10 de abril de 2022

S.L.B.: BURLA A JUBILADOS NACIONALES, UN DÓLAR DIARIO - INFLACIÓN CERCANA A LOS DOS DÍGITOS - ESTAFAS Y ROBOS CON TARJETAS DE CRÉDITO - MEGACAUSA: NO EXISTE TRANSPARENCIA EN LA OSCURIDAD - MAYOR RIGOR PARA IRRESPONSABLES AL VOLANTE - LA INTERNA DEL PODER ES DISTRACTIVA A LA HORA DE GOBERNAR - DÍAS DE VÉRTIGO VIVE LA ECONOMÍA NACIONAL & POPULAR, ETC.

 Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 720 del 10/4/22 emitido en dúplex por la AM580 y la FM88.5 ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

¿Harán plazos fijos o jugarán a la bolsa?
BURLA A JUBILADOS NACIONALES: UN DÓLAR
DIARIO PARA “BENEFICIARIOS”  DE  LA MÍNIMA
 
   Enorme fue la expectativa generada en su momento, cuando ganó la calle aquel rumor de la mejora que el Estado Nacional dispondría para los jubilados, como queriendo disminuir el pernicioso efecto de la inflación sobre la mensualidad de los más viejos, que aparte de viejos conforman un segmento etario con escaso poder de fuego a la hora de la protesta.
   Ese debe ser uno de los factores determinantes del escaso eco de las demandas, sumado a la sordera y ceguera gubernamentales, por el momento enfrascadas en la felina costumbre de tapar con tierra sus deposiciones, en la creencia que las dañinas y descaradas omisiones e inequidades pasarán inadvertidas para la sociedad.
   Los jubilados beneficiarios del Estado nacional & popular con la mínima asignación, que tengo entendido son mayoría, recibirán el generoso aporte extraordinario y por única vez de 6.000 pesos, lo que en nuestra economía en vías de obligada o impuesta dolarización, equivalen a 30 billetes norteamericanos de a uno y por consiguiente, moneda más o moneda menos, 200 raquíticos e intrascendentes pesitos de los nuestros, por día...
   La enorme e inmerecida tristeza como resultado del desencanto generalizado al ser conocida la miseria dispuesta por el poder central, ni siquiera generó rechazo cuando tal actitud fue reemplazada por la incredulidad con aquella otra sensación de ser parte de un desprecio. A lo mejor nuestros gobernantes, o al menos aquellos que tienen asegurado su futuro, el de la familia y allegados por un par de siglos o más, jamás tomaron conciencia de lo que son las privaciones cuando es precisamente en la ancianidad, que el ser humano automáticamente pasa a ser destinatario de mimos, atenciones y todas las formas que asume el respeto por lo sufrido.
   Ningún jubilado argentino, al menos los que cobran la mínima, se transformará en inversor a plazo fijo de un dólar por día ni podrá ser rotulado como “beneficiario” porque “No hay nada que envejezca tan pronto como el recuerdo de un beneficio” según pregonaba Aristóteles porque es degradante vivir sólo de evocaciones y añoranzas.
   De cualquier manera, se consuma una nueva injusticia que ofende, daña y menoscaba a quienes todo lo merecen por su sacrificio y compromiso por aquello tan viejo de la vigencia de la cultura del trabajo: un jubilado con 30 años o más de aporte solidario, cobrará mucho menos que miles de subsidiados y becados a quienes se les compra el voto, pese a que la cotidiana práctica del esfuerzo nunca haya sido el atributo que los distinguiera.
   No es la mejor manera de transitar hacia la grandeza sino que es la forma más palpable, injuriosa, agraviante y penosa de sufrir la inequidad.
   El abusivo e impune ejercicio de la demagogia ha ganado otra batalla, en esta guerra por preservar el respeto a la dignidad de llegar a viejo y padecer la indiferencia y el abandono.
 
Al borde de superar récords
UNA INFLACIÓN CERCANA  A  LOS  DOS DÍGITOS
ES LO QUE SE PROCURA EVITAR A TODA COSTA
 
   Dentro de los fantasmas que históricamente al menos en los últimos 70 años nos vienen acosando, tengo la certeza que la inflación ocupa holgadamente el lugar de privilegio relegando a la inseguridad, la pobreza, la corrupción, el déficit de oferta laboral, la crisis de viviendas, ciertas injusticias, demasiadas impunidades y otras perlitas que mejor es no nombrarlas porque son capaces de reaparecer.
   Desde todos los sectores políticos e ideológicos al menos han coincidido esta vez en que la inflación nos viene devorando y disímiles han sido las reacciones que ciertas declaraciones provocan en los mercados, especialmente en los del dinero, donde se manejan las cotizaciones de nuestra moneda y la relación con las divisas extranjeras y en tal sentido estimo que ocupamos ciertos lugares no recomendables de divulgar.
   De todo se hizo en los tiempos que corren para doblegar el fantasma depredador de la inflación que altera los bolsillos, el ánimo, las esperanzas y las infinitas posibilidades de crecimiento que tiene un país tan rico en recursos como lo es el nuestro y no me refiero tan solo a los recursos naturales, sino al material humano.
   Es cuando uno se encierra en elucubraciones, íntimos balances, eventuales salidas de la crisis permanente y llegamos siempre a la ineludible conclusión que las soluciones no están en manos del gobierno de turno, como podemos llegar a pensar y así quieren que lo creamos, sino en nosotros mismos; en nosotros, que forjamos la Patria, que laburamos, que tributamos una sarta de impuestos muchos de ellos inéditos que son un asombro mundial, que soportamos caprichos del poder, equivocaciones, desmadres ideológicos, actitudes corruptas e indiferencia frente al sufrimiento ajeno, siempre y cuando se haya asegurado el propio futuro y el de todos los que rodean a cada funcionario, marcadamente proclives a desparramar culpas hacia el prójimo evitando olímpicamente la autocrítica y mostrando una vocación que crece con el calendario, de eternizarse en sus posiciones dominantes apelando no siempre a la ley, sino forzando situaciones que suelen resultar absurdas por lo ridículas.
   Padecemos una inflación galopante en una región donde los países que nos circundan parecen estar vacunados contra la depreciación de su moneda, que no están endeudados tan escandalosamente como nosotros en moneda extranjera, que aceptamos parches y remiendos en lugar de buscar soluciones y que caemos otra vez al absurdo de sentirnos culpables porque los que mandan dicen que somos responsables de la situación que ellos desmanejan.
   ¿A qué estamos jugando? A una especie de ruleta rusa pero con el tambor del revólver lleno, porque lo llenan desde el poder anulando todo lo que pretendamos hacer para salir a flote.
   Pedimos auxilio con el agua al cuello y nos arrojan salvavidas de plomo y patas de rana, pero de cemento…
   Se avizora para nuestro futuro inmediato una inflación que superará los 60 puntos en el año y eso es tan grave, como que en este mes se conozca que el índice superó el 6 o el 7 por ciento, lo que significa una barbaridad y destroza todas las previsiones demagógicas que se manejaron y divulgaron, al amparo de los dibujos que hacía y seguirá haciendo el Indec.
   Mire… Es tan amargante el panorama porque no fuimos pocos los que compramos aquel mensaje de esperanza, de optimismo, casi de euforia por haber arreglado con nuestros eternos usureros, una deuda que venimos acumulando y que en verdad es impagable, si seguimos como estamos, con un Estado derrochón y elefantiásico que administra con el tugges, porque ni se calienta en ocultar esa verdad incontrastable de gastar mucho más de lo que recauda.
   En pocas palabras y como de economía no tengo los conocimientos como para evaluarla en profundidad, tengo si la certeza que está en nosotros la solución a las angustias, miserias, impotencia y desencanto que provoca la inflación indomable: esa solución está enmarcada en el sano ejercicio de la democracia, en la costumbre de votar no para seguir a un líder, sino para apoyar propuestas sin dejar de recordar sus prontuarios.
   En pocas palabras también y resumiendo, nada mejor que hacer respetar el voto popular y no permitir el avasallamiento de los autoritarismos que surgen cuando no existe el patriotismo ni la decencia para imponer leyes que amparen a la gente y le eviten más sufrimientos.
   Es cierto: la solución está en nosotros…
 
Numerosos casos de estafas y despojos
TARJETAS Y “DINERO PLÁSTICO” FRENTE
A  UNA CRISIS  DE  INÉDITA  INSEGURIDAD
 
   Los ladrones modernos, aunque muchos de ellos persistan en sus actitudes de saqueos y violencia física a veces con catastróficos resultados y la consecuente sanción de la ley, cuando esto ocurre, han optado por algo así como la intelectualización del delito llevándolo a la práctica dentro de lo posible sin sangre ni otros daños colaterales.
   Así como en baja escala de gravedad pero creciente en número, arrecian los arrebatos donde solo se ejerce la violencia de la fuerza y la indefensión de la vìctima, están los despojos via telefónica que hasta desde adentro de cualquier cárcel se perpetran, lo que suena ridículo de escuchar y enterarnos, pero es parte de la realidad.
   Los robos express de entraderas o salideras ya pasaron a ser uno de los tantos clásicos como las mecheras en las tiendas que entran flacas y salen con la imagen de un embarazo a las puertas del parto.
   La verdad, no es necesario abundar en detalles de los casos que ya hasta el hartazgo conocemos, sino una nueva modalidad que es el despojo de importantes sumas de dinero a través de las tarjetas de crédito, lo que a primera vista desnuda un alarmante abandono o relajamiento de las medidas de seguridad por parte de los bancos o entidades que brindan tal servicio.
   A través de los cajeros automáticos se han perpetrado secuestros, coacciones y mil clases de delitos contra la propiedad y lo último que se conoce -y los entes emisores de plásticos tampoco lo ignoran pero necesitan ocultarlo por una cuestión de imagen- han aumentado exponencialmente los casos y no es cuestión de divulgar a los responsables finales de las maniobras, que estimo es haber flexibilizado los controles, porque de alguna manera mediante los códigos vulnerados sin participación de los titulares de las tarjetas, gestionan préstamos express o adquieren bienes de elevados precios.
   No es cuestión tampoco de desconfiar de los emisores de tarjetas de crédito o de débito en su conjunto, sino instarlos a que refuercen los cuidados y las garantías, porque en la mayoría de los casos conocidos, a la larga y después de mil engorrosos trámites el banco o quien sea el emisor reconoce el despojo y por lo general restituye a las víctimas el dinero que le fuera sustraído.
   Sin embargo, hay casos de gente mayor que frente a un despojo relativamente pequeño ni se preocupa en reclamar.
   Cuando todos, repito, todos estos casos tomen estado público, ya verán cómo todas las tarjetas y los bancos obran con la celeridad y la tecnología aplicable a estos casos para asegurar la integridad de los bienes de quienes han confiado en ellos.
   Porque la confianza, como en todos los órdenes, se pierde una sola vez y es casi imposible recuperarla.
  
Megacausa del Registro de la Propiedad
SUELE SER COMPLICADO HABLAR DE
TRANSPARENCIA  EN  LA  OSCURIDAD
 
   Se dice que algo transparente es claro, evidente y se comprende sin duda o ambigüedad y que un cuerpo transparente permite ver los objetos con nitidez a través de él. 
   En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba se pueden enumerar situaciones bastante curiosas en las audiencias, como los casos de que testigos convocados por la misma fiscalía declaren no conocer los hechos motivo del juicio o no haber estado en el lugar, que no recuerden lo que habían declarado previamente, o que su testimonio se base en cosas que escucharon decir. 
   Resulta llamativo que a lo largo del proceso no se cite ni interrogue a ningún alto funcionario o responsable de la repartición y quizás inédito, que se ordenara apagar las cámaras de filmación en un juicio al mencionarse ciertos nombres. 
   Todo esto sumado al sello particular de la prisión preventiva sistemática, la condena anticipada y la comisión especial que la confirma, un tríptico convertido ya en su marca registrada. 
   La Fundación para el Debido Proceso Legal, organización con sede en Washington, destaca que la transparencia es condición fundamental para la independencia judicial que garantiza la justicia. 
   Y analizando la definición, resulta poco claro, nada evidente, y con muchas dudas y ambigüedades el accionar judicial en esta causa.
   Muy poco nítido puede verse a su través.
   Algo empaña la transparencia judicial en este proceso y hasta tanto no se limpie, será difícil hablar de justicia.
 
Frente a pérdidas y daños irreparables
LA REALIDAD RECLAMA MAYOR RIGOR EN
CASOS DE IRRESPONSABLES AL VOLANTE
 

   ¿Cuántos casos se han registrado de muertes o de lesiones gravísimas en personas atropelladas, embestidas o arrolladas por vehículos cuyos conductores no estaban en condiciones mentales o físicas para circular?
   ¿Cuántas familias ahora destrozadas han padecido y deben soportar ausencias imprevistas y lutos impensados, por culpa de los inadaptados responsables de esos hechos que no siempre son accidentes?
   ¿Cuántas vidas jóvenes, promesas, proyectos sucumbieron por culpa muchas veces de padres permisivos que con cierto desborde machista sostienen que el nene domina el volante, y que sale con los amigos y no toma ni una copita de vino?
   No digo que pretenda la aplicación de la Ley del Talión pero algo se debe hacer para terminar con la impunidad que es casi una constante, porque poderoso caballero es don dinero y las leyes parece que protegieran más a los victimarios que a las víctimas, como casi está ocurriendo con la delincuencia imparable e inmanejable, por cuenta de una policía ineficiente, politizada y que es más una bolsa de trabajo para recomendados así tengan -como varios casos conocidos- antecedentes poco santos o deudas precisamente con la Justicia.
   La blandura de las penas es otro de los alicientes de las reincidencias, porque si los jueces aplican prohibición de manejo por cierto tiempo, no existe el mecanismo de los controles que terminen con esas peligrosas maniobras de cagarse de risa de las condenas, y pocos días después de haber provocado una tragedia pasean orondos de caradurez e indemnidad, lograda a través de una chequera, de influencias o de indiferencia judicial.
   Cuando se legisle de verdad, con sensibilidad y respeto por la condición humana, con preferencial atención hacia las víctimas, sus padecimientos y las secuelas en el seno de la familia, veremos que las cosas cambian para bien, pero mientras se siga con la vetusta costumbre de sancionar y no controlar el cumplimiento de las sentencias, veremos ya sin asombro de qué manera los hechos se reiteran.
   Y es imperdonable que un Estado en su condición de protector natural de la ciudadanía, mire hacia otro lado y haga la de aquel perrito que… bueno usted me entiende, ¿verdad?


¿Cuál es la prioridad frente al Pueblo?
LA INTERNA DEL PODER  CENTRAL, MOTIVO
DE DISTRACCIÓN A LA HORA DE GOBERNAR
 
   Amiel, gran pensador, supo proclamar que “Hay una manera laboriosa de no ser nada, es serlo todo; de no querer nada, es quererlo todo” y en contraposición aquel dicho popular, sentencioso y cristalino cuando sostiene que “El que mete las narices en todo acaba por no saber dónde está el mal olor”, lo que adquiere mayor relevancia por ser anónima sentencia y tengamos la seguridad de haber dado en el clavo.
   La verdad, sin pretender una exhaustiva evaluación de lo que nos está costando a los ciudadanos la lucha sin cuartel desatada en ambas veredas de la partidocracia argentina pero que mucho más se nota en el seno del poder nacional, como mero espectador trataré de transmitirles al menos las sensaciones que me provocan esos a veces desaforados discursos que ventilan integrantes de la misma corriente, tratando de descalificar al oponente, y no hacen otra cosa que escupir hacia arriba o hacer pis contra el viento.
   En las democracias maduras, consistentes, históricas y mundialmente bien conceptuadas, se respeta eso de lavar en casa los trapos sucios, pero aquí entre nosotros, exhibirlos es algo así como haber dado en la parte débil de los antecedentes y del curriculum del adversario interno, por supuesto, porque para el externo suelen utilizar los dos extremos: la bazooka destructiva o la bala de fogueo que por las dudas lleva anestesia en la punta.
   Y en la gigantesca tribuna, obligada a seguir de cerca el espectáculo muchas veces deplorable, de ver enfrentados con odio a los que después en los afiches aparecen tomados de las manos en triunfo, nos obligan a sostener que se mantiene lozano e incólume el reinado de la hipocresía.
   Pero el aspecto más saliente de este show que mezcla descalificaciones, acusaciones, amnesias, viejos rencores y cicatrices de peleas anteriores, es la actitud de los espectadores, ya curados en su costumbre del azoramiento frente a situaciones parecidas porque ya son parte de la historia y de la memoria.
   El pueblo, la gente, es decir nosotros los del llano que mantenemos a tantos personajes y les posibilitamos su vida regalada, y en muchos casos algunos sospechosos y súbitos enriquecimientos, no cometemos el pecado de mentir sorpresa, porque el tema es como ir en semana santa al cine y ver La Pasión, sabiendo cómo termina…
   Ellos, los dueños del poder, están allí más que por ellos por nosotros, porque nosotros los votamos o los consideramos aptos, honestos, sensibles, preocupados por el prójimo y el cumplimiento de todas esas expectativas a futuro es relativo y esto no es una acusación contra nadie, sino la mera expresión de una realidad que nos toca vivir y en muchos casos padecer.
   Ahora en los últimos meses han recrudecido las luchas internas, la agresividad está pésimamente disimulada y al correrse el maquillaje reaparecen las arrugas conceptuales, las promesas incumplidas, las frustraciones a las que nos empujaron y los fracasos de ellos que nos afectaron a todos.
   ¿Los aciertos? Puede que hayan sido muchos, pero sepan los señores de la política que accedieron al poder y cobran por ello, y su obligación patriótica es hacer las cosas bien para la gente y no tan solo para cosechar aplausos, en estos últimos tiempos, tan escasos a menos que provengan de los beneficiarios militantes del campo rentado…
   Resumiendo, roguemos que el fervor creciente a medida que se acercan los comicios internos no se transforme en vehículo de enfrentamiento y es un ruego, que se ocupen de la gente, del pueblo que sufre, del ciudadano sin trabajo ni techo; del jubilado sin esperanzas cuando más las merece.
   Será la mejor manera de reconciliarse con el pròjimo por dos razones: porque los políticos son nuestro prójimo aunque a muchos no les guste y porque el mandato de la ley y de las urnas se los exige después de cada elección.
   El tema, es que sean respetuosos con el compromiso que en cada campaña asumen hacia el pueblo y que no siempre lo cumplen…
  
Escasos entendimientos
DÍAS DE VÉRTIGO SON LOS QUE VIVE
LA ECONOMÍA NACIONAL & POPULAR
 
   No es necesario que vuelva a confesarles mi ignorancia en materia de evaluación de la economía nacional & popular con sus no tantos aciertos, sus vacilaciones, derrapes, sorpresas, malos entendidos y a veces silencios tan espesos que retumban por lo molestos y ominosos.
   Ya a fines del mes de enero del ’19 un columnista de un diario porteño -con alcance nacional, Walter Graziano- firmó un extenso comentario señalando siete razones por las cuales es imposible dolarizar la economía, considerándolo inviable. Esto, a raíz del renacimiento de un sector, autodenominado "anarcocapitalista", que sueña con la paridad dólar-peso y cuya idea se ha expuesto en medios nacionales ante la fuerte devaluación. Tratando de resumir, sostenía por entonces que es imposible dolarizar hoy en la Argentina. Las razones son, principalmente, siete; partiendo de la base de que sería una medida inconstitucional.
   Y uno de los párrafos salientes expresaba: "Lo que se hace cada vez que se pregona la dolarización en los medios no es otra cosa que un acto de propaganda. A eso hay que sumar una advertencia al lector: este grupo –muy ruidoso en medios, pero inexistente como factor de peso social– ha venido coqueteando con otra idea: la abolición del Banco Central y la adopción de la total libertad para emitir moneda: algo que no se aplica en ningún lugar del mundo", advirtió el especialista.
   “1)La dolarización es inconstitucional y, por lo tanto, ilegal. En efecto, el artículo 75 inciso 6 de nuestra Constitución establece que debe existir un banco federal con la potestad de emitir moneda. O sea, se establecen una moneda nacional, un banco central y un único emisor de moneda nacional.
   2) Dolarizar no es una medida cualquiera que pueda tomarse un día porque uno se levantó con las ideas cambiadas. Para dolarizar, se requiere que todos los pesos depositados en los bancos y en circulación entre la gente sean canjeados por los dólares de las reservas del BCRA, y deben ser reservas de libre disponibilidad; de otra manera, ese canje sería imposible.
   3) Si la probabilidad de un default de 2020 en adelante luce nada baja hoy en día, ni hablar entonces de la que habría en la dolarización: el BCRA se habría quedado sin reservas y el Tesoro solo contaría con la recaudación para pagar no solamente el gasto operativo, sino los intereses y hasta el propio capital de la deuda si los mercados decidieran no renovarla. Por lo tanto, el dislate de dolarizar es desde el punto de vista fiscal múltiple: se cae en el riesgo de defaultear, además de la deuda, las jubilaciones y salarios del sector público si la recaudación es insuficiente por una eventual recesión o cualquier otro factor y los mercados no financian el faltante.
   4) Las cuentas externas del país, se trate de la balanza comercial o se trate de la cuenta capital, expondrían al sector financiero a vivir momentos de iliquidez, en caso de haber déficit de balanza comercial o fuga de capitales al exterior, para las que no habría posibilidad de financiamiento transitorio de ninguna autoridad monetaria.
   5) Desde el punto de vista del nivel de actividad, la economía argentina quedaría librada a la situación de precios relativos que la Reserva Federal de los Estados Unidos, subiendo o bajando las tasas de interés, quisiera imponer a aquella economía por motivos totalmente ajenos a la economía argentina. Si el dólar subiera o bajara de manera fuerte en el mundo, la economía argentina quedaría expuesta a sufrir bruscas recesiones o expansiones, sin posibilidad de morigerarlas con las tasas de interés ni con instrumentos que aumenten o disminuyan la liquidez.
   6) Desde el punto de vista de la rentabilidad del sector bancario, la dolarización implicaría la necesidad de muy altos encajes, dado que habría que impedir a toda costa que una corrida contra un banco lo deje sin efectivo de dólares para atender el retiro de depósitos. Una caída de un solo banco se convertiría rápidamente en una corrida sistémica.
   7) La deuda de Argentina con el FMI se convertiría en eterna. Nunca podríamos pagar al Fondo y dar las gracias porque habría que juntar un superávit de USD 57 000 millones más intereses para cancelar el crédito o, en su defecto, encontrar otro financiamiento, el cual sería imposible de obtener si se tiene en cuenta que muy probablemente nadie estaría dispuesto a prestarle dinero fresco a un país que no cuenta con política fiscal ni política monetaria y posee alta probabilidad de default”.
   Todo esto ha sido una síntesis y por eso ahora me surge la pregunta, que bien puede ser tomada por mi ignorancia en el tema: ¿A quién se le ocurrió la idea, recientemente, que nuestra economía debe ser dolarizada?
   A menos en lo que se advierte, no es mucho lo que ha cambiado entre nosotros, desde aquel cercano febrero del 2019.

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