AL
BARRILETE CÓMICO, PENOSO Y ACTUAL
Así
como impactó al mundo hispanoparlante con su vibrante
y
colorido relato del mejor gol de la historia de los mundiales
en
México 86, nos acaba de sorprender con apreciaciones al
menos
poco afortunadas, o vertidas en un trance de opresión
existencial.
No debe ser fácil vivir con un palito verde al mes.
Lejos
deben haber quedado para el relator cisplatino Víctor Hugo Morales,
sus humildes inicios radiofónicos allá por 1966 en la uruguaya
Radio Colonia, para llegar a un fulgurante y bien rentado presente en
las pampas argentinas. El punto más alto de su popularidad estuvo
marcado por aquel gol de Diego Maradona a los ingleses, considerado
como el mejor en la historia de los mundiales de fútbol. No el
trucho de “la mano de Dios” sino el otro.
Resulta
todavía emocionante escuchar la grabación cuando entre lágrimas y
llanto Víctor Hugo después de consumada la hazaña del 10 argentino
se pregunta “…barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”.
No era para menos porque la descripción de la corrida, la gambeta
mágica y la definición después de la “apilada” merecían un
relato de esas características.
Los
tiempos cambiaron.
Las
autoridades también y los apetitos no tan solo políticos fueron
creciendo alentados por la certeza obvia y maravillosa de sumas de
dinero que años atrás aparecían como utópicas e inalcanzables,
para una persona que con alta calidad se limitaba a contar cómo 22
jugadores se peleaban por un cuero redondo inflado con ilusiones.
Estableciendo
un piadoso paréntesis temporal de una década o algo más -será la
historia quien diga si fue ganada o dilapidada- la realidad nos
vuelve a traer a la escena nacional al mismo personaje,
furibundamente enrolado en las huestes “K”, a quien le encargaron
la tarea de pontificar la ideología, los métodos y las acciones del
gobierno central, sin permitirle -ni permitirse- siquiera el mínimo
margen de honestidad para reconocer errores, desaciertos o evidentes
actos de corrupción.
Pasó
a ser posiblemente el más privilegiado de los “periodistas
militantes” a la hora del cheque mensual, ese que con varios ceros
compra aplausos y paga silencios.
De
las partidas del meneado “Fútbol para todos” salieron gruesas
sumas de nuestro
dinero que sumadas a las que aportaba la televisión venezolana, le
representaba una millonada que compartía, precisamente, con la
estrella máxima del fútbol argentino de todos los tiempos, devenido
en penoso, disfónico y balbuceante comentarista.
Eso
pasó, ellos cobraron, la inflación no les preocupa, el pobrerío y
la desocupación tampoco son el problema de Víctor Hugo, que se dice
dejó el departamentito de 1.200.000 dólares en Libertador al 2400
de Palermo Chico, donde algunos vecinos del edificio Torre San Martín
de Tours fueron entre otros Gostanián (“El Gordo Bolú”), las ex
de Carlos Saul I de Anillaco, Zulema Yoma y Cecilia Bolocco; el bueno
de Emilio Massera y la mismísima cordobesa Karina Jelinek en su
fugaz matrimonio con Fariña.
Ayer
Víctor Hugo, vocero oficioso y profesional del modelo gobernante,
frente al problema
del crecimiento de las villas miseria porteñas
dijo que “lo que tratan de darte a entender es que hay más gente
pobre. No. Si vos tenés la chance de vivir más cerca, en lugares
bastante dignos como los que hay en la villa. Porque la gente cree
que son un verdadero desastre… Si vos tenés tu trabajo a 20
minutos de micro, aquí en Buenos Aires, lo que estás ahorrando de
tiempo, de economía”. Además de la cercanía y el ahorro de
tiempo, Morales dijo que vivir cerca de Buenos Aires permite la
posibilidad de actividades recreativas, como ir al cine, que no se
presentan en algunas localidades del interior.
La
verdad, si se me hubiera ocurrido desayunar con grappa, tomaría
como veraces esas declaraciones que solo procuran y vanamente
intentan, desarticular una lacerante realidad que muestra el
inusitado crecimiento de la población marginal, detalle íntimamente
ligado con la creciente pobreza, la caída de la demanda laboral y la
desindustrialización en un escenario de crisis.
Y
el relator futbolero, ahora opinólogo multitemático y adicto a las
homilías intentando emular a Capitanich, se suma al coro “K” que
pretende hacernos creer que la pobreza está perdiendo terreno merced
a las tan cacareadas políticas de inclusión.
¿De
qué planeta viniste, barrilete cómico?
¡A
otro perro con ese hueso!
La
austeridad de Mujica no lo sedujo.
La
generosidad nacional & popular lo hipnotizó.
Gonio
Ferrari
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