Desgrabación de los
comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”,
edición nº 810 del domingo 24/12/23 difundido por la AM580 Radio Universidad
Nacional de Córdoba:
SALUDO A POCAS HORAS DE LEVANTAR
LAS COPAS CON BURBUJAS Y PRUDENCIA
Los tiempos con su loca y atrapante evolución han transformado a esta celebración en un hecho meramente consumista, pagano y gastronómico, razón por la cual y en forma personal, estimo que es tiempo propicio para hacer algunas pequeñas consideraciones.
Entre otras, procurar que el encuentro sea para unir a la familia, y no para desmembrarla ahondando las diferencias que pudieran existir en su seno.
Intentar cuidar el cuerpo, porque en el nombre de Jesús y de sus santos apóstoles y venerables personajes, se cometen excesos lamentables tanto en la comida, pero sobre todo a la hora de levantar las copas, hacerlas tintinear y luego beber, con las consecuencias que después lamentamos.
Procurar ser prudentes a la hora de los gastos, porque estas fiestas de fin de año sirven para caer al absurdo endeudamiento que dura por lo general hasta abril o mayo, merced a la intensiva utilización del dinero plástico, con el agravante de los abusos que se perpetran a la hora de sumarle intereses y otros recargos.
Es una de las consecuencias de esa vieja costumbre argentina de patear los problemas hacia adelante, y mejor si son deudas.
De todas maneras, lo importante es sentirse feliz.
Saberse acompañado, aunque sea en la soledad que no siempre es hermana del aislamiento.
Saberse apreciado y querido, aunque sea por una sola persona.
Saberse digno de ser considerado así: una persona.
Saberse respetado en todo sentido y en todos los ámbitos.
Sentirse en un escenario de bienestar momentáneo, pasajero o permanente, del que cada uno haya sido su artífice.
Después de todo, ninguna religión aconseja hacer el mal y esa es la principal razón que nos obliga, no siendo malos, a ser felices a cualquier precio.
Feliz Nochebuena, para los que amamos y para los otros también, porque merecen ser tan felices como nosotros al menos quienes lo intentamos.
Mirando hacia las alturas y agradeciendo estar vivos, ¡Salud!
DESTINO INCIERTO LE AGUARDA A LA INTENCIÓN
OFICIAL DE CAMBIAR LA SITUACIÓN POR DECRETO
Somos ricos; inmensamente ricos en muchos aspectos y esa debe ser la razón por la cual, pese a los empeños de muchos políticos que nos hicieron pisar primero los umbrales y luego el ingreso a ese espantoso mundo de las carencias, de la subocupación, del deterioro salarial, de la trampa impositiva, de la insensibilidad social, de la ceguera del poder, no han logrado sumergirnos en la hambruna de la indigencia generalizada, aunque duela reconocer que son miles y miles los compatriotas que padecen privaciones en todo aspecto, como por ejemplo en alimentación, vivienda, educación, seguridad, justicia, salud y otras lamentables privaciones.
Naturalmente si tomamos estos detalles como norma, cabe entonces puntualizar las excepciones porque en cualquier parte del mundo si existen los pobres, es porque también existen los ricos de antes, los ricos por sacrificio y los otros que ya conforman la categoría de los despreciables, cuando se han enriquecido por el esfuerzo ajeno, por sus posiciones dominantes en los campos de la política y del sindicalismo y por ser parte de cualquiera de los existentes mecanismos de la corrupción que van desde el aprovechamiento de sus cargos, la vocación de perpetuidad dirigencial y ese otro creciente rubro, que es el aprovechamiento de una llamativa impunidad en las actividades del narcotráfico.
No es tampoco saludable vivir revoleando pálidas, pero la realidad es esa, que la sufrimos y pocos han sido los gobernantes que se dedicaran a la abolición de ciertas malas costumbres y aquellos que lo intentaron chocaron hasta el cansancio con las trabas de siempre que todos conocemos.
La novedad libertaria exhibió su escaparate de ilusiones, intenciones o propósitos, porvenir más cercano a las utopías que a un razonamiento mesurado con miras hacia un realismo imaginario, tan imaginario por lo remoto y tantas veces intentado desde todos los colores y matices del arco político e ideológico, cayendo en la simpleza de enfrentar a la derecha con la izquierda y viceversa, sin advertir que así como tanto se distancian hacia los extremos, al dar la vuelta en redondo terminan mezclándose…
Y volviendo al paquete de leyes impuestas según se informó “por necesidad y urgencia” y advirtiendo que la actitud aparte de sorprender, descolocó a muchos actores de este inmenso escenario, nos lleva a pensar a la luz de la realidad que fue el motivo esgrimido, o una especie de medida extrema emparentada con esa prisa con la que se viste la desesperación, empujada por las sorpresas que el libertario máximo habrá encontrado al hilar fino en los números de nuestra castigada economía y en las estadísticas, no en los arteros dibujos, con los que se maquillaban tanto la inflación como el brutal endeudamiento nacional & popular más reciente como los anteriores.
Seguramente ni siquiera los máximos popes por fuera del oficialismo reinante hasta el 10 de este mes, habrán tenido noticias acerca de la causa abierta en la justicia de los Estados Unidos con relación a la demanda planteada por la esa nacionalización de lo que según Kiciloff en su momento, intentó pontificar que a los argentinos no nos costaría ni un peso y me refiero a la operación con nuestros Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
Aterra pensar lo que podrán embargarnos tanto dentro como fuera de nuestro vasto territorio, hasta integrar el monto del embargo muy cercano a los 17 mil millones de dólares, cuyo pago debiera concretarse en plazo perentorio, cuando nuestro tesoro nacional en sus arcas ni siquiera tiene pelusa y si la tiene, de ella se encargará el ordenanza responsable de la limpieza.
Sintetizando, nuestro país, la República Argentina, este 10 de enero próximo deberá pagar la friolera de 17 mil millones de dólares, o comenzarán a correr los pedidos de embargo y es también para poner en claro que la misma Justicia de Estados Unidos rechazó el pedido argentino para presentar la garantía.
Frente a este panorama, se me ocurre que todos los demás temas que integran el gran paquete de necesidad y urgencia pueden esperar, para que sea el Congreso como máxima expresión democrática, el encargado de debatir la cuestión y resolver las medidas que se puedan adoptar.
Eso sí, mirando hacia el futuro, sería un tema de necesidad y urgencia…
¿HABRÁ LLEGADO EL TIEMPO DE EMPEZAR A
BUSCAR A LOS VERDADEROS RESPONSABLES?
Un combo que no asombra en materia de estafa. Nuestro diccionario -al que acudimos como siempre- define la palabra poder como “control, imperio, dominio y jurisdicción que un hombre dispone para concretar algo o imponer un mandato”. Otros términos como mando, autoridad, supremacía, señorío, permiso, licencia, privilegio, influencia, venia, atribución, arbitrio, aparecen como sinónimos, asociando inevitablemente la palabra poder con el gobierno o con quienes ocupan altos cargos.
Supondría entonces un lector de sentido común que los encarcelados, juzgados y condenados por estos ilícitos fueran funcionarios de altos cargos y poseedores de fortunas crecientes y regordetas.
Pero no…
Quien se tome el trabajo de leer la causa, y no sólo de repetir lo que se cuenta, descubrirá, a riesgo de desquiciar su raciocinio que esos presuntos poderosos son empleados comunes, sin acceso a la información, trabajadores y profesionales sin rango jerárquico, sin poder de decisión y sin fortuna, que viven de su esfuerzo diario.
Parece bastante ingenuo creer que con esas condiciones se podría formar una organización de gran poder que permitiera desbaratar la seguridad jurídica de la provincia de Córdoba.
Está pendiente entonces, quizás como nacimiento de la verdad y como iniciativa en Navidad, que la Justicia salga a buscar a los verdaderos responsables, aquellos a medida de este combo.
SEÑALES INQUIETANTES COMO LA DEMORA EN EL
PAGO DEL MEDIO AGUINALDO,UNA LUZ DE ALARMA
El problema no radica tan sólo en la demora del pago, sino en las luces de alarma que se encendieron en torno de esa situación, anormal para estos recientes años de “cordobesismo” en que la puntualidad para los pagos era sacramente respetada, con lo que era posible calcular medianamente el presupuesto hasta el mes siguiente, pero siempre “la estrella” del firmamento salarial era, fue y seguirá siendo el aguinaldo.
Luces de alarma, porque esa verdad echada a rodar posiblemente sin intención de daño, encubre una alternativa que algunos la tildan como remota y otros ya la están viendo llegar, que es el doble daño de entregar la Caja al nivel nacional con todo lo negativo que se puede elucubrar como consecuencia, y la otra es que la provincia está apretada en su presupuesto y no es una equivocación, sino parte de la abultada deuda, acrecentada por la ignominiosa cantidad de dinero que se invirtió en publicitar a sus candidatos para la continuidad de la gestión.
Esas deudas, de pago perentorio, se enciman con la contraída en dinero extranjero que es también cuantiosa, por más que debamos reconocer el desarrollo casi explosivo de la obra pública para embellecer a la provincia, pero lamentablemente hubo un olvido u omisión de las reales prioridades como vivienda, generación de trabajo genuino, salud pública, educación, justicia y la mayor demanda en materia de restaurar la seguridad que alguna vez supimos gozar.
¿Cuántos años estuvimos sufriendo el capricho de sostener a una conducción policial ineficiente? ¿Por qué ese empecinamiento en mirar hacia otro lado cuando las evidencias de corrupción se asomaban en el servicio penitenciario?
Fueron necesarias tres o cuatro tragedias para corroborar lo que primero fueron sospechas, que iban creciendo hasta transformarse en parte de una realidad que vaya Dios a saber por qué, desde el poder se empecinaban en esconder y en no reconocer como existentes, hasta que rodaron cabezas aunque no todas las que merecían quedar fuera del sistema.
Y el sistema previsional, cuestionado por un 82 por ciento declamado que en la realidad no es tal, más sumado a otras diferencias, mostraban un panorama donde las esperanzas de una recomposición naufragaban pese a las protestas, sin dejar de reconocer que el nivel de remuneraciones a los pasivos es la envidia de muchas provincias e incluso a nivel nacional, salvo para el caso de los políticos que se retiran.
El “cordobesismo” exportó a un funcionario ducho en la creación de una curiosa alquimia matemática que lleva a pensar que se cobra lo justo como jubileo, cuando no es así de acuerdo con expertos que lo vienen estudiando desde tiempo atrás.
Lo más importante, es que al pibe de San Francisco no se le vaya a ocurrir regalarnos al poder portuario, o que tal medida haya sido fruto de algún acuerdo político entre cúspides, porque de ser así, caeríamos a un profundo pozo.
Al pozo de sentirnos estafados, después de habernos usado para obtener beneficios de las privaciones ajenas.
La peor amenaza es si se llegara a concretar la pérdida de la movilidad jubilatoria, un tema que lo explicó unos minutos atrás el Dr. Héctor Mario Silvestro, quien responde las consultas que le dejen grabadas en el teléfono 472-6090 y si llama desde fuera de Córdoba, anteponerle la clave 0351.
Impunes
manifestaciones callejeras
EL SALDO DE LAS PROTESTAS TIENE AHORA
A QUIÉNES COBRAR SI PROVOCAN DAÑOS
Con una concepción delirante, algunos malos
dirigentes gremiales piensan que ellos pueden golpear y dañar, pero que a nadie
se le ocurra tocarlos.
Cuando la policía actúa en salvaguarda de los intereses ciudadanos, esos dirigentes sienten vulnerados sus derechos humanos y supieron apelar a todo un repertorio de amenazas contra las fuerzas del orden, que para eso están: para preservar el orden.
Por allí llegamos a pensar, fundamentándonos en la cotidiana realidad, que el gataflorismo cordobés navega en las aguas de su propia dualidad: se queja de la policía que no actúa y de la policía cuando actúa.
Se quejan como maricas cuando algún perdigón de goma le dejan una marca, mientras esconden el terrorífico cóctel molotov con el que pueden incinerar a una, dos o tres personas, un automóvil o una vivienda.
Pretenden que los traten cordialmente, cuando ellos transforman la pirotecnia en armas y las gomeras que usan, no llevan proyectiles de goma sino bulones, tuercas y otras dañinas y peligrosas formas de metal.
Que se la banquen: si van a pelear, que no tengan preparadas las lágrimas, los discursos ni a sus abogados.
Si sus convicciones son firmes y justas, tendrán el acompañamiento de la gente y no el odio que provoca su inclinación al daño y la agresión tanto edilicia como física.
Alguna vez caerán en cuenta que no se lucha para saber quién es más macho, sino quien tiene argumentos y razones que sean tan valederas como atendibles.
No vengan entonces a lamentarse y llorar malos tratos, cuando hace tiempo que los cordobeses nos sentimos maltratados por la misma gavilla que se disfraza de activistas, ocasionan desastres, molestias urbanas y otros daños colaterales amparados por sus mandantes y las capuchas, y después tiran la tohalla cuando la policía los reprime.
Si hubo excesos, que lo determine la justicia como ahora puede hacerlo fundamentando tal actitud cívica en lo más recientemente legislado por la vía de la necesidad y la urgencia, tomando nota que los gastos emergentes por daños, deberán ser solventados por las organizaciones que se manifiestan en desacuerdo con medidas y resoluciones del poder, así sea desde la autoridad constituida o del sector empresario.
Pero que esa justicia evalúe a unos y a otros por igual y cada uno en lo suyo.
La policía, que se entienda de una buena vez, también está para que el orden sea respetado.
Se aproxima la magia
de brindar
LLEGA EL SOÑADO E ÍNTIMO INSTANTE DE
MIRARNOS Y JUZGARNOS HONESTAMENTE
Más allá del mentado y algo gastado por el
uso, eso que le llaman espíritu navideño, del trineo con el importado y
mundialmente impuesto Papá Noel, del pesebre con el Niño Dios, del arbolito
adornado y luminoso y los abusos gastronómicos que hacen trabajar horas extras
a los jugos gástricos, luego empachados de uvasales, alikales o similares,
alguna vez debiéramos rescatar lo espiritual de la fecha y no limitarnos a
tomarla (si, a tomarla) como la
jornada de máximo endeudamiento con tarjetas o al fiado o de chamuscarnos los
dedos con un apresurado petardo, antiguo elemento de festejos caído en el
desuso y exagerada utilización en las protestas.
Lo tomemos -término por todos abusado para esta noche- como una ocasión de abrazos, reencuentros, lagrimones y perdones.
Lo tomemos -seguimos tomando- como punto de partida para un necesario adiós a los odios, a los enconos, a las ofensas que muchas veces en nombre de la convicción o del fanatismo se mantienen durante meses y meses, aunque por dentro el arrepentimiento se revuelva en su timidez por aparecer y hacerse escuchar.
Cerremos las grietas, miremos con ojos de indulgencia hacia delante y tengamos la grandeza de absolver al adversario quien al obrar con generosidad navideña, podrá otorgarnos su clemente piedad y su corazón abierto hacia donde siempre quisimos mirar y la desconfianza mutua lo impidió.
No es verdad sino una religiosa mentira que todos somos hermanos, porque si así fuera no existirían las guerras.
No es verdad que en las guerras no existen vencedores ni vencidos.
Lo cierto es que en la sociedad tenemos la obligación, si no de ser, al menos de comportarnos como buenos hermanos, como amigos que no necesitan abrazarse ni franelearse a cada rato para demostrar que lo son.
Tomemos esta noche -seguro que lo haremos- como una liturgia de paz entre los hombres y entre los pueblos; entre peronchos y radichetas, entre bosteros y millonarios, entre kirchneristas y macristas, entre zurdos desencantados y libertarios contentos, entre gordos y flacos, entre rubios y morochos, entre tallarines y piratas, entre machistas y feministas, entre gays y lesbis, entre Ford y Chevrolet, entre civiles y militares, en fin, entre todos los seres y aquellos de pensamientos antagónicos, pero de buena voluntad que se allanen a la recuperación de la concordia, del respeto y de la necesaria tolerancia.
Y ya que tomaremos, brindemos entonces por esos valores esenciales, sin olvidar a quienes ya no están y les hubiera fascinado participar de un brindis así.
¿Se han dado cuenta al escucharme, que no es necesario y menos aún imprescindible, para estos casos, usar la palabra “amor”?
Por todos ustedes y por mí, ¡Salud!
EL SALDO DE LAS PROTESTAS TIENE AHORA
A QUIÉNES COBRAR SI PROVOCAN DAÑOS
Cuando la policía actúa en salvaguarda de los intereses ciudadanos, esos dirigentes sienten vulnerados sus derechos humanos y supieron apelar a todo un repertorio de amenazas contra las fuerzas del orden, que para eso están: para preservar el orden.
Por allí llegamos a pensar, fundamentándonos en la cotidiana realidad, que el gataflorismo cordobés navega en las aguas de su propia dualidad: se queja de la policía que no actúa y de la policía cuando actúa.
Se quejan como maricas cuando algún perdigón de goma le dejan una marca, mientras esconden el terrorífico cóctel molotov con el que pueden incinerar a una, dos o tres personas, un automóvil o una vivienda.
Pretenden que los traten cordialmente, cuando ellos transforman la pirotecnia en armas y las gomeras que usan, no llevan proyectiles de goma sino bulones, tuercas y otras dañinas y peligrosas formas de metal.
Que se la banquen: si van a pelear, que no tengan preparadas las lágrimas, los discursos ni a sus abogados.
Si sus convicciones son firmes y justas, tendrán el acompañamiento de la gente y no el odio que provoca su inclinación al daño y la agresión tanto edilicia como física.
Alguna vez caerán en cuenta que no se lucha para saber quién es más macho, sino quien tiene argumentos y razones que sean tan valederas como atendibles.
No vengan entonces a lamentarse y llorar malos tratos, cuando hace tiempo que los cordobeses nos sentimos maltratados por la misma gavilla que se disfraza de activistas, ocasionan desastres, molestias urbanas y otros daños colaterales amparados por sus mandantes y las capuchas, y después tiran la tohalla cuando la policía los reprime.
Si hubo excesos, que lo determine la justicia como ahora puede hacerlo fundamentando tal actitud cívica en lo más recientemente legislado por la vía de la necesidad y la urgencia, tomando nota que los gastos emergentes por daños, deberán ser solventados por las organizaciones que se manifiestan en desacuerdo con medidas y resoluciones del poder, así sea desde la autoridad constituida o del sector empresario.
Pero que esa justicia evalúe a unos y a otros por igual y cada uno en lo suyo.
La policía, que se entienda de una buena vez, también está para que el orden sea respetado.
LLEGA EL SOÑADO E ÍNTIMO INSTANTE DE
MIRARNOS Y JUZGARNOS HONESTAMENTE
Lo tomemos -término por todos abusado para esta noche- como una ocasión de abrazos, reencuentros, lagrimones y perdones.
Lo tomemos -seguimos tomando- como punto de partida para un necesario adiós a los odios, a los enconos, a las ofensas que muchas veces en nombre de la convicción o del fanatismo se mantienen durante meses y meses, aunque por dentro el arrepentimiento se revuelva en su timidez por aparecer y hacerse escuchar.
Cerremos las grietas, miremos con ojos de indulgencia hacia delante y tengamos la grandeza de absolver al adversario quien al obrar con generosidad navideña, podrá otorgarnos su clemente piedad y su corazón abierto hacia donde siempre quisimos mirar y la desconfianza mutua lo impidió.
No es verdad sino una religiosa mentira que todos somos hermanos, porque si así fuera no existirían las guerras.
No es verdad que en las guerras no existen vencedores ni vencidos.
Lo cierto es que en la sociedad tenemos la obligación, si no de ser, al menos de comportarnos como buenos hermanos, como amigos que no necesitan abrazarse ni franelearse a cada rato para demostrar que lo son.
Tomemos esta noche -seguro que lo haremos- como una liturgia de paz entre los hombres y entre los pueblos; entre peronchos y radichetas, entre bosteros y millonarios, entre kirchneristas y macristas, entre zurdos desencantados y libertarios contentos, entre gordos y flacos, entre rubios y morochos, entre tallarines y piratas, entre machistas y feministas, entre gays y lesbis, entre Ford y Chevrolet, entre civiles y militares, en fin, entre todos los seres y aquellos de pensamientos antagónicos, pero de buena voluntad que se allanen a la recuperación de la concordia, del respeto y de la necesaria tolerancia.
Y ya que tomaremos, brindemos entonces por esos valores esenciales, sin olvidar a quienes ya no están y les hubiera fascinado participar de un brindis así.
¿Se han dado cuenta al escucharme, que no es necesario y menos aún imprescindible, para estos casos, usar la palabra “amor”?
Por todos ustedes y por mí, ¡Salud!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado