EL ENIGMA NO RADICA EN POSNET O NO
POSNET SINO EN EVASIÓN U HONRADEZ
No tan sólo por seguridad es que se supone fue impuesta la medida de
obligar a todo el comercio a la aceptación de tarjetas que suplanten al pago en
efectivo, sino a la necesidad que tiene el Estado de reducir la alta incidencia
de la evasión generalizada que se perpetra con la vieja y percudida trampa de
la mayoría de los comerciantes, de no entregar factura legal por cada venta.
A los efectos de tener bajo control toda
operación comercial por más mínima que fuera, no es un despiste poner como
pretexto el peligro que significa la portación de dinero efectivo, dadas las
altas tasas de inseguridad que se
registran en cualquier ciudad del país y los argentinos -mal que nos pese- nos
hemos acostumbrado a que esa permanente amenaza sea parte de nuestra
habitualidad.
Especulaciones al margen, es para pensar que
la obligatoriedad del posnet forma
parte de la escalada de sinceramiento de la economía interna, agredida
permanentemente por los malos comerciantes que han tomado la evasión como
inherente a su actividad. Tomamos como “normal” que en lugar de la factura de
ley nos aseguren que si los zapatos que compramos nos quedan chicos, podremos
cambiarlos llevando la caja de cartón que los contiene o la bolsa con la
identificación del comercio donde fueron adquiridos, por citar sólo un ejemplo.
De esa manera es que a las exageradas
utilidades se suman los impuestos no pagados, porque al comprador ni siquiera
lo benefician bajándole el precio descontándole al menos la mitad de lo que se
deja de tributar: para el comerciante es negocio redondo.
Y así como los vendedores tendrán que
allanarse a cumplir, los consumidores tienen la obligación de contribuir a ese
sinceramiento de precios absteniéndose de comprar en aquellos negocios que
persistan en la malsana costumbre de recargar los precios con un mínimo del 10
por ciento a las operaciones con tarjeta de crédito. Sostienen que es la comisión
que les cobran los bancos emisores del plástico, pero no dicen en cuánto los
beneficia el volumen de ventas con esa modalidad de pago. Resumiendo, si no
están conformes con ese sistema, que sólo vendan cobrando dinero contante y
sonante, pero entregando la factura correspondiente.
Es de suponer que en la reglamentación de
aplicación de la modalidad de venta cobrando con “dinero plástico” habrá
algunas excepciones con los “mini comercios” y algunos servicios puntuales aunque
los profesionales de distintas actividades -médicos, abogados, escribanos,
arquitectos, etc.- sostengan que el cobro mediante posnet es inviable seguramente porque se terminarían los acuerdos
verbales y los hipócritas “plus”, para ingresar a la formalidad.
Algunos ajustes habrá que hacer, porque a la
percepción del ciudadano común, es la única manera de reducir la enorme
incidencia que tiene la evasión en varios aspectos de la vida en sociedad: es
generadora de precios abusivos, de ganancias inmerecidas y de inflación encubierta.
Es hora de terminar con los vivillos de
siempre que se han venido aprovechando -desde el fondo de la historia- de la
incapacidad del Estado para ejercer controles que eviten esas maniobras
dolosas.
Ahora y con el riesgo de caer al reduccionismo,
gracias al posnet la situación estará
más cerca de la honestidad y se alejará de la vigencia de esa vocación nacional
que es la evasión por una parte y el abuso en los precios por otra.
Gonio Ferrari
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