TALLERES Y SU
COMPROMISO CON EL
FÚTBOL Y EL FERVOR DE SU HINCHADA
No es simple digerir el hecho de ir ganando
por dos goles y jugando bien en cancha propia, para terminar rogando con la
angustia que no se rompiera el empate que al menos abría las puertas al avance
en la Copa Libertadores con un triunfo en Chile mañana miércoles.
No es común que el estadio Kempes regale el
espectáculo de ver sus tribunas repletas con tanto azul y blanco y el fervor de
los seguidores que consideraban un trámite el partido contra Palestino,
escuadra que trajo para alentarlos a menos de 300 hinchas.
La cuestión más trascendente, que no
terminan de digerir “los primos” de Alberdi entre otros simpatizantes del
fútbol, es que ahora le toca a Talleres representar al fútbol cordobés en una
instancia de tamaña trascendencia, tanto como para ellos puede significarles a
futuro desempeñar idéntico papel siempre y cuando transiten la senda de la
recuperación.
Porque Talleres más allá de lo que significa
para sus fervientes fanáticos que se hicieron escuchar en el enorme Morumbí
paulista, no deja de ser un símbolo que alberga a nuestra Córdoba en una
conjunción de colores donde prevalece el sentido de provincia que consigue
trascender internacionalmente.
Mañana habrá llegado la hora de la verdad:
seguir en camino hacia la gloria o volver con la certeza de haber marcado un rumbo
que todos pueden tomar como objetivo. Y los que peleen por tal objetivo de
grandeza pueden ser celestes, rojiblancos, académicos, albos o de los colores
que se les ocurran.
Porque si son de Córdoba, toda Córdoba
estará con ellos.
Como debe ser, con cualquier cordobés que
vuele alto…
Gonio Ferrari
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