Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” que emitiera la FM88.5 Radio Universidad de
Córdoba, en su edición n° 546 del 9/12/18.
Tanto les
dimos …
JUSTICIA Y RECIPROCIDAD, ES LO
QUE ESPAÑA NOS SIGUE DEBIENDO
Cada vez que alguien me comenta
algún episodio vivido a su arribo a la que aún se le llama la madre patria,
España, me viene a la mente y al alma una situación que me tocó vivir cierta
vez en el aeropuerto de Barajas, en las afueras de Madrid.
Con cara de póker y actitud
rayana en la soberbia, el funcionario de migraciones abrió mi pasaporte, lo
leyó tres o cuatro veces, vio los sellos que tenía en casi todas sus páginas y
cuando esperaba que me preguntara a qué iba a España por tercera o cuarta vez,
me descerrajó una pregunta indecorosa e insultante: “¿Cuántas pelas traes”
pretendiendo conocer el estado de mis bolsillos y de la billetera cuando
“pelas” era como llamaban a las pesetas.
Por un momento me sentí lejos
de ser pacifista, enemigo de las peleas y le estaba midiendo el cuerpo al
galleguito que tenía la brida de su gorra apretada en la base de su nariz a
manera de ridículo bigote de cuero.
Y entendiendo como en muchos
deportes que la mejor defensa es un buen ataque, levantando la voz le pregunté
si tenía algún pariente en Argentina.
Me respondió que sí, y entonces
levantando mi voz casi hasta el nivel del grito y perforándole los ojos, le
pregunté si cuando su pariente llegó a mi país, alguien le había preguntado
cuánto hambre llevaba.
Pensé que cesaría en su actitud
descomedida pero en lugar de pedir disculpas, llamó a un superior y le mintió
que “este argentino me acaba de ofender con un insulto que no merezco” dijo el
mozalbete.
El superior lo miró desde el
copete de su gorra hasta las botas lustrosas y le preguntó a su subordinado,
sin dirigirme la mirada, si tenía algún pariente que hubiera llegado a la
Argentina en aquellos años críticos de la vieja Europa, desahuciado y buscando
horizontes nuevos.
El tipo le contestó con una afirmativa
inclinación de cabeza, a lo que su jefe le ordenó me pidiera disculpas a título
personal en tanto él lo hacía, casi aparatosamente, en nombre de España.
Todo esto viene a cuento porque
en realidad durante estos últimos tiempos no despertamos en el mundo ciertas
simpatías y agradecimientos de antaño.
España progresó y tuvo la
actitud del nuevo rico que se olvidó de las penurias y privaciones y es por eso
que las nuevas generaciones que crecieron considerándonos sudacas, nos
perdieron el respeto y se olvidaron del eterno agradecimiento que merecemos por
nuestra hospitalidad.
Una hospitalidad que ahora nos
daña hacia adentro, porque seguimos siendo generosos con los visitantes
extranjeros brindándonos de manera absoluta, en una actitud muy distinta a la
que recibimos cuando somos visitantes.
Alguna vez aprenderemos, y
nuestros legisladores tendrán que elaborar leyes, para que así como somos de
puertas abiertas al mundo, que el mundo tenga hacia nosotros idéntica
generosidad.
No es un tema de chauvinismo,
sino de simple y elemental justicia y reciprocidad
Cambios en
seguridad
“LILITA” CARRIÓ, LA CUMBRE
DEL G20 Y EL GATAFLORISMO
Resultó demasiado sugestiva y notoria la
ausencia de Lilita Carrió en las múltiples actividades que se desarrollaron en
la reciente cumbre del G20 en Buenos Aires y los estudiosos de conductas
políticas, casi de inmediato y con marcadas coincidencias, lo atribuyeron a una
pérdida de protagonismo que tendría la mediática dirigente frente a la talla de
personajes como Trump, Putín, Macrón, la princesa Máxima y otros.
No faltaron quienes aseguraron
que Lilita estaba estudiando el respectivo campo y las consecuencias, porque le
habían adelantado que doña Bullrich cambiaría radicalmente el panorama de la
seguridad, adoptando resoluciones que permitirían a las fuerzas nacionales el
uso de armas contra quienes quisieran atacarlas, aspecto en el que la fornida
legisladora desde tiempo atrás enfocaba desde un punto de vista tan afirmativo
como el de Bullrich.
Salió la resolución respectiva
y doña Lilita puso el grito en el cielo, empleando términos fuertes como
“condena a muerte”, “legalización del gatillo fácil” y otros conceptos semejantes,
exigiendo que la medida tenía que pasar por el Congreso y no se arreglaba con
un simple y casi berreta decreto.
Tal actitud que bien puede
incluirse en las más brillantes páginas del gataflorismo argentino, lo único
que ha logrado es dilatar una solución que es cierto que reclama debate, pero
hay casos en que las propias urgencias demandan celeridad de acción.
Solía sostener Perón que para
congelar un proyecto que demandara inmediatez, nada mejor que crear una
comisión bicameral de estudio que produjera dictamen en el perentorio término
de un par de años.
La delincuencia no espera y
tiene mayores prisas que la honestidad y las necesidades de protección de las
que carece la ciudadanía, desde el momento que los índices delictivos pese a
los edulcorados dibujos de sus estadísticas, crecen alocadamente y lo que es
más grave, alentados por un narcotráfico imparable pese a algunas acciones
concretadas en su contra.
No es posible que vayamos a la
zaga de países desarrollados donde existe legislación clara y contundente al
respecto, incluyendo eso del derribo de aeronaves vinculadas con el contrabando
a nuestro país de sustancias prohibidas.
Son los políticos quienes antes
que nadie deben procurar acelerar los trámites conducentes al logro de una
seguridad que el Estado nos cobra con sus impuestos cada vez más onerosos, pero
que lejos está de brindarnos, a la luz de lo que diariamente padecemos.
Basta ya de dilaciones, que las
urgencias no satisfechas nos están empujando al abismo de la total impunidad
para el hampa.
Y de ese infierno -pregúntenle a
Colombia y a México por ejemplo- es muy difícil volver.
Curiosos
detalles
LA MEGACAUSA DEL REGISTRO
Y SUS COSTADOS
NEGATIVOS
A lo
largo de estos años acompañando la causa del Registro de la
Propiedad de Córdoba, y conjuntamente con el reclamo primordial del
abuso de la prisión preventiva, utilizada como regla y no como
excepción, hemos referido curiosos detalles de juicios, irrazonables
decisiones de jueces o brillantes alegatos de defensores.
También
escuchamos telefónicamente los relatos y pedidos de justicia de
numerosos imputados, cumpliendo condenas anticipadas en la cárcel de
Bower. Acompañamos juicios, con cuestionadas condenas o con
absoluciones después de años de innecesaria prisión. Y
continuamos transmitiendo hoy los pedidos de
quienes reclaman esa justicia que aún no llega.
En
estos días hemos sido espectadores del escándalo del hijo de una
fiscal, que siendo acusado de graves delitos, apenas rozó la cárcel.
Y si volvemos a Córdoba y a la causa, encontraremos enorme semejanza
con los altos funcionarios del poder político que fueron señalados y
acusados con nombre y apellido y no pasó nada, o con parientes de funcionarios
judiciales incluso imputados en los hechos, con quienes
tampoco pasó nada.
Vivimos
bajo un sistema judicial discrecional que a la hora de medir inclina
la balanza hacia los poderes.
Cada
año se publica en el mundo el Rule of Lax
Index o Índice de Estado de Derecho que evalúa la calidad del sistema
judicial en 113 países valorando entre otras cosas, los límites a los poderes
del gobierno, el respeto por los derechos fundamentales, el cumplimiento de las
leyes y la justicia penal.
O
sea, todo lo que se viene atropellando en esta causa.
Ese
detalle nos permitió acceder en el ránking, a un poco decoroso lugar 46.
Responder ante la Justicia
HEBE Y LOS DOLOROSOS SUEÑOS
QUE TERMINARON EN PESADILLAS
Por una simple cuestión de
coherencia profesional y de honestidad intelectual, quiero reiterar un
comentario que difundí esta mañana en una radio colega, referido a la situación
procesal de la Sra. Hebe Bonafini:
Mucho nos ha indignado a la
mayoría de los argentinos, esa metamorfosis
desde aquellas viejas y comprometidas luchas por saber dónde estaban los
seres queridos arrebatados por la sinrazón, hasta la penosa actualidad de
reconocer, a través de la historia, el dolor que provoca eso de los sueños que
terminan siendo pesadillas.
Poco afortunadas fueron las
declaraciones de doña Hebe de Bonafini con relación a la cumbre del G20
referidas a la gala en el Teatro Colón, al sostener que ese final con el grito
de 'Argentina, Argentina'… era el mismo sonido
que en el Mundial, el mismo sonido que en las Malvinas. No tenía otro sonido,
tenía sonido de muerte", dijo en tono agresivo.
Y puede que
tenga razón en las comparaciones. O posiblemente cansada de andar arrastrando
ataúdes es que advierte tan cercano un sonido que le resulta característico.
No hay que
devaluarle a esta señora su lucha inicial, pero tampoco merece olvido todo
aquello de sus diarias y cloacales ofensas ni los penosos despertares de sus
"sueños compartidos" junto a los hermanos Schoklender.
En pocos días
deberá responderle a la Justicia sobre esa cuestión. Nos preparemos para un
festival de la negación y del insulto.
Para
entender, siendo indulgentes, muchas de las actitudes de doña Hebe no sería
honesto marginar su padecer ni la lucha que emprendiera por la pérdida sin
destino de algunos de sus afectos, pero a la hora de colocar en la balanza su
inclinación por el escándalo es que se desdibuja una cruzada que emprendiera al
amparo de los derechos humanos.
Lamentablemente y también en nombre de esos derechos humanos y sólo para
la construcción de viviendas, recibió del Estado -que somos todos- más de 200
millones de pesos librados por el poder de años atrás autotitulado nacional
& popular.
Los exagerados
desmanejos financieros que ella conocía e instrumentaban los apoderados de la
Fundación que presidía, los hermanos Sergio y Pablo Schoklender llegaron a la
Justicia, ámbito en el que se determinó que configuraban defraudación por
administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública,
perpetrada en connivencia con funcionarios, para gestionar y obtener fondos del
Estado de manera ilegítima.
En su momento el
diligente Oyarbide la había separado de la causa pero ahora la fiscal federal
Paloma Ochoa la volvió a incluir por estimar que Hebe no ignoraba esos turbios
manejos.
Es entonces, cuando las reacciones de esa
señora se enmarcan en una reiterada intolerancia junto a otros exabruptos, que
se desmorona su lucha inicial cuando incorporó a su personalidad la certeza de
estar persiguiendo más venganza que Justicia.
Mucha fue la gente, en su mayoría marginada
en la humildad, que padeció y aún sufre las consecuencias de aquellos sueños
compartidos que mutaron a la categoría de pesadillas, lo mismo que para cientos
de trabajadores comprometidos en aquel promocionado emprendimiento, que pasaron
a las huestes de la inmerecida desocupación.
Madres y abuelas aparecían como paladines de
los derechos humanos a través de los cuales no son pocos los que amasaron
fortunas y se burlaron precisamente de uno de los sacros derechos consagrados,
que es el del acceso a la Justicia intentando -ellos y ellas- esquivarla con
dilaciones.
Sentarse ahora en el banquillo de los
acusados es también parte de la Justicia de los hombres, a veces tardía y
pachorrienta y podrán allí comprender y asumir -en nombre y espíritu de esos
derechos humanos- que las pesadillas que provocaron fueron tan espantosas como
aquellas que tiempo atrás, por ausencias, tuvieran que padecer.
Las pesadillas son una tortura, sumada a que
la justicia suprema y los sueños, no prescriben jamás.
Siempre
ocurrió lo mismo
LOS PRECIOS EN GENERAL ANTE
LAS YA INMINENTES VACACIONES
Al leer o de alguna otra manera
tomar conocimiento de los preparativos en los que están enfrascados los
comerciantes que algo tienen que ver con el turismo y las vacaciones, se nos
enciende una luz de alarma acerca de los excesos que históricamente se suelen
cometer y reiterar.
Algunos alquileres de cabañas,
casas de veraneo o propiedades similares en algunos casos se han duplicado con
relación a la temporada pasada y es un índice más que negativo porque hay
rechazos y los propietarios se ven luego impelidos a rebajar a la mitad sus
pretensiones.
Lo mismo sucede con la
hotelería porque se especula con las necesarias reservas a las que están
obligados quienes pretenden contar con la seguridad del alojamiento, que pagan
bobadas al menos para las primeras quincenas.
Y cuando el resto descubre los
abusos, ya es tarde para quienes pagaron y para los que concretaron anticipos
porque los números no se modifican, pero los propietarios son los que pierden
operatividad a partir de febrero, cuando casi tienen que regalar los
alquileres.
En los lugares de comidas es
donde más abusos se consuman y se llega a verdaderos absurdos, como por ejemplo
que un café con leche y un criollito salen lo mismo o más que dos litros de
nafta Infinia, lo que es una locura insostenible.
Botellas de medio litro de agua
con gas que se cotiza en unos 12 pesos, al llegar a la mesa está con un 500 por
ciento de recargo y lo mismo sucede con las comidas, rubro que suele lucirse
con un plato de tallarines con salsa que ya viene ensobrada, al módico precio
de 250 pesos.
De todas maneras los abusos en
estos rubros deben ser alguna vez sancionados porque son los verdaderos
“espanta turistas” que si bien están ansiosos por el descanso de las
vacaciones, son cada vez menos los que están dispuestos a dejarse robar.
Ahhh! Y antes de olvidarme ya
debemos estar en guardia, porque los hoteleros harán la de siempre: difundir
mediáticamente que las reservas están en un cercano ciento por ciento y cuando
llega la hora de pagar los impuestos, sobrevienen las acostumbradas crisis de
llanto aduciendo que jamás sobrepasaron el 50 por ciento de ocupación.
Alguna vez debemos ser
correctos y sinceros, si lo que ansiamos es consolidarnos como destino durante
todo el año.
Angelito
LA COCINA PRÁCTICA CON LO
QUE TENGA EN LA HELADERA
DESGRABACIÓN DE LOS
COMENTARIOS DE
GONIO FERRARI EN EL PROGRAMA “MITRE
CLUB” CONDUCIDO
POR PABLO COLAZO
En su condición de periodista independiente, Gonio
Ferrari participa como columnista en el espacio “Mitre Club” que el colega
Pablo Colazo conduce en las mañanas domingueras por la frecuencia de AM810. A
continuación, la participación de Ferrari en la edición de este domingo 9 de
diciembre de 2018 con dos temas resonantes: la impunidad de las barras bravas
del fútbol y la situación de doña Hebe de Bonafini con relación al “affaire” de
los “Sueños compartidos”.
LAS BARRAS BRAVAS,
DEL FERVOR A LA
IMPUNIDAD
Los fanáticos existen desde
siempre y así lo certifican decenas de historias que a veces nos han mostrado
conmovedores ejemplos al menos en cuanto a lo deportivo.
Hay mucho para decir acerca del
fenómeno de las barras bravas especialmente del fútbol, porque son un caso no
universalizado en cuanto a los métodos que aplican, aunque coincidan en los
resultados que se logran con su accionar en cualquier parte del mundo.
Pero cuando lo deportivo es
condicionado por otros componentes más allá de las pasiones y se ingresa al
terreno de la violencia, la sociedad enciende sus alarmas porque el contagio es
emergente de tales actitudes que están por encima de la razón. El no tan lejano
ejemplo de los “hooligans” británicos demostró que toda situación es superable
si se aplica una metodología de contención enmarcada en la ley.
Las barras bravas argentinas,
sacralizadas de impunidad, representan el pésimo ejemplo de lo que no debe ser
y así lo entiende una enorme mayoría de la sociedad que repudia sus
procedimientos.
Y a la hora de buscar las raíces
de tan sorprendente indemnidad, inevitablemente debemos trasladar el asunto a
la mala dirigencia que los aprovecha para sus campañas, pagando por ello
elevado precio al concederles la descarada práctica de la reventa de entradas y
tolera mirando hacia otro lado, los abusos en el manejo del estacionamiento en
las cercanías de los estadios.
Bueno sería, en honor a la
verdad, investigar a fondo otros quehaceres ilícitos como por ejemplo las
sospechas acerca de la comercialización de sustancias prohibidas y es allí
donde lamentablemente la acción de los poderes se detiene como en un escalón
insalvable.
No olvidemos que como actividad
paralela, muchos de los apasionados aparentemente por un color de camiseta, son
funcionales a ciertos políticos apoyando sus campañas proselitistas,
erigiéndose en dueños de los aplausos y las silbatinas, según sea lo que cobren
o no les paguen.
Los recalcitrantes patrones de
cada barra y muchos de sus seguidores recorren el mundo a costa de sus víctimas
que son los “apretados” por una violencia tan detectable como controlable
siempre y cuando se la quiera atacar.
Y ahora cuando la globalización
les reduce la geografía de sus métodos siniestros, vemos con espanto aunque no
con sorpresa, que los representantes del pueblo postergan el dictado de
instrumentos legales para atacar este mal, paradigma del subdesarrollo e himno
a la impotencia que padecen los decentes que son arrastrados por la
intolerancia.
Porque los malos políticos,
aquellos cuyos escrúpulos pasaron a ser lejano recuerdo, también se sirven de
los fogosos barrabravas para sus campañas preelectorales, en una actitud que
muchos no abandonan llegados al poder.
Hagamos homenaje a la memoria,
cuando una barra local fue distinguida por la Unicameral cordobesa como si
hubiera sido ejemplo de cordura, pese a que varios de sus integrantes debieron
responder por delitos ante la Justicia. Los barrabravas son directos
responsables de ausencias en los estadios; del alejamiento de la familia que
solía poblar tribunas; de la crisis de calidad que padece ese juego tan
maravilloso que es el fútbol.
Aunque no todo está perdido: si bien futbolísticamente no amamos a los
británicos, les rindamos justo reconocimiento por el valioso hecho de haber
neutralizado a los “hooligans”.
Y lo hicieron sólo con la ley.
¿Qué diría San Martín -me
pregunto- al ver que en España cuna del histórico dominio que muchos
calificaron de “conquista”, se disputa para el fútbol argentino una copa
bautizada como “Libertadores de América?
VAN A LA JUSTICIA LOS SUEÑOS COMPARTIDOS
Mucho nos ha indignado a la
mayoría de los argentinos, esa metamorfosis
desde aquellas viejas y comprometidas luchas por saber dónde estaban los
seres queridos arrebatados por la sinrazón, hasta la penosa actualidad de
reconocer, a través de la historia, el dolor que provoca eso de los sueños que
terminan siendo pesadillas.
Poco afortunadas fueron las
declaraciones de doña Hebe de Bonafini con relación a la cumbre del G20
referidas a la gala en el Teatro Colón, al sostener que ese final con el grito
de 'Argentina, Argentina'… era el mismo sonido
que en el Mundial, el mismo sonido que en las Malvinas. No tenía otro sonido,
tenía sonido de muerte", dijo en tono agresivo.
Y puede que
tenga razón en las comparaciones. O posiblemente cansada de andar arrastrando
ataúdes es que advierte tan cercano un sonido que le resulta característico.
No hay que
devaluarle a esta señora su lucha inicial, pero tampoco merece olvido todo
aquello de sus diarias y cloacales ofensas ni los penosos despertares de sus
"sueños compartidos" junto a los hermanos Schoklender.
En pocos días
deberá responderle a la Justicia sobre esa cuestión. Nos preparemos para un
festival de la negación y del insulto.
Para
entender, siendo indulgentes, muchas de las actitudes de doña Hebe no sería
honesto marginar su padecer ni la lucha que emprendiera por la pérdida sin
destino de algunos de sus afectos, pero a la hora de colocar en la balanza su
inclinación por el escándalo es que se desdibuja una cruzada que emprendiera al
amparo de los derechos humanos.
Lamentablemente y también en nombre de esos derechos humanos y sólo para
la construcción de viviendas, recibió del Estado -que somos todos- más de 200
millones de pesos librados por el poder de años atrás autotitulado nacional
& popular.
Los exagerados
desmanejos financieros que ella conocía e instrumentaban los apoderados de la
Fundación que presidía, los hermanos Sergio y Pablo Schoklender llegaron a la
Justicia, ámbito en el que se determinó que configuraban defraudación por
administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública,
perpetrada en connivencia con funcionarios, para gestionar y obtener fondos del
Estado de manera ilegítima.
En su momento el
diligente Oyarbide la había separado de la causa pero ahora la fiscal federal
Paloma Ochoa la volvió a incluir por estimar que Hebe no ignoraba esos turbios
manejos.
Es entonces, cuando las reacciones de esa
señora se enmarcan en una reiterada intolerancia junto a otros exabruptos, que
se desmorona su lucha inicial cuando incorporó a su personalidad la certeza de
estar persiguiendo más venganza que Justicia.
Mucha fue la gente, en su mayoría marginada
en la humildad, que padeció y aún sufre las consecuencias de aquellos sueños
compartidos que mutaron a la categoría de pesadillas, lo mismo que para cientos
de trabajadores comprometidos en aquel promocionado emprendimiento, que pasaron
a las huestes de la inmerecida desocupación.
Madres y abuelas aparecían como paladines de
los derechos humanos a través de los cuales no son pocos los que amasaron
fortunas y se burlaron precisamente de uno de los sacros derechos consagrados,
que es el del acceso a la Justicia intentando -ellos y ellas- esquivarla con
dilaciones.
Sentarse ahora en el banquillo de los
acusados es también parte de la Justicia de los hombres, a veces tardía y
pachorrienta y podrán allí comprender y asumir -en nombre y espíritu de esos
derechos humanos- que las pesadillas que provocaron fueron tan espantosas como
aquellas que tiempo atrás, por ausencias, tuvieran que padecer.
Las pesadillas son una tortura, sumada a que
la justicia suprema y los sueños, no prescriben jamás.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado