HA LLEGADO LA HORA DE LOS
“SALDOS Y RETAZOS” Y PARA
ALGUNOS,“REQUECHO PARTY”
Vivimos la
Nochebuena en el final de un día maravillosamente tibio y claro, llegó la
Navidad, y la mayoría de las familias está agotando aquello de los saldos y
retazos de pocas horas atrás, luego de los ronquidos, los alikales, uvasales y
otros desahogantes digestivos tales como el fernet, una birra helada o el
clásico y antisocial pato.
Para
sintetizarlo, es el festival familiar de la ojera.
Es una verdad
ansiada o por diferentes causas la pirotecnia tuvo un menguado protagonismo con
relación a tiempos pasados, esta vez atribuible a la crisis o a la toma de
conciencia que la agresión acústica es evitable en mucha medida -en salvaguarda
de la integridad física especialmente de los niños- o por respeto a las
mascotas que tanto sufren la impotencia de no poder modificar costumbre tan
dañina.
Esto no
significa cuestionar los juegos de luces sino los estruendos y sus
consecuencias para los bichos indefensos en ese sentido, sobre todo porque las
estadísticas muestran que son escasos los hogares donde no hay al menos una mascota y por fortuna no ocurrió
como en años anteriores, que a la mañana nos enterábamos de la enorme cantidad
de afectados por las bombas y los corchazos y también por la elevada cantidad
de accidentes de tránsito ocurridos en la noche y madrugada.
Como es añeja
costumbre en muchos casos disimulable porque todos tenemos -y tienen- derecho
al festejo con la familia o con los amigos, los servicios de transporte fueron
grandes ausentes lo que es medianamente comprensible aunque no justificable.
Pasó una de
las noches más esperada por los niños muchos de los cuales debutaron en el
insomnio y se ha visto una vez más de qué manera el consumismo nos llevó al
Niñito Dios y trajo a Papá Noel con su símbolo cocacolero y sus ropas, su
“movilidad” y otras costumbres que no son las nuestras.
Una Navidad que también por la humana
angurria nos obliga a tragonear calorías propias del invierno, cuando estamos
transpirando como testigos falsos y después tenemos que caminar por lo menos hasta
La Quiaca ida y vuelta para quemar grasas.
Como bien
sabemos cuáles son nuestras preocupaciones acerca de la necesaria disipación
que adormezca agorerías, ahora para divertirnos nos queda el Día de los Santos
Inocentes y la espera del 2019.
Roguemos que
los ataques de hígado de anoche nos permitan subsistir para alcanzar tal
objetivo.
Y sin
distinción de credos religiosos, con augurios de felicidad y buena salud para
todos y todas.
O todes, si
así lo prefieren.
Gonio
Ferrari
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado