Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” que difunden AM580
Radio Universidad de Córdoba y su FM88.5. En la emisión n° 501 del domingo 4 de
febrero de 2018 estos fueron los temas principales:
NEPOTISMO Y DISCRIMINACIÓN, UNA MALA JUNTA
Muchas veces, en procura de
atenuar los efectos de una determinación que puede llevar a conflictos y
fisuras en la sociedad, los gobernantes suelen transitar esa delgada cornisa
que separa al nepotismo de la discriminación.
Es simple: en aras de ser y
parecer correcto, por huirle al escándalo habitualmente mediático se deja de
incorporar a alguien intelectual y honestamente valioso buscando con tal
decisión una especie de vacuna preventiva contra el qué dirán: eso no es otra
actitud que un acto discriminatorio hacia la propia familia.
Y en el extremo opuesto a la
situación, la hipocresía de reemplazar a quien lo merece por méritos
comprobables por amigos del poder, que en sus antecedentes sólo atesoran una
militancia que deriva en el consecuente “pago de factura por los servicios
prestados”.
Imagino que esa es la enorme
duda de quienes tienen en sus manos la posibilidad de incorporar empleados con
buenos sueldos, sin muchas exigencias en cuanto a capacidad, limpieza de
prontuarios y otros detalles.
Pero el problema radica en el
abuso de esa lamentable práctica que es el nepotismo que muchos pretenden
disfrazar de preocupación por la familia, cuando en realidad no son pocas esas
familias que todos están prendidos a la inagotable teta del Estado en los tres
poderes, en todas las provincias y municipios en una práctica a la que
adhirieron todos los partidos políticos, con las únicas excepciones históricas -así
me lo comentaron- de Domingo Faustino Sarmiento y de don Amadeo Sabattini.
Ahora, cuando el escándalo mediático
se hizo imparable, es que se manotean soluciones que no son tales, porque hay
casos en que se cae precisamente a la discriminación por no pecar de nepotismo.
¿Qué culpa tiene un funcionario
que es capaz, honesto, trabajador, sacrificado, de portar un apellido vinculado
con el poder?
Pasa a ser una especie de
desocupado por obligación o por decreto, cuando por sus dotes y calidad humana
puede ser un orgullo para el propio Estado que lo desplaza.
Es probable que el mayor causante
de estas situaciones sea la falta de exigencias a la hora de las
incorporaciones, porque si todas se hicieran por concurso, las cosas estarían
lo suficientemente claras como para no dejar dudas ni suspicacias.
Hay cargos en que si o si, el
funcionario necesita y merece a alguien de su mayor confianza como puede ser
esposo o esposa, hijos o el propio padre si la situación así lo amerita.
Pero lo que aquí se ha
cuestionado, vale repetirlo, es el abuso de una práctica que ha llevado la
situación a plantearnos la duda si la solución viene de la mano de la
separación del cargo para atenuar el escándalo, o es un llano acto de
discriminación.
Seguramente los afectados, son
los mejores exponentes a la hora de evaluar con seriedad la apresurada solución
que se buscó, que tiene un tufillo a demagogia e impacto, frente a otras situaciones
en el marco social que son demasiado complicadas de disimular.
Roguemos que el buen criterio sea el que
impere a la hora de todas las decisiones y no tan solo de ésta, que si de
ahorro se trata, son monedas en comparación al volumen del presupuesto y del endeudamiento
en el que nos estamos sumergiendo.
SCHIARETTI, AMNÉSICO CON LA AUTOCRÍTICA
Es un clásico de la política
autóctona eso de dirigirse al pueblo y cansarse de prometer cosas, porque no
son tantos los memoriosos que el día de mañana pueden reclamar por amnesias
totales o parciales con relación a lo anunciado.
Pero cuando un gobernante
pregona una rendición de cuentas pero se olvida de ese detalle de la
autocrítica, el daño a la sociedad es mayor porque es como si concientemente o
no, ofendiera la inteligencia de la gente.
La enunciación de propósitos es
saludable para quien la ejerce porque debe ser parecido a una satisfacción
interior placentera y cargada de expectativas.
Pero para la gente que espera,
la frustración suele ser la reacción lógica frente a ciertos olvidos que no
pueden ser considerados involuntarios, sino el resultado de acciones mal encaradas
u otros motivos valederos o no, pero que terminaron con la esperanza de ver
concretadas algunas ilusiones.
Nada se habló en la Unicameral,
del altísimo y escondido endeudamiento de la provincia, aunque haya sido para
obras que mejoraran nuestra calidad de vida.
Nada se dijo de las generosas
partidas que envía el poder central para encarar tareas tan necesarias como
impostergables, muchas veces anunciadas y jamás realizadas y eso puede considerarse
una ingratitud si se recuerda la penitencia que la Nación le impuso al
cordobesismo durante tantos años.
Nada se dijo, porque cuando se
habló hace pocos días del tema, nos sacudió una nueva ola de violencia
delincuencial, de la mayor preocupación de los cordobeses que es la inseguridad,
cuya lucha -dicen que frontal- está a cargo de un bioquímico que puede ser buen
político, persona correcta, pero que de seguridad sabe menos que de física
nuclear y los resultados están penosa y dolorosamente a la vista.
Nadie me comentó que hubiera
algún mea culpa -que varias veces lo dijimos no es lo mismo que tomar diuréticos-
acerca de los papelones de la nueva terminal de ómnibus, del Camino del
Cuadrado, de la exageración del Hotel de Ansenuza, del faro sin mar que solo se
usa en diciembre y de tantos otros emprendimientos que terminaron en costosos fracasos.
¿Que habló de todo lo hecho, de
las cosas que se encararon con éxito, de los dudosos avances en salud pública,
en educación y en otros aspectos?
Después de todo, los
gobernantes tienen la obligación de hacer las cosas bien y no esperar los aplausos
por haber cumplido con su deber porque para eso contribuimos con los impuestos,
cada día más elevados, que es de donde cobran sus sueldos.
Habrá que esperar el paso del
tiempo, insobornable analista de las realidades y de los fracasos, para que sepamos,
quizá demasiado tarde, que durante tantos años nos estuvieron vendiendo
espejitos y piedras de colores.
Sin embargo no todo está perdido:
es en las urnas donde se ve la opinión de la gente, pese a que quien tiene la
manija del poder y de la chequera, dispone de suficientes dineros como para vender
una imagen de eficiencia y honestidad, que suele resultarnos más caro que las
mismas obras que dejaron de hacer.
La costumbre de la promesa
superará a los siglos, pero la matemática es incuestionable.
Aún más que la bioquímica.
LA MEGACAUSA RETOMA SU PROTAGONISMO
El
regreso de la feria judicial anuncia para la causa del Registro de la Propiedad
de Córdoba, la continuidad de un juicio contra un ex director de la
repartición, convertido a estas alturas del proceso en un caballito de batalla
del Poder Judicial para aparentar la persecución a peces gordos.
Y
cuando de gordos hablamos, bien sabemos que nos referimos a los grandes
funcionarios, que ocupaban y aún mantienen altos cargos en el gobierno,
y que además han sido denunciados.
No nos
meten el perro -al menos a nosotros- con
un repetido y remachado ex director. Resulta complicado entender el
razonamiento judicial cordobés que condena con celeridad a trabajadores
comunes por supuestos negocios millonarios, de los que no resulta
ninguna fortuna, y no investiga ni somete a sospecha, a
personajes con inmenso patrimonio, adquirido ¡oh casualidad!
mientras ocupaban altos cargos públicos en la misma época.
Se
asocia trabajador con delito y funcionario millonario con impunidad.
Así a la ligera parecería una alteración del razonamiento,
pero mirado a través del prisma de la prisión preventiva
sistemática, decidida para esos mismos trabajadores y la designación de una
comisión especial para juzgarlos y condenarlos, el sentido común destapa
más bien una planeada estrategia destinada posiblemente a proteger a
algunos.
Se la
suele llamar corrupción.
Para
colmo de males -y de maledicencias- el fuero que debía combatirla se ha
eliminado, y nada más se ha dicho sobre ella.
Como si
no nombrarla la hiciera desaparecer.
O peor
aún, como si cargarla en los hombros de un ex director nos hiciera creer que
los de arriba son inocentes.
MOYANO, UN
MODERNIZADO “CARAPINTADA”
Con demasiada anticipación, en
una de esas con el doble objetivo de meter miedo y por otra parte darle tiempo
a las eventuales negociaciones (en una de esas por su propia libertad que está
en juego) el líder nacional de los camioneros, jefe de una barra brava del
fútbol y algunos otros lucrativos negocios, ladró con un paro y movilización
para el jueves 22 de este mes.
Pero no las tiene a todas
consigo, porque una buena parte de la
CGT fragmentada le dio la espalda aunque lo apoyen gremios importantes, los
Barrios de Pie y otras organizaciones de izquierda, más apegadas al quilombo
que al trabajo.
La cuestión es que desde el
gobierno le han hecho saber al ex amigo y eventual socio de Cavallo y de Carlos
Saúl I de Anillaco, por aquello de la muerte de los trenes, que no están
dispuestos a tolerar aprietes, uno más en el extenso rimero de este
sindicalista que de pobre pasó a ser próspero empresario con inversiones en el
exterior y otros dudosos ahorros.
Supo coquetear con el kirchnerismo
hasta que la Justicia se les tiró encima y los tienen cercados al menos a las
principales “cabezas” de varias maniobras urdidas en beneficio propio y muchas
veces a expensas del dinero de los argentinos de bien.
Acérrimo enemigo del grupo
“Clarín” supo bloquear varias veces la salida del diario en un violento ataque
a la libertad de prensa y después, cuando no lo requerían tantos micrófonos ni
cámaras, vociferaba sintiéndose víctima de un afrenta a la libertad de
expresarse.
Desde algunos sectores se
califica a ese movimiento de fuerza como una reminiscencia de aquel plan siniestro
que Saúl Ubaldini y sus muchachos tejieran contra el gobierno de Raúl Alfonsín,
con paros materos y de los otros que fueron más de 10, marcando una época
oprobiosa en cuanto a las relaciones del poder con la obesa y burocratizada
dirigencia gremial.
Muchos de los que ahora se llenan
la boca con citas del repertorio peronista, olvidan que fue desde la secretaría
de Trabajo y Previsión que el viejo líder se lanzó al campo de la lucha,
tomando como base y razón de ser las conquistas para los trabajadores
argentinos.
Desde aquello que “no hay
dignidad más alta que el trabajo” mucha es el agua que ha corrido bajo los puentes
de la historia argentina, jalonada por igual con victorias y fracasos a lo
largo de las últimas décadas.
Y para colmo a Moyano se le
ocurre, porque seguramente el almanaque es su menor preocupación, ordenar una
medida de fuerza que amenaza con ser salvaje, en una fecha que con el paso del
tiempo será cada día más un símbolo de la sinrazón, que protegió un negociado
con una tragedia: seis años atrás, de ese mismo día, ocurría la tragedia de la
Estación Once, con un saldo de más de medio centenar de víctimas fatales.
Un elemento que a lo mejor
Moyano tuvo en cuenta para atemorizar o lo que sería peor, que ni se le cruzó
por la cabeza que el mismo jueves 22 habrá marchas pidiendo por una pronta
aplicación de justicia efectiva, y no
efectista, sobre esa causa.
Un detalle que todas y todos
deberíamos tener muy en cuenta.
LA ENERGÍA ES MÁS
CARA, TANTO COMO LA B.A.E.
Creo, porque no he querido leer
en detalle al saber que el aumento de la luz para este mes será del 7 por
ciento, mango más o mango menos y después vendrán oootros ajustes, que seguimos
teniendo la energía eléctrica más cara del país, al igual que el transporte
urbano, el agua corriente, creo que el gas y alguna otra minucia por el estilo.
Hace tiempo que nada se sabe,
por ejemplo, de aquel estandarte de la eficiencia política que exhibían como
trofeo de victoria desde unos cuantos años atrás: la central Pilar con lo que
nunca más faltaría la electricidad por las estufas en invierno ni por los aires
acondicionados y los ventiladores en verano.
El cordobesismo lo tomó como
bandera para sus desfiles y para la permanente activación del ya gastado y
percudido promesómetro, al que lustran y ponen a punto, dentro de lo que se
puede, antes de cada elección.
En la última, que les fue como
el tugges, aprendieron la lección para un futuro que se les presenta poco
auspicioso a la luz del descontento de la gente en varios rubros, aparte del
exagerado costo de la electricidad no tan
solo hogareña.
Hay otros puntos de fricción
con la gente y de entre ellos se destaca ese engendro aplicado a la distinción
de la inutilidad; a la sobreexposición al ridículo por decir que es una empresa
rentable y no deficitaria; a la risa que provoca, dentro de la pena emergente,
saber que sus directivos cobrarán largamente seis gordos dígitos como
bonificación por ser eficientes, hacia adentro.
Si. Ya lo sé. Dijeron que la
planta política, esta vez no lo cobrará.
Les creo tanto como lo de los
Reyes Magos o aquellos anuncios que nunca más habría cortes de sorpresa.
De alguna manera se las ingeniarán, en esa alquimia de números a la que entre otros los acostumbró el actual ministro de finanzas, artífice del despojo a los jubilados, para cobrar lo que ellos creen que merecen, cuando lejos están de merecerlo.
De alguna manera se las ingeniarán, en esa alquimia de números a la que entre otros los acostumbró el actual ministro de finanzas, artífice del despojo a los jubilados, para cobrar lo que ellos creen que merecen, cuando lejos están de merecerlo.
Los muchachos del obreraje
eléctrico de Córdoba metieron violín en bolsa cuando les aseguraron que, como
lo establece la ley, cobrarán lo que les corresponde -muchos de ellos también
con seis dígitos- por tratarse de una conquista gremial de tiempos idos que se
mantiene vigente por la fuerza que representa su sindicato y la dependencia
ciudadana a su servicio esencial.
El premio a la eficiencia, bien
podría asegurarse a todos los sufridos comerciantes y particulares que resultaron
víctimas de esa otra eficiencia, bien rentada, de reconocer con dinero a los
fracasados en su gestión.
Así son las cosas, y lo peor es
que nos estamos acostumbrando, en este mundo del revés.
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