HÁGASE LA LUZ, “ES UNA LUZ”, LUZ
MALA Y OTRAS
CONSIDERACIONES
El tema de la luz ocupa lugares casi de
privilegio en cualquier texto que se conozca desde la creación del mundo hasta
nuestros días, con aplicaciones según sea el autor y a qué cuestión puntual
estuviera dirigido, porque viene desde la primera vez que Eva “dio a luz”,
hasta la luz que casi todos los días nos corta la EPEC en una especie de
perverso rito sin aviso ni advertencia.
La desgracia del cordobesismo radica en que si
la empresa proveedora -no sus obreros pero sí sus directivos- fuera realmente
eficiente, esos cortes con sus consecuentes trastornos y perjuicios monetarios
serían virtualmente imposibles, situación que existe en los países serios, con
empresas serias y con ejecutivos capacitados en lo técnico más que en lo
político o partidista.
Pero
como aquí entre nosotros las empresas del Estado o las mixtas son parte del
botín comicial, el pago de favores, el reconocimiento a la militancia y el
amiguismo, están siempre por encima de los intereses ciudadanos relegados a la
trastienda del padecimiento para el que nadie siquiera pudo encarar soluciones
reales. Distinto sería si dejaran de lado la demagogia barata de la renovada
promesa juntavotos y tuvieran en cuenta el interés supremo de la gente,
obligada a pagar la electricidad más cara del país para un servicio que vive en
casi permanente cortocircuito con la realidad y las genuinas necesidades.
El
“hágase la luz” viene recibiendo permanentes palizas de las tinieblas y
aquellos funcionarios que en las campañas “eran una luz” están demostrando que
su voltaje funcional quedó paralizado cuando les saltaron los tapones de su
incumplido compromiso con la sociedad que está soportando hasta que deje de
tolerar la injuria y haga tronar el escarmiento, como ya pasó poco tiempo atrás
en las urnas provinciales.
Y
entonces las preguntas son recurrentes: ¿por qué en Córdoba la energía
eléctrica es tan cara? ¿Por qué duplica -por ejemplo- a lo que se paga en San
Luis o el triple del costo de San Juan, cuatro veces lo de Santa Fe y ni
hablemos con la abismal diferencia con relación a Capital Federal y la
provincia de Buenos Aires, todo esto con datos relevados en el año 2016 que se supone
no han variado tanto.
El
ingeniero electro industrial José R. Salvador Sesma elaboró un interesante e impactante
análisis sobre el precio de la energía eléctrica en el país e hizo llamativas
comparaciones. Una de ellas consigna que “Se pueden encontrar muchos estados de
EEUU donde la electricidad es más barata que en Córdoba (US$ 0,097 por Kwh),
Santa Fe (US$ 0,088 por Kwh) y Neuquén (US$ 0,084 por Kwh) tras los aumentos de
2016: Louisiana (US$ 0,071 por Kwh), Oklahoma (US$ 0,073 por Kwh), Arkansas
(US$ 0,076), Nevada (US$ 0,076), Iowa (US$ 0,077), Texas (US$ 0,077), Idaho
(US$ 0,079), Kentucky (US$ 0,080). Todos estos estados de EEUU tienen un PBI
per cápita más alto al de las provincias argentinas mencionadas. También
podemos notar que en Entre Ríos y Catamarca, tras los aumentos de 2016, el
costo de la electricidad es mayor que en los estados de Louisiana y Oklahoma” y
remata señalando que “En Córdoba -el lugar con el costo de
electricidad más alto del país a US$ 0,097 el Kwh- la electricidad es más cara
que en el promedio de Australia (US$ 0,082) y Canadá (US$ 0,072), mientras que
es apenas más barata que el promedio estadounidense (US$ 0,098)”.
En pocas palabras, los cordobeses estamos
condenados a “la luz mala” (y cara) que espantaba gauchos y chinitas en los
campos argentinos, ya que la versión modernizada obliga a morirse de frío en
invierno y sufrir los calorones del verano porque no es aconsejable el uso de
estufas ni ventiladores o aire acondicionado.
Pese al fracaso en las prestaciones, es
probable que el estímulo que supone el cobro de la franeleada “Bonificación a
la eficiencia” dentro de pocos días, empuje a los directivos políticos de la
EPEC -aunque dijeron que no la cobrarían pero de alguna manera recibirán esos cospeles-
a tomarse cada mañana como desayuno un té de cinta aisladora, sonreir y
enchufarse con los requerimientos de la sociedad.
Finalmente digan lo que digan, lloren lo que
lloren, pataleen lo que pataleen, sufran lo que sufran, en el semáforo de ingreso
a la antología del absurdo -¡mire lo que son las cosas!- la BAE, como
injusticia para muchos, ya tiene luz verde.
Gonio Ferrari
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