Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 23-03-14 emitido por AM580 Radio Universidad
de Córdoba.
OYARBIDE,
ECHEGARAY, MORENO Y CIA.
Probablemente no existan puntos de
coincidencia entre el Juez Oyarbide, Echegaray el de la Afip y el becario con un
cargo diplomático en Roma que es el patético y recordado Guillermo Moreno.
Aunque en verdad es para suponer que los
tres coinciden si pensamos en las inquietudes y desvelos que atribulan al gobierno
nacional … y popular, porque cada uno de ellos es el eje de situaciones
desconexas pero preocupantes.
Como ciudadano, la orientación sexual del
juez adicto a los “stripers” me importa lo mismo que el sexo de los pájaros, la
cuadratura del círculo o los orígenes del pupo.
Lo que sí desorienta y molesta, es el pago
de favores que se le hace con una sobreprotección demasiado evidente como sospechosa, si entramos a jugar
honestamente y sin fanatismos con eso tan manoseado que es la memoria.
Lo de Echegaray y el deporte, para lo cual
estuvieron juntos este funcionario, el eterno Julio Grondona y Joseph Blatter,
dueño de la regencia superior del fútbol, es una evidente muestra de la
necesidad de recaudar, en un intento por recomponer las decrecientes reservas
del Banco Central.
Pretender que las operaciones de compraventa
de carne humana, que es la trata legalizada que muchos le llaman transferencia
de jugadores, en la actividad deportiva sean transparentes y sinceras, es más o
menos como incursionar en la clausura de los conventos, las intimidades del
seminario o el hermetismo de las reuniones de gabinete.
Siempre habrá dinero por debajo de la mesa,
cuando los dirigentes y los mismos deportistas, advierten que es más rentable
engordar sus bolsillos, que cumplir con las vigentes obligaciones tributarias.
Lo del bueno de Moreno es otra cosa, porque
está en capilla por haberles bajado la caña a quienes dieran a conocer números
reales del costo de vida, lo que en su momento provocó un explosivo consumo de
Valium por parte de encumbradas autoridades nacionales.
Tendrá que responder ante la justicia por lo
que se considera un abuso de autoridad, de los tantos que cometió el ex
funcionario y quedaron impunes.
Tres situaciones distintas pero un solo
punto de coincidencia: la enorme preocupación que causa en la sociedad la sola
mención de los protagonistas de cada una de estas historias, dramas o sainetes
con perfume a comedia.
Los argentinos, como están las cosas,
tenemos otras inquietudes que nos abruman, pero a veces la banalidad y la
distracción nos pasan por encima.
Y casi ni nos damos cuenta de las cortinas
de humo.
PARO
NACIONAL
Ese indio que todos llevamos adentro se
viene a la garganta, cada vez que recordamos los 12 o 13 paros generales que el
encamperado Saul Ubaldini perpetró desde su CGT
a lo largo del gobierno de Raul Alfonsín.
Me gustaría recordar, asimismo, de qué
sirvieron si no para ahondar las diferencias, utilizar a los trabajadores como
elementos de una lucha partidista que oponía a pobres contra pobres y el
debilitamiento de una democracia que tanta sangre, luto y espanto nos costara
recuperar.
Por eso en lo estrictamente personal, la
historia y la memoria me enseñaron la inutilidad de ciertas medidas que nos debilitaron
como sociedad, porque ejercer un derecho a la protesta no es sinónimo de
perjuicio al prójimo ni injuria a la población.
Ahora Moyano, que es más inestable que el
dólar, viene amagando con un paro general en abril, como dando tiempo para que
quienes negocian esas cosas vayan al pie y vean de qué manera lo arreglan.
Y si hacía falta un elemento de presión
sobre las castigadas espaldas de quienes mandan en el país, parece que la UTA acompañaría la medida, con
cuya adhesión el éxito de la paralización estaría asegurado.
¿Qué busca Moyano?
¿Hacernos ver que la situación está
complicada, que hay varios frentes de tormenta, que la inflación se come todo,
que el impuesto a las ganancias se llevará casi la mitad del incremento de
salarios, que los precios cuidados son una intención más que una realidad?
¿Piensa Moyano que así podrá contar los
porotos para encarar en serio su delirio de llegar a presidente, insistiendo en
su graciosa y pretendida similitud con el Lula de Brasil?
¿Cree este señor Moyano que todos quienes no
están de acuerdo con la conducción nacional, cerrarán filas para apoyarlo en
sus pretensiones?
Moyano si es que asume sin hipocresías su
rol de trabajador, debe entender que al
país lo sacaremos adelante trabajando, creando genuina demanda laboral y
dejando atrás la nefasta política de los subsidios, dádivas, becas y otros
obsequios que pagamos todos para que muchos no trabajen y unos pocos consigan
votos.
La mala dirigencia sindical tiene esa puta
costumbre de mandar al frente a las bases, carne de cañón de sus apetencias
personales que solo persiguen la acumulación de poder.
El incitador a la paralización nunca deja de
cobrar y es como si tuviera de rehenes a sus propios afiliados.
Y eso, don Moyano, tiene que terminar y
bueno sería que usted, si quiere a sus trabajadores, comenzara por lo menos a
pensarlo.
Si es que la sesera le da para tanto …
MESTRE
Y DE LA SOTA, DE
LA MANO
Esa vieja frase que sentencia que no los une
el amor sino el espanto, es aplicable a muchas situaciones que nos regala la
realidad ampliamente tomada, en los ámbitos internacional, nacional, provincial
y municipal.
Y volando de cabotaje, vemos que cada vez
son menos aislados los encuentros entre el gobernador y el intendente capitalino,
en la consideración -según oficialmente se informa- de temas diversos como la
obra pública en la capital, los peajes, el destino de la basura o alguna otra
cuestión que los involucra como gobernantes.
Sin embargo por mera sensibilidad, los cordobeses
en muchas ocasiones leemos en la oscuridad o fumamos bajo el agua,
especialmente cuando conectamos situaciones que aparentemente nada tienen que
ver entre sí.
Una de ellas, es la abrupta caída de una
mesa de dinero, elegante manera de disimular las operaciones de un banco trucho
y marginado de la ley, en el que habían puesto muchos cospeles y manejado
atrayentes cifras, varios ávidos empresarios, funcionarios según se comenta,
ladrones de cheques y gente común atacada por el síndrome de la desconfianza en
los bancos legales.
A la hora del desparramo, las corridas, el
reclamo de los depósitos, la aparición de alguna pistola a la hora de esos
trámites y lo más grave, la dudosa muerte de un alto directivo de esa
organización semi oculta, aparecen con algún grado de compromiso el actual
titular del Banco de Córdoba, el viceintendente de la ciudad y el secretario
privado del joven lord mayor.
Salvarlos a ellos, es salvarse tanto el
gobernador como el intendente, directos responsables políticos de quienes están
a sus órdenes y por eso la sospecha y la pregunta inevitable: ¿habrá sido ese
el tema real de los encuentros entre De la Sota y Mestre?
Dejando de lado, por respeto a las
instituciones, la duda en cuanto a la independencia del poder judicial, es al
menos para pensar que hoy por ti, mañana por mí…
DERECHO
DE HUELGA SALVAJE
Vaya a saber uno a quién se le ocurrió meter
en la opinión pública que la intención era cercenar el derecho de huelga en la
provincia de Córdoba, iniciativa que por presiones varias fue a parar al
canasto.
Ya existe y se respeta, legislación nacional
con relación al tema y puede ser considerada una imprudencia innovar y peor
aún, en transgresión a las mismas leyes basadas en nuestra Constitución
Nacional.
Que los señores sindicalistas entiendan que
la sociedad, lo que demanda, no es la pérdida de su derecho a consensuar una
huelga, sino que se imponga el fin de la prepotencia, del salvajismo, del daño
a la propiedad privada y de la consecuente impunidad que los ampara.
Estamos hartos que en nombre de demandas
legítimas y oportunas, el vandalismo sea el principal protagonista de las
protestas en una actitud sindical de desprecio por el prójimo, creyendo que
después del daño, alcanza con los reiterados e hipócritas pedidos de disculpas.
Es la dirigencia la que debe convencer a sus
afiliados con argumentos más sólidos y civilizados que la arenga a destruir, a
golpear, a cercenar derechos de los demás.
Son los otros dirigentes, los que creen que
incitar al daño los hace más hombres, o más carteludos, o más votables, los que
están pervirtiendo a las bases que luego se lanzan a una alocada misión de
sembrar caos, agredir con su prohibida pirotecnia, las llamas de los incendios
que provocan y la tierra arrasada en que van sumiendo a la ciudad.
La huelga se puede hacer, está consagrada
por la ley, y es un eficaz elemento de protesta, reclamo y descontento.
Pero eso si, convengamos que con la
violencia programada hay que terminar.
Y cuanto antes,
Lo malo es que para eso, no hubo ningún
proyecto en la Unicameral.
EL
OTOÑO
Existe entre nosotros esa gastada costumbre
de emparentar al otoño con las hojas secas, los días nublados, la huída del
calor y el asomarse los primeros fríos.
Posiblemente un exceso de romanticismo -para
muchos, un sentimiento caído en desuso- prefiera hablar de los tiempos de
nostalgias, de los colores ocres, del verde que empieza a ponerse pálido y de
las nubes que dibujan imágenes alucinantes.
Lo mejor, asumir el otoño con el alma, más
que con los ojos.
Porque los ocres en el aire nos vienen
preparando para el frío, mientras nos alejan de la voluptuosa luminosidad del
verano ya muerto y de la primavera cada día menos lejana.
Por eso la transición del otoño tiene la
magia de la nostalgia que dejamos y de la esperanza que camina hacia nosotros,
con su promesa de flores, de renovados aires, de amores incipientes.
Casi como si el amor solo fuera un
privilegio que se vive y se madura entre septiembre y marzo.
Eso, para los que no saben ni conocen la
maravilla de enamorarse en el otoño del calendario, ni en el otoño de la vida.
Porque para vivir del amor no hacen falta
los almanaques.
Solo basta con que al reloj de arena que
llevamos en el alma, lo pongamos horizontal.
Haga usted la prueba, y seguramente se
acordará de mí.
Y verá que el alma, el espíritu y el
corazón, no llevan la cuenta de los días que pasan.
Y tampoco de los otoños que han quedado
atrás.
Porque el alma, el espíritu y el corazón,
prefieren mirar hacia delante, en nuestra permanente y atávica búsqueda de la
felicidad.
Ese es el ansiado estado ideal, para muchos
utópico.
Por eso, el otoño es todo un símbolo de
esperanzas…
EL
PAN NUESTRO
Bien sabemos por dolorosas experiencias, que
son pocas las mercaderías cuyos precios se ajustan por decreto, y eso parece
haber sido lo que no conocen algunos operadores que ahora sostienen que el pan
bajará a los 18 pesos y allí se mantendrá.
Cuando la harina costaba un dineral por
bolsa el precio final del pan se elevó a cifras impensadas, pero cuando la
misma harina se conseguía a un tercio de su valor original, el valor del kilo
de pan no bajó.
Casi lo mismo ocurre con los combustibles
que aumentan por fuera de los precios cuidados, y al respecto me explicaron desde
el poder militante, que era porque debíamos importar para cubrir la demanda.
Y ahora que tanto se habla del
autoabastecimiento, ¿por qué no bajan los precios de los combustibles?
Me da la impresión que nos estuvieran tomando
por imbéciles y eso no es elegante a dos puntas: ni que crean que lo somos, ni
que lo asumamos a conciencia.
Tanto el pan como los combustibles deben
sincerarse, por ser dos productos fundamentales en la vida de los argentinos:
uno como alimento básico y el otro como formador de precios.
Salvo en Córdoba, que los pagamos más caros
para hacer faros sin mar, escuelas en contenedores, puente sin rio, escandaloso
despliegue de publicidad oficial, algo en caminos, deshonrosa postergación del
pago de las actualizaciones a jubilados y endeudamiento provincial que se
empeñan en ocultar.
Como van las cosas, el gobernador actual
también puede decir que estamos en una isla, pero acechados por los tiburones.
Y para colmo, hambrientos.
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