24 de julio de 2022

S.L.B.: DEMENCIA POLÍTICA O ENAJENACIÓN CÍVICA VIENEN CRECIENDO DE MANERA ALARMANTE - LA INSEGURIDAD Y EL CAPRICHO, VAN DE LA MANO - SIGUEN EN SOSTENIDO PROGRESO LOS PRECIOS Y LAS CARENCIAS - MEGACAUSA DEL REGISTRO, OSCURIDAD PESE A LOS AÑOS DE VIGENCIA - PROPUESTA PARA UN NUEVO PARADIGMA - APROSS BUROCRATIZADA EN LA ATENCIÓN Y MEDICACIÓN A CRÓNICOS E INCURABLES - NO QUEDAN NI CENIZAS DE AQUELLA COMBATIVA C.G.T. QUE HOY LIDERAN LOS RICACHONES - LA PARTIDA DE FEDERICO HIRSCH, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 24/07/22 emitido en dúplex por AM580 y FM88.5 dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba.
 
Incierto panorama que nos rodea
DEMENCIA  POLÍTICA O ENAJENACIÓN  CÍVICA
VIENEN CRECIENDO DE MANERA ALARMANTE
 





   Con un  semblante que mentía por su aparente tranquilidad; con el gesto adusto y la mal disimulada bronca, era fácil entender que no estaba lo que se dice totalmente en sus cabales, sino que el hecho de considerarse aún autoridad, era como si le regalara una imagen de credibilidad, de apoyo popular, de coincidencia con sus principios, pero la realidad trasuntaba la verdadera esencia de las incoherencias que anunciaba; de los planes que pretendía ejecutar; de la manera de retomar poder y alcanzar utópicas metas ya descartadas incluso por el propio devenir de nuestra historia reciente.
   Es como esas personas que sabiéndose en verdad íntimamente débiles, pretenden con la dureza del rostro engañar para ser tomado con rigor y seriedad, cuando seguramente su  análisis lo llevara a creer que el fracaso ya es parte de su vida; el resultado de ciertas actitudes autoritarias que calaron hondo en el alma de los argentinos.
   Cuando es la cordura lo que está en juego, es para pensar que quienes son víctimas de alteraciones mentales están absolutamente seguros de su normalidad inexistente y de contar con asentimiento mayoritario; de imaginar que las masas lo siguen, que están con él, que lo apoyan y que darían su vida por seguir sus postulados.
   Pero el país, nuestra Patria poco a poco lo fue relegando como era su pretendida intención de liderazgo, por sus actitudes autoritarias, inconsultas, por sus fracasos que supieron sumirlo en oscuras introspecciones que incluyeron desacuerdos familiares, nacientes odios en relaciones que tiempo atrás llegaron a ser cariñosas, fraternales, plenas de momentos gratos, como apoyando sentencias como la de Arturo Graf, cuando supo sostener que “El de la locura y el de la cordura son dos países limítrofes, de fronteras tan imprecisas que nunca puedes saber con seguridad si te encuentras en el territorio de una o en el territorio de la otra”.
   Por eso la ola de incertidumbre que se instaló con su fuerza destructiva en el alma de la gente, apenada por las horrendas consecuencias de tantas adversidades sufridas con la crisis económica, la desocupación, la inflación incontrolable aunque escondida, los encierros de la pandemia, las penosas alternativas vividas con la consecuencia de más de 150.000 muertos, la inseguridad incontrolable, el narcotráfico impune y reinante y otros daños colaterales padecidos por los argentinos.
   Sin embargo este personaje que en su tiempo de esplendor despertó simpatía, aunque sus pretensiones eran encabezar un ambicioso proyecto, cometió el pecado de equivocarse en la forma de encarar su ansiado liderazgo y quedó relegado a un plano inferior, aunque luciera galones como para estar por encima.
   Sábato sentenció tiempo atrás que “Estos gestos de heroísmo demencial son los que nos rescatan de tanta iniquidad porque no se puede vivir sin héroes, santos ni mártires”.
   Tan cierto como lo viene mostrando no tan sólo nuestra historia sino la memoria universal, aunque con el atenuante para el caso argentino que una locura compartida ya es de por sí media locura…
   Estamos en las seguras vísperas de situaciones y consecuencias que por su trascendencia pueden ser aplicadas a nuestra recuperación o a la consolidación de un estrepitoso fracaso, aunque no puedo apartar de mis pensamientos aquello de Dumas: “Llamo locura a toda tentativa de conspiración que no llega a buen fin. Si triunfa, a eso que llamo locura lo denominaré sabiduría”.
   Por todos estos detalles que termino de apuntar, bueno sería la recuperación de la cordura en la cúpula del poder, que se cicatricen las heridas que todavía sangran aunque las oculten y que desde ese mismo poder piensen que no están solos, sino que más de 44 millones de argentinos merecemos ser gobernados por mentes lúcidas sin arranques demenciales que pretenden ahuyentar presiones, maledicencias y desencuentros.
  Porque todo esto que acabo de comentarles viene a cuento de la actitud asumida por el procesista militar retirado Aldo Rico, quien ahora busca escudarse en la democracia para apoyar sus demandas de libertades que no supo respetar, vidas que cercenó y la legalidad por las instituciones de la República, cuando fue uno de sus principales, más prepotentes y autoritarios violadores.
   En cuanto a las últimas determinaciones del Sr. Presidente de la Nación, de la Sra. Vicepresidente, del Sr. Gobernador de la provincia de Buenos Aires y de la viajera y floripóndica nueva ministro de Economía que ahora estará -suponemos- de tertulia con doña Georgieva patrona del FMI pidiéndole seguramente mayores plazos para pagar deudas, tendré que ocuparme cuando entre ellos sinceren la situación del país, cuando dejen de jugar a las escondidas y cuando tengan una vocera coherente que informe en lugar de echarle culpas al periodismo y que al menos refleje un panorama verídico que desde el mismo poder siguen ocultando.
   No son tiempos de andar esquivándole el bulto a la realidad ni el culo a la jeringa.
 
Negación de la autocrítica
LA INSEGURIDAD Y EL CAPRICHO VAN DE LA
MANO  ANTE  UNA  SOCIEDAD  ANESTESIADA
 
   Es para rogar que la anestesia que envuelve a los cordobeses termine alguna vez de embrutecer con sus efectos y la sociedad en su conjunto, asuma que vivimos en un marco de inseguridad jamás padecido, lo que se agrava por el apoyo -llamémoslo de alguna manera- que los malos policías le aplican a eso que desde el poder le llaman sensación porque se sigue negando, desde ese mismo poder me refiero, una realidad que nos castiga sin misericordia.
   Los asaltos, arrebatos, salideras, ataques en las autopistas y en la Circunvalación, estafas telefónicas y toda la gama del delito vienen creciendo de manera exponencial y la ciudadanía choca contra un muro de casi indolencia; de indiferencia ya que la ausencia de autocrítica transforma a todos los funcionarios en impolutos con relación a sus fracasos, aunque las consecuencias las pague nuestra desprotegida ciudadanía y eso que por ahora margino el crecimiento del narcotráfico, sin solución integral a la vista.
   Queda así demostrado por si hiciera falta, que de poco sirven las millonarias inversiones en vehículos, equipamiento, armamento, tecnología moderna, comunicaciones, etcétera, mientras no se legisle, aplique y controle una política integral de seguridad, clamor del que nos hacemos eco desde tiempo atrás sin encontrar respuestas positivas y lo peor, que se niegue tan calamitoso estado refrendado por la zozobra en la que seguimos viviendo.
    Las cosas han llegado a tal estado, que vale repetir eso que de acuerdo con la consagración de las impunidades y los fracasos en la conducción del tema seguridad, se ha llegado al ridículo que los decentes debemos vivir encerrados, enclaustrados entre rejas, mientras los delincuentes andan sueltos y gozando una indemnidad que alguien, poderoso por cierto, les obsequia.
   Es doloroso comprobar apelando a la memoria, que sean tantos los casos de “gatillo fácil” registrados en esta Córdoba hasta en ese aspecto sorprendente, y lo peor es que cuando se juzgaron esos hechos, las condenas aplicadas no han servido como un motivante de acciones para dotar a la fuerza azul de elementos humanos preparados para la función, porque no basta con enseñarles las bondades de la buena puntería con su armamento, sino el conocimiento de las leyes, el fortalecimiento -para bien- del espíritu de cuerpo en la institución y una conducción política que al menos practique la sana autocrítica.
   Es en esa circunstancia que aparecen los baches de gestión, los errores de conducción y aplicación, que bueno sería corregirlos hasta terminar con ellos para que no queden dudas acerca de la utilización actual de las filas policiales como bolsa de trabajo para el cumplimiento de deudas con la militancia del partido gobernante, y en tal sentido es para resaltar y reconocer que en todas las administraciones se aplicó idéntico temperamento.
   Los cordobeses ya estamos agobiados por los fracasos oficiales en materia de prevención y es hora que se practique la autocrítica pero con resultados, y no limitándola a declamaciones altisonantes, que son más cháchara que realidad y es muy simple la ecuación: el funcionario que fracasa y queda demostrado, no debe esperar que le pidan la renuncia sino que por honestidad se debe mandar a mudar, previo pedir disculpas.
   Porque si desde arriba sostienen a quienes no han sabido aportar soluciones a una crisis tan acentuada como las inseguridades que padecemos, es hora de entronizar a especialistas en el tema y no a figurones que encumbró la política.
   La Policía, nuestra policía que no es como algunos deliran diciendo que es una de las mejores del país, necesita profesionales de verdad y no tocadores de oído.
 
Antes le llamaban “carestía de la vida”
NOTABLE  DANZA FÚNEBRE, MARCO PARA
QUE  PROGRESEN  PRECIOS Y  CARENCIAS
 
   Tantos años han pasado desde aquellos primeros escarceos del abuso al consumidor hasta que Perón impulsó la aplicación de una ley “contra el agio y la especulación” que tuvo casi milagrosos resultados porque las penas que se aplicaban a los infractores que se empeñaban en aumentar los precios, iban desde la clausura, pasaban por la multa pecuniaria, el cierre temporal o definitivo del negocio, la pena de encarcelamiento y en caso de extranjeros que se negaban a los mandatos legales, eran prolijamente defenestrados a sus lugares de origen.
   Ahora las cosas han cambiado de tal manera, que hasta resulta folklórico hablar de los aumentos de precios, de los abusos que se perpetran en nombre, por ejemplo, del problema de la reposición de mercadería e insumos y otras pavadas por el estilo.
   Sin embargo, hay que entender al comerciante, cuyo sano y principal objetivo en la vida y en su actividad, es no perder plata, mantenerse en sus utilidades y si es posible, asegurarse un margen digno que le permita subsistir en la vida y en su quehacer comercial.
   Hay que entender asimismo y por ejemplo, que nuestro billete de alto valor, o sea el de mil pesos, equivale y no son macanas, a tres -si, tres- dólares emergentes del mercado marginal o negro, blue, o azul si lo castellanizamos, aunque inexplicablemente el ministerio que maneja y por lo general choca, nuestra economía nacional & popular, sostenga que es un tipo de cambio que no afecta a nuestro devaluado símbolo monetario que es, vulgo mediante, el mango, el “sope” o como lo quieran bautizar.
   Pero alguien tiene la obligación cívica de poner orden en una actividad tan intensa como es la comercial, porque no deja de ser la de mayor contacto con la gente por la simpleza de ese concepto que sostiene que todo se compra y todo se vende.
   El desorden imperante en el tema manejo de los precios nos ha sumido en ridículas situaciones, como el valor astronómico de un par de zapatillas, los quesos ya incomprables, los autos nuevos que han sido encanutados en las terminales porque no saben a qué precio venderlos, y los valores de los repuestos, algunos que son un pedacito de fierro pero que se cotizan en dólares.
   Es probable que en el aspecto precios exista mucho de enajenación mental o desequilibrio matemático, pero no es posible que la ausencia del Estado también se manifieste en ese tema particularmente.
   Porque si es el poder de donde surgen las medidas para ordenar la vida cotidiana de los argentinos, sería hora de dejarse de joder, dejar la imagen precomicial para más adelante y pensar en el bienestar de la gente.
   Ese estado -el de bienestar- es la mejor propaganda que puede lucir un partido político, de cualquier corriente, pero igual en los objetivos que todos: eso de llegar al poder o pretender la eternidad en la cúpula.
 
Es bueno conocer los inicios
LA  MEGACAUSA Y SU SEMANAL  APORTE  PARA
UN INTENTO DE PONER LA SITUACIÓN EN CLARO
 
   En un lugar y en un tiempo que no se han podido establecer, pero probablemente antes de que comenzaran los encarcelamientos seriales, un grupo de personas a quienes todavía no se ha identificado con exactitud, se reunieron para crear la megacausa del Registro de la Propiedad de Córdoba, con la aparente intención de condenar a miles de personas, acusándolas de apropiación de numerosos inmuebles.    
   Para ello, y de común acuerdo, dictaron prisiones preventivas a cientos de trabajadores sin antecedentes penales y sin  fortuna,  que se vieron sorprendidos –imagínese usted vivir algo así- por  la  medida y después, acordaron sostener el encierro  por el plazo de tres años, para lo cual  rechazaron y denegaron sistemáticamente todos los recursos presentados por los aturdidos imputados y sus desorientados abogados, ignorando, además,  el llamado de atención de las organizaciones de derechos, que sugirieron, asombradas, respetar la libertad como garantía fundamental.
   Después, anunciaron el inicio de los juicios y los difundieron amplia y pomposamente en todos los medios. Decidieron invertir el principio de inocencia y que cada imputado tuviera que probar que no era culpable, utilizando la íntima convicción como criterio de prueba para las condenas.  Dividieron los presuntos hechos en múltiples partes, con la intención de construir nuevos juicios y de repetir procesos a los mismos imputados. Todo esto con la finalidad de mantener la causa por años y años. 
   Si bien el relato parece salido de un cuento fantástico, cada frase coincide bastante con la actuación judicial cordobesa, a contramano de las leyes, en la causa del Registro, aunque falta el gran desafío de poner nombre a cada personaje.
  
Seguridad humana y un nuevo Paradigma
BREVE CONVERSACIÓN CON UN EXPERTO EN LA
MATERIA, COAUTOR  DE  INTERESANTE  ENSAYO
 
   Marco Antonio Séptimo es un joven policía retirado, actual escritor adherido a la novela negra, autor de varias publicaciones y experto en el tema seguridad, en condición de la cual me acompañó en la coautoría de un ensayo con formato de libro titulado “La sociedad y los miedos”, miedos de los que me hago cargo de comentar mientras a Marco Antonio le toca ofrecer tres puntos clave para mejorar la seguridad, precisamente, en cualquier sociedad latinoamericana. Este muchacho tiene brillantes antecedentes literarios e integra colectivos de la especialidad no tan solo en nuestro país sino en Perú, Colombia y otros países hermanos, y es frecuentemente invitado a conferencias y seminarios acerca de esa temática.
   Hoy agradecemos el placer de tenerlo con nosotros…
   (El audio de la conversación entre el periodista Gonio Ferrari y el experto en Seguridad, Lic. Marco Antonio Séptimo, puede ser consultado buscándolo en la columna respectiva, parte superior de la columna derecha de este blog).
 
Atención a crónicos e incurables
APROSS Y UNA BUROCRATIZACIÓN QUE POCO
BENEFICIA A BUENA PARTE DE SUS AFILIADOS 

   Quiero antes de empezar este comentario con su carga crítica pero muy fundamentada, dejar a salvo la calidad prestacional del Hospital Ferreyra, del Parque Sarmiento, sostenido por la Administración Provincial de Seguros de Salud (APROSS) que como se puede advertir no es una obra social sino para que lo tengamos en claro, una administradora de seguros de salud, y vale reiterarlo que así lo consigna su nominación.
   Naturalmente es una dependencia con elevada carga de personal, que sirve a los empleados activos por el Estado provincial, sus familiares y jubilados y pensionados de idéntico origen.
   Últimamente la Apross lanzó una convocatoria para afiliar a quienes buscaban un servicio de esa naturaleza pero sin depender del empleo estatal provincial o sea afiliaciones masivas a valores monetarios tentadores, pero que lógicamente la demanda influiría en el manejo financiero del organismo asistencial.
   Desde entonces es como si hubieran ajustado los mecanismos de atención no en su calidad sino en su prestación, apareciendo obstáculos que para muchos afiliados resultan difíciles de entender, gestionar por carencia de conocimientos en materia de computación y para muchos, inexplicables por su tufillo de selectividad, que a veces por agotamiento del paciente, lo lleva a la resignación de claudicar con lo que pierde, por ejemplo, el descuento en los medicamentos y en otros detalles propios, en este caso, de los afectados por males crónicos e incurables como lo pueden ser la diabetes, la hipertensión o la hipotensión, aunque en el tema oncológico las coberturas son complicadas de obtener, pero más sencillas de aplicar.
   No todos los jubilados están en condiciones de llenar extensos y complicados formularios para tramitar sus derechos que venían siendo propios y adquiridos, ahora invadidos por otro tipo de adherentes, cuando ocurre que por la condición crónica de las enfermedades que apuntamos, no es para considerar imprescindible la confirmación científica de tal estado y lo contrario sería, si, parte de un milagro ante la perspectiva que el paciente hubiera superado el mal crónico.
   Así las cosas, lo que se advierte es un necesario incremento de la burocracia en un aspecto que debiera ser más dinámica, a lo que sería necesario agregarle mucho de sensibilidad porque no es cuestión de desatender, para fortalecer las condiciones económicas de una prestación.
   La burocracia, en el caso de las enfermedades crónicas e incurables, es un agravante que el paciente no merece padecer.
 
¿Te acordás hermano?
NI LAS CENIZAS QUEDAN YA DE AQUELLA C.G.T.
COMBATIVA, HOY LIDERADA  POR  RICACHONES
 
   Cuando uno recuerda con mucho de indignación y nada de nostalgias sino de bronca acumulada, aquellos más de 10 paros que el bueno de Saul Ubaldini, apodado “Campera Kid” organizara contra el gobierno de Raul Alfonsín, restaurador de la Democracia en el país, nos invade y me invade en lo personal, una sensación parecida a lo inexplicable, a lo absurdo, a lo canallesco por esas acciones encaradas por la que fuera y sigue siendo “la columna vertebral del movimiento nacional justicialista” resumido en tres letras: C.G.T.
   Alli anidó una nueva casta dirigencial  ambiciosa, angurrienta y con crecientes y sólidos vínculos con sectores del empresariado de donde surgían suplementos dinerarios como para que envidiara un emir y apenar a los trabajadores que confiaban en eso que le llamaban combatividad, que era en realidad apego al poder y utilización de la actividad sindical para encumbrarse en la política partidista.
   Es por eso que se entiende, aunque no necesite que lo explique, ese apetito enfervorizado por la eternidad en las cúpulas, y tenemos casos emblemáticos que conocemos todos, y a los alcanzados por esa bonanza ni se les sonroja la cara porque hay casos que rozan lo vergonzoso.
   Está bien que se registraron excepciones, aisladas pero conocidas, que dignifican y enaltecen en sumo grado la actividad y el sacrificio de la dirigencia cegetista, aunque algunos de cuyos exponentes hasta llegaron a compartir buenas migas con capitostes de la sangrienta dictadura militar, pese a que no fueron pocos los auténticos sindicalistas que dieron su vida por la causa que abrazaban, en manos de los torturadores y asesinos.
   Mire, la verdad, no es mucho el tiempo que vale la pena dedicar a un tema que es motivo de creciente indignación.
   La pregunta que carcome el cerebro y la memoria, es ¿dónde está la dirigencia combativa que al menos alzaba su voz contra las injusticias?
   ¿A dónde carajo fue a parar aquel ahora legendario espíritu de lucha por los asalariados?
   ¿A cuánto se cotiza la adhesión a la miseria ajena cuando tienen asegurada la riqueza de ellos y de varias generaciones de parientes?
   Provoca tanta bronca mezclada con impotencia, que no vale la pena embriagarse de estrés por las inconductas y los afanes -dicho el término en su amplio sentido-  de quienes pasaron a ser serviles de un sistema, abandonaron a sus trabajadores y arriaron las banderas por las que tantos murieron o cayeron a la más indigna e inmerecida de las miserias.
   Si hay una Justicia divina, tendrá con ciertos personajes una tarea maravillosa al juzgarlos y condenarlos.
 
Hombre del deporte y de la política
EL DR. FEDERICO  HIRSCH  PARTIÓ, DEJANDO
IMAGEN DE GRAN MÉDICO Y BUENA PERSONA
 
   Es complicado despedir a una persona que por sus valores humanos, no hubiera merecido el sufrimiento y menos todavía ser víctima de un adiós físico, aunque deje en la memoria de quienes lo conocimos su imagen de bondad, compromiso, profesionalidad, respeto y fanatismo deportivo.
   Federico Hirsch, médico huesólogo y musculólogo como me gustaba definirlo, fue durante mucho tiempo el dueño y señor de los moretones, lastimaduras, fracturas, calambres, masajes, radiografías, infiltraciones, yesos y curaciones de muchos futbolistas que lucieron la camiseta albiazul de Barrio Jardín.
   Federico figuraba en el inventario del Club.
   Siempre amable, científicamente prolijo, tranquilizador de temores de los más bisoños, resolvedor de problemas, en una palabra una especie de santo del deporte.
   También en su quehacer político supo destacarse por coherencia, limpieza de mensaje y fervor por la bandera de la Unión Cívica Radical que abrazara Federico.
   Estoy seguro porque alguna vez lo conversamos y con cierto humor, llamémosle gris, que donde fuera a parar al descarnar, en el cielo no tendría trabajo por eso de la automedicación sagrada y en el otro extremo, porque el fuego a todo lo cambia.
   Se fue, sintetizando, un tipo que para ser considerado buena persona, no necesitó partir para no volver…

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