20 de febrero de 2020

Hoy, al menos doble bofe

EL GATO (DE 4 PATITAS) ES EL UNICO ANIMAL QUE
FESTEJA 3 VECES AL AÑO  SU DIA INTERNACIONAL
    Hoy es uno de los tres días del año que por diversos orígenes y circunstancias se celebra el ”Día internacional del Gato” y suspicacias políticas aparte con alguna exfigura presidencial, con la colonia artística, la TV basura, los boock’s y otras especulaciones, es oportuno consignar que en 2002 el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) y otros grupos de derechos de los animales lo instituyeron para cada 8 de agosto. 
   Pero en el final de la primera década de este siglo una experta en estilos de vida de los irracionales, Colleen Page, lo estableció para el 29 de octubre aunque el más cercano antecedente se remonta al 2009 fijado por cuenta de los usuarios de Internet en homenaje al viejo gato de Bill Clinton, fallecido (se comentaba que había sido sacrificado) debido a un cáncer con casi 20 años de vida -una edad gatuna más que avanzada- como Día Internacional del Gato al 20 de febrero.
   Por todo lo que es, sugiere, confirma, acaricia, ronronea, regala y enternece esta mascota cuyo número supera a los perros en todo el mundo, se me ocurrió escribirle algo una vez que mi Fellini con actuales 19 años, se fue de mi casa durante más de dos meses, haciéndome pensar en un abandono, cuando en realidad estuvo involuntariamente encerrado en una pieza -a donde entraba agua- en una paralizada obra en construcción.
   Cuando consiguió zafar de su  “cárcel” volvió sin fuerzas ni para maullar, pero sí para recuperarse con amor y sobrevivir. Todavía me acompaña y si contara todas sus “hazañas” y actitudes casi humanas, estaría confesando algo parecido a la “chochera” que todavía y pese a los años no me alcanzó:
        “Únicamente el Dueño de Todos los Relojes y los Tiempos sería capaz de explicar por qué los seres que amamos, alguna vez se van.
    Únicamente El que Hace y Deshace Todas las Cosas, sabe que a veces se van, se pierden en los lugares que conocen y un temor atávico los lleva a esconderse, acurrucados en sus cuevas junto a sus pasiones, sus ausencias y sus nostalgias.
    Siempre ocurre lo mismo, alguna vez, con quienes uno idealiza la vida.
    Lloramos, o no, cuando se van.
    Pero si vuelven, lloramos.
    Y si no vuelven no mueren porque los recuerdos son las fotos sin poses ni olores pero con un dulce y brutal ropaje de presencia.
    Como si se hubiera tomado vacaciones de techos y terrazas; de nocturnos y maullados romances; de divertirse provocando perros porque el gato sabe que es inalcanzable cuando no quiere que lo alcancen, como es melosamente adorable haciéndose mimar
    En pocas palabras, volvió al lugar de sus primeros ronroneos.
    Casi igual a la conducta humana.
    Por eso en muchos aspectos nos parecemos tanto a los gatos. 
    Puede Ud. hacer lo que quiera, homenajear o no a su gato (de 4 patitas) pero lo peor que se aconseja es ignorarlos porque de alguna manera merecen que les paguemos su compañía, sus maullidos, sus golpes con la cabeza demandando caricias, su pedido de agua, la pulcritud de su higiene, el valor de su conmovedora cercanía en la enfermedad de sus amos y otras particularidades que sólo tienen los reyes de este día. Hoy merecen doble ración del alimento que más les guste, así como ellos que no tienen idea del Día del Humano, tanto nos obsequian -siempre- sólo a cambio de agua, un rincón para dormir y un lugar en nuestro corazón.
   Cuando su gato le declaró amor eterno desparramándose en el piso o en su sillón favorito (de él) y ofreciéndole su panza -la zona más vulnerable de su cuerpo- quedó cerrado un curioso y eterno romance.
   ¿Qué algunos gatos desaparecen cuando su amo parte definitivamente? Es absolutamente cierto y no son pocos los misifuses que para no sufrir ausencias, prefieren no volver y que los extrañen.
   En esos momentos de paz y silencio, háblele despacito en las orejas y lo hará tan feliz en el mágico instante que reconoce su voz y el ronrroneo es la respuesta.
   Y no busque humanizarlo.
   Es preferible felinizarse…

GONIO FERRARI


       Por su parte el genial Jorge Luis Borges también se ocupó de los gatos y seguramente dedicándoselo al suyo -“Beppo”- plasmó su amor y su homenaje en un imperdible soneto:                   
A UN GATO
No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alma aventurera …
Eres, bajo la luna esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el Poniente.
Tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,

el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado, como un sueño.

1 comentario:

  1. Gracias tío Héctor por las cosas tan lindas que dijo de los gatos y por incluir a nuestro Ramoncito

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