14 de junio de 2020

S.L.B.: VICENTIN, VISINTÍN O COMO SE LLAME, TEMA URTICANTE - SILENCIOSA LLEGADA DE VACUNAS A CÓRDOBA - ¿ESPIONAJES INTERNOS? ¡SON MÁS VIEJOS QUE LA ESPALDA! - LAS CASTAS PRESENTES EN LA MEGACAUSA DEL REGISTRO DE LA PROPIEDAD - MÁS QUE OBLIGACIÓN, ES DEBER DE LAS AUTORIDADES HACER RESPETAR DERECHOS - SE CONTROLA LA "OCHENTENA" Y SE DESCUIDA LA SEGURIDAD - LOS CORDOBESES NO MERECEMOS UN SINDICALISMO SALVAJE NI INCENDIARIO - LA MALDITA PESTE Y SUS DAÑOS COLATERALES, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición n° 625 del domingo 14/06/20 emitido en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Vicentín, Visintin o como se llame
AHORA LAS DUDAS NAVEGAN ENTRE 
LA CONVENIENCIA O NO DE INTERVENIRLA, 
GESTIONARLA O EXPROPIARLA


  Será porque geográficamente no estamos tan cerca del problema, será porque el nombre a los cordobeses no nos llama la atención ni nos hace ruido porque no es familiar, será por el cúmulo de reacciones generadas o será y a esto lo estimo como una especie de sincericidio, que no es bueno evaluar profundamente una situación si no se la conoce, precisamente, en su enorme profundidad como lo es este caso, medida en las variadas reacciones que ha provocado.
 Antes que nada sería prudente quitarle a este conflicto sus componentes partidistas e ideológicos, lo que nos llevaría a la ilusa pretensión de observar el asunto sin maquillajes ni cirugías estéticas, de todas las que vemos se vienen practicando desde las distintas corrientes de pensamiento interesadas en intervenir cada una por sus lógicas apetencias.
  Intervenir una empresa conflictuada desde adentro o hacia afuera se me asemeja a meterse en la íntima vida de una familia, a la que en casos parecidos solemos optar por el clásico “que se las arreglen entre ellos” y si no pueden o no quieren, buscar voluntariosos mediadores que acerquen posiciones antagónicas o eliminen obstáculos, que a veces suelen ser el ropaje con el que buscan esconder sus verdaderas intenciones,  los infaltables ávidos por apropiarse de bienes ajenos con el despliegue del menor esfuerzo y costo posibles.
  Es entonces que para aquellos que no estamos en la postura academicista de manejar ni manipular complejas leyes, usos y costumbres del comercio en tan elevado nivel empresario, optamos por sostener una visión particular cercana a lo romántico por así decirlo, y si es posible, remitirnos a casos similares que hubieran ocurrido y de los que pudiéramos adherir o rechazar de acuerdo con los resultados que nos muestra la historia, no tan sólo la nuestra sino de situaciones similares ocurridas en otras geografías.
  Muchos e importantes personajes de la política, del empresariado, del sector gremial y de otras manifestaciones corporativas de la sociedad han hecho públicas sus posturas, cada uno con su impronta y su vehemencia para un tema que para nada puede caer en la indiferencia porque algunos -dirán que nunca faltan los agoreros- no advirtieron o prefieren ignorar, ciertas reacciones que provocara el sólo anuncio muy cercano a la inminencia, de la intención de intervenir, pasar a administrar o lisa y llanamente expropiar para el Estado una importante empresa cerealera de cuna santafesina según tengo entendido, pero con difundidas ramificaciones dentro y fuera de nuestro país.
  Esos detalles la transforman en trascendente y motivo de atención o de distracción de problemas mayores, si se prefiere, pero cada vez más alejada del desinterés para aquellos argentinos entre los que me incluyo, poco letrados en esa materia de la alta economía y el gran empresariado.
 Y por todos los argumentos esgrimidos es que en estos casos suele ser prudente para no adelantarnos a los acontecimientos que se avecinan, mirar en nuestro derredor para recoger experiencias similares que bien pueden ser aplicables, por similitud, a una realidad que cada vez consideramos más próximas.
 Nada mejor que una referencia al archivo, que es un elocuente cómplice de la buena memoria, sin dejar de lado, por su importancia histórica una de las últimas manifestaciones presidenciales del Dr. Alberto Fernández referidas a esta espinosa cuestión, quien hace pocas horas comentó, textualmente que “Los dueños de Vicentin quieren que los salvemos pero sin poner nada”.
  A propósito de poner, nuestra contribución dentro de la ignorancia confesada acerca de estas espinosas controversias, es un pedacito de memoria comparada entre manifestaciones de nuestro Presidente de la Nación y de quien lo fuera, allá por unos años atrás, el primer mandatario venezolano el comandante Hugo Chávez quien nacionalizó por expropiaciones más de medio centenar de empresas entre ellas la petrolera, y un país que fue potencia petrolera, ahora debe exportar el petróleo de sus amigos iraníes. Sin tomar en cuenta por ahora lo que nos está saliendo YPF por los juicios, escuchemos lo prometido:
(El audio editado con declaraciones del ex presidente venezolano Chavez y de nuestro actual Presidente Dr. Alberto Fernández donde ambos pese a la distancia en el tiempo hablan de “soberanía alimentaria” como también información sobre comentarios de Angela Merkel, pueden ser encontrados en la columna correspondiente ubicada en la parte superior derecha de este blog).

Casi silenciosamente…
ESTÁN LLEGANDO VACUNAS Y ESO ES
BUENO PORQUE SERENA ANSIEDADES
   Días pasados y recogiendo quejas de muchos cordobeses, reclamamos por la demora en llegar las vacunas contra la neumonía, especialmente de las segundas dosis llamadas refuerzos, para cubrir de manera preferencial a la población de mayor riesgo, o sea mayores de 60 años y de manera especial a quienes un año atrás se aplicaran la primera dosis en los vacunatorios de Córdoba, sin pagar un centavo porque la cobertura estuvo a cargo del gobierno de la provincia.
   Y un detalle simplemente anecdótico pero que desnuda algo que bien puede ser considerado inadmisible: la APROSS que no es una obra social sino como bien lo dice la sigla, una administradora provincial de servicios de salud le aplicaba esa vacuna a sus afiliados o rehenes si se los quiere llamar, pero debían conseguirla en farmacias particulares y pagar por cada una 3.100 pesos de lo que ese organismo se hacía cargo sólo del 30 por ciento.
   Sin embargo parece que la sensibilidad alcanzó a llegar al Panal antes que los reclamos más vehementes y casi sin anunciarlo, los vacunatorios comenzaron a aplicar ese medicamento y otros como la antigripal y aún más, se instalaron puestos móviles de vacunación en plazas de la ciudad con apoyatura policial y algunos militares también, aparte de lo que se atendía, por ejemplo en el Hospital Pediátrico del Niño Jesús entrando por la cochera, en el viejo Hospital San Roque y en otros centros asistenciales.
   Realmente para quienes no somos de aplauso fácil por eso de la obligación que tienen los gobernantes de hacer las cosas bien, es oportuno reconocer el valioso aunque retardado gesto y ponerlo como ejemplo, si de atención de temas sensibles se trata. Y la salud de la población, de manera especial la de los más vulnerables, es uno de ellos.

“Todes” lo hicieron…
HABLAN Y DENUNCIAN  ESPIONAJES  INTERNOS
COMO SI SE TRATARA DE UNA PRÁCTICA NUEVA
   Especialmente a quienes llevamos algunas décadas vinculados con el periodismo y ejerciéndolo, no es que nos cause estupor eso de los pomposos anuncios sobre el descubrimiento de un sistema destinado a espiar en beneficio del gobierno o de algunos otros sectores, ciertas intimidades de funcionarios, gobernantes, empresarios, políticos, deportistas, militares, curas y rabinos, artistas, narcotraficantes o periodistas.
   Es más viejo que la espalda eso de los teléfonos enganchados, de los seguimientos que dejaron de ser discretos, de la contratación de “espías” que para la fantasía remontaban a los tiempos de 007 o de Mata Hari y su terrible final, como el de tantos otros y otras que alimentaron las realidades de las guerras frías y las historias de los consumidores de intrigas, actos de grandeza, pactos de silencios o intercambio y escondite o revelación de datos reservados.
   Los espionajes en nuestro país siempre han existido y aunque me salten a la yugular pretendiendo negarlos, están escondiendo una realidad tan palpable que sería ridículo pretender sumergirlos en el secreto y más en estos tiempos en que la tecnología a través de mil mecanismos está en condiciones de informar cuánto gastás, en qué, a quien le haces regalos, dónde estuviste anoche, por dónde andabas el sábado 29 de febrero de hace varios años, cómo se comportan tus relaciones, por quien simpatizas, cómo es tu familia, como piensas y todo lo que se pueda relacionar con cualquier persona.
   Entonces, es de pendejos ponernos a jugar a las películas como si estuviéramos descubriendo América, lo que ya hicieron y según dicen antes que Colón, los vikingos con Erik “El rojo” y sus aventureros seguidores a quienes muchos descalifican vaya a saber persiguiendo qué intereses.
   Todos, absolutamente todos los gobiernos tuvieron los que se llamaban y siguen operando aunque se les cambie el nombre, “Servicios de información” o de “Inteligencia” aunque sea dudosa y no tan sólo durante gobiernos o desgobiernos militares, sino que en la vigencia de la democracia también tuvieron y tienen protagonismo.
   Entonces, bueno sería, aunque para distraer atenciones nacionales & populares se utilice ese argumento de victimizarse por la certeza documentada de haber sido espiados, que nadie olvide la que bien puede ser considerada histórica: es atávica esa curiosidad por saber cómo piensa tu adversario, tanto como la que suele llevar a ciertos  personajes a establecer, también, que piensan de ellos sus amigos o seguidores.
   Porque la desconfianza, igual que el espionaje político, económico, judicial, deportivo, clerical, vecinal o empresario, también son más viejos que la espalda…

La Megacausa del Registro
TEMA RECURRENTE  QUE  VIENE  SUPERANDO
LA VIGENCIA DE OTRA “PRISIÓN PREVENTIVA”
   La palabra “casta” hace referencia a un linaje o ascendencia compartido por un grupo social que determina para sus miembros ciertos derechos, deberes o roles, según la que toque en suerte. Posiblemente la palabra lleve nuestra mente a la antigüedad o a países lejanos, pero una mirada a la realidad judicial de la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba demuestra que habita entre nosotros.
   Así, el caso del juez denunciado por el fiscal de haber recibido coimas pero fue archivado,  el del escribano pariente de una fiscal que fue silenciosamente sobreseído, el de la directora pariente de una alta funcionaria que nunca fue cuestionada, el de los jueces que permitieron a un muerto desalojar a una anciana o el de las fianzas de  detenidos misteriosamente desaparecidas  sin ninguna responsabilidad judicial, dibujan en el más elemental intelecto la sombra de una casta judicial con cierta impunidad jurídica.
   A su vez, el legislador acusado que no fue a juicio y los numerosos funcionarios del gobierno denunciados con nombre y apellido que nunca fueron citados ni molestados evidencia la existencia de una casta política con igual impunidad.  
   En la otra cara, los casos de imputados en la causa del Registro, encerrados durante años en prisión preventiva por las dudas, pese a ser trabajadores comunes sin fortuna ni antecedentes penales, extendiendo acusaciones a sus contactos, amigos o parientes, con hipótesis absurdas y condenas por decreto, desnudan la existencia de una casta popular sometida al caprichoso arbitrio de las anteriores, pese a que nuestra Constitución hace mucho abolió las diferencias.
   ¿Será por todo esto que ahora mucha gente toma conciencia de lo que significa estar preso durante casi tres meses, aunque el motivo nada tenga que ver con su comportamiento?. Esto demuestra que las pandemias no son tan sólo atribuibles a microscópicos virus sino que a veces a personajes enormes, al menos en el escenario de su desempeño frente a la sociedad.

El comercio marginal en el centro
REINSTAURAR EL DERECHO DE UNOS SIN
VULNERAR OTROS LEGÍTIMOS DERECHOS

   No es de ahora sino que la situación viene de arrastre amparada por ese elemento que muchos sectores alejados de la decencia y el respeto por las leyes suelen consagrar en su provecho, que es la impunidad.
   La venta marginal en plena calle, a la vista y conocimiento de la autoridad que debiera erradicarla y sancionarla, instalada de prepo y a despecho de la presencia policial en plenas peatonales cordobesas, es un reflejo de la escasa disposición oficial por controlar el cumplimiento de disposiciones legales que la regulan, porque existen, sí, puestos debidamente habilitados y que operan desde tiempo atrás amparados por una licencia que se los permite.
   Lo que molesta y daña seriamente los intereses de un comercio pujante, cumplidor del pago de impuestos pero desatendido en sus reclamos, es una especie de indiferencia o el gráficamente llamado “vistagordismo” que caracteriza a quienes debieran trabajar para que tales violaciones de la ley no se registren más entre nosotros.
   La Municipalidad ahora parece haber entendido el mensaje y estaría comenzando a trabajar en el control para una eventual erradicación de ese tipo de comercio, en el que se amparan más allá de los artesanos, los dependientes de grandes fabricantes y en muchos casos negociando artículos de dudosa procedencia y más aún cuando se trata de artículos de importación.
   Hay que entender la situación social y no desoir las demandas de quienes transgreden las leyes por necesidad de mantener a una familia y de algunos otros válidos argumentos, pero para eso están las propuestas alternativas de ubicaciones en lugares donde no sea para la práctica de una competencia desleal y a veces delictiva.

   En buena hora que concilien propósitos tanto la Municipalidad como la Policía de la provincia, sin cuyo apoyo las inspecciones por las zonas descriptas representan un riesgo con un componente de violencia, porque la prepotencia suele ser el argumento de quienes pretenden seguir el margen de la ley.
   No es posible que tan abiertamente, las leyes hayan pasado a ser simple decoración.

Una obligación no exime de la otra
LÓGICO QUE SE CUIDE EL CUMPLIMIENTO DE LA
“OCHENTENA” SIN DESATENDER LA SEGURIDAD

   Tantas cosas curiosas se advierten especialmente cuando la presencia de gente y de vehículos en las calles no es tan intensa, que provocan una sensación de hecho inusual, pero en otros aspectos nos muestran el elevado nivel de inseguridad que sigue creciendo al amparo de la escasa vigilancia policial y de acciones preventivas.
   Es entendible que muchos efectivos estén afectados a los controles de manera más notoria en los puentes y accesos a la ciudad, pero es entonces que surge la pregunta inevitable: ¿Es necesario que haya tantos efectivos para que virtualmente como sucede, se limiten a ver pasar los coches y que de vez en cuando detengan la marcha de alguno para controlarlo?
   Lo mismo ocurre en las avenidas de intenso movimiento en ciertas horas, donde los policías, sus patrulleros, los motociclistas y algún otro vehículo de la fuerza, están inmóviles cuando su presencia más se requiere en ciertos sectores marginales -o no- de la ciudad, donde los ladrones, asaltantes, rompedores de vidrieras y aprovechados del campo liberado, se hacen un picnic con los incautos que por desgracia quedan expuestos a ser víctimas por falta de prevención, y si de actuación se trata, casos hay por decenas que la policía no concurre a las demandas vecinales aduciendo otras obligaciones y objetivos.
   Alguien debiera considerar que no todo es encierro para la gente ni limitaciones para desplazarse, sino seguir una vida medianamente normal pese al respeto por la “ochentena”, así llamada ahora por llevar ya 80 días de forzada permanencia en casa, salvo las excepciones contempladas en el ya conocido decreto de necesidad y urgencia.   Si la policía no tiene instrucciones de establecer un cierto grado de operatoria preventiva, es que nos está dejando desprotegidos y librados a nuestra suerte y lo que es peor pero ya se avizora, a la forma individual de la defensa por mano propia.
   No se puede insistir en el error de desproteger a la sociedad, ahora que ha crecido exponencialmente el número de desesperados por la desocupación, por la falta de ingresos, por los efectos en muchos casos de la abstinencia de sustancias prohibidas, que se lanzan a procurarse recursos de cualquier manera aunque sean delictivas.
   Las prevención es primordial e insustituible, más ahora en estos tiempos en que para muchos, es mayor la desesperación que las esperanzas…

No son tiempos para amenazas
LOS CORDOBESES  NO  MERECEMOS UN
SINDICALISMO SALVAJE NI INCENDIARIO

   Resulta que ahora, aparte de la angustia ya entronizada en la población a causa de la maldita pandemia y sus consecuencias y derivaciones, debemos asumir la nefasta importancia de esa amenaza de convertirnos en víctimas de lo que bien puede llamarse piromanía sindical y neronista, en alusión al tristemente célebre Nerón.
   Es en cierta medida entendible la alteración de la dirigente gremial alimentada por el ejemplo de su antecesor, acostumbrado  a la intimidación tan pública como muchas veces impune, para mostrar imagen guerrera frente a quienes lo sostienen en el cargo, por lo que llegó a durar más de tres décadas y aún seguramente ronca y fuerte, entre los municipales.
   Ese estilo agresivo y pendenciero ya no tiene lugar en nuestra sociedad que demanda de sus dirigentes mucho de prudencia y lealtad en la lucha, oponiendo argumentos y razones que estén por encima de la violencia, del patoterismo, del daño al mobiliario urbano que es de todos y de las agresiones a periodistas y a quienes no están de acuerdo con la manera de apoyar sus demandas, agravado esto por el uso de máscaras que transforma en irreconocibles a los más descontrolados.
   En ese último sentido, dolió la forma en que maltrataron a un taxista en pleno centro, junto a efectivos policiales que fueron solamente testigos ciegos de una acción a todas luces más que intimidatoria, delictiva por donde se la mirara.
   Esta señora que ahora está en la cúpula del SUOEM debiera tener la grandeza de otros enormes dirigentes sindicales que mostrara Córdoba como ejemplo, buscando en sus propios argumentos los elementos que le permitan sostener situaciones de mucho personal que son legalmente anormales, pero concedidas en su momento por intendentes que pasaron por el sillón de más respaldo en el Palacio 6 de Julio.
   Lo peor de todo hacia adentro de la comuna, es que por lo desaforados, violentos y dañinos que son muchos agentes municipales seguramente instruidos por viejos personajes acostumbrados a esa manera de actuar, deben pagar las consecuencias del rechazo y la repulsa popular los probos, sacrificados, correctos y cumplidores empleados municipales que son respetuosos de la ley y de sus obligaciones frente a la sociedad.
    La ciudad necesita constructores de una ciudad digna de ser vivida y no de incendiarios descontrolados que pregonen sus inquietudes y demandas apoyados en el terror, el daño y el ataque a quienes no lo merecen y son los sostenedores de sus salarios y caprichos a través de los elevados impuestos que están obligados a tributar.
   Para solucionar esos desbordes demenciales, basta con que la Justicia actúe de la manera que debe hacerlo, en el momento oportuno, sin contemplaciones, atenuantes o padrinazgos políticos y que aplique los correctivos que sean necesarios y están lógicamente apoyados en las leyes.
   De lo contrario, empecemos a reclutar bomberos…

¿Camino a la normalidad?
CÓRDOBA, LA MALDITA PESTE Y SUS
DOLOROSOS  DAÑOS  COLATERALES
   Fueron claras y contundentes las pocas palabras que pronunciara el gobernador Schiaretti cuando horas atrás anunció esa ansiada novedad de permitir las reuniones familiares de hasta 10 personas en la ciudad, salvo los casos oportuna y prudentemente aislados.
   Y en un concepto fue terminante, al sostener que por un grupo de inadaptados, que en lo personal prefiero calificarlos como imbéciles y despreciativos del valor de la vida humana al menos de sus conciudadanos, optó por violar reiteradamente el encierro y panchamente se dedicaron a los asados masivos con desconocidos, a la práctica del fútbol barrial con público incluido y a otras manifestaciones reñidas con el rigor que se viene aplicando a quienes cumplen con el aislamiento social, salvo las excepciones contempladas.
   Es la única manera que la ciudad y su gente recobraremos el ritmo normal y habitual, sin el temor horrendo de ser alcanzados por un contagio nacido de la imprudencia, la intolerancia, la ansiedad descontrolada y el desprecio por las leyes.
   Todos los buenos cordobeses debemos agradecer que hasta ahora, dejando de lado el descuidado tema de la inseguridad mal combatida, debemos agradecer que hasta en los premios, se ha beneficiado precisamente a quienes los merecen.
   Debe ser como salir de la cárcel, después de un enclaustramiento que no muchos entendieron…
   Y eso tiene el precio de una prisión tan necesaria como merecida, porque quienes violaron el encierro ahora son potenciales portadores de contagios cuyas consecuencias serían injustas para el resto de la sociedad cordobesa.


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