“HAZ LO QUE YO DIGO
MAS NO LO QUE HAGO”
Por momentos aparece como alarmante la postura de nuestro cordobesísimo
gobernador cuando concurre
a encriptados y
onerosos espacios de opinión -algunos periodísticos- y se expresa como
si estuviera en un púlpito, enjuiciando a los pecadores, evitando el “mea
culpa” y planteando situaciones ideales y totalmente divorciadas de la
realidad.
José Manuel De la Sota
calificó de “grave” a la coyuntura en la que quedó el país, tras el rechazo de la Corte Suprema de
Estados Unidos al pedido de la
Argentina para revisar los fallos adversos contra los fondos
buitre y preguntó a la presidenta Cristina Fernández: “¿por qué no arregló
antes?”. Si ella sabía que nos iba a salir en contra hubiera mandado a alguien
que arreglara antes. Ahora tenemos el fallo y una situación enorme”, dijo en el
lagartísimo show de la mañana.
De la Sota aseguró que escuchó “con preocupación el
mensaje de la Presidenta”
y le aconsejó “que llame a los gobernadores, a los dirigentes de la oposición”
porque “este es un tema que supera el mandato de ella”.
Le pidió a la Sra. Cristina
“que a la decisión no la tome en soledad, que escuche a otras partes. A ella le
quedan 500 días de Presidenta y no puede tomar sola una decisión de este tipo,
tiene que participar el Congreso. Hay que ver cómo de manera práctica podemos
encontrar una salida”.
Una pinturita, palabras sentidas, consejos de un político casi veterano
pero con menos sustento lógico que un rinoceronte en vuelo.
¿Por qué el querido cordobés no arregló antes la injusticia con los
jubilados, a los que somete al escarnio del despojo disfrazado de legalidad,
solo porque pasó por una unicameral con brazos de yeso y obediencia debida?
¿Por qué se siguieron despilfarrando recursos de los pasivos con la
repartija alevosa de beneficios a gente que no aportó jamás o lo hizo con una
consentida mezquindad?
¿Por qué tantos otros gastos superfluos y las cifras monstruosas que
mueve la publicidad oficial?
¿Por qué no se reúne el gobernador con los jubilados -dueños de esos
dineros- para consensuar una solución y no anunciar las medidas perjudiciales y
negativas en la soledad de su egoísmo político?
Así como ahora exige a la
Nación el pago de lo que dice que nos debe, que tenga la
grandeza de cancelar esa otra deuda, más doméstica, ofensiva y avasallante del
derecho que sin ninguna duda ni vergüenza mantiene con los pasivos cordobeses.
Se inquieta y asombra por el “default” nacional y esconde su propia
quiebra.
Una quiebra que más allá de los números negativos y los padecimientos de
los postergados que todo lo merecen por viejos, ha quebrado el cristal de la
confianza, del respeto y del compromiso, que son los elementos que más votos
recogen.
Así, ni presidente de un club de barrio.
Gonio Ferrari
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