Desgrabación de los
comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”
del 24-08-14 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
CORTOCIRCUITO EN LA
EPEC
Se puede sostener que como fusible, el
presidente de una empresa es políticamente demasiado caro, o los niveles
intermedios tienen mejores relaciones con el poder como para quedarse y capear
el cortocircuito que derivó, más que en un pedido, en una imposición de
alejamiento.
Se fue quien manejara la empresa provincial
de energía durante un tiempo en el que la calidad de la prestación fue a
ciertas alturas del año lamentable, pero ellos para quienes el término
inversión era mala palabra, se esmeraban en cobrar anualmente una suculenta e
inmerecida gratificación por eficiencia.
La empresa en más de una ocasión reconoció
ser deficitaria, la electricidad que distribuían en verano no alcanzaba por los
aires acondicionados, y en invierno por las estufas.
Pero ellos, como los inconcientes que toman
champán mientras en la puerta hacen cola los cobradores, seguían mintiendo
excusas y daban rienda suelta a un rosario de promesas que desde el vamos,
sabían que no las podrían cumplir.
Las idas y vueltas, los exagerados
desembolsos y las dilaciones para poner en marcha integralmente la central
Pilar, representó el cúmulo de situaciones que presagiaba el adiós sin gloria y
sin siquiera una despedida como la que los olfas les hacen a sus ex jefes
cuando se van, aunque en este caso le pidieron gentilmente que se fuera.
El episodio de la explosión, que se cobrara
dos vidas inocentes, fue seguramente el determinante de la imposición de
renuncia, dando la pauta que la
EPEC no era tan ajena a esa desgracia, como se pretendió
hacer ver.
Ahora, es de esperar que las cosas no queden
en la reduccionista simpleza de un cambio de nombres, sino de tomar a la
empresa como tal y no como un coto de caza para algunos privilegiados.
RECLAMO DE UN EX JERARCA
Días pasados un ex alto funcionario de la
administración kirchnerista vinculado con la cultura, le sugirió a la señora
Presidenta que donara parte de su fortuna para destinarla a obras de caridad y
bien común.
Hacía referencia al enriquecimiento del
matrimonio gobernante de décadas atrás -esas sí eran décadas ganadas- como para
apoyar su iniciativa.
Más allá del corte de manga que uno imagina
fue la reacción, el tema tiene sus aspectos positivos y también negativos, como
toda situación.
Lo positivo sería aportar esos dineros y
destinarlos a programas pendientes en materia de vivienda, salud, educación,
seguridad y generación de empleo que termine con el grosero festival de
subsidios, planes y becas para no trabajar, que vaya paradoja integran las
estadísticas de los laburantes.
Ahora, los aspectos negativos se caen de
maduros.
Hacer donaciones cuantiosas como las que
pretende el ex jerarca, significaría reconocer un crecimiento patrimonial que
siempre se quiso ocultar.
Aunque en realidad, no estaría mal que todos
los funcionarios que ocuparon cargos relevantes desde mediados del siglo pasado
a la fecha y se sepa que metieron sus manitos en la lata, violaran alcancías o
se beneficiaran con negociados, devolvieran la bolsa.
En ese caso, si estaríamos en los umbrales
de una década ganada.
EL AGUA HELADA Y LA SOLIDARIDAD
Después de todo los argentinos, sin ninguna
duda, somos los campeones mundiales de la solidaridad: no pasa día, en los
últimos años, que dejemos de recibir el impensado balde con agua helada.
Lo que no se alcanza a entender, es el modo
que se ha buscado para juntar unos cospeles que permitan luchar contra una
enfermedad que viene haciendo estragos.
Puede que para muchos el tema despierte
algunas simpatías, por eso de ver a figuras de la política, deportistas,
empresarios, mujeres con remeras ajustadas y mil posibilidades más de engrosar
la ya extensa nómina de gente que se presta al absurdo.
Porque mejor sería que esos mismos
personajes sacaran la chequera e hicieran una silenciosa y recatada
contribución a la causa.
Pero el asunto es hacer campaña, trascender,
tener cámaras, micrófonos y grabadores a mano que inmortalicen el instante de
recibir el desperdicio de 20 o más litros de agua, que mejor le vendrían a las
plantas y a los árboles.
Por allí uno piensa en el absurdo de que por
ayudar al tratamiento de la enfermedad, se esté generando alegremente una
masiva neumonía.
Podemos ser solidarios y más aún, tenemos la
obligación de serlo, pero no me cae bien que lo hagamos a través del ridículo.
ELOGIO DEL BARRILETE
Esperábamos el agosto de los vientos.
El agosto de los locos.
El agosto del barrilete, ese juguete barato
que lejos de la tecnología cibernética que hoy abruma a los chicos y los hace
viajar a mundos impensados, nos hacía enchastrar de engrudo hecho con harina
para hacer volar nuestras ilusiones.
Puedo jurar que yo fabricaba barriletes
hermosos allá en el viejo Barrio Firpo donde el terroso Pasaje Italia acortaba
el camino entre Augusto López y Saravia.
Lo importante era armarse de buenas cañas
que buscábamos en los terrenos el Ferrocarril, para empezar desde allí a darle
forma a un sueño de papel, hilo, flecos y bramadores.
Cuadrados, papagayos, bombas, medio mundos o
estrellas se peleaban por acercarse a las nubes hasta casi perderse de vista,
en aquellos días del agosto ventoso que golpeaba puertas, se llevaba la ropa
tendida y llenaba de maldito polvillo las mesas y los muebles.
Pero el rey de los niños era él, el
barrilete, cometa, pandorga o como le quieran llamar, un pedazo de nuestra
imaginación que echábamos a volar.
Todavía los hago, sin las carencias de
entonces que el hilo era caro, el papel también y la harina que robábamos de la
cocina para hacer el engrudo liviano para no empacharlo, como se decía.
Los tiempos han cambiado, la informática nos
trae a la pantalla de la compu un jet para que lo manejemos, y nos deja la
horrenda posibilidad de bombardear una ciudad.
Nunca hubiéramos hecho ese daño con el
barrilete.
Por suerte, agosto sigue teniendo vientos
que nos hacen elevar la fantasía, solamente con un hilo de algodón.
LA MEGACAUSA CON NOVEDADES
Parece que la citación a juicio de Juan
Carlos Fraga, uno de los implicados en la megacausa fue una equivocación y
aunque no se conocen los detalles muchas continúan siendo poco claras. En el
año 1633 Galileo Galilei fue juzgado por el Tribunal de la Inquisición por haber
cometido el pecado de postular una doctrina distinta a la aceptada por la Iglesia, al afirmar que el
Sol era el centro de nuestro sistema planetario y la Tierra se movía alrededor
de él.
Una vez sometido a proceso Galileo fue
obligado a confesar que abandonaba por completo la falsa opinión de que el Sol
es el centro del mundo y permanece inmóvil, mientras la Tierra no se encuentra en
el centro y se mueve. Basado en esta prueba el Tribunal lo condenó a pena de
prisión perpetua y en su Resolución indicó que el Sol gira alrededor de la Tierra, difundiendo esta
verdad por doquier.
Aristóteles indica que prueba es "lo
que produce saber", por lo tanto no cualquier cosa es prueba, los indicios
son meras suposiciones que no alcanzan para descubrir la verdad y cuando un
fallo está basado en meras suposiciones puede crearse una ficción de verdad,
donde lo falso se convierte en cierto, lo negro en blanco, lo grande en
pequeño.
El camino para encontrar la verdad real
exige respetar lo establecido en la Constitución y en los
Tratados Internacionales, que por ello, prohíben la conformación de comisiones
especiales para juzgar o el abuso de la prisión preventiva que se convierte en
extorsiva.
En la causa del Registro muchos refieren
condenas sin pruebas y muchos también han cedido a la presión de declararse
culpables por la prisión preventiva prolongada o la amenaza de una condena
mayor. Cuando los procesos no cumplen con los requisitos y garantías
establecidas, se corre el riesgo de divulgar "verdades"
cuestionables.
Sin embargo, con el tiempo, la verdad
sale a la luz, porque como dijo Galileo después de ser sentenciado:
“Y sin embargo se mueve”.
EL REPUDIO A CAVALLO
Los
archivos a veces descubren situaciones que el poder busca olvidar y hacer que
la gente olvide, pero es al rescatar esas situaciones, que nos colocamos más
cerca de la verdad histórica y más lejos de la charlatanería.
La historia reciente de los argentinos, en
la última década del siglo pasado, nos regalaba instancias registradas no tan
solo en la memoria, sino documentadas por incuestionables archivos.
Era conocida la simpatía de Néstor, él, por
Domingo Felipe Cavallo durante el reinado de Carlos Saul primero de Anillaco,
sentimiento que era recíproco por ser a la vez funcional al economista.
Hasta allí la relación que los unía en
tiempos de la bonanza del uno a uno, de las regalías por el petróleo del sur y
de otras ventajas que Cavallo desde su posición de canciller, ministro de
economía y super ministro de todo, podía ser de utilidad.
Por eso no se entiende que a Cavallo lo
hayan escrachado en Puerto Madero, lugar frecuentado por la conducción política
y empresaria, y que para colmo dos de los autores del ataque hayan sido
identificados como empleados estatales nacionales.
Lo de Quebracho, bueno, no es para sorpresa
porque jamás dejaron de ser intolerantes y violentos.
Me comentaron que el Mingo, cuando emergió
su calva desde abajo del escritorio que estaba ocupando, se preguntaba ¿por qué
se olvidaron de aquellos tiempos felices, de cuando él y ella eran mis amigos?
CIUDAD MUGRIENTA
Es muy cierto: la ciudad más prolija no
es la que se limpia a toda hora, sino aquella que sus habitantes ensucian
menos.
Y debemos reconocerlo con pena en tal
sentido, que los cordobeses somos demasiado sucios, desaprensivos y poco
solidarios.
En los últimos días asistimos a varias
situaciones anómalas porque como si lo hicieran de manera selectiva, las
empresas encargadas de la recolección de basura van dejando a barrios enteros
sin atender.
Nadie sabe si es por conflictos laborales,
por falta de vehículos o Lusa y Cotreco han caído a la misma perniciosa
costumbre de la Fetap,
que regula a su antojo las frecuencias del transporte urbano de pasajeros.
Ya se vienen los calorcitos, más allá de las
últimas y sorprendentes marcas en pleno invierno, y si es preocupación de las
autoridades evitar los focos contaminantes, como están las cosas van por mal
camino.
Los esquemas de recolección deben respetarse
tanto en los horarios como en los recorridos y las empresas que tomaron a su
cargo y responsabilidad esa tarea, no deben de ninguna manera delegarla en los
vecinos.
Son ellos y no el contribuyente los que
tienen guantes para separar la basura y además, bastante se les paga.
EL BLUE, IMPARABLE
Rozando los 14 pesos, el dólar arbolito, o
blue, o marginal, es como un rostro anticipado del panorama económico nacional.
Sin embargo cuando escuchamos a los expertos
del Palacio de Hacienda, es como si la situación estuviera bajo control,
enmarcada en una edénica mentira que ya nadie cree porque los resultados están
a la vista.
¿Cómo estamos de reservas?
¿Seguimos sacrificándolas para tratar de
llegar a una paridad virtual.
Siempre confesé mi supina ignorancia en
materia de manejo de la economía y más aún en lo referido a divisas.
¿Y si dejamos que sean los mercados los que con su libre juego de oferta y demanda sinceren la situación?
¿Y si dejamos que sean los mercados los que con su libre juego de oferta y demanda sinceren la situación?
Eso ocurre, me decía un ancianito que está
pisando el siglo, porque nuestro tobogán se inició cuando a todo lo convertimos
en dólares.
Y me recordaba esa sentencia de Perón: ¿Qué
nos importa el precio del dólar? ¿Alguien ha visto uno?.
El comentario se borró. voy a repetirlo
ResponderBorrarImpecable Gonio, esto me lleva a la reflexión.¿ Qué importancia tiene el partidismo político cuando las personas piensan igual ? ¿ cómo es posible que quienes se dicen representantes políticos de la oposición, no logren acordar en temas fundamentales ? , la respuesta es simple y cae por su propio peso, son farsantes.
Otro tema, ¿se acuerdan de Anillaco y el dinero que se gastó en la construcción del aeropuerto?, viendo lo que es hoy sobran pruebas para procesar a Menem y su séquito de chupamedias por abuso de autoridad , malversación de fondos y falsedad ideológica. No soy Radical, pero cuantas disculpas le debemos a Illia.