16 de febrero de 2020

S.L.B.: CURIOSAS CIFRAS DE LA INFLACIÓN REVELÓ EL INDEC - SILENCIO DE LAS CÚPULAS SINDICALES PESE A LA CRISIS - COMO DESCENDIENTE DE ITALIANOS Y EN LEGÍTIMA DEFENSA - LA MEGACAUSA Y LOS PREJUICIOS - TRANSPORTE: UTOPÍAS EN LUGAR DE MEJORAR LO QUE TENEMOS - JOVEN INTENDENTE CON RIESGO DE PASAR A STATUS DE FANTASMA - JUBILADOS PROTESTARON BAJO UNA CELOSA PRESENCIA POLICIAL, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en la edición n° 608 de “Síganme los buenos” del 16/02/20, emitida en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Inflación nacional y provincial
DEJANDO DE LADO MI IGNORANCIA EN MATERIA DE
ESTADÍSTICAS, AÚN NO ALCANZO A ENTENDERLAS
   Estoy seguro que no serán pocos los que cuestionen el análisis, por llamarlo de alguna manera, que estuve elaborando acerca de los números que dio a conocer el Indec sobre la inflación de enero en el conjunto del país.
   En primer lugar me lleva a suponer que los encargados de los estudios pertinentes jamás se asomaron a una góndola de supermercado, nunca compraron un par de zapatillas, omitieron pagar las boletas de luz, gas y agua, esquivaron la oportunidad de utilizar servicios como transporte urbano y ni por asomo tuvieron que comprar un medicamento.
   Reconozco que lo mío es reduccionista, primario, elemental y alejado de los cánones de seriedad, pero ocurre que lejos del rigor científico que se busca agregar a la medición para hacerla potable y creible, prefiero moverme con elementos lógicos, y entre ellos la simpleza semanal de asumirme como comprador compulsivo en varios supermercados, a la vez que me tomo la molestia de guardar las facturas para hacer, cada 15 días, las comparaciones que me acercan a mi verdad, que no necesariamente debe ser la verdad absoluta.
   Un viejo evaluador de realidades me aportó un detalle de no poca importancia: que esos índices se aplicaban y aún se aplican en muchos sectores del empresariado y en el propio seno de la administración pública, entre otros objetivos, para determinar ajustes salariales, oportunamente comprometidos tomando en cuenta los índices inflacionarios.
   Hagamos también un desapasionado e histórico volver al pasado no tan lejano, cuando esos números al igual que los índices de desocupación eran prolijamente dibujados con fines netamente demagógico-políticos y si nos remitimos a los indicadores de pobreza que realizaba la UCA con el beneplácito del poder central y del Vaticano, resultaba que entre otros países, Alemania, tenía más pobres que nosotros y en tal sentido se elaboraba el discurso tendencioso.
   No fue positivo el sincericidio macrista de no esconder ni maquillar el paisaje social, con lo que se escandalizaban desde la oposición de entonces, ahora gobierno, utilizando aquellos números en beneficio propio y de manera especial en la incorporación a los argumentos que pretendían consolidar sus ansias de regreso para volver a erigirse como tantas otras veces ocurrió, en salvadores de la patria.
   ¡Cuán bien estaríamos si eso hubiera ocurrido! pero aquí estamos padeciendo no tan sólo la incertidumbre del mañana sino la estabilidad del hoy, que asoma más acuciante y de tal manera se han subvertido los argumentos, que ahora se aplica aquella pantalla gatuna de la herencia recibida.
   Puede que científicamente, vale repetirlo, ese mísero 2 y pico de inflación que se reveló, tenga sus razones y justificativos, pero en el día a día y por lo que debemos pelear por el mango, suena a burla que desorienta y ofende tanto a los bolsillos de ahora como a los del futuro más próximo.
   Y que en Córdoba el índice de inflación haya sido mayor no es para sorprenderse, en una provincia donde la electricidad sin ser un óptimo servicio es la más cara del país lo mismo que su ciclotímico transporte de pasajeros, la presión impositiva y otros rubros igual o más sensibles para nuestras cotidianas posibilidades.
   ¿Cuál es la solución? En materia de inflación ha quedado demostrado el nivel de charlatanería que distingue a los futurólogos tanto por su optimismo como sus ominosas predicciones. Se me ocurre que debemos asumir lo que viene con esperanzas, paciencia y templanza, porque si al gobierno le va bien, lo mismo ocurrirá con nosotros.
   Y si le va mal, nosotros nos hundiremos y como siempre ha ocurrido, ellos saldrán a flote.
   No es que lo afirme yo: me lo enseñaron la vida y los libros de historia.

¿No existen motivos para protestar?
EL SILENCIO DE  LAS CUPULAS GREMIALES ES
UNA PRUEBA DE SU ALINEAMIENTO INTEGRAL

   Fue casi como si de golpe y en un abrir y cerrar de ojos, hubiéramos pasado de la indigencia a la prosperidad; del reclamo a la satisfacción plena; de la angustia a la felicidad de la heladera colmada no tan solo de cubitos de hielo.
   Como por arte de magia o resultado de una ensoñación se acabaron los piquetes, nadie habla de paros de protesta, la dirigencia sindical argentina sigue firme desde que se erigiera desde varias décadas atrás, como la columna vertebral del movimiento peronista.
   No hay acampes frente al Congreso Nacional y los dirigentes del sindicalismo argentino han demostrado con su silencio de ahora, que los gritos de poco tiempo atrás tenían el origen de su propia ideología política, más allá que por las necesidades de los trabajadores porque la consigna era permanecer; estar en una postura políticamente opositora más que de apoyo a sus bases.
   Cuando los acuerdos oportunamente suscriptos para ajustes salariales deban cerrarse teniendo en cuenta lo informado por el Indec, veremos realmente cuál es el espíritu del laburante, o sea de los que se esfuerzan en el compromiso diario y no el de los que los mandan al frente y se enriquecen.
   No es casualidad que antes de conocerse el informe mensual sobre la inflación, uno de los gremios que había cerrado la negociación con un importante incremento haya sido el de camioneros, con el millonario Moyano a la cabeza: un gremio fuerte, combativo y con armas de convicciones suficientes como para poder paralizar el país en caso de algún conflicto que se genere por si alguien osara limitar sus pretensiones.
   Los piqueteros que fueron durante un tiempo los responsables de decenas de acciones que afectaron a la sociedad en su conjunto, por la forma en que operaban a lo largo y lo ancho de todo el país para transformarse en noticia, es como si hubieran tenido este verano un soñado destino de playas, porque desaparecieron de la escena urbana que era donde se desempeñaban tanto los protestones por convicción como los del campo rentado que eran la mayoría, y se llamaron a silencio.
   El país, por la fresca y actual impericia, la falta de planes concretos y divulgados, la improvisación permanente y la inclinación más por el remiendo que por las soluciones integrales, vive no tan sólo la zozobra de lo impredecible, sino la angustia de no ver una salida que conforme a todos.
   Es por eso que más llama la atención este silencio de la dirigencia sindical, más comprometida en el maridaje con el peronismo o el kirchnerismo gobernante que en su condición de representante de los trabajadores.
   Porque cuando las papas quemen, esa dirigencia ahora displicente y con el piloto automático de su dependencia política e ideológica, no podrá desoir el clamor de las bases como tantas veces lo hemos puntualizado.
   Será llegado el día de la verdad, para que la sociedad argentina conozca la real importancia del compromiso gremial con sus afiliados, por aquello que dijera Perón de los escarmientos que se aplican cuando se agota la paciencia de los pueblos.
   No seamos tremendistas ni apocalípticos, pero de esa paciencia hace rato que se viene abusando en su desgaste.
  
Ella y los mafiosos
COMO  DESCENDIENTE  DE  ITALIANOS  QUIERO
EJERCER MI DERECHO A LA LEGÍTIMA DEFENSA
  Venían de la guerra y ninguno lucró con los derechos humanos ni ahorró tanto como para comprar verdaderos imperios salvo algunas puntuales excepciones. Ninguno necesitó inventar enfermedades para ampararse de su propia conciencia.
  Los gringos que trabajaban de sol a sol fueron un aporte fundamental para nuestro crecimiento, que a mediados del siglo pasado nos ubicaba dentro de las grandes potencias mundiales hasta que los eternos salvadores de la Patria mostraron sus apetitos y sus uñas. No es posible que la protección de un cargo se mezcle con impunidad para el insulto, para la degradación que en realidad muestra la calidad humana del ofensor más que la del agredido.
Aquellos de mi familia y de mis afectos que ya no están, no merecen que los mezclen con personajes que si fueron mafiosos, fue por respeto a la “omertá” que es el tácito compromiso de silencio que los une.
 Porque si lo que se buscaba era encasillar a una persona como integrante de aquellas mafias donde se mezclaban sicilianos, calabreses, Corleone, Capone, Totó y otros tanos vinculados con la extorsión y el delito, tenía a la Justicia, una Justicia que ella se encargara de diseñar y ensamblar poco tiempo atrás, para plantear sus preocupaciones por la forma en que se sentía afectada.
 Ahora, si todo fuera como debiera ser y cada uno asumiera las culpas que arrastra, ella debiera arrodillarse ante Bergoglio -que no es alemán, japonés, coreano ni venezolano por herencia de sus mayores- e implorarle un perdón que Dios no ha negado ni siquiera al mal ladrón.
No será una mujer desquiciada  quien ofenda la memoria y el sacrificio de mis abuelos, bisabuelos y toda la pléyade de tanos decentes y laboriosos que vinieron a “hacer la América” rompiéndose el alma, por ellos y por nuestro país.


Idas y vueltas, prisiones preventivas, etc.
UN TEMA QUE LLEVA DEMASIADOS AÑOS DE
TRAMITERÍO:LA MEGACAUSA DEL REGISTRO
   En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba se ha denunciado falta de imparcialidad o prejuicios en los actos. Desde la perspectiva penal, el prejuicio se define como un sesgo o predisposición grave contra el acusado, que puede debilitar de un modo significativo la racionalidad de la decisión, favoreciendo una condena injustificada.  
   De tal manera opinan los conocedores en la materia, que un sinfín de información que no refiere a la esencia del debate ni al tema del juicio, sólo busca configurar una predisposición de ánimo en el sentenciador.  
   Y esto ha ocurrido en la causa que venimos siguiendo desde más allá de una década: en muchos juicios se han dedicado largas horas a ventilar condiciones personales de los imputados absolutamente ajenas a los hechos juzgados, se han considerado sospechosos los nombres anotados en sus agendas o figurando en sus teléfonos, los amigos de sus amigos aunque no los conocieran, los que les dieron clases en la facultad o los que fueron sus maestros de la escuela.
   Todo sirve a la hora de probar, no está de más recordarlo, la condena ya cumplida en prisión preventiva. Cuando estos elementos se erigen como conclusiones en reemplazo de pruebas reales,  todo el trabajo de fundamentación se desvirtúa, dando origen a condenas arbitrarias basadas en la fuerza del prejuicio. Dice un reconocido jurista que lo dramático es que "ante una prueba que no prueba nada, sino que sólo genera prejuicio, prácticamente no hay remedio". Y en consecuencia, tampoco se aplica justicia.
   Cumplir la ley, manteniendo las garantías del debido proceso protege contra estos prejuicios, que en esta causa, bien o mal intencionados, perforaron peligrosamente la transparencia del sistema judicial cordobés. 

Transporte público, ferrourbano y diferencial
¿NO  SERÍA  MEJOR  OPTIMIZAR  ANTES  EL
DESASTRE DEL PENOSO SISTEMA ACTUAL?
   Los antecedentes históricos que rodean a la aventura de viajar en Argentina nos muestran un rimero de casos que al final uno vacila en tomarlos como parte de nuestro acervo, o archivarlos lejos de la memoria para no caer en la evaluación de situaciones patéticamente ridículas.
   Empecemos años atrás en Salta, cuando el entonces presidente Carlos Saul I de Anillaco, adelantó que en Córdoba se instalaría una base aeroespacial cuyas naves partirían colmadas de pasajeros, treparían hasta la estratósfera y aprovechando la movilidad del planeta, en dos horas o menos estaríamos aterrizando en Tokio. Tengo aún en mi retina la expresión de asombro y estupor de los profesionales de la educación que acompañaban a nuestro primer mandatario en un acto académico de comienzo de clases.
   Capítulo dos en trascendencia aunque no tomado cronológicamente, el cuento chino del tren bala que anunciara Néstor, que uniría a la Capital Federal con Córdoba en tres horas con escala en Rosario y algunas otras estaciones intermedias y hasta se llegó a decir que utilizarían las vías existentes del ferrocarril Mitre, a sabiendas que no sirven ni para trenes de calesita aunque se gastara inútilmente una fortuna en intentar rehabilitarlas.
    Más adelante los porteños del gobierno “K”, si no me equivoco,  vinieron a Córdoba para vendernos algo que la topografía de esta ciudad de las campanas, las subidas y bajadas, los altos y los bajos no lo permiten: un subterráneo.
   Y por último y en este caso con patente radical, se habló de hacer circular un tren ferrourbano que uniera, creo, cuatro estaciones en los cuatro puntos cardinales de nuestra expandida ciudad tan ofendida por la pésima calidad de las prestaciones en cuanto a transporte colectivo.
   En todos estos casos, pagamos un dineral por los estudios de factibilidad, por las consultoras especializadas y vaya Dios a saber qué otros rubros nos encajaron.
   Ninguno andó, como dice un famoso cuento.
   Todo fue pirotecnia sin ruido pero con profusión de miles y miles de dólares.
   Ahora la verdad, descarnada realidad, nos muestra que los cordobeses seguimos firmes en mantener un penoso servicio de transporte urbano de pasajeros, donde a la conducción de su funcionamiento se aliaron la dirigencia de la UTA y los insaciables de la FETAP frente a la pasividad municipal.
   Ese mismo maridaje que ahora pelea para que desde el poder concedente que es la Municipalidad se instrumente un servicio “premium” de transporte diferencial, con una tarifa inicial de 100 pesos el boleto. Realmente, están para ser becados en el neurosiquiátrico, porque si manejan a su antojo el lamentable servicio que se le llama “normal” imaginemos lo que puede pasar con una irritable prestación para elegidos, mucho más rentable para sus responsables, lo que a la vez desata algo parecido a una actitud discriminatoria.
   Chicos: ¿por qué no se dejan de joder, mejoran lo que tenemos y después se ocupan del diferencial, si es que cabe seguir con ese delirio que distinguirá a quienes pueden y quienes no pueden gozar de un transporte digno?
   Tenemos un servicio lamentable, esquizofrénico, impredecible, pegado con saliva, sujeto a caprichos y demandas de todo tipo, de las que siempre sale perdiendo el usuario, obligado sostén y rehén de ese sistema perverso.
   Y para colmo, pese a la porquería de que se trata, es el más caro del país.

¿Tendrá miedo de perderse si anda solo?
EL JOVEN INTENDENTE ESTÁ  A  LAS
PUERTAS DE SER FANTASMAGÓRICO
   Nadie vaya a querer pensar que se trata de una crítica despiadada o que encierra una especie de rechazo a un funcionario que por no ser uno de entre nosotros, los cordobeses de la capital, lo tomemos como un extraño en todo sentido y que no aparezca por temor a perderse en el caleidoscópico entramado urbano.
   De ninguna manera, pero es llamativa la poca inclinación del joven Llaryora por hacerse ver, más allá de las fotografías de alguna visita que realiza como parte de su actividad cotidiana, o su aparición en las escuelas municipales donde algo tardíamente se ha comenzado a trabajar para recuperarlas de la desidia y de un marcado descuido edilicio.
   Si es por sorpresas, es de imaginar la que lo agobiara al enterarse que su antecesor había dejado algunas facturas por compromisos de algunos millones de pesos que suscribiera al fiado, para después de la terminación de su mandato, a lo mejor en la percepción de Javierito Mestre con aspiraciones a continuar en el sillón del Palacio 6 de Julio.
   Sea como fuere, la presencia del intendente municipal debiera ser permanente entre los vecinos, porque es el mejor interlocutor que la gente necesita para plantearle los agudos problemas que presenta la ciudad.
   Porque si el enviado de San Francisco -y no me refiero al Papa- ha optado por el perfil menos que bajo, alguien de su entorno o su padre político que viene buscando que lo suceda en la gobernación de la provincia, le enseñe que a los cordobeses no nos cae simpático que los funcionarios jueguen a las escondidas con nosotros o que se transformen en fantasmas.
   No hay buenos recuerdos del último fantasma que tuvimos, la “Pelada” de la cañada.
   Y que no es tan cierto aquello que decíamos desde niños, que el que no se escondió se jodió.
El problema jodido aquí, entre nosotros, es precisamente esconderse.

Se juntaron en la calle bajo celosa custodia
LOS JUBILADOS NO FESTEJARON AUNQUE
PUDIERON  DEMOSTRAR QUE AÚN PELEAN

   En realidad no recuerdo quién o quienes hicieron la convocatoria a los jubilados para protestar a las puertas de la Caja de Jubilaciones de la Provincia, en la céntrica esquina de Rosario de Santa Fe y Alvear, frente a la vieja e histórica casona del Marqués de Sobre Monte.
   Pese a la amenaza de lluvia que se concretó con un clásico  e inofensivo chaparrón de verano, es para comentar que la concurrencia fue interesante en su número y podemos hablar de un centenar o algo más de participantes que llegado el momento, escucharon el discurso de uno de los convocantes con relación a la manera que la Caja viene recortando, poco a poco pero sin pausa ni vergüenza, los haberes de los pasivos de su dependencia desoyendo fallos judiciales y continuando con el despojo que significa descontar a los jubilados el pago automático e inconstitucional del impuesto a las ganancias.
   Sin embargo, lo más llamativo no fue la concurrencia, no lo fueron los pocos carteles ni pancartas ni la fogosidad de los discursos, porque ni siquiera se entonaron los clásicos estribillos, como tampoco significó un inconveniente la presencia de una lluvia que por algunos minutos fue más lo que molestó que lo que mojó. Me refiero a la vigilancia policial de esa esquina, con un vallado y personal equipado como para trabajar en Siria o para enfrentar a los chalecos amarillos de París, impidiendo el acceso de los manifestantes como si ellos al menos hubieran mostrado esa intención.

   Está bien que cuiden, pero que con el mismo entusiasmo y despliegue lo hagan en las zonas rojas, donde el delito castiga sin piedad ni oposición estatal. Que sepan que los viejitos y viejitas no llevan más armas que su angustia y su reclamo y que las fuerzas deben disponerse para controlar al hampa y no a los más vulnerables de nuestra sociedad.

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