SI EL PANORAMA ESTÁ QUERIENDO
ACLARAR YA ES UN BUEN SÍNTOMA
Sería delirante
sostener que todo mejoró en el país, pero la
tendencia muestra que
algunas cosas -que durante más de
la década ganada eran
corrientes- ahora no son tan crueles
El dólar que los agoreros pronosticaron a
más de 20 pesos a partir del 10 de diciembre último se muestra no del todo
firme, pero tambalea menos y sin ganas de dispararse para volver locos a
quienes habían ahorrado en pesos, siguiendo aquella alocada tendencia de
algunos funcionarios que anunciaron con bombos y platillos y cadena radial y de
TV que preferían dejar sus inversiones en moneda nacional, despreciando al
magnético verde.
Ha repuntado la venta de autos 0 km, los
bancos están abriendo sus arcas con planes menos exigentes, las tarjetas de
crédito tendrán que pedirles cuentas a sus emisores en los evidentes casos de
usura para las operaciones en cuotas, la presencia de ñoquis ha disminuido
aunque esa lacra también puede lucir exponentes nuevos, el Tango 01 todavía
tiene en sus tanques combustible cargado en diciembre del 2015, las provincias
recibirán devolución de fondos de la coparticipación que les fueran retenidos
durante años, algunos miles de jubilados ya están cobrando aquella vieja
resolución de la Corte Suprema que imponía adecuar jubilaciones a lo estricto
de la ley, los precios de las mercaderías -especialmente alimentos- algo han
frenado su alocada carrera sin que interviniera el gobierno simplemente porque
la gente dejó de comprar y quedan cientos de situaciones pendientes, que es
necesario atender para primero estabilizar y luego mejorar la calidad de vida
de los argentinos.
El
tema de los papeles de Panamá está en manos de la Justicia, las acusaciones por
coimas, ilícitos enriquecimientos, obscena acumulación de propiedades,
sociedades “fantasmas”, compra de vagones truchos, cientos de contenedores
“guardados” con ropas y juguetes, sueños compartidos, dólares y euros por kilo
y otras maldades que fueron parte del acervo gobernante están en vías de
esclarecimiento con la posibilidad cierta de encontrar a los responsables de
los delitos, detenerlos, entregarlos a los tribunales, juzgarlos con todas las
garantías, condenarlos y embargarles todo lo mal habido para restituirlo a las
exhaustas arcas del Estado llevadas a la anorexia financiera, por tantos
“iluminados” con tan pocas luces que ni siquiera tuvieron mañas, imaginación ni
tiempo para huir porque se habían embriagado con ese maldito y sensual licor
del poder que creían era la fuente de eternidad.
Se aprecian algunas leves mejorías en
ciertos aspectos, como por ejemplo haber terminado con la injusticia de que el
interior subsidiara varias cosas al puerto: la electricidad, el gas y todos los
servicios dependientes de esos combustibles aunque para los mediterráneos la
incidencia también castigó pero algo más suavemente y no con subas en ciertos
casos hasta del 900 por ciento o más.
Las voces lógicamente se alzaron, pero
entendamos las razones: los porteños se habían malacostumbrado a pagar 3 mangos
el ómnibus y demasiado barata la luz hasta que el buen tino puso freno a la
joda y se tomaron las medidas tendientes a establecer un justo equilibrio, sin
privilegios geográficos ni políticos.
Estamos en camino, transitando una ruta
plagada de obstáculos que se empeñan en sostener los nostálgicos carentes de
resignación frente a la derrota, que para colmo escondieron en lo más recóndito
de su rencor eso tan sano, honesto y patriótico que se llama el ejercicio de la
autocrítica: la culpa fue, es y seguirá siendo de “los otros”, jamás de “los
ellos”.
Actualizando el dicho y parafraseando a
Carlos Saúl I de Anillaco, ahora sería “Estamos mal pero estuvimos peor”.
Y eso, de por sí, no deja de ser algo
parecido a un triunfo.
Gonio Ferrari
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