SOLIDARIDAD DOCENTE ENTRE LA PRESIÓN
GREMIAL, LA VOCACIÓN Y EL
COMPROMISO
Cuando creíamos que la
prepotencia gremial disfrazada de solidaridad ya no existía, nos encontramos
con esta nueva versión virtualmente institucionalizada por la dirigencia
sindical de los docentes de la provincia de Buenos Aires, incapaces de cerrar
un acuerdo salarial con las autoridades de aquellos pagos.
Dejando de lado el trasfondo
ideológico del diferendo que ha enfrentado a Baradell, patriarca de las aulas,
con la gobernadora Vidal, es para pensar que si en Córdoba no comienzan las
clases porque la UEPC se acollara con ese curioso personaje y sus caprichos, ha
muerto la personalidad de una organización gremial con larga trayectoria de
lucha que no necesitaba nacionalizar
ningún conflicto para hacer valer sus derechos.
Porque la educación y el
compromiso no terminan en los límites de una dirigencia ciclotímica que no
adoptó -por ejemplo- el mismo temperamento frente al feroz conflicto desatado
en la provincia de Santa Cruz que determinó la pérdida del año escolar 2017.
Allí triunfó el “vistagordismo” frente a una realidad tan inédita y lacerante.
Y ahora con sus argumentos
debilitados, apelan al interior para fortalecer sus demandas y caprichos y
especialmente “aprietan” a Córdoba donde el acuerdo está virtualmente
concretado para que una vez al menos, el ciclo lectivo se inicie con
normalidad.
El responsable sentido de la unión
de objetivos no es buen compañero de la prepotencia ni de las imposiciones,
sino una coincidencia de las bases para obrar con criterio propio, sin que les
impongan conductas.
Esa es la verdadera solidaridad
y en este caso se hace preciso dejar de lado el valiosísimo componente de la
vocación porque sería apelar a un sentimiento más que a la razón: la vocación
docente permanece allá arriba, en su pedestal y no la alcanzan las
mezquindades.
Lo más penoso es que la
consecuencia se abatirá sobre quienes menos la merecen padecer, que es el
sector más vulnerable de esta situación por su indefensión frente al conflicto
no obstante lo cual los transforma en principales partícipes: los alumnos.
Por eso la pregunta: ¿por qué
la dirigencia sindical, alguna vez también, no se solidariza con los alumnos,
principales destinatarios del compromiso?
Louis Joseph Lebret, notable
pensador, supo sostener que “Nos hemos vuelto demasiado pequeños para
comprender y demasiado egocentristas para atrevernos a cambiar. No es con
ajustes insignificantes ni con acuerdos efímeros que se triunfará sobre el
hambre y la miseria de los otros… No hay vía válida si la civilización no se
encamina hacia la solidaridad universal”.
Si Sarmiento estuviera vivo,
¡cuántas veces por vergüenza volvería a morir!
Gonio Ferrari
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