Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 16-03-14 emitido por AM580 Radio Universidad
de Córdoba.
UN AÑO DE NUESTRO FRANCISCO
Parece mentira que ya pasó un año desde
aquella mayúscula sorpresa que tuvo una disímil geografía de protagonismo.
Sus puntos más vibrantes, emotivos e
inesperados fueron ubicados por la realidad en la Plaza de San Pedro en el
Vaticano, la curia metropolitana, las comunidades jesuíticas, la
Casa Rosada y la Residencia de Olivos.
En unos y otros escenarios se vivió alegría,
asombro y extrañeza mientras que en otros más hubo súbito sobresalto, insultos
y apresuradas descalificaciones.
Desde la trinchera de doña Hebe partieron
las primeras expresiones de repudio, acusaciones de colaboracionismo con la
dictadura militar y otros cargos que se formulaban a quien había dejado de ser
el Cardenal Bergoglio, caminador de villas, para transformarse en Sumo
Pontífice de la cristiandad.
Que había vendido a dos curas, que se reunía
con los genocidas y otras lindezas que le endilgaban al flamante ocupante del
trono de San Pedro.
Francisco, con su calma de siempre, sin
rencores ni odios porque los grandes no los tienen, hizo como que no escuchaba
las ofensas alocadas de algunos politiquitos nacionales… y populares y se
dedicó a iniciar la ciclópea tarea de cambiar lo que no cambiaba en siglos.
Olvidó los desplantes de cuando vivía y
catequizaba en Buenos Aires, recibió visitas, aceptó regalos e incluso
innecesarios consejos.
Ahora, como siempre fue pero antes se notaba
menos, el país lo necesita en procura de consolidar una deteriorada unión
nacional.
Las cosas y la relación cambiaron y ahora
Jorge Bergoglio, nuestro Francisco, es al final de cuentas un curioso ejemplo
de demonio políticamente santificado.
¿HUBO OTRO AUTOACUARTELAMIENTO?
A veces los escépticos suelen ser
apocalípticos en sus apreciaciones de la realidad, que nos mostró durante varios días, que las fuerzas
policiales estuvieron ausentes de las calles, como si fueran la calculada parte
de un consentido autoacuartelamiento, sospechosa reacción corporativa más que
solidaria, por tener entre rejas a 16 de sus integrantes.
Si eso se llegara a confirmar porque ninguna de las autoridades se refirió al tema, es para pensar que nuestra seguridad como ciudadanos estuvo y está en manos de una oculta organización, que hace valer el imperio de su poder para consagrar en este caso la malicia de la impunidad.
Aunque las causas van a seguir, seguramente caerán dos o tres perejiles, en un intento cordobesista por borrar el espanto y el peligro que ganaron la provincia durante dos días de descontrol y violencia en el último diciembre.
Si eso se llegara a confirmar porque ninguna de las autoridades se refirió al tema, es para pensar que nuestra seguridad como ciudadanos estuvo y está en manos de una oculta organización, que hace valer el imperio de su poder para consagrar en este caso la malicia de la impunidad.
Aunque las causas van a seguir, seguramente caerán dos o tres perejiles, en un intento cordobesista por borrar el espanto y el peligro que ganaron la provincia durante dos días de descontrol y violencia en el último diciembre.
Sin embargo, mire usted que distinto es el
tratamiento de los delitos, como lo fueron el saqueo y el daño que se abatieron
sobre Córdoba.
Dos muchachos, hermanos, fueron condenados a
prisión por robar mercaderías no electrónicas, mientras los dueños de las 4 x 4
y otros coches de alta gama dejaron sus patentes a disposición de una autoridad
que ahora parece ignorarlos.
Si lo de días pasados fue otra velada huelga
policial alimentada por una vocación corporativa que apresurara la liberación
de efectivos presos, vamos por mal camino.
Bueno sería que algún legislador de la oposición,
si se anima, plantee esta situación como una nueva maniobra perversa: sacar a
la policía de las calles para presionar a la Justicia y al poder
político.
Calculemos entonces el desastre que podemos
tener si los policías consiguen sindicalizarse.
Porque cuando protesten como protestan los
violentos, no imagino a los municipales reprimiéndolos ni a los choferes de la UTA dejándolos de a pié.
PROTESTA CRIMINAL
Días pasados en el marco de una protesta sindical,
activistas de los portuarios cortaron un puente en Capital Federal como
manifestación en desacuerdo de no se qué
demanda.
Un hombre desesperado, con su mujer
embarazada que necesitaba asistencia médica intentó pasar por la barricada,
primero se lo impidieron con los insultos y los manoseos de siempre, y
finalmente lo arrojaron desde un puente hasta el nivel inferior, con
lamentables consecuencias físicas para la víctima de este atropello.
Aquí el gobierno de la provincia quiere
limitar las protestas y me parece una medida acertada, porque nunca el derecho
de unos pocos puede avasallar los derechos del prójimo a circular, a
desplazarse, a ir a trabajar.
Diez manifestantes cortan Colón y General y
el caos se impone, aunque la protesta sea válida y procedente.
Los dañinos de siempre que hay en las
organizaciones gremiales depredan la ciudad, atacan a los ciudadanos, rompen
vidrieras, queman mobiliario urbano, árboles de las plazas, agreden con sus
bombas y sus cubiertas incendiadas y otras expresiones de violencia
incontrolable, sin que nadie se anime a reinsertarlos en un marco de legalidad.
Los cordobeses estamos cansados que un
puñado de profesionales del kilombo nos digan cuándo podemos salir al centro,
cruzar un puente, llegar a nuestros trabajos o llevar los chicos a la escuela o
un enfermo al hospital.
Eso ocurre porque la prepotencia sindical,
alentada desde la mala dirigencia, ha encontrado un campo propicio, marginado
de la solidaridad, para expresarse en las calles.
Y ese campo, lógicamente, tiene un
componente con el que hay que terminar, por el bien de todos.
Cuando ese componente que es la impunidad no
exista, los dañinos profesionalizados se van a terminar.
¿Y LA CENTRAL PILAR?
En una de las tantas tormentas que se abatió
sobre esta ciudad, apenas se levantó viento, murió el suministro de
electricidad, aunque por espacios más breves que los de costumbre.
Obviamente para la EPEC todo estaba en orden y
sin problemas, porque reconocer inconvenientes pone en serio peligro el
cuestionado plus por eficiencia que injustamente embolsan sus directivos.
Para colmo de males la Central Pilar demora
su aparición integral en escena, lo que según sostienen ciertos técnicos
oficialistas, superaría los problemas de por vida, lo mismo que anunciara el
amnésico Schiaretti varios años atrás.
La verdad, eso de pretender que funcionen
las turbinas utilizando combustible trucho como el que descubrieron almacenado,
y que alguien se los proveyó y seguramente cobró por bueno, dañaría seriamente
las instalaciones.
Tal vez por esa causa es que no se puede
cumplir con los compromisos de provisión externa según lo acordado, y la
empresa -me lo contó un pajarito que no es bolivariano- estaría pagando por día
la bonita suma de 80 mil pesos de multa.
Se me hace que dentro de la EPEC y para desgracia de
muchos, la palabra “cortocircuito” no está permitida, y menos cuando se la
asocia con el gobierno provincial.
COMIDAS, PRECIOS Y PORCIONES
Cuando no había márgenes ni motivos para
aumentar los precios, los propietarios de restaurantes se avivaron e inventaron
eso del “servicio de mesa”, que cobraban por la servilleta, el pan, el vaso,
los cubiertos y la sal que ponían a disposición del cliente.
Decían que era para cubrirse de los pedidos
de aumento de sueldos que formulaban los chef, mozos, gambuceros y toda la
escala del personal de esos establecimientos, pero la verdad es que ellos no
recibían ni una moneda, y para colmo debieron enfrentar más de una incómoda
situación que el comensal, enterado del abuso, manifestaba que no quería nada
de eso y tomaría la comida con sus manos, se limpiaría la boca con la manga del
saco y bebería el tinto, el blanco, la gaseosa o el agua mineral directamente
del pico de la botella.
Pero como protestamos y protestamos y al fin
aceptamos y nos resignamos a que nos roben, dejamos que el servicio de mesa
quedara incorporado al menú y lo pagamos sin chistar.
Pero como la angurria, la avidez, la
ambición y la codicia no conocen límites en el género humano, ahora en las
casas de comida, restaurantes, etc. del ramo, han adquirido una malsana
costumbre a la que alguien debe poner freno.
Los precios de la carta asustan, porque en
general y con relación a los últimos 60 días, se han incrementado en un
promedio del 30 por ciento.
Pero han hecho algo que es más salvaje que
el abuso en los precios: han reducido el tamaño y la cantidad de las porciones
en otro 30 por ciento al menos, y el bife que antes era de 300 gramos pasó a pesar
200 y las empanadas mermaron, de su tamaño original, al formato de copetín.
Es cierto que la única manera de castigar a
los carentes de escrúpulos, es dejar de comer en esos lugares.
Pero no hay caso y esto me recuerda a un
amigo cubano que estuvo en Córdoba un lustro atrás, y por primera vez en su
vida nos acompañó a un grupo de comensales a una parrilada típica.
Nunca -dijo este señor, entrenador de
béisbol- he visto a gente que come tanto y paga tan caro, sin tener hambre.
La mejor prueba está en ver la cantidad de
mesas vacías que últimamente hay en los restaurantes.
GOBERNADOR SELECTIVO Y TWITERO
Es poco frecuente que el patrón del
cordobesismo tome contacto con todos los periodistas mediterráneos aquí en la
capital, sin apelar a esas enojosas elecciones de adictos que mueven,
lógicamente, a molestas interpretaciones y sospechas de marginación.
Días atrás estuvo en Buenos Aires y desde
allí contactó con algunos de sus clientes, clientes me refiero a destinatarios
y beneficiarios de la generosa y selectiva pauta publicitaria oficial.
Por supuesto se despachó a su antojo, trató
de volver al camino presidencialista y reposicionarse en terrenos que
dilapidara por saqueos, inseguridad generalizada, contactos personales de su
policía con la droga y otros problemas que nos aquejan.
Y naturalmente de esos problemas se ocupó de
contestar porque nadie le requirió que opinase, salvo en un programa de esos
que maneja los chismes de la farándula, con pretensiones periodísticas.
De la complicidad entre la mala policía y
los malos políticos dijo que se combatía, pero nadie le hizo saber que a eso lo
conocen todos, incluso el propio gobernador, y ahora espera que sea la
ciudadanía la que actúe como peligrosa delatora.
Sería bueno que quien pretende ser
presidente, tuviera la hidalguía de convocar a mesas redondas de periodistas,
sin elecciones caprichosas ni exclusiones previsibles.
Así se sinceraría una realidad que el propio
poder intenta disfrazar de ejecutividad y correcta gestión, cuando en sus
narices, por ejemplo, se recibe, se fabrica, se estira y se vende droga a
destajo.
Y a esa realidad, que insisto es la única
verdad, no se la arregla vía Twiter sino con el coraje de enfrentarla
públicamente y sin deformaciones ni maquillajes ni elección de periodistas o
medios adeptos.
Para gobernar hay que hacerlo con todos, y
no tan solo para quienes aplauden.
Los que cuestionan, también merecen ser
escuchados.
ESFUERZO SOLIDARIO
Brigadas Vanni ha iniciado acciones sociales
dirigidas a los sectores más pobres y vulnerables.
Lo hace por intermedio de la copita de leche
“Mi sueño” para 50 niños, en la zona de Granja de Funes II, Los 40 e IPV de
Argüello, zona roja para el mapa de la inseguridad elaborado por las
autoridades provinciales.
Responsable de este valioso y solidario
emprendimiento es Graciela “Gachu” Sánchez , a
quien apoya un nutrido grupo de colaboradores.
De la Municipalidad de
Córdoba han conseguido leche en polvo, cacao, azúcar, yerba, vajilla completa y
otros utensilios.
También módulos educativos para ayudar a los
pequeños y están a la búsqueda de sillas, tablones y una cocina para garrafa,
que alguien pueda tener sin usar.
A los encargados de esta obra de bien se los
puede ubicar de lunes a viernes a las cinco y media de la tarde, en la calle
central al sur del barrio, en la ultima esquina antes de llegar al canal.
El local de las Brigadas Vanni está en
Agusti 7672 de Argüello.
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