NO DESAPROVECHAR CUATRO AÑOS Y
EVITAR VOLVER AL MISMO POPULISMO
“Sólo el que tiene el pie sobre la brasa sabe
lo que es la quemadura”. (Proverbio árabe).
No suele ser aconsejable opinar
en caliente acerca de situaciones que bien pueden ser consideradas históricas,
especialmente cuando los golpes de timón que se avizoran pueden llegar a ser
traumáticos, si es que se imponen las políticas pregonadas en campaña para
terminar con una conducción nacional orientada hacia la derecha del
neoliberalismo.
Han pasado algunas horas y al
menos el Presidente electo demostró hidalguía política compartiendo un desayuno
seguramente hablando de la transición, con el Presidente saliente el 10 de
diciembre -de quien partiera la invitación- quien a no dudarlo cumplirá con el histórico
aunque no siempre respetado ceremonial de la entrega de todos los símbolos de
su alto cargo.
Fue sin dudas un nuevo triunfo
de la democracia y el reiterado fracaso sin escarmiento que padecieron los
encuestadores, más vendedores de humo y de quimeras que estudiosos de la
realidad que puede aportarles elementos de juicio, sobre todo para los que más
se preocupan en facturar que asumir la certeza de sumergirse una vez más en el
descrédito.
La paz interior se me ocurre
que está asegurada y tuvo su anticipo en el orden y la frescura cívica de los
actos proselitistas de la corriente oficialista, sin desmanes ni insultos; sin
expresiones violentas de diferencias internas, sin gente “del campo rentado”
arriada por miles y sin muestras de autoritarismo por parte del poder. Es para
pensar entonces que se tratará de una transición civilizada, con todas las
garantías que supone nuestro sistema basado en las libertades sin
condicionamientos.
Pero aquellos apasionados a la
hora de votar, los disconformes por haber sido víctimas del desempleo, los afectados
por la usura de los créditos y de los servicios públicos y especialmente los
beneficiarios de planes que en la mayoría de los casos sirvieron para destrozar
la cultura y la dignidad del trabajo, que no se ilusionen de inmediato con aquello
de comer por seis pesos diarios, que no se imaginen que tendremos menos pobres
que en Alemania o que sin endeudarse podrán cambiar el auto, viajar con la
familia a Disney o atesorar dólares porque volver a esa lejana y mentirosa
bonanza puede llevar demasiado tiempo, esfuerzo y sacrificio porque nada fue,
es ni será gratis a menos que se reinstale el populismo y los laburantes
tengamos que pagar a los ociosos.
Habrá que ver las reacciones
internacionales si mantienen los buenos lazos luego de ser recuperadas en los
últimos cuatro años, como para que al menos sigan confiando en nosotros y no
nos embarguen o secuestren el avión presidencial o la fragata Sarmiento. Será
imprescindible retomar políticas de crecimiento para terminar con subsidios y
becas, no detener los avances logrados en materia de abastecimiento de energía,
las obras ya encaminadas y consolidar el respeto por los dineros de organismos
de previsión para que no vuelvan a ser parte de promociones tan vanas como demagógicas.
El gobierno entrante tiene la
obligación de no mentir y brindarle a la sociedad estadísticas reales y no
dibujadas, porque conociendo la verdad del diagnóstico es que se puede ayudar
en la terapia porque eso, por ejemplo, no es estigmatizar a la pobreza sino
dignificarla en el valor real y alcanzable de sus necesidades.
Será importante que el gobierno entrante se concientice en la exactitud
de ser territorialmente definido como minoría productiva, porque los resultados
demostraron que el corredor Pacífico-Atlántico integrado por Mendoza, San Luis,
Córdoba, Santa Fe, Entre Rios y la ciudad autónoma de Buenos Aires configuran
la centralización de la productividad nacional aparte de un elevado porcentaje
de la provincia de Buenos Aires que votó al macrismo y a otras fuerzas
políticas y baste con saber que allí viven más de 10 millones de beneficiarios
de planes y subsidios.
Quedó demostrado que otras
regiones donde campea la pobreza, se inclinaron por el regreso a la obligada
comodidad del populismo.
La grandeza que supimos lucir
tiempo atrás será recuperada cuando renazca la concordia, cuando volvamos al
respeto por el adversario que no es enemigo sino un argentino que piensa
distinto, cuando se valorice más la dignidad del trabajo que la ventaja del
subsidio y del bolsón; cuando el empresariado entienda que también es
parte del sacrificio que se impone y no
tan solo golosos partícipes de la angurria por la toma de utilidades.
Volveremos a ser lo que alguna
vez fuimos cuando la Justicia sea real e ideológicamente independiente del
poder y no su oficina donde se tramitan y maquillan causas para que los
privilegiados -y en esto el color político no debe importar- rindan cuentas
ante la Ley y no se amparen en pretextos fútiles como los viajes al exterior,
sospechosas enfermedades u otros
pretextos que rozan lo infantil.
Ahora que la lectura de las
cifras comiciales nos muestra con rigidez matemática que en Córdoba el binomio
Macri-Pichetto se impuso por 65 a 21, en Mendoza por 51 a 35, en Santa Fe por
44 a 40 y en la ciudad autónoma de Buenos Aires por 55 a 33 llegamos a evaluar
que así se manifestaron los cuatro distritos con mejores índices de educación y
de mayor relevancia económica del país.
Y que la realidad
incontrastable de los números nos indica que fue La Matanza bonaerense, el
circuito que en 12 años de peronismo se sigue inundando, la que virtualmente
decidió la elección, tenemos que concluir al evaluar la dudosa calidad del voto
que muestra sin necesidad de análisis su íntima integración afianzada en demagogia
y dadivosidad con una dirigencia partidaria más cercana a la opulencia que a la
solución de los problemas de la gente.
Intensa será la tarea de los
funcionarios de F&F para integrar equipos de trabajo que no incluyan a
nefastos personajes, alentadores de revanchas y violencia que vienen buscando
asegurar su impunidad momentáneamente gozada hasta que resultaba insostenible
seguir apañándolos en sus tropelías.
Vienen tiempos duros porque los
argentinos no estaremos exentos de enfrentamientos más allá de lo dialéctico
porque los loquitos sueltos no son pocos, los delirantes creen haber recuperado
protagonismo y no escasean aquellos curiosos casos de “comunistas cristianos”
que llegaron a proponer desvaríos y quimeras enmarcados en una oposición que
por fortuna no los tomó en cuenta pese a la bendición vaticana.
El país no se detendrá porque
trae un buen envión de realizaciones y cambios en muchos aspectos, incluyendo
la consideración de la ciudadanía. Que arrastra rémoras es innegable y para los
casos en que se debiera apelar a la Justicia, los tribunales de Comodoro Py -lo
quiero suponer- están abiertos para todos… y todas aunque los fueros lleguen a
tener un marcado protagonismo en lo jurídico institucional con el alto precio
político que signifiquen.
Seguimos en pie y eso es
maravilloso, muchos brindando con burbujas y otros elaborando su duelo.
Somos tan inmensamente ricos
que todavía nadie consiguió fundirnos pese al empeño puesto muchas veces en esa
tarea. “Los pueblos viven sobre todo de esperanzas. Sus
revoluciones tienen por objeto sustituir con esperanzas nuevas las antiguas que
perdieron su fuerza”, supo sentenciar Gustavo Le Bon.
Si empezamos a recorrer un
sendero hacia la grandeza del que no hay por qué apartarse, opto por adherir al
pensamiento aristotélico cuando proclama que la esperanza es el sueño del
hombre despierto.
Gonio
Ferrari
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