Desgrabación de
los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” que emiten en dúplex AM580 y FM88.5 ambas de la Universidad Nacional de
Córdoba. En la edición n° 512 del 22/04/2018 estos fueron los temas
principales:
ASÍ COMO VIENE ESTE FESTIVAL DE
LOS
AJUSTES NO SE AVIZORA BUEN DESTINO
Es absolutamente cierto que es
imposible reconstruir un edificio si antes no limpiamos los escombros. Pero si
esa tarea de remoción deja heridos, el precio de la reconstrucción obviamente
será más elevado que si se hiciera sin métodos cruentos, aunque la sinceridad
de no mentir sea el pretexto que nos hace enfrentar una realidad que día a día
nos castiga desde sus dos extremos: la memoria y el futuro.

No es una exageración calificar
de salvaje al festival de ajustes instrumentado desde el gobierno nacional que
de manera violenta en lugar de optar por el gradualismo, intenta terminar con
enojosos privilegios de los que ahora no se habla, pero que se gozaron durante
tantos años pagando dos pesos por el gas, tarifas subsidiadas por la
electricidad y monedas por el agua o el transporte público.

Y durante más de una década
asistimos sin quejarnos y muchos aplaudiendo, a una fiesta con todos los ingredientes
de ocasión, pero al fiado y con la esperanza del “paganunca” o “pagadiós” pero
que algún día vendría quien pasaría la factura para ponernos al día porque
hasta a la joda al fiado hay que pagarla.

En Buenos Aires se llegaron a
pagar ridiculeces por muchos servicios y son icónicos los ejemplos del
transporte urbano, de los trenes, del subte, del gas y de la energía eléctrica,
mientras aquí padecíamos todas las exageraciones que nos aplicaban en idénticas
prestaciones.
Aquí legalizaron el despojo con
el nombre de tasa vial en los combustibles y les metieron las manos en los
bolsillos ya exánimes de los jubilados: a los nacionales les redujeron ventajas
y a los provinciales los despojaron de un buen porcentaje en nombre de una ley
trasnochada que legalizó un decomiso incluyendo el desacato gubernamental a una
resolución judicial.


Es hora que los gobernantes pisen la tierra, practiquen la autocrítica y
piensen no con la grandeza de la generosidad ni el execrable maquillaje de la
demagogia, sino con esa sensibilidad que exhiben en las campañas, que
generalmente olvidan después de jurar muchas veces en vano.
Y eso que lo hacen por la
Biblia, por Dios, por los evangelios, por el honor, por la memoria, por los
muertos, por la Patria y por tantas otras intenciones.
Porque no sé si Dios, pero sí
la Patria, alguna vez los demandará…
LUZ MALA PARA EL
CASTIGADO CORDOBESISMO
De entrada nomás, vale aclarar
que las conquistas sindicales se acordaron en su momento para ser respetadas,
razón por la cual que a nadie se le ocurra pensar que lo que se busca es dañar
los ingresos genuinos de los empleados de la EPEC. Hecha la necesaria salvedad,
lo importante es consignar más allá de cualquier especulación política, gremial
o sociológica, en cuánta perversa medida afecta a los cordobeses el precio de
la electricidad que recibe y de qué manera brutal (y no es una exageración)
impacta en el presupuesto hogareño.

Que alguien tenga la honestidad
de explicar por qué y a causa de qué el cordobés que en diciembre último pagó
-por ejemplo- 600 pesos mensuales y este mes, consumiendo menos energía que el
doble del mes citado, ahora debe pagar el triple, o sea casi 2.000 pesos.
¿Cuál es el agujero negro por
donde “se escapan” cifras tan alucinantes si las multiplicamos por la cantidad
de usuarios?

Ya percudido el cuento de la
central Pilar no quedan muchos pretextos para seguir en el ejercicio de la
penosa demagogia cargada de crueldad e indiferencia, hacia aquellos que no
alcanzan a cubrir el consumo porque el precio de la energía crece y los sueldos
pierden su poder adquisitivo, salvo en los casos de los privilegiados que gozan
de beneficios que no alcanzan a la comunidad, abriendo la puerta a la lucha
inevitable en este caso no de pobres contra pobres sino de empleados ricos
contra gente pobre, indefensa e incapaz de otras opciones por eso del reinado
monopólico.

El estancamiento tecnológico
tiene su precio y no es justo que por imprevisión gubernamental -que viene
desde siempre- deban pagar quienes menos debieran asumirlo que somos los
usuarios sostenedores de la inmoralidad de un sistema superado por los tiempos.
Habrá que ver de qué se
disfrazan los que ahora desde la comodidad de sus despachos siguen con la
gastada perorata del crecimiento de las prestaciones, cuando se desarrolle y
acceda al nivel de masivo consumo cualquiera de las energías alternativas, como
la solar que es la que más avanza.

Por todo eso es que necesita
esquilmar al usuario para mantenerse allá, en el podio de lo que no debe ser,
como cobrar la electricidad -por lejos-
más cara del país para un servicio que se cansa de perpetrar papelones en
verano porque hace calor y en invierno porque viene el frío. Los “ganchos” del
pobrerío ya son un pretexto que nadie traga porque a veces, los “ganchos
internos” son mucho más dañinos sobre todo porque tienen el aislante de la
impunidad.
Dudo que los cordobeses hayamos
hecho nada tan salvaje como para merecer esta penosa instancia, tan injusta
como irracional y vandálica.
JOVEN MESTRE: ¿ALGUNA VEZ ESPERÓ UN BONDI?
Es como en cualquier aspecto de
la vida, una cosa es que te la cuenten y otra muy distinta es vivirla, como por
ejemplo un cabrito a la parrilla que te lo relatan jugoso, apetecible y único o
un ligero concepto acerca de la vecina abordablemente generosa, pulposa y
ragalona.
No siempre es lo mismo, igual
que en el tema del transporte urbano.
Una cosa es que al intendente
le pinten un panorama ideal, en este caso con frecuencias que se cumplen en el intrincado
trazado de esta Córdoba apabullante y atropelladora y nada parecido a la
realidad que cotidianamente y sin anestesia viven -mejor dicho vivimos- los
usuarios de esta decadente prestación.
Van varios domingos que caemos
al mismo tema, pero parece que a los empresarios ni a la Muni les entran balas
porque el panorama, en líneas generales, en lugar de mejorar o al menos
amesetarse, se ha venido y se seguirá agravando a medida que pasen los días
hasta que por fin, para delicia empresaria, se aplique el nuevo precio del
boleto.

Seguramente el joven
intendente, dado el nivel de su cargo, no sea usuario del transporte público de
pasajeros y conozca los ómnibus y los troles sólo cuando lo invitan con todo el
protocolo del caso a presidir alguna aislada ceremonia de expansión del
servicio.
Pero que alguna vez haya tenido
que soportar el plantón y la injuria de esperar más de media hora junto al
poste, es para dudarlo.
Entonces bueno sería, antes de cualquier
otra consideración que pudiera ser tomada como exagerada u ofensiva, imponer el
formalismo de preguntarle a nuestro joven y candidateable a gobernador, por
ahora intendente municipal de la ciudad de Córdoba: ¿Alguna vez asumió la
aventura urbana de esperar un bondi en cualquier parada para viajar como
ciudadano?
Puedo asegurar lo ansiosos que
estamos esperando una respuesta…
LA MEGACAUSA SIEMPRE APORTA NOVEDADES
Las últimas novedades de la causa del
Registro de la Propiedad de Córdoba, que no se queda quieta pese
a no publicarse en los diarios, muestran que la
investigación seguiría escarbando entre los empleados, aparentemente
reiterando la curiosa metodología de imputar a los amigos de los amigos de los
amigos, a quien atendió el teléfono, a quien se sentaba al lado, a
quien abrió la puerta, a quien encendió la computadora, y en algunos
casos, hasta a quienes estaban de vacaciones.
Sin cuestionar que se investigue, como es misión del Poder Judicial, lo
llamativo, a contramano de lo que está ocurriendo en el mundo, es
que esta meticulosidad justiciera parecería adolecer de cierta ceguera,
sordera, y pérdida de demás sentidos, a la hora de
identificar a los altos funcionarios responsables de los
hechos.
Y ni siquiera sería necesario gran derroche de sana crítica
racional, dado que los funcionarios en cuestión han sido
concretamente acusados en los juicios.
La realidad es que se sigue juzgando, re-juzgando, condenando
y re-condenando a los mismos. Y es probable que ya no se
publique porque además de aburrido, a ningún lector
le resulte creíble.
Es lógico y esperable que el sentido común colectivo, aunque
aturdido por la interesada propaganda mediática, empiece a preguntarse por los
poderosos. Es lógico que concluya que sin poder y contactos estos
delitos no se cometen. Es lógico que reclame por
los funcionarios acusados y es lógico que desconfíe de las denuncias
velozmente desestimadas que los involucran.
En fin, es lógico que los ciudadanos, en algún momento, despierten para
reclamar Justicia.
EL “MONITO” CARRIZO NOS SORPRENDIÓ
A DIARIO CON SUS LAUREADOS CLICK’S
Darle el adiós al “Monito”
Antonio Carrizo y a su pasión por la fotografía es más o menos como que alguien
se emperre en hacerme creer que con el paso del tiempo se olvidó de andar en
bici, de jugar a las bolitas, del primer beso o de esperar cada enero a los
Reyes Magos.
Por eso que “recordar” viene de
“re cordis” -volver a pasar por el corazón- basta con mirar una buena foto en La Voz para sentir la presencia de uno
de los más hábiles y creativos ladrones de instantes que tuvo el periodismo
cordobés.
Ya lo sé… No se enojen porque
no ignoro que también hay otros que abrazaron y aún perpetran eso de cuatrerear
imágenes de la realidad para transformarlas mágicamente en historia, más allá
de los relojes y de los tiempos. Pero al “Monito” le tocó bailar en la más
caprichosa e impredecible de las épocas, cuando andar por la calle era de por
sí más que un peligro -como es ahora que te asalten, si son benévolos- el
riesgo cierto que te boletearan sin razón, desde una vereda o desde la otra,
sólo por cometer el pecado de documentar situaciones.

A riesgo de mi propia
fragilidad de memoria es probable que me olvide de muchos de los que le
aportaron su sapiencia; su generosa mano tendida al empeñoso colega y entonces
no se puede omitir a Pedro Carranza, Huguito Allende, Víctor Saavedra, Alfredo
Moyano, Dilugo, Beguán y otros quienes desde mocosos aprendieron a su vez de
Novello, de Cacho López y de su padre Juan; de Ramirez y de varios más, cuando
el laboratorio y su férrea oscuridad era el terreno donde se ganaban o se
perdían las carreras contra el tiempo y contra los adversarios en ser primeros
o mejores.
Tuve el privilegio de acompañar
al “Monito” Carrizo en más de una instancia crítica, de esas que por encima de
nuestra aparente firmeza con la que buscábamos maquillar la pena y el espanto,
prevalecía el sentido de cumplir y dar siempre un paso más adelante, de esos
pasos que suelen ser el último de un periodista, de un fotógrafo o de un
camarógrafo.

Por todo eso, por los momentos
compartidos; por la entrega profesional y solidario sentido del compañerismo
aunque hayamos dejado de estar espalda contra espalda en una calle, en un
tiroteo, en un incendio, o integrando el mismo equipo de fútbol y también
abrazados en el infortunio ajeno o en algunas injusticias, quiero darle al
“Monito” Carrizo, mi amigo, la mejor de las bienvenidas a este mágico mundo
donde por encima de las urgencias, de los cierres de edición y de las
exigencias de una comunidad ávida de documentos gráficos, prevalecen la
práctica y el goce del alpedismo.
Es humana y comprensiblemente
imposible dejar de lado este maravilloso vicio que es el periodismo al menos
para quienes, al igual que a Carrizo, se nos metió en las entrañas, allí donde
atesoramos alegrías y sufrimientos.
El plato de los recuerdos, de
las nostalgias, de las alegrías y de los horrores, está servido para nosotros,
los que jamás dejaremos de ser lo que fuimos porque sería pecar de ingratitud a
la vida que tanto bueno y malo nos ha regalado.
Para el “Monito”, justo
destinatario de numerosas distinciones por su labor -puedo asegurarlo- nunca
habrá un último “click”.
LOZANA VIGENCIA DEL
“POR LAS DUDAS”
Seguramente se debe a la
experiencia argentina en materia de inflación, que el ingenio de los empresarios
y comerciantes los empuja a prácticas no muy santas ni correctas, pero que en
alguna medida cubren los riesgos a las que están sometidas sus inversiones.

Nació allí el mecanismo
líricamente llamado “por las dudas” que consiste en aumentar los precios aunque
no existan motivos fundados para hacerlo, pero los rumores de desastre así lo
venían imponiendo.

Esa es la deformación que
aporta el “por las dudas” ya que en tal mecánica caen todas las etapas de la
comercialización desde el primero hasta el último eslabón del proceso.
Y naturalmente quien se jode es
el consumidor, obligado por las circunstancias a pagar muy por encima de la
inflación real que existe, pero no en los niveles de la aplicación del precio
final.

Ese “por las dudas” le está
haciendo a nuestra economía, tanto nacional como hogareña, un daño mayor que la
realidad de una inflación que es innegable, pero que no cede por esas maniobras
de los inescrupulosos.
Cuando se legisle sobre este
particular, ni se imaginan los buenos resultados que pueden llegar a obtenerse.
Y todos, sin dudas, en
beneficio de la gente.
¿CONTROLAN A LOS SERVICIOS DE EMERGENCIAS?
Es muy probable que nada
estrese más a cualquier persona, que enfrentarse a una crítica situación y sin
obtener respuestas que alguna vez le aseguraron, por las que generosamente paga
con parte de su sueldo, ya sea estatal o privado, activo o jubilado.
Lo de las empresas que dicen
atender emergencias es emblemático, sobre todo porque el común de los
argentinos no sabe diferenciar lo que es “urgencia” de lo que significa una
emergencia.
Pero dejando de lado ese detalle
que no es menor y que con celeridad se debe abordar para ilustrar a la
población en tal sentido, se hace necesario distinguir a las empresas
eficientes y a las otras, las que más les interesa la recaudación que la
calidad y celeridad de la prestación.
Y nada mejor que ilustrarlo con
un ejemplo: meses atrás, desde la empresa Vittal ante un pedido de asistencia
por un eventual ACV de acuerdo con los síntomas, se informó una demora ¡de ocho
horas para atender el caso!
La persona afectada, jubilada
de la Provincia, debió acudir a la medicina particular que en efecto, certificó
la gravedad del caso y aplicó el tratamiento adecuado, que con la demora
informada por Vittal hubiera sido tardío.

Días atrás y por experiencia
propia, una señora mayor tuvo una descompostura similar por un pico de presión
arterial y por fortuna estaba en un local de Alta Córdoba que contaba con el
amparo de la empresa EMI, la que fue convocada frente a tal circunstancia.
En 20 minutos el personal de la
ambulancia había atendido a la paciente, la había estabilizado e incluso se le
hizo un electrocardiograma para asegurarse que no se había tratado de un
infarto.
Esas son las diferencias entre
una empresa sensible al requerimiento de atención como lo es EMI y la imagen
meramente recaudatoria que mostró Vittal, encargada entre otras áreas, de
atender a jubilados cordobeses.
Es para pensar que a la hora de
la elección, nada mejor que nutrirse de antecedentes válidos.
Como es este caso.
Porque el problema más serio de
estos servicios, es que todo indica que nadie del poder controla la calidad de
sus prestaciones.
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