25 de mayo de 2020

Más allá de la pandemia y del encierro


LA PROTESTA DE  LOS MÉDICOS, COMO EL
FORÚNCULO QUE POR FIN HA REVENTADO
   Seguramente desde el poder nadie habrá imaginado que la reacción de los médicos, acompañados por todos aquellos integrantes de los equipos de salud, movilizaría a tantos adherentes que con las únicas armas de su presencia, las bocinas, las pancartas y la adhesión popular, se rebelaron contra una decisión de judicializar mediante imputación a dos médicos que revistaban en un geriátrico de donde habrían partido varios afectados por el coronavirus que después se expandiera por la ciudad.
   No existen dudas que los galenos por su importancia dentro de la sociedad y por el relevante y sacrificado papel que vienen desempeñando universalmente en la lucha contra la pandemia, han renovado en la gente más que la admiración que inspiran, un fortalecido sentimiento de gratitud y agradecimiento.
   Comentaba uno de esos profesionales que una cosa es ser médico de emergencias como la que vivimos y desempeñarse como tal en Europa, en los Estados Unidos o en otros destinos donde la bioseguridad es atendida y respetada y se cuenta con todos los elementos para cumplir con tan delicada tarea, y otra cosa es la misma función rodeados de ciertas carencias y más que nada de sospechas que en el caso local, los llevan a los estrados judiciales.
   La reacción lógicamente fue masiva, más allá del rótulo de corporativismo que se le asignó desde algunos sectores especialmente ligados con el gobierno provincial, gestión que dejó de aureolarse con eso que le llaman sensibilidad al disponer entre otras medidas antipáticas e inoportunas, una quita en los montos jubilatorios, el aumento de la edad para iniciar los trámites en ese aspecto, el recorte salarial en muchos casos y el diferimiento del pago mensual casi generalizado, aparte de deslizar la posibilidad de fraccionar las liquidaciones venideras y el medio aguinaldo.
   En la apacible y patriótica tarde cordobesa, centenares de automóviles recorrieron las principales arterias de la ciudad en caravana de protesta organizada por los médicos que reclamaban que sus colegas imputados sean liberados de tal situación en la que se los ha incluido. La manifestación contó con masivo apoyo popular, las simpatías se advertían en la gente que salía de sus casas para aplaudirlos y por las expresiones de aliento que partían desde los balcones, muchos de ellos escenarios de cacerolazos con lo que se reclamaba por una pronta recuperación de la normalidad.
   Acerca de tal detalle, alguna vez la historia cordobesa referirá que esa normalidad se recuperó casi milagrosamente pasados tres o cuatro días que sirvieron -en este caso las casualidades son risibles- para perpetrar una injuria más en contra de un gran número de jubilados, “legalizada” por la mayoría propia que el poder ostenta en la Unicameral, sumado a la clásica actitud de los legisladores justicialistas (salvando unas pocas excepciones, alguna dentro del libreto oficialista) y su ejercicio de la obediencia debida.
   Y fue tan milagrosa la situación -vale repetirlo- porque por eso de la magia, el espiritismo o algún otro extraño influjo, la pandemia mermó su rigor en Córdoba y pasado el episodio en que quedara consagrada la vacuna “Unicameral Compósitum” que inmuniza y cura con retroactividad, se levantaron algunas barreras que entre otras cosas, impedían tan siquiera asomarse a la calle y ni pensar en manifestarse marchando en contra del atropello legislativo, lo que desde las usinas del poder sumaron al escaso poder de fuego de los adultos mayores.
   A esta situación se hace necesario agregar un detalle simplemente anecdótico: no se modificaron sueldos en la policía y penitenciarios seguramente por la eventual necesidad que se pudiera tener de ellos en casos de desbordes populares o agitaciones sindicales, más aún a pocos días de un nuevo aniversario del Cordobazo.
   A la protesta de los galenos se suma la del gremio docente, que según trascendió ha convocado para este martes 26 a un “apagón virtual” de todos sus afiliados aportantes a la Caja de Jubilaciones de la Provincia, por 24 horas, sin atención a los alumnos por el sistema informático. Y en lista de espera aguardan expectantes los trabajadores de Luz y Fuerza, de la Municipalidad de Córdoba y de otras organizaciones ligadas al transporte de pasajeros y alcanzadas por el “corte de víveres” hecho hacia afuera pero prolijamente no practicado hacia adentro.
   Ahora seguramente saltará hacia la opinión pública una respuesta que puede anticiparse, habida cuenta de lo que viene ocurriendo en los últimos tiempos: será la utilización de esa vieja hipocresía que como una oración religiosa se utiliza no tanto como explicación, sino que suena más a endeble disculpa: “No podemos  violar la independencia de los poderes”.
Gonio Ferrari


5 comentarios:

  1. Anónimo11:54 p.m.

    Excelente Gonio !!

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    Respuestas
    1. Lo doloroso es que no sé a quién agradecerle...

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    2. A quién agradecerle?

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    3. A quien agradecerle la generosidad de su elogio.

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    4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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