FAYT ESTÁ VIEJO Y
BOUDOU ES BUENO
Y la orden de actuar de esa manera proviene
de quien, también alegremente y basándose en su propio diario -ese que le
preparan con buenas noticias- sostiene que las demandas salariales de los
trabajadores argentinos son una exageración, haciendo comparaciones con España
y cuestionando a los “descamisados” o “cabecitas negras” con la pregunta “¿En
qué mundo viven?”.
Los trabajadores, señora, vivimos aquí
donde la inflación real que su gobierno dibuja, manipula o esconde, supera generosamente
el 30 por ciento anual mientras que en la España que Ud. toma como ejemplo, llega al 3 por
ciento -y no se oculta- o sea una décima parte.
¿Vale la pena hacer algún análisis más profundo
de nuestra realidad?
Los temas Fayt, Boudou y demandas salariales
son emblemáticos.
Con esos simples detalles, podemos tomar
conciencia que la diferencia radica en la
vulnerabilidad de cada uno.
Una cosa es centrar el ataque en un prócer vivo ya cansado de que
intenten menoscabarlo y descalificarlo y otros que han hecho del poder una
coraza y un himno a la impunidad.
La peor de las diferencias es que si Fayt padece una patología no
tardará en hacerse pública.
Otros casos resonantes pero sombríos aunque bipolarmente evidentes y
pese a la "juventud relativa" son secretos de Estado y ni siquiera
aparecen en el recóndito “diario de las buenas noticias”.
Y haciendo memoria -un ejercicio que muchos evitan- no recuerdo a
ninguno de los actuales peronistas arrebatadores y usurpadores de banderas
ajenas, cuestionar en su momento la edad octogenaria de Juan Domingo, que por
si lo ignoran, fue general del Ejército Argentino.
Ni tampoco reconocer que a Carlos Saúl I de Anillaco, que carga varias
décadas y está pisando los 84, lo plumerean, empelucan y maquillan cada vez que
lo necesitan para dar quórum o votar algo a favor de la corporación “K”.
Lo único que les importa, los pone nerviosos, agota las existencias de
Alplax y Rybotril y les hace seguir el almanaque día a día, hora a hora y
minuto a minuto, es la edad y lo que pueda hacer un viejito nonagenario que
solo pretende que lo respeten.
Posiblemente resuelva alguna causa, pese a su edad, evaluando que todavía
es útil, hábil, preparado y experimentado para ocupar su sillón de Ministro de la Corte y estar orgulloso de
la honestidad que lo acompaña, nada menos que desde hace 97 años.
En lo personal, dudo que Boudou, ahora casi canonizado, pueda sentir lo
mismo con solo mirar un lustro hacia atrás.
Gonio Ferrari
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