican como posibles ofensores, porque el piropo es muchas veces una
caricia para el alma en cuanto a las bonitas, y una inyección de autoestima
para las menos agraciadas. Ergo, el piropo es valioso e imprescindible.
Frente a una ley
incuestionablemente inaplicable por su propio espíritu y por lo inoportuno de
su aparición en la escena nacional, lo mejor es tomarlo con la liviandad que
merece, sin entrar en consideraciones técnicas o jurídicas que hablen de
derechos, de obligaciones o de conductas porque son otras las urgencias que
apremian a los argentinos.
Para colmo el legalizado
engendro tendría su origen en Córdoba, donde el paso del tiempo no ha logrado
eclipsar la graciosa figura de Fernando Albiero Bertapelle, “Jardín Florido”
para los memoriosos, quien hizo del requiebro una religión urbana a la que los
apóstatas de siempre le faltaron el respeto convalidando un injusto olvido. Uno
de los hechos lamentables fue que la autora de hermosas mayólicas con la figura
de Bertapelle, doña Nélida Baraldi, no encuentra el destino que tuviera una de
esas obras, que en nombre del entonces intendente Giacomino retiró de su
hogar-taller gente de Ceremonial de aquella administración y “nunca más se
supo”.
Además como si hicieran falta
maledicencias, hicieron escuchar su desaprobación a la figura y la memoria de
“Jardín Florido” algunas damas que lo consideraron una especie de “adelantado”
en acosos, como si el veterano vecino de Alta Córdoba hubiera aplicado
vocabulario inconveniente para sus piropos.
El mecanismo de la
consideración del anteproyecto de ley de censura a la lisonja o adulación, como
le quieran llamar, ya está en movimiento y ha generado el debate popular con
una enorme mayoría que asume el tema como una afrenta a la inteligencia de la
gente por el hecho de marginar con tan infantil y desubicado motivo, la
consideración de otros proyectos que demandan urgente atención.
Prohibir o “regular” los
piropos no nos cambiará la vida ni nos hará más buenos o peores de lo que
somos.
Simple y lamentablemente, le
mostraremos al mundo que en Argentina hay legisladores con suficiente tiempo
libre como para malgastarlo tan penosamente y con absoluta impunidad, en nombre
de la democracia... o del feminismo.
Y eso si que es imperdonable.
HACIA UNA NUEVA PROCURADORA
El presidente Mauricio Macri comentó que
propondrá para la Procuradoría General de la Nación, en reemplazo de la
jubilada Gils Carbó, a la Dra. Inés Weimberg de Roca, integrante del tribunal
superior de la ciudad autónoma de Buenos Aires y supuestamente, si de política
hablamos, del “palo” del jefe del Estado.
Es increíble el poder de rechazo que tienen
algunos sectores de la sociedad cuando se trata de considerar conductas o
antecedentes de cualquier candidato, porque en lugar de cuestionar, por
ejemplo, la idoneidad funcional, la calidad profesional, sus antecedentes
financieros o cualquier otro rasgo de su personalidad, se las toman con la
familia o con los amigos del candidato o de la candidata.
Como si la conducta de algún familiar fuera
un válido antecedente, se han escuchado voces y opiniones que descalifican o al
menos pretenden hacerlo, a la Dra. Weimberg de Roca por estar casada con un ex diplomático a quien le tocó ser embajador de
las dos últimas dictaduras: Eduardo Roca.
Ocupó esas importantes funciones ante la OEA en 1966 y representando a
nuestro país ante el gobierno de los EE.UU. y más tarde, en 1982 ante la
Organización de las Naciones Unidas.
Hay
actitudes que se descalifican por sí solas, porque el hecho -y quiero poner un
ejemplo que no es ofensa ni mucho menos pero que es penosamente real- que tal
persona sea gay, no obliga a que su hermano, su tío o su sobrino también lo
sean.
Es
como cuando vemos a un borracho en la calle, promoviendo escándalo, y demos por
sentado que toda su familia está inclinada al exceso etílico.
En
ese sentido los argentinos seguimos con esa malsana costumbre de condenar al
prójimo por su portación de apellido o de parentesco.
Porque hay otras maneras de calificar, pero suelen ser complicadas y no
al gusto de quien pretende embarrar conductas ajenas.
MEGACAUSA Y ANTICORRUPCIÓN
En el inicio del año
Judicial la Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba anunció la
puesta en marcha del “Observatorio de Causas Anticorrupción y de Interés
Público”. Es de esperar
que este Organismo tome a su cargo lo que el frustrado Fuero
Anticorrupción dejó pendiente.
Si de
“observar” hablamos, se me ocurre desde ya una tarea: En la causa del Registro
de la Propiedad se plantea una contradictoria dualidad cuando se advierte que
los acusados por millonarias estafas son ciudadanos comunes sin
fortuna, mientras que altos funcionarios con abultados patrimonios alcanzados
en los últimos años, no son ni siquiera citados.
Cuando se analiza
que la mayoría de los imputados no ocupaba puestos de jerarquía que
posibilitara los negocios endilgados, se advierte que los que manejaban el
poder y la información están libres de cualquier sospecha. Cuando se
percibe que el grueso de los juzgados ni siquiera han sido acusados,
mientras los funcionarios expresamente señalados por los testigos jamás han
pasado por Tribunales.
Y finalmente, cuando
se reflexiona que los primeros, son condenados argumentando la íntima
convicción de una comisión especial de jueces, y que con la misma íntima
convicción absuelve o sobresee a los
segundos.
Algo
no concuerda con lo proclamado en la Constitución.
Vaya que es
necesario observar, y leer, y pensar, y razonar, y todo lo que sea necesario,
para que las decisiones y los fallos en esta causa no se ajusten a la cara ni
al nombre del cliente, sino a lo que estrictamente manda la ley.
NOSOTROS
LOS PERIODISTAS Y LA DICTADURA
En estos últimos años la sociedad cordobesa
y con expectativas más allá del ámbito nacional, asistió al juzgamiento y duras
condenas a varios militares e integrantes de otras fuerzas de seguridad acusados
por delitos aberrantes perpetrados durante la década del ’70.
Naturalmente no estuvieron solos y como siempre, contaron con la complicidad de
civiles amigos, seguidores, soplones y no hay que negarlo, la cercanía de
algunos personajes vinculados con los medios de comunicación.
Buena
parte de la Iglesia colaboró con su silencio.
Buena
parte de la comunidad aportó su cuota de miedo.
Algunos
sectores políticos mostraban indiferencia.
Las
empresas periodísticas acataban sin chistar el manual de estilo, la censura y
los aprietes telefónicos que les imponían los militares.
Si hasta
prohibieron una historieta: Lindor Covas, un gaucho matrero, mujeriego y
enemigo de la autoridad.
Le
hicieron cambiar el nombre artístico al Soldado Chamamé porque se sentían
ridiculizados y ofendidos.
Alberto Olmedo
no pudo hacer más el Capitán Piluso, porque desde la cúpula gubernamental
sostenían que un militar no podía andar armado con una gomera.
Los
periodistas debíamos caminar entre las dos veredas, apretados por ambas: nos
tocaba ir a retirar los “partes de guerra” que dejaban montoneros, erpianos y
otros en los baños de algunos bares o bajo el banco de cualquier plaza, como
asimismo asistir a las conferencias de prensa que ofrecían autoridades del
ejército o de otras fuerzas de seguridad. Desde ambos bandos -aunque no lo
dijeran- seguramente estábamos sospechados de trabajar “para los enemigos”.
Escribíamos a conciencia lo que veíamos, pero después en muchos casos se
publicaba otra cosa.
Y cuando
aparecían las listas negras de distintos orígenes, algunas reales y otras
fabricadas maliciosamente, estábamos allí los periodistas y no los
empresarios de los medios de comunicación, para muchos de los cuales éramos
solamente un número de legajo y un sobre a fin de mes.
Y ante
los dictadores, una moneda de cambio que asegurara su impunidad y su
prosperidad.
La tarea
de investigar la actuación de los medios periodísticos durante los oscuros tiempos
del desprecio, aunque sepa que es un sector poderoso, es una deuda pendiente
que ahora, hoy, la Justicia tiene con la sociedad y aquellos medios o mejor
dicho sus dirigentes de entonces, la obligación de la autocrítica..
Muchos
de esos medios que claudicaron y agacharon la cabeza sin pudor, ahora son
leones lo mismo que los “descolgadores de cuadros” que con gran sentido del
oportunismo supieron aprovechar el ocaso militar.
Claro.
Ya no
había riesgos, no tenían fierros y tampoco soldados.
Muchos
exponentes de eso que ahora llaman moderno periodismo y “periodismo militante”
-direccionado hacia un solo objetivo que curiosamente no es la objetividad-
pretenden actualmente y tocando de oído, enseñarnos cómo se vivían aquellos
tiempos dentro de nuestra profesión y para colmo con cierta desfachatez de
juzgarnos con rigor, sin testimonios válidos y sin el pudor del respeto.
Los periodistas de aquellos tiempos, de los
cuales no somos tantos los sobrevivientes por eso de la edad entre otras cosas,
tenemos la tranquilidad de conciencia como para enfrentar a los imberbes que
pretenden hacernos digerir una historia que inventaron, víctimas de su propia
ideología al servicio de la que trabajan y divulgan.
¿Será por eso, entre otras cosas, que al sostener
que el terrorismo de estado nació durante un democrático gobierno peronista, la
Unicameral del cordobesismo haya cancelado un encuentro público con la gente,
que nos tenía como expositores a un par de periodistas que vivimos todo aquello
y nadie nos lo contó?
Es para ser mal pensado, porque así es la
realidad.
BASURA REBELDE QUE QUIERE QUEDARSE
Así como los
empresarios de nuestro deficiente transporte urbano se hacen los osos con el
estrepitoso mal servicio que prestan hasta que llegue el día de la consagración
de un nuevo aumento del boleto, casi lo mismo se me ocurre que está pasando con
la recolección de residuos domiciliarios en la ciudad.
No es una
apreciación caprichosa y basta con recorrer tanto el centro como cualquier
barrio, a la hora que a usted se le antoje, para encontrarse con ese insalubre
paisaje de la basura desparramada después de la indiferencia de los hombres y
la famélica costumbre de tantos perros que andan sueltos.
El servicio de la
basura se ha venido deteriorando porque los empresarios responsables de esa
operativa hacen lo mismo que sus colegas de las empresas de ómnibus: degradar
las prestaciones para hacerlas rentables, hasta que el poder concedente afloje
a esas presiones e instituya una nueva afrenta a los cordobeses.
O mejor dicho dos
injurias, porque una es el transporte de pasajeros que cada día se hace más
deficiente porque sus responsables regulan las frecuencias para hacer rentable
el negocio, y la otra porque los concesionarios de la prestación aguardan el
seguro reajuste que les posibilite seguir embolsando fortunas con el menor
esfuerzo y la dedicación a los vecinos, obligados sostenes de ambos negocios
sólo beneficiosos para sus empresarios.
Se están negociando
seguramente en materia de recolección de residuos las renovaciones de
contratos, sumas mediante que de solo verlas asustan por lo abultadas, pese a
lo deplorable del cometido que no cumplen.
Y con el transporte
ocurre otro tanto: tenemos por lejos el transporte urbano más caro del país,
que por lo general mucho dista de ser al menos correcto.
Ya cambiarán las
cosas por un tiempito, cuando se establezcan y se suscriban los nuevos contratos
de la basura por montos exorbitantes y suficientes para que Cotrequito haga
otro video bailando de felicidad mientras miente por obediencia debida, que el
servicio es correcto.
En el transporte
aumentarán dos o tres frecuencias como para calmar a los más exaltados y
frustrados pasajeros, hasta que los chicos malos de la UTA adviertan que los de
la FETAP la embolsan desmedidamente y tomen de rehenes a los pasajeros para
apoyar sus caprichos.
Y la rueda seguirá girando, porque esta es la
historia sin fin, que ya la hemos padecido.
ZANNINI Y D’ELÍA EN LIBERTAD Y LA PROVOCACIÓN
Por esos insondables
misterios y vericuetos que encierra la aplicación de la Justicia en nuestro
país, que por allí proteje más al delincuente que al ciudadano honesto entre
tantas otras particularidades, ya están libres aunque no de culpa y cargo dos
personajes nacionales & populares de los últimos y tortuosos tiempos de nuestra
historia reciente.
Uno, el que aspiraba
a suceder al bueno de Aimée Boudou y el otro, que pretendía llegar a la
presidencia del país partiendo desde su base política e ideológica de
prepotencia, alimentada en su momento desde el poder para hacer el trabajo de
zapa al actual gobierno nacional.
Los dos de la mano,
Zannini y D’Elia dejaron los barrotes y tomaron el camino de la libertad al
menos momentánea porque no se han detenido las causas en las que están
involucrados.
Zannini, al menos es
lo que me pareció advertir, optó por una medida exposición pública, limitándose
a las congratulaciones de sus seguidores entre los que estaban familiares de la
ex Sra. Presidenta y otros personajes, mientras que D’Elía, fiel a sus
principios patoteros, no perdió oportunidad de encarar a todo micrófono o
cámara de TV que se le arrimara para reiterar su patético estilo de prometedor
de calamidades y de incitador a la violencia para la toma del poder.
En suma, dos
libertades que a sus beneficiarios mucho
agradan porque debe ser complicado eso de ver cada mañana el sol
apresado por los mismos cuadritos.
Pero lo más
importante de la situación, es que pese a todo es para tomar conciencia que la
Justicia todavía existe para todos… y todas y que las causas no se detienen y
llegarán hasta el momento de la culpabilidad o la inocencia.
Pero siempre, a la
sombra de esa señora con los ojos vendados que a veces sabe ver pese a eso, con
lo que está asegurada esa enorme ventaja que por sobre el autoritarismo y la
prepotencia, todavía se respira en ese aspecto el saludable aire de la
democracia.
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