BOBY N.N. CIUDADANO
ILUSTRE POS MORTEM
¿Hay un infierno para los inútiles?
¿Hay un cielo para los perros?
Son dos preguntas recurrentes que se
humedecieron en el trajinado piso de nuestra Plaza San Martín ayer al mediodía,
cuando esa llovizna que moja poco pero molesta, nos llevaba 205 años atrás
hacia aquella histórica jornada de los paraguas frente al Cabildo de Buenos
Aires.
Pero sucedió aquí, entre nosotros, cuando la
desidia humana llevada a un estado de peligrosa
indiferencia, se cobró una vida casi intrascendente por tratarse solo de un
irracional y callejero que quiso hacer su pis de cada rato en un poste del
concurrido paseo.
No fue víctima de ninguno de los autos, las
motos o las bicicletas a los que corría ladrándoles al costado hasta que se
cansaba unos metros después y sus cuatro patas cortas lo traían para volver a
empezar su canina y gastada rutina.
Pocos días atrás una voluntariosa
organización civil, nacida en la desgracia por la muerte de un niño a raíz de
una descarga eléctrica de un cable a la intemperie, había avisado a la Municipalidad la
existencia de ese increíble peligro allí, donde se concentran niños, ancianos,
caminantes o alpedistas especialmente en domingos o feriados.
Nadie escuchó la advertencia, o ese alguien
la escuchó pero no le dio importancia por ser inútil, descuidado, indiferente,
vago o mala persona.
Y dentro del dolor que significa la muerte
violenta aunque se trate de un perro -al menos los compasivos así lo sentimos-
queda el consuelo que ese bicho abandonado a su suerte, de comer salteado y sin
tener a quién moverle la cola, es un héroe que cometió la inconciente hazaña de
salvar por lo menos a un ser humano.
Y de decretar -si es que existe la justicia- el alejamiento
de quien resultare responsable de no haber actuado cuando y como debió hacerlo,
en cumplimiento de su deber por lo que tan bien cobra cada mes.
En el cumpleaños de la ciudad, cuando se
declara ciudadanos ilustres a tantas personas que por algo se destacaron, bueno
sería recordar a ese perrito que seguramente ni nombre tenía, como “Boby N.N.”,
Ilustre Ciudadano Cordobés Pos Mortem.
Porque en su irracionalidad fue menos bestia
que quien tuvo en sus manos la voz de alarma, la ley y los recursos y no fue
capaz de salvarlo de morir.
Aunque fuera un perro.
Gonio
Ferrari
Comparto y ,dentro de la barbarie urbana legitimada, me reconforta su sensibilidad Gonio, por el ser animal no humano. Ni un animal abandonado más. No comprar. Rescatar. Adoptar. Alimentar. Amar.
ResponderBorrar