Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 14-09-14 emitido por AM580 Radio Universidad
de Córdoba.
MARCOS JUAREZ NO ES TODO EL PAIS
En la elección para intendente de la ciudad
en Marcos Juárez, territorio cordobés, resultó triunfador un candidato
propuesto por una conjunción de fuerzas políticas que derrotó al oficialismo
delasotista.
Llamó la atención el exacerbado triunfalismo
de los ganadores, asignándose los méritos de la victoria como si hubieran
concurrido solos e individualmente,
intentando ubicarlo en la opinión pública como una válida referencia a
nivel provincial en algunos casos, y delirantemente como si fuera un caso
testigo de todo el país.
Marcos Juárez es Marcos Juárez, no es
Córdoba integral ni es el país por entero, y la inteligencia impone tratar ese
caso como una expresión localista sin otra trascendencia que la real, porque
cualquier otra interpretación suena como exagerada o al menos, oportunista.
Allí no ganó Macri, no ganó Aguad ni perdió
de la Sota o
derrotaron al kirchnerismo: solo fue una elección para intendente municipal con
16.000 votantes -creo que ese era el número aproximado de sufragantes- pero
sobraron las expresiones que buscaban atribuirse los méritos del triunfo.
¿Qué es el rostro anticipado del país?
¿Qué es la proyección de lo que puede
suceder el año próximo a nivel presidencial?
Es impropio pensar de esa manera y si lo
hacen los políticos, no es por otra cosa que aprovecharse de una consulta
popular para escarbar en los beneficios, y sopar algo que les alimente sus
ansias de poder.
Sería lo mismo pensar que Venezuela es el
rostro anticipado de Argentina, como Cuba tiempo atrás lo fuera de Venezuela.
Pero esa es otra historia, no tan cercana al
delirio.
LA CONSIGNA ES RECAUDAR
Un nuevo aumento en los montos de las multas
que aplica la policía Caminera, ha de ser sin dudas un refuerzo a la
recaudación para las exhaustas arcas del Estado provincial, único en el país
que cobra sobreprecio en los combustibles para mejorar las rutas y un monto
fijo, aparte de todos los otros impuestos, para la lucha contra el fuego.
Sin embargo en Córdoba no decrece el
pavoroso número de muertos en accidentes ruteros por falta de prevención y
mantenimiento de caminos y los bomberos voluntarios siguen haciendo rifas y
alquilando sus salones para fiestas, porque no les alcanza lo poco que les
envían para sus tareas operativas.
La manía por recaudar obviamente tiene su
fundamento en los alocados gastos que se realizan para el pago de otros rubros,
nada prioritarios si lo que se busca es una mejora en las condiciones de vida
de los cordobeses.
La gente no tiene mayor bienestar viendo
publicidades del gobierno, sabiendo que el gobernador quiere ser presidente o
mirando las luces del faro sin mar que tenemos los cordobeses.
Volviendo a las multas por infracciones que
se cometen en las rutas que dice controlar la policía caminera, no se advierten
patrullajes como para pensar que van a disminuir los accidentes por la sola
presencia de la autoridad.
Los patrulleros en las estaciones de peaje
solo sirven para ver si están puestos los cinturones o están las luces
encendidas.
En eso no se gasta combustible ni se suma
kilometraje a los coches, cuando la acción correcta es recorrer no tan solo las
autopistas para hacerse ver, sino también los caminos secundarios para hacer
respetar las leyes de tránsito.
Mientras no se acentúe la misión de
prevenir, el aumento en los valores punitivos demostrará que ese cuerpo
policial solo persigue los fines recaudatorios, que son un pésimo distintivo de
la exageración cordobesa.
EL
PLATO DE ORO SIN COMIDA
Me ha tocado la suerte de conocer en el
mundo grandes construcciones, soberbias creaciones del hombre para deleitar la
vista y enriquecer el espíritu.
Puedo citar las milenarias pirámides de
Egipto, los templos tallados en Petra, el Arco de Triunfo y la torre Eiffel de
París; las abatidas torres gemelas de Nueva York, la basílica de San Pedro, la
modernísima Brasilia, el encanto de Venecia, los templos de Chichén Itzá y más
cerca en los tiempos, el fabuloso hotel Burj-Al-Arab de Dubai, el único
caracterizado como de 7 estrellas y donde la suite principal se cotiza a más de
20 mil dólares por noche.
En ese aspecto, los argentinos venimos
atrasados porque no es mucho lo que tenemos para mostrar como creaciones
excepcionales salvo el Obelisco porteño, el monumento a la Bandera en Rosario o el
Cucú de Carlos Paz.
No desesperemos, porque en cinco años frente
a Puerto Madero, que es la villa miseria de los poderosos, tocará el cielo esa
gigantesca mole de casi 70 pisos, con forma de tobogán para gliptodontes,
centro de comunicaciones que nos colocará en el álbum de las maravillas del
mundo.
Dejemos de lado si es oportuno o no lo es,
porque los caprichos y las demagogias son parientes del poder, en un país como
el nuestro donde las carencias son atendidas siempre y cuando representen un
rédito electoral.
Inevitablemente debemos caer al escenario de
siempre, cuando planteamos la importancia de las prioridades en todos los
órdenes, como para preguntarnos si esa torre, para lo que fuere, es más
apremiante que la cobertura de ciertas carencias en el campo social a lo largo
y a lo ancho del país.
Alguna vez los mandatarios aprenderán la
trascendencia de gobernar en base a eso, a prioridades.
Porque de lo contrario, es como darnos a
cada argentino un plato de oro, bordeado de piedras preciosas pero vacío.
Y la comida, a lo mejor después de las
elecciones.
RECUPERAR
LA CIUDAD
Es indudable que uno de los problemas que
enfrenta nuestro joven intendente, está
relacionado con la difusión de las obras que realiza y de todo lo positivo que
puede tener su complicada gestión.
Las cloacas y los desagües no se ven y la
gente piensa que nunca alcanzan a correr en paralelo con el crecimiento urbano.
Y por más que se levanten airadas y
justificadas voces de protesta, hay algunos aspectos que los vecinos deben
conocer, para tener un panorama real de la situación.
Los vecinos de Alberdi o de San Vicente no
saben que los desagües de Alta Córdoba han solucionado un drama de vieja data,
que los habitués de la Pablo Cabrera
están contentos con la nueva traza o que los habitantes de la ganada costanera
han revalorizado sus propiedades.
La gente de Alta Córdoba o de Parque Liceo
ignora que en otros sectores de la amplia planta urbana, lentamente se vienen
superando los problemas de alumbrado callejero y que el transporte, con
oportunos retoques, ya no levanta oleadas de protestas como hace poco tiempo
ocurría.
Es bueno advertir que algo mejoran las cosas
aunque es mucho lo que resta por hacer y no es cuestión, como siempre, de
esperar que todo lo haga el Estado, partiendo de la base que el Estado somos
todos.
Posiblemente uno de los temas conflictivos
sin diferencia entre un barrio, el centro y otros barrios sea el de la
recolección de basura y la limpieza de las calles, porque en ese rubro las
protestas son generalizadas.
Hay que exigirle a las empresas prestatarias
que optimicen el servicio, o aplicarles las sanciones que uno supone existen en
el contrato de concesión.
Y a la Muni, que utilice la simpatía de la vocesita
infantil a la hora de informar no tan solo lo que se proyecta realizar, sino lo
que se hizo o se está haciendo.
La gente ya no cree en las piedras
fundamentales, porque con esas promesas ha tropezado varias veces.
LA MEGACAUSA
Continuando con el tema de los delitos de
cuello blanco, que por definición están ligados al poder, no podemos dejar de
recordar que en los comienzos de la causa del Registro fue detenido y
enjuiciado el Sr. Daniel Cerdá, quien al declararse responsable de una serie de
falsificaciones involucró en su relato a altos funcionarios del poder.
Si bien la investigación de lo dicho
corresponde estrictamente al Poder Judicial, sus afirmaciones como
persona condenada se tuvieron poco en cuenta, y nada más se escuchó al
respecto, continuando la causa con lo que todos sabemos por la difusión
mediática: la prisión preventiva y posterior condena de decenas de personas, en
su mayoría trabajadores y, en muchos casos, con rebuscada relación con aquellos
hechos originales.
La impunidad de los poderosos es hecho ya
denunciado en el Martín Fierro hace más de un siglo.
En un documento que expone la preocupación
por la problemática, la
Fundación para el Debido Proceso expresa que para
la existencia de un Estado Constitucional y Democrático de Derecho es
esencial el cumplimiento de ciertos principios como la división de poderes, el reconocimiento de la Constitución como ley
suprema y obligatoria que no puede transgredirse, el cumplimiento de
las leyes en condiciones de igualdad para todos y el respeto de
los derechos fundamentales de las personas que son la razón de ser del mismo
Estado de Derecho.
Afirma la Fundación que para
cumplir con todo esto es clave
el buen funcionamiento del Poder Judicial, ya que a él
compete controlar el ejercicio del poder, hacer efectivo el
cumplimiento de la
Constitución y tutelar los derechos fundamentales.
Entre estos derechos se enmarcan la
libertad, el respeto del debido proceso, la presunción de inocencia, la
prohibición de comisiones especiales para juzgar y la excepcionalidad de la
prisión preventiva que en esta causa han sido vulnerados, y que reconocidos
organismos de derechos humanos han recomendado cumplir.
Garantizar la Justicia en un Estado de
Derecho con igualdad para todos, es una tarea en la que todos los ciudadanos
debiéramos participar, para que lo denunciado en el Martín Fierro sea
sólo un relato de los errores del pasado y no una foto de la actualidad.
DE
BARRILETE A BARRILETE
Lejos deben haber quedado para el relator
cisplatino Víctor Hugo Morales, sus humildes inicios radiofónicos allá por 1966
en la uruguaya Radio Colonia, para llegar a un fulgurante y bien rentado
presente en las pampas argentinas. El punto más alto de su popularidad estuvo
marcado por aquel gol de Diego Maradona a los ingleses, considerado como el
mejor en la historia de los mundiales de fútbol. No el trucho de “la mano de
Dios” sino el otro.
Resulta todavía emocionante escuchar la grabación cuando entre lágrimas y llanto Víctor Hugo después de consumada la hazaña del 10 argentino se pregunta “…barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”. No era para menos porque la descripción de la corrida, la gambeta mágica y la definición después de la “apilada” merecían un relato de esas características.
Los tiempos cambiaron, las autoridades también y los apetitos no tan solo políticos fueron creciendo alentados por la certeza obvia y maravillosa de sumas de dinero que años atrás aparecían como utópicas e inalcanzables, para una persona que con alta calidad se limitaba a contar cómo 22 jugadores se peleaban por un cuero redondo inflado con ilusiones.
Estableciendo un piadoso paréntesis temporal de una década o algo más -será la historia quien diga si fue ganada o dilapidada- la realidad nos vuelve a traer a la escena nacional al mismo personaje, furibundamente enrolado en las huestes “K”, a quien le encargaron la tarea de pontificar la ideología, los métodos y las acciones del gobierno central, sin permitirle -ni permitirse- siquiera el mínimo margen de honestidad para reconocer errores, desaciertos o evidentes actos de corrupción.
Pasó a ser posiblemente el más privilegiado de los “periodistas militantes” a la hora del cheque mensual, ese que con varios ceros compra aplausos y paga silencios.
De las partidas del meneado “Fútbol para todos” salieron gruesas sumas de nuestro dinero que sumadas a las que aportaba la televisión venezolana, le representaba una millonada que compartía, precisamente, con la estrella máxima del fútbol argentino de todos los tiempos, devenido en penoso, disfónico y balbuceante comentarista.
Eso pasó, ellos cobraron, la inflación no les preocupa, el pobrerío y la desocupación tampoco son el problema de Víctor Hugo, que se dice dejó el departamentito de 1.200.000 dólares en Libertador al 2400 de Palermo Chico, donde algunos vecinos del edificio Torre San Martín de Tours fueron entre otros Gostanián (“El Gordo Bolú”), las ex de Carlos Saul I de Anillaco, Zulema Yoma y Cecilia Bolocco; el bueno de Emilio Massera y la mismísima cordobesa Karina Jelinek en su fugaz matrimonio con Fariña.
Víctor Hugo, vocero oficioso y profesional del modelo gobernante, frente al problema del crecimiento de las villas miseria porteñas dijo que “lo que tratan de darte a entender es que hay más gente pobre. No. Si vos tenés la chance de vivir más cerca, en lugares bastante dignos como los que hay en la villa. Porque la gente cree que son un verdadero desastre… Si vos tenés tu trabajo a 20 minutos de micro, aquí en Buenos Aires, lo que estás ahorrando de tiempo, de economía”.
Resulta todavía emocionante escuchar la grabación cuando entre lágrimas y llanto Víctor Hugo después de consumada la hazaña del 10 argentino se pregunta “…barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”. No era para menos porque la descripción de la corrida, la gambeta mágica y la definición después de la “apilada” merecían un relato de esas características.
Los tiempos cambiaron, las autoridades también y los apetitos no tan solo políticos fueron creciendo alentados por la certeza obvia y maravillosa de sumas de dinero que años atrás aparecían como utópicas e inalcanzables, para una persona que con alta calidad se limitaba a contar cómo 22 jugadores se peleaban por un cuero redondo inflado con ilusiones.
Estableciendo un piadoso paréntesis temporal de una década o algo más -será la historia quien diga si fue ganada o dilapidada- la realidad nos vuelve a traer a la escena nacional al mismo personaje, furibundamente enrolado en las huestes “K”, a quien le encargaron la tarea de pontificar la ideología, los métodos y las acciones del gobierno central, sin permitirle -ni permitirse- siquiera el mínimo margen de honestidad para reconocer errores, desaciertos o evidentes actos de corrupción.
Pasó a ser posiblemente el más privilegiado de los “periodistas militantes” a la hora del cheque mensual, ese que con varios ceros compra aplausos y paga silencios.
De las partidas del meneado “Fútbol para todos” salieron gruesas sumas de nuestro dinero que sumadas a las que aportaba la televisión venezolana, le representaba una millonada que compartía, precisamente, con la estrella máxima del fútbol argentino de todos los tiempos, devenido en penoso, disfónico y balbuceante comentarista.
Eso pasó, ellos cobraron, la inflación no les preocupa, el pobrerío y la desocupación tampoco son el problema de Víctor Hugo, que se dice dejó el departamentito de 1.200.000 dólares en Libertador al 2400 de Palermo Chico, donde algunos vecinos del edificio Torre San Martín de Tours fueron entre otros Gostanián (“El Gordo Bolú”), las ex de Carlos Saul I de Anillaco, Zulema Yoma y Cecilia Bolocco; el bueno de Emilio Massera y la mismísima cordobesa Karina Jelinek en su fugaz matrimonio con Fariña.
Víctor Hugo, vocero oficioso y profesional del modelo gobernante, frente al problema del crecimiento de las villas miseria porteñas dijo que “lo que tratan de darte a entender es que hay más gente pobre. No. Si vos tenés la chance de vivir más cerca, en lugares bastante dignos como los que hay en la villa. Porque la gente cree que son un verdadero desastre… Si vos tenés tu trabajo a 20 minutos de micro, aquí en Buenos Aires, lo que estás ahorrando de tiempo, de economía”.
Además de la cercanía y
el ahorro de tiempo, Morales dijo que vivir cerca de Buenos Aires permite la
posibilidad de actividades recreativas, como ir al cine, que no se presentan en
algunas localidades del interior.
La verdad, si se me hubiera ocurrido desayunar con grappa, tomaría como veraces esas declaraciones que solo procuran y vanamente intentan, desarticular una lacerante realidad que muestra el inusitado crecimiento de la población marginal, detalle íntimamente ligado con la creciente pobreza, la caída de la demanda laboral y la desindustrialización en un escenario de crisis.
Y el relator futbolero, ahora opinólogo multitemático y adicto a las homilías intentando emular a Capitanich, se sumó al coro “K” que pretende hacernos creer que la pobreza está perdiendo terreno merced a las tan cacareadas políticas de inclusión.
¿De qué planeta viniste, barrilete cómico?
¡A otro perro con ese hueso!
La austeridad del Pepe Mujica no lo sedujo.
La generosidad nacional y popular lo hipnotizó.
La verdad, si se me hubiera ocurrido desayunar con grappa, tomaría como veraces esas declaraciones que solo procuran y vanamente intentan, desarticular una lacerante realidad que muestra el inusitado crecimiento de la población marginal, detalle íntimamente ligado con la creciente pobreza, la caída de la demanda laboral y la desindustrialización en un escenario de crisis.
Y el relator futbolero, ahora opinólogo multitemático y adicto a las homilías intentando emular a Capitanich, se sumó al coro “K” que pretende hacernos creer que la pobreza está perdiendo terreno merced a las tan cacareadas políticas de inclusión.
¿De qué planeta viniste, barrilete cómico?
¡A otro perro con ese hueso!
La austeridad del Pepe Mujica no lo sedujo.
La generosidad nacional y popular lo hipnotizó.
POR
NUESTRA SOBERANIA
Ya fue promulgada la ley de pago soberano de
la deuda a través de lo cual se dispone el cambio de sede para liquidarles a
los bonistas reestructurados, declarando de interés público esa operatoria que
se hiciera en 2005 y en 2010.
Por otra parte y más allá de las
controversias que se plantearan en solo un día de debate parlamentario, lo que
se puso en claro fue haber alcanzado ese pago en condiciones justas,
equitativas, legales y sustentables al ciento por ciento de los tenedores de
títulos.
Si todo el zafarrancho que se generó, si
todas las discusiones acaloradas y en algunos aspectos agresivas e insultantes
que se escucharon, si todo el desencuentro y la polémica sirvieron para
consolidar una soberanía que necesitaba ser apuntalada, enhorabuena que eso
haya ocurrido.
Los intereses nacionales, siempre, siempre,
deben estar muy por encima de las posturas personales, e incluso de las
apetencias de poder que se manifiestan en las grandes controversias.
Es cuando como argentinos, nos asalta la
ilusión que tanto peronistas, radicales, zurdos, fascistas, kirchneristas o
lomonegros, nos abrazamos a la misma bandera.
Alguna vez esto tiene que repetirse entre
nosotros.
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