27 de octubre de 2019

S.L.B.: DÓLAR QUE ME HICISTE MAL Y SIN EMBARGO TE QUIERO – LA AGITADA VIDA DE LOS ARGENTINOS NO NECESITA “IMPORTAR” PROBLEMAS – MEGACAUSA: LAS CURIOSAS INTERPRETACIONES DEL REMANIDO VERBO “INTERPRETAR”, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” que en edición reducida de una hora (por veda electoral) difundieran en dúplex AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad de Córdoba el domingo 27/10/2019.

Para un lloroso tango
DÓLAR QUE ME HICISTE MAL
Y SIN EMBARGO  TE  QUIERO
   Parece una tontera, pero se hace otra vez necesario recordar una vieja y conocida sentencia que pronunciara años atrás el general retirado Juan Domingo Perón, tres veces presidente constitucional de los argentinos.
   No recuerdo bien a raíz de qué conflicto planteado con la cotización de monedas extranjeras, que se le ocurrió al viejo líder a la vez preguntar y afirmar: ”¿por qué les preocupa el dólar si nunca han visto uno?”.
   Y sería una verdadera torpeza intentar traspolar aquellos conceptos a la realidad dolarizada que ahora vivimos los argentinos, emperrados en amarrocar billetes verdes aunque sean de a uno empujados por el espejismo que fabrican los grandes poseedores de esas divisas que son los que manejan su mercado.
   En realidad, apenaba este viernes ver las largas filas, en muchos casos superiores a los 70 u 80 metros, de gente que aguardaba su turno en algún banco para comprar desde 10 hasta cien dólares, porque las operaciones por mayores montos se mueven protegidas por el anonimato en muchos casos y en las penumbras de la marginalidad en otros no tan infrecuentes.
   De acuerdo con lo que se conoce y comenta, todas las operaciones que superan una equis cantidad de la moneda norteamericana, debe pasar por un filtro impuesto por los servicios de inteligencia de aquel país, para evitar la aplicación de esos dineros a la actividad terrorista y también posiblemente a manejos del narcotráfico internacional.
   Son muchas, variadas, creíbles o fantasiosas todas las especulaciones que podamos hacer desde aquí, pero en verdad la economía argentina se mueve en virtual estado de dolarización, desde la consulta por el precio de un televisor, un lavarropas, el modelo de auto que se quiere cambiar o la renovación de maquinaria en cualquier industria, aunque en la fabricación no intervenga ningún insumo que se cotice en dólares.
   Años ha, ahorrar en dólares era “fashion” porque al menos se conservaba el capital que iba creciendo en consonancia con la depreciación de nuestro peso.
   Los corralitos y las limitaciones que se fueron imponiendo en procura de normalizar el mercado del dinero, retrotrajeron a muchos ahorristas a los vetustos tiempos del dinero en el colchón, en algún embute casero o en las arcas de dudosas cuevas que proclamaban la aplicación de jugosos intereses que pocas veces se llegaban a cobrar porque esas financieras estallaban en su propia indecencia.
   La banca legal se enriqueció, la usura se instaló en las deudas de muchos tomadores de créditos, se terminaron los plazos largos de financiación y los punitorios por retrasos llegaron a niveles escandalosos, especialmente con las tarjetas de crédito.
   Pero seguimos enamorados del dólar.
   Sin embargo, es una de las enormes dudas ahora instalada en el pensamiento de la gran mayoría de los argentinos: qué puede pasar con el dólar a partir de mañana, cuando las urnas hayan aportado su veredicto y desde allí podrán partir las especulaciones, los cálculos, los desencantos y los arrepentimientos.
   El dólar teóricamente mañana a mediodía tenga una cotización oficial, pero a la luz de situaciones análogas vividas años atrás, la situación me trae a le memoria un aroma de feriado bancario al menos por un par de días.
   Y allí es probable que el romance con el dólar se transforme en situación de fracaso o de éxito para algunos.
   Cualquiera de las dos sentencias, pero nunca con el dólar, la indiferencia.

Convulsión latinoamericana
LA AGITADA VIDA DE  LOS ARGENTINOS
NO NECESITA “IMPORTAR” PROBLEMAS
   Es indudable que algo en común conecta las situaciones conflictivas que se han venido presentando últimamente en países hermanos geográficamente pero diferenciados en sus estilos de vida, en la calidad de cada gobierno y en las reacciones que provocan en cada una de las sociedades, lo que de ninguna manera significa dejar de lado la evaluación de nuestra propia realidad.
   Es para pensar, si observamos lo que está ocurriendo más allá de nuestras fronteras, como si la preeminencia de gobiernos enrolados en la derecha que muchos rotulan como neoliberalismo, hubiera entrado en cortocircuito con los históricos fracasos de las izquierdas en otras latitudes y no me pidan ejemplos porque en verdad, sobran en la más reciente historia universal.
   Dicen los que saben que con la caída del muro de Berlín quedó decretada la muerte de las ideologías, aunque en lo personal pueda tomarlo como un juicio exagerado, ya que son las ideologías precisamente las manijas de este mundo loco y convulsionado.
   Partiendo del término “idea”, Pio Baroja supo sostener que en las esferas donde ellas germinan con la frescura de ser nuevas, no hay que esperar encontrarse con hombres de gravedad y de peso; en los nuevos caminos es más fácil toparse entre locos, perdidos y granujas, con algún santo o con algún héroe.
   Los más arriesgados en sus análisis vienen diseñando una especie de mapa por donde circulan los conflictos y no son pocos ni tan errados -a la luz de lo que está aconteciendo- que existe una especie de eje geográfico que parte desde las lejanas tierras moscovitas, pasa por el gran lagarto verde, hace una escala en la república bolivariana y desde allí florece hacia Ecuador, Chile, Brasil y se toma vacaciones en Argentina.
   Lo más lamentable, más allá de las conquistas que se alcancen, es el costo que ellas tienen en vidas humanas, en daños al patrimonio de todos, en la instauración del terror y el reinado del miedo que es donde se nutren los extremos ideológicos para cimentar y sostener todos los mecanismos de violencia que se echan a rodar.
   Con tales brotes de intolerancia es que debilitan las democracias, sobre todo por parte de quienes nunca vivieron a su amparo sino que optaron por el autoritarismo, la prepotencia y el reinado de una selectiva anarquía de la que se valen y se sirven los dueños del poder que ridículamente pretenden hacer notar un inexistente respeto por la voluntad popular que se ejerce en las urnas.
   La globalización entre sus aspectos negativos aporta eso de exportar violencia y desencuentros, porque después aparecen los mesías esgrimiendo mágicas soluciones que nunca llegan o pocas veces alcanzan.
   Aquí tenemos nuestros propios y agudos dramas y es una torpeza permitir que pueda haber argentinos que vayan a buscar y que traigan desde afuera conflictos que no teníamos.
   Porque ahora, con solo leer diarios, escuchar radios o mirar las noticias por televisión, caemos en cuenta que en las grandes desavenencias mundiales, pasamos a ser parte del problema y no de las soluciones.
   Es la manera más penosa y reprobable de seguir navegando así, en la mediocridad.
  
Megacausa del Registro
CURIOSAS INTERPRETACIONES DEL
REMANIDO  VERBO “INTERPRETAR”  
   La palabra “interpretar” se define como explicar, aclarar o atribuir a algo un significado determinado. En materia jurídica se dice que “interpretar” es  buscar el espíritu de las leyes, su intencionalidad, qué es lo que quiso o quiere decir, cuál es el sentido y el alcance de la norma o regla para aplicarla al caso concreto.
   En el pasado muchos juristas negaron a los jueces cualquier facultad de interpretar las leyes, pero hoy se acepta que es ésta su tarea y responsabilidad. Un jurista español ha dicho que la interpretación es un acto de conocimiento y no un acto de voluntad creadora de preceptos jurídicos.
   Por lo tanto, y aunque los jueces sean humanos, en ningún caso esta interpretación puede convertirse en caprichosa y/o arbitraria. En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, la ley que establece que la prisión preventiva debe ser  excepcional  "se interpretó" como  todos presos.
   El principio que establece la inocencia hasta el juicio "se interpretó" como culpables hasta que demuestren lo contrario.
   La garantía de libertad durante el proceso "se interpretó" como llegar esposados desde Bouwer a cada audiencia.
   La lógica del  juicio previo a la condena "se interpretó" como llegar al juicio con la condena cumplida.
   La normativa de jueces distintos para preservar la imparcialidad  "se interpretó" como una comisión  especial juzgadora.La prohibición de juzgar a las mismas personas por lo mismo "se interpretó"  y  así continúa,  como reciclar a los mismos imputados para nuevos juicios.
   Si nuestra “interpretación” no falla, estaríamos frente a una valoración caprichosa y arbitraria de las leyes en esta causa, de la que sería importante "interpretar" la intencionalidad.

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