¿EL GOBIERNO QUIERE FORMAR
UN REGIMIENTO DE GUASONES?
Es harto conocida la
preocupación del gobierno de la provincia en su “lucha sin cuartel contra la
delincuencia”, para lo cual utiliza una de sus mejores armas que es el
ocultamiento de hechos gravísimos con lo que consigue suavizar las estadísticas
y seguir vendiendo esa falsa y peligrosa imagen de seguridad cuando no existe.
Pero no es la única
preocupación que se abate sobre el castigado cordobesismo, ahora beneficiado
con una sucesión de obras necesarias aunque algo inoportunas, salvo para vender
en épocas preelectorales como anestésico de una realidad apremiada por otros
severos problemas prolijamente descuidados.
En los últimos tiempos, la
cuestión de la invasión permanente de murciélagos en el Colegio Alejandro Carbó
ha desnudado algo que era una certeza pero que ladinamente se escondía bajo un
manto de complicidades y silencios: como siempre, los tres meses de vacaciones
sirvieron para la patriótica practica del alpedismo mientras muchas escuelas
seguían con agudas falencias edilicias, de mobiliario y de otras carencias fáciles
de superar sólo con buena voluntad y correcta gestión.
Pero no.
A último momento se avivaron
que los murciélagos ooootra vez se habían adueñado de una de las escuelas más
emblemáticas, activas y concurridas de la provincia y pretendieron desalojarlos
en una semana, cuando se habían iniciado las clases superando la mayoría de los
docentes un ridículo paro ordenado por la conducción gremial nacional.
Es probable que la ciencia esté
del lado de quienes sostienen la bondad de los animalitos, pero la realidad,
nuestras costumbres y los riesgos tienen otra perspectiva al analizarse la
situación. No sería suficiente el reclutamiento de “guasones” para combatirlos,
porque seguramente el pretexto sería utilizado por las áreas de (in)seguridad y
(des)gobierno para ubicar a los parientes, amigotes, amigas, activistas y
partidarios con atractivos sueldos y poco esfuerzo.
Es para pensar que las
autoridades de Educación, al menos sospechadas de inteligentes cuentan entre
los servicios que contrata, con alguna empresa encargada de controlar pestes y
si eso no se hace, es porque no la tienen o si la tienen no le pagan.
La notable imprevisión tuvo
lógicos resultados con un daño directo a la educación del alumnado y la vida y
costumbres de sus mayores, que a ciencia cierta no saben, diariamente, si las
clases se dictan o el colegio permanece cerrado por la invasión que seguramente
enviara el espíritu de un Batman dañino, superior y anticordobesista.
Si esto fuera la primera vez
que ocurre, bien valdría un voto de apoyo a las autoridades lógicamente afectadas
por una situación imprevista, porque los murciélagos no suelen avisar con
anticipación el lugar donde se aposentarán, se reproducirán, provocarán asco y
por otra parte, lástima, consideración y respeto de los proteccionistas.
Cada año es la misma
historieta: muchas escuelas que arrancan el ciclo lectivo con deficiencias que
debieron solucionarse con tiemplo durante los tres meses de receso o la
porquería de tener que aguantar el insalubre vuelo y la presencia de bichos que
a lo mejor son útiles para comerse los insectos, pero no caen simpáticos a los
niños, a los jóvenes ni a los padres que deben tolerarlos dentro de una
escuela.
Está visto también en este caso
que el gobierno de la provincia se empeña, año tras año, en tropezar con la
misma piedra.
Gonio Ferrari
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