Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio
Ferrari en su programa “Síganme los buenos”, edición nº 854 del domingo 27/10/24,
emitida por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.
Por ahora “una pálida” menos…
DENTRO DE LA MALARIA, LA BAJA EN EL RIESGO
PAÍS NO DEJA DE SER UNA AGRADABLE NOTICIA
Seguramente muchos pensarán y con
justas razones, que eso de la frecuente medición del “riesgo país” es un
meduloso trámite reservado a los especialistas en la temática económica, y que
reviste cierta trascendencia al suponerse que es un elemento muy tenido en
cuenta a la hora de hablar de relaciones internacionales, especialmente cuando
se trata de comercio bilateral.
Los argentinos hemos sabido lucir
blasones trascendentes en esa materia, más allá de los tiempos en que nos
consideraban “el granero del mundo”, sino en otros años en que alcanzamos a
sobresalir universalmente por la industria actualizada y desarrollada, lo que
nos permitió revertir imágenes negativas en esos aspectos hasta el punto que la
exportación de automóviles o la fabricación de aviones. fueran reconocidas por
buena parte del mundo.La posterior y más actual explotación sojera nos
emparentó con economías de altísimo nivel de consumo como lo son la china,
estadounidense, europea y de otros confines del planeta, un logro que nos vino
de perlas en momentos que muchas naciones fracasaban y entraban a crisis
pendulares o sostenidas, que tanto las perjudicaban.
Dicen los entendidos que para que
tal situación se fortalezca y evolucione aún más positivamente, es necesario lograr
la confianza de los eventuales compradores de nuestros productos, la seriedad
con la que se opere y el saber que Argentina pasa por un favorable momento de
su economía, en algo así como la recuperación del camino ascendente hacia su
postergada consolidación en muchos aspectos.
Es difícil, aún para quienes de
economía se puede decir con sinceridad que “”tocamos de oído”, suponer que
alguien nos compre si el panorama económico y social que mostramos al exterior,
está más cerca de los remiendos que de su estabilización o su progreso y esos
logros es de suponer que se alcanzan con seriedad, manejando números y
estadísticas serias, no dibujadas mañosamente, como durante tanto tiempo
debimos acostumbrarnos, con el agravante que ni siquiera escarmentamos conociendo
y padeciendo sus graves derivaciones y consecuencias.
No creo en lo personal que sería
colorido salir a la calle, con bombos y platillos, a festejar la baja que se
viene manifestando en los números del riesgo país, lo que nos fortalece a nivel
internacional, sino que sostengamos conductas de seriedad pero más que nada de
sinceridad, a la hora de autocalificarnos en la condición de confiables para el
comercio exterior, y supongo que también a la hora de pensar en las tan
necesarias e imprescindibles inversiones extranjeras, que tanto aportan en todo
aspecto para el crecimiento de cualquier nación y el fortalecimiento de su
economía.
De sólo pensar que la recuperación
del respeto por nosotros -desde afuera me refiero- contribuye mediante aquellas
inversiones como grata consecuencia, supone estar progresando en la creación de
fuentes laborales que aporten dos aspectos salientes que suman beneficios: la
recuperación de la dignidad del trabajo y el triste aunque necesario final de
la abyecta política populista que fabrica pobres, y luego sale en ayuda de los
más necesitados con los conocidos mecanismos del bolsón y del subsidio -en
muchos casos “becas a la vagancia”- que luego se transforman en votos.
Un trascendental pensador francés,
de quien ni recuerdo cabalmente su nombre, creo que André Maurois, aconsejaba que una vez vencedores no
olvidáramos que las victorias humanas no son nunca más que parciales y
temporales, resaltando que nada en los negocios de este mundo puede quedar
resuelto para siempre.
Resumiendo, es para creer que la
baja del riesgo país que por ahora estamos luciendo y celebrando, es una
circunstancia que debemos aprovechar, sostener y estimular y todo eso se
consigue solamente con trabajo, sacrificio y compromiso.
Un drama peligrosamente repetido
LA JUSTICIA POR MANO PROPIA ACARREA YA UN
CÚMULO DE PROBLEMAS QUE LA
DESCALIFICAN No nos engañemos ni caigamos a la
hipocresía que nunca nos ha provocado satisfacción, saber con detalles muchas
veces sangrientos y letales, que alguien hizo justicia por mano propia, sin
apelar como es aconsejable, a la aplicación de las leyes vigentes con
acusaciones formales, respeto por el tratamiento de la situación, derecho a la
defensa en juicio y final aplicación de las sanciones que los códigos tienen
establecidos desde tiempo virtualmente inmemorial.
Es cierto que en los últimos
tiempos la reiteración de tales conductas, les llamemos “populares”, ha servido
más como mecanismo de venganza por encima de cualquier otro propósito legal,
pero lo importante no es tan sólo referirnos a las consecuencias, sino a los
motivos que se estima, pretenden justificar el hecho que en muchos casos se
transforman en irreparables, una vez que se establece la verdad acerca de
cualquier acontecimiento de esa naturaleza.
La gente, el pueblo, nosotros,
hace tiempo hemos agotado nuestra paciencia esperando del Estado protector, una
actuación acorde con la trascendencia de cada situación tamañamente
conflictiva, como lo es el apresuramiento a la aplicación de sanciones
drásticas y a veces irreparables, por ansiedad y desesperación más que por una
búsqueda de justicia real.
Eso tan remanido de “la puerta
giratoria” como beneficio para cierto tipo de delincuentes, como los casos de
menores o con otros atenuantes, si es correcto calificarlos así tiene como
razones, o si se quiere disculpar como reacciones desmedidas de la gente, harta
ya de la impunidad que ampara a los delincuentes, de las demoras policiales en
acudir pese a la intensa, por momentos hartante y mañosa publicidad mediática
que se empeña en desconocerlas. Otro de los temas es la pachorra
judicial, las limitaciones policiales a la hora de los procedimientos y del uso
de sus armas tanto letales como de las otras, de lo inexplicable de contar con
filmaciones de rostros de los vándalos en primeros planos, y que finalmente
todo eso de poco sirva para aplicar los necesarios correctivos y ayudar a la
población a que recupere un estado de tranquilidad y seguridad que supiera
gozar tiempo atrás, y que ahora ha revertido la situación, con el resultado que
los delincuentes andan sueltos y los decentes nos vemos obligados a instalar
alarmas, encerrarnos y lo que es peor, armarnos en legítima defensa al
sentirnos desprotegidos por quienes debieran velar sin concesiones por nuestra
seguridad.
Esta situación no cambiará
mientras -lo quiero reiterar por enésima vez- no se elabore, legisle y controle
la aplicación de una política integral de seguridad tanto adentro como afuera
de la institución azul, porque si ella no puede, no sabe o no la dejan limpiar la
mugre hacia dentro, mal podrá hacerlo con la delincuencia exterior.
Dejó de ser alarmante para ser
desesperante advertir la cantidad de policías infieles que deshonran tanto su mandato
como su uniforme, que perjudican a los auténticamente leales servidores que
viven el riesgo permanente, de la amenaza de un hampa indomable que ha hecho y
sigue haciendo del narcotráfico -entre otros delitos- algo así como su razón de
ser amparados por la indemnidad que gozan.
Si desde el poder no se asume la
responsabilidad humana y cívica de protegernos, los casos de “justicia por mano
propia” se multiplicarán, al amparo de la realidad que los cordobeses
advertimos y de los magros resultados que se logran en materia de prevención
delictual.
Muestra demasiadas chicanas
CALIENTE INTERNA
DEL P.J. QUE NO OFRECE
MADURAS POSIBILIDADES DE UN BUEN ACUERDO
Realmente y a título personal lo
confieso, me deja una curiosa sensación de haber regresado sin escalas a mi
adolescencia, cuando por capricho, bronca, desencanto o algún otro motivo
valedero o no, decidíamos cortar abruptamente relaciones con alguien de nuestra
edad, varón o mujer, y lo primero que hacíamos era esa pavada de cortar el
saludo, hacer como que no lo habíamos visto y con eso nos creíamos fuertes de
carácter y firmes en nuestras actitudes.
Más o menos eso sin dudas fue la
imagen que me sobrevino al observar en la TV que todo lo muestra, la
indiferencia con la que actuaron el pibe Kicillof y doña Cristina, la ex que
busca volver, cuando coincidieron en una reunión partidaria -tengo entendido-
pero con un detalle saliente: entre ambos y con estampa y actitud de “suegra
guardabosque”, doña Carloto entre sus asientos de ambos protagonistas a los que
me estoy refiriendo, como si le hubieran encargado que actuara de aislante
entre esas dos pilas cargadas de nervios, ansiedades, desencuentros y poder,
que no era prudente dejar que se juntaran.
Y es para pensar que fuera la
manera de sostener una interna partidaria con tres patas principales que comprenden
a ellos dos y al gobernador riojano, quien está en otro plano menos conflictivo,
al parecer, que el de ex-ella y su querubín.
Los analistas de la fina política
que nos rodea, seguro tienen sus sabias interpretaciones de todo lo que dicen,
callan y piensan los candidatos a encaramarse, aunque los motivos que
determinan esas inquietudes sean distintos y voy a cometer lo que para algunos
puede llegar a ser una torpeza: evaluar los pro y los contra de cada uno y las
más apremiantes necesidades que los empujan a una lucha que puede llegar
-electoralmente hablando- a niveles de una desmedida agresividad como la que
vienen mal disimulando.
Ella quiere volver y él pretende
quedarse en el sillón mayor de la provincia de Buenos Aires que siempre ha sido
casi otro país o llegar al sillón de Rivadavia: ella necesita imperiosamente
gozar de fueros por la situación que vive con relación a la Justicia y la
aplicación de sus leyes.
El pibe otro tanto porque si llega
a perder, tiene la certeza que no faltarán quienes quieran hurgar en las
medidas que en su momento adoptara, como por ejemplo el clavo que nos metió en
el alma, creo que con el tema de la venta de Aerolíneas, o de YPF y con algún
otro asuntito pendiente.
Sin embargo hay otra cuestión que
para ella sin dudas asume mayor importancia, por una cuestión de cariño
maternal: posibilitar el acceso de su no pequeño Máximo al poder, como para que
esté a cubierto de eventuales movimientos judiciales que pudieran llevarlo a
perder la libertad.
Como fácilmente se advierte, es
probable que se trata de una corazonada personal de la que me hago cargo, por
eso de la inexperiencia en evaluar desempeños de candidatos con los que no he
tenido ninguna cercanía.
De todas maneras, es grato
imaginar resultados, como si alguien me negara que más de una noche, se metió
chocho de la vida, al maravilloso sueño de haber ganado el premio mayor del
Quini 6.
La Megacausa del Registro
NO ES POCO QUE UNA CAUSA REUNA TANTOS
REQUISITOS PARA CONSIDERARLA ABSURDA
Nuestro diccionario -al que jamás me cansaré de considerarlo un amigo
fundamental- define como absurdo a algo
contrario y opuesto a la razón, que no tiene sentido, es irregular,
contradictorio, irracional, arbitrario y disparatado. Resulta curioso cómo este
concepto se pone en práctica en la causa del Registro de la Propiedad de
Córdoba, tema del que nos venimos ocupando desde más de una década.
En ella los imputados fueron encerrados en prisión preventiva durante
años antes de ser juzgados, algo que la Corte Suprema de Justicia de la Nación
y el Grupo de Trabajo contra la detención arbitraria de la Organización de las
Naciones Unidas dictaminaron como arbitrario.
Con criterio poco racional se acusó a personas por figurar en una
agenda, en un contacto telefónico, por ser compañero, familiar, vecino o
cercano a imputado. Aunque no tiene sentido, se encerró para investigar,
en lugar de investigar para encerrar. De manera absolutamente contraria y
opuesta a la razón, el Juez de Control de la causa escribió sobre dos
imputados, que no existían pruebas en contra de ellos como escritura o firmas
de sus puños, ni tampoco testigos que los acusaran o los mencionaran, pero
estaba convencido que eran culpables.
Suena disparatado que aun cuando la sospecha incluía delitos leves, se
pronosticaron condenas de hasta 100 años y de manera irregular muchas personas
llegaran a juicio con condenas ya cumplidas. Se nombró una comisión
especial para juzgar casos que de forma contradictoria afirma que la causa es
una sola y son distintas a la vez, así suene ilógico, a fin de hacerse cargo de
todos los juicios.
Visto así, con respeto por la razón y por la ley, esta causa del
Registro cordobés de la propiedad, reúne todos los requisitos del absurdo, un
atributo que ejercido por un Poder Judicial, debiera ser motivo de un severo
análisis.
El sueño del poder a perpetuidad
ROGUEMOS QUE EL MAL EJEMPLO DE FORMOSA
NO SEA UNA CONTAGIOSA EXPRESIÓN DE PESTE
Muchos son los políticos
argentinos que a lo largo de sus actuaciones, especialmente al frente de varias
provincias, dejaron huellas del progreso que aportaron, del bienestar con el
que cuidaron a sus habitantes, de las obras que concretaron en beneficio de la
comunidad, del respeto por el dinero recaudado por la vía impositiva e
invertido racionalmente y de conductas intachables que se transformaron en
ejemplos.
También existieron -y aún algunos
sobreviven- que son también ejemplos, pero de lo que no debe ser ni es posible
tolerar, aunque tanto los mecanismos como los beneficios de la demagogia todo
lo pueden, si de torcer prontuarios se trata.
El caso de Formosa y de su
gobernador Insfrán al calificarlo, pasea entre lo inverosímil y lo patético; entre
lo irracional y lo trágico, porque hay que tener imaginación y creatividad para
instaurar un estado provincial gobernado virtualmente a perpetuidad, como si no existieran los casos de miserias,
privaciones y promesas incumplidas, por lo que más que estados autónomos dentro
de la Nación, son feudos guiados por acciones impactantes y costosas que lejos
están de ser expresiones ajustadas al sano ejercicio de la auténtica
democracia.
La realidad indica que ese
gobernador está en la cúpula de su provincia desde hace casi 30 años tengo
entendido, lo que justifica en sus discursos y en las explicaciones que algunos
le exigen, con la respuesta que para eso lo votaron, lo votan y lo seguirán
votando vaya Dios a saber por cuántos otros mandatos.
Lo que pocos se explican, es por
qué existen tantos extranjeros que lo votan, por qué son tantos los extraños a
la provincia que viajan a ese territorio solo el día de elecciones o para
percibir subsidios que se supone son para formoseños, y otros curiosos detalles
que no se alcanzan a comprender y uno de ellos es la nueva corrección
legalizada por su mayoría propia, que se le practicó a la Constitución
Provincial para permitirle a ese personaje que goce de un nuevo período como
gobernador, salvando tengo entendido un impedimento que existía y que habría
sido borrado de plano en cuanto a su observancia.
Nadie se pregunta en cambio, o al
menos no trasciende, por qué tanto han crecido en Formosa la pobreza y la
indigencia, si la mayoría parece vivir feliz y contenta, prolongando por tiempo
virtualmente indefinido el poder a quien no los gobierna con equidad,
sensibilidad y respeto por las carencias que padecen.
Roguemos que el caso de Formosa,
para muchos rotulado ahora como “formozuela” emparentándola con la tiranía de
Maduro y su banda, no tome la dimensión de una repudiable y contagiosa
epidemia, porque dudo que su población tenga tanto aguante después de haber
sufrido otras, cuya severidad se vio reflejada en el número de víctimas y de otras
graves secuelas.
Cuando el tufo a pestilencia y
corrupción caracteriza a un gobierno, complicado resulta superarlo, de manera
especial cuando sus gobernantes hacen gala de sus procederes más cargados de
íntimas culpas, que de logros para su pueblo.
Y el pueblo formoseño, sigue
padeciendo…
Es para rogar fervientemente, que
la enfermedad de eternidad que afecta a su gobernador, no asuma para los
tiempos y la geografía nacional, un carácter peligrosamente contagioso.
Por la dinámica del crecimiento…
QUE NO TARDE EL IMPOSTERGABLE ESTUDIO DE
UNA NECESARIA REFUNCIONALIZACIÓN URBANA
Que Córdoba, nuestra capital, ha
cambiado en los últimos tiempos, sería una torpeza negarlo o cuestionarlo,
aunque no es poco lo que debiera poner en claro la autoridad municipal para que
esos cambios sean un real beneficio y no un drama que se ensañe -y no se trata
de una exageración- con algunos sectores de la comunidad.
Si refuncionalizar significa
cambiar para bien una situación o un lugar, es como para pensar que en tal
sentido existe una deuda con la población, porque el hecho de hermosear,
maquillar, modificar y alterar la vida corriente, no siempre son acciones
dignas de aplauso y ni siquiera de aceptación.
Por ejemplo y a modo de tal, en
un momento en que crece marcadamente el parque automotor cordobés, se angostan
calles, se eliminan corredores del transporte urbano, afectando especialmente a
la gente mayor que debe caminar cuadras y cuadras para reencontrarse con las
líneas que sabía utilizar; el quebranto de muchos comercios que sobrevivían por
el movimiento de gente que se generaba y otros detalles, que bien debieran ser
atendidos por el gobierno municipal, a veces impermeable a las demandas ciudadanas.
No es el tema a considerar el
conflicto con sus empleados, lo que afecta al funcionamiento de toda la ciudad
por las carencias y demoras que sufre la población, apremiada desmedidamente por
los impuestos que le aplican, sino en todo sentido desde lo visual hasta lo práctico,
aunque se priorice lo inevitablemente necesario con el agravante de verificar
los enormes gastos que realiza la comuna en el mediático pago de su autobombo.
Lo triste sería que nos resignáramos a uno de
los postulados de Saint Exúpery, quien consideraba que “cada progreso nos ha
ido alejando más de hábitos que habíamos apenas contraído, y así nosotros somos
verdaderos emigrantes que no han fundado todavía su patria”.
Ponerse en las antípodas de la
refuncionalización que asegure progreso sería una inaceptable torpeza, por lo
que se impone el reclamo de prontitud para estudiarla y aplicarla sin
improvisaciones, compromisos extraños ni marginaciones sectoriales.
Merecemos una ciudad bella,
adornada, hermoseada pero que sea digna de ser gozada…
Para
evitar demenciales equívocos
NOS VAMOS POR
UNA SEMANA CON UNA GENIAL
E INÉDITA SENTENCIA
DE JORGE LUIS BORGES
Hoy nos vamos a despedir
con una genialidad que
pronunciara Jorge
Luis Borges y
que supera a los
tiempos: “Hay comunistas que
sostienen que ser
anticomunista
es ser fascista. Es tan incomprensible
como decir que
no ser católico,
es ser mormón”
Nuestra ‘combativa’
izquierda debiera tomar
nota
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