Cuando los amores son asexuados, se corre el
riesgo lógico de las malsanas interpretaciones, el tratamiento escatológico de
la situación o su inevitable consecuencia que motiva bromas de dudoso gusto y
esto porque muchos no entienden que enamorarse no tiene el inevitable destino
de arrugar sábanas.
Enamorarnos, en el caso de los machitos,
podemos llegar a enamorarnos de una mujer: o una mujer de otra mujer, o aquel
machito, de otro hombre.
Por eso y al margen de la edad que es sólo
una circunstancia, quiero festejar dignamente el Día de los Enamorados dejando
de lado sus inocultables motivaciones comerciales y las tres alternativas que
acabo de puntualizar.
Quiero celebrar jubilosamente que estoy
enamorado de todas las mujeres solo porque son mujeres; de los hombres buenos
porque se lo merecen; de los árboles, como si fuera un perro; del cielo porque
nos mira desde arriba con su incorruptible autoridad celeste; de mis amigos
porque son pocos, pero son muy amigos; de mis amigas porque se salvaron que me
enamorara de ellas al dejar de mirarlas como amigas.
Enamorado de mis nietos porque sus papis
toleran silenciosamente que los malcríe y los sienta como una parte de mi alma.
Enamorado de mi gato-pantera que me acompaña
a cambio de simples cariños que estoy seguro agradecerá apenas pueda decírmelo,
de lo que no está lejos.
Enamorado perdidamente de mi trabajo, que es
como ponerme cada día una inyección de dignidad; una vacuna contra la vagancia
ajena que vive de los que laburamos.
Enamorado de las tristezas, que suelen ser
las más dulces compañías.
Enamorado de mis recuerdos y de la memoria, que es la que nos hace comer el mismo caramelo varias veces.
Enamorado de mis recuerdos y de la memoria, que es la que nos hace comer el mismo caramelo varias veces.
Enamorado del agua y del fuego aunque entre
ellos se odien.
Enamorado de la libertad, de mi libertad y de las libertades ajenas porque también las siento mías.
Enamorado de la libertad, de mi libertad y de las libertades ajenas porque también las siento mías.
De tantas cosas estoy enamorado que no me
alcanzaría un día para celebrarlo y por eso al enamorarme de la vida, canto un
himno permanente, como permanente es la celebración.
Hasta de mis enemigos que así lo sienten
mientras que para mí son adversarios estoy enamorado, porque me atacan y para
ello necesitan pensar en mí, y eso me conmueve.
La pregunta entonces es inevitable: ¿Por qué
un solo y miserable día para sentirnos felices por tantas maravillas,
encerradas en un solo sentimiento?
Vivir enamorado no es ni más ni menos que sentirse feliz.
Vivir enamorado no es ni más ni menos que sentirse feliz.
El estado ideal para todos y todas, o todes,
si así lo prefieren...
Gonio Ferrari
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado