LA PROTESTA DE LOS MÉDICOS, COMO
EL
FORÚNCULO QUE POR FIN HA REVENTADO
Seguramente desde el poder nadie habrá
imaginado que la reacción de los médicos, acompañados por todos aquellos
integrantes de los equipos de salud, movilizaría a tantos adherentes que con
las únicas armas de su presencia, las bocinas, las pancartas y la adhesión
popular, se rebelaron contra una decisión de judicializar mediante imputación a
dos médicos que revistaban en un geriátrico de donde habrían partido varios
afectados por el coronavirus que después se expandiera por la ciudad.
No existen dudas que los galenos por su
importancia dentro de la sociedad y por el relevante y sacrificado papel que
vienen desempeñando universalmente en la lucha contra la pandemia, han renovado
en la gente más que la admiración que inspiran, un fortalecido sentimiento de
gratitud y agradecimiento.
Comentaba uno de esos profesionales que una
cosa es ser médico de emergencias como la que vivimos y desempeñarse como tal
en Europa, en los Estados Unidos o en otros destinos donde la bioseguridad es
atendida y respetada y se cuenta con todos los elementos para cumplir con tan
delicada tarea, y otra cosa es la misma función rodeados de ciertas carencias y
más que nada de sospechas que en el caso local, los llevan a los estrados
judiciales.
La reacción lógicamente fue masiva, más allá
del rótulo de corporativismo que se le asignó desde algunos sectores
especialmente ligados con el gobierno provincial, gestión que dejó de
aureolarse con eso que le llaman sensibilidad al disponer entre otras medidas
antipáticas e inoportunas, una quita en los montos jubilatorios, el aumento de
la edad para iniciar los trámites en ese aspecto, el recorte salarial en muchos
casos y el diferimiento del pago mensual casi generalizado, aparte de deslizar
la posibilidad de fraccionar las liquidaciones venideras y el medio aguinaldo.
En la apacible y patriótica tarde cordobesa,
centenares de automóviles recorrieron las principales arterias de la ciudad en
caravana de protesta organizada por los médicos que reclamaban que sus colegas
imputados sean liberados de tal situación en la que se los ha incluido. La
manifestación contó con masivo apoyo popular, las simpatías se advertían en la
gente que salía de sus casas para aplaudirlos y por las expresiones de aliento
que partían desde los balcones, muchos de ellos escenarios de cacerolazos con
lo que se reclamaba por una pronta recuperación de la normalidad.
Acerca de tal detalle, alguna vez la
historia cordobesa referirá que esa normalidad se recuperó casi milagrosamente
pasados tres o cuatro días que sirvieron -en este caso las casualidades son
risibles- para perpetrar una injuria más en contra de un gran número de
jubilados, “legalizada” por la mayoría propia que el poder ostenta en la
Unicameral, sumado a la clásica actitud de los legisladores justicialistas
(salvando unas pocas excepciones, alguna dentro del libreto oficialista) y su
ejercicio de la obediencia debida.
Y fue tan milagrosa la situación -vale
repetirlo- porque por eso de la magia, el espiritismo o algún otro extraño
influjo, la pandemia mermó su rigor en Córdoba y pasado el episodio en que
quedara consagrada la vacuna “Unicameral Compósitum” que inmuniza y cura con
retroactividad, se levantaron algunas barreras que entre otras cosas, impedían
tan siquiera asomarse a la calle y ni pensar en manifestarse marchando en
contra del atropello legislativo, lo que desde las usinas del poder sumaron al
escaso poder de fuego de los adultos mayores.
A esta situación se hace necesario agregar
un detalle simplemente anecdótico: no se modificaron sueldos en la policía y
penitenciarios seguramente por la eventual necesidad que se pudiera tener de
ellos en casos de desbordes populares o agitaciones sindicales, más aún a pocos
días de un nuevo aniversario del Cordobazo.
A la protesta de los galenos se suma la del
gremio docente, que según trascendió ha convocado para este martes 26 a un
“apagón virtual” de todos sus afiliados aportantes a la Caja de Jubilaciones de
la Provincia, por 24 horas, sin atención a los alumnos por el sistema
informático. Y en lista de espera aguardan expectantes los trabajadores de Luz
y Fuerza, de la Municipalidad de Córdoba y de otras organizaciones ligadas al
transporte de pasajeros y alcanzadas por el “corte de víveres” hecho hacia
afuera pero prolijamente no practicado hacia adentro.
Ahora seguramente saltará hacia la opinión
pública una respuesta que puede anticiparse, habida cuenta de lo que viene
ocurriendo en los últimos tiempos: será la utilización de esa vieja hipocresía
que como una oración religiosa se utiliza no tanto como explicación, sino que
suena más a endeble disculpa: “No podemos
violar la independencia de los poderes”.
Gonio Ferrari
Excelente Gonio !!
ResponderBorrarLo doloroso es que no sé a quién agradecerle...
BorrarA quién agradecerle?
BorrarA quien agradecerle la generosidad de su elogio.
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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