3 de febrero de 2019

S.L.B.: EPEC DEJÓ DE SER ORGULLO PARA LOS CORDOBESES - LA UNICAMERAL, ESCENARIO DE UN MITIN DEL JUSTICIALISMO EN CAMPAÑA DONDE REINÓ LA AMNESIA - LA MUERTE DE CARLOS FRANCO - MEGACAUSA: LAS DISCREPANTES COINCIDENCIAS - ¿SE VIENE UN NUEVO AUMENTO DEL BOLETO URBANO? - LOS CHICOS LIMPIAVIDRIOS ENTRE LA NECESIDAD Y LA PROHIBICIÓN - EL CHEFF ANGELITO SUGIERE UN BUDÍN DE PANCETA AHUMADA, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 3/2/19 emitido por la FM88.5 Radio Universidad de Córdoba, al estar afectada la habitual frecuencia de AM580 a la transmisión del fútbol.

EPEC y su metamorfosis
DE ORGULLO QUE FUERA DE  LOS CORDOBESES, A
LA ACTUAL EXPRESIÓN DE INSENSIBILIDAD SOCIAL
   Recuerdo tiempo atrás que para la mayoría de los cordobeses era motivo de orgullo saber que existía una empresa que nos distribuía energía con calidad, prestaciones correctas, sin cortes, de rápidas reacciones ante los inconvenientes y mensualmente o cada dos meses nos tocaba pagar una factura razonable que formaba cómoda parte de nuestros presupuestos hogareños.
   Lo mismo sucedía con los comerciantes e industriales que tenían tarifas, si mal no recuerdo, acomodadas a un consumo muy superior al domiciliario y en el mismo orden de beneficios estaban las empresas, pujante ariete de Córdoba que marcaba rumbos en la industria nacional con el desarrollo de muchas actividades productivas que generaban bienes y fuentes laborales.
   Así como cambian los tiempos, cambian también las instituciones y las corporaciones, porque luego aquella empresa símbolo y estandarte cordobés casi mágicamente viró en su estructura, el gremio de sus trabajadores se hizo fuerte y encabezó memorables luchas por conquistas y reivindicaciones, en aquellos tiempos en que los seguidores de la doctrina justicialista -con todo su abanico ideológico- se afirmaron en las conducciones sindicales por ser la columna vertebral del peronismo.
   Todo pasó entre luchas, triunfos, sinsabores, los pésimos recuerdos de las persecuciones a los sindicalistas, la dureza del desgobierno militar y todas las limitaciones que se instauraron el perjuicio de la libertad sindical.
  La historia es conocida, pero no así el final que actualmente vivimos, con una empresa autárquica desmanejada, desde donde se proclaman superávits dudosos pero que sus directivos perciben anualmente fortunas, en un premio que mal se le llama bono a la eficiencia mientras los cordobeses vivimos castigados por los cortes de energía, los comerciantes ven podrirse la mercadería sin que nadie responda por ello, las pequeñas industrias caminan hacia el fracaso y todo, porque es mucho más caro mantener una empresa improductiva que una en desarrollo y actualización tecnológica.
   Tiempo atrás la EPEC decía que los cortes eran por los “ganchos” de las villas. Ahora esa excusa les queda demasiado chica…
   Tanto se cacareó sobre la central Pilar y su elevadísimo costo al que rotularon como inversión, y esa gallina no ha puesto ni un solo huevo.
   El tema es que ahora y en virtud de privilegios consagrados por su condición de conquistas sindicales, los trabajadores de la EPEC en muchos aspectos están muy por encima del laburante común y corriente en materia de sueldos y otras gangas pero ese es un tema aparte.
   EPEC ya no es motivo de orgullo para la mayoría de los cordobeses, porque más se asemeja a una gigantesca y voraz alcancía donde los políticos de turno amarrocan y embuten para mantenerse en carrera encaramados en el poder.
   Pero aquella vieja sensibilidad social, el sentido solidario hacia el usuario que al ser consumidor rehén y obligado, el sostén de un sistema cuestionable, ha desaparecido en la vorágine de la angurria, en la gula por eternizarse en la sensualidad que anhela cualquier carteludo que se acostumbró a imponer su voluntad, por encima de los intereses de la gente.
   El nuevo aumento que se viene, es una muestra cabal que la EPEC, años atrás empresa respetable, le viene faltando el respeto, demasiado frecuentemente, a todos los cordobeses.

El “promesómetro” a full…
LA  UNICAMERAL,  RECINTO  PARA CAMPAÑA
PROSELITISTA Y EL REINADO DE LA AMNESIA
   Antes que nada y fundamentalmente, los cordobeses deben -debemos- tener en cuenta que estamos en un año electoral que promete en muchos aspectos ser vertiginoso, por su doble condición de ring dentro de los partidos o alianzas y de pelea callejera con relación a las campañas proselitistas que desembocan en las urnas.
   La Unicameral, esa patrona de estancia que desde años atrás se disfrazó de recinto para debates en los que siempre se imponen los brazos enyesados de la obediencia debida hacia el otro poder que se dice independiente, fue el escenario para un nuevo mitin como los de antes con todo el folklore, presencias y ausencias y la formalidad que pasa a un plano secundario para dar inicio al período de las sesiones.
   Y habló el Sr. Gobernador casi 50 minutos durante los cuales fue interrumpido por unas cuantas oleadas de aplausos y vítores de las barras adictas que ocuparon los lugares más visibles con sus banderas, estandartes, cartelería y consignas obviamente favorables mientras los otros, los de las protestas y los reclamos, quedaron prolijamente -si cabe el término- confinados en la calle por determinación policial.
   No llamó la atención que por tratarse de un acto institucional dentro de la campaña proselitista (carísisima, que la pagamos todos y nos atosiga por radio y TV) el mandatario provincial anunciara miles de casas, cientos de créditos, mejoras en toda la provincia, redes de gas, atención médica integral, internet gratis en las plazas, conectividad en todo el territorio, licencia para las madres trabajadoras, creación de fuentes laborales, ventajas para la juventud, etc., etc., etc.
   Está bien y hay que entenderlo: para eso gobierna.
   Bueno hubiera sido al menos un cachito así de autocrítica, reconociendo entre otras cosas que en el marco de una crisis pagamos la energía eléctrica más cara del país y que aumentará muy por encima de la inflación como en el 2018, suministrada ciclotímicamente por una empresa deficitaria que retribuye con “sueldos europeos” y premios “a la eficiencia” a sus directivos.
   Que se les escapó la tortuga con la inseguridad pese a que se gastaron millones de pesos en equipamiento tecnológico y numerosa incorporación de personal, pero se le pasó por alto que los índices de delitos vienen aumentando brutalmente, como asimismo la participación de policías en hechos delictivos y todo esto por lo inexplicable de no haber estructurado y aplicado una política integral de seguridad, creyendo que todo se solucionaba con remiendos y alguno que otro alejamiento dentro de la cúpula azul.
   Que ampliarán las atención médica a los cordobeses pero no dijo por qué sobreviven, ni cuando desalojarán a las ratas que se pasean por las salas de espera del Hospital de Niños o por qué no tienen aire acondicionado algunas otras instalaciones del área salud. Nada se escuchó del deplorable estado de varias escuelas, ni por qué reiteran en el receso que para el próximo ciclo serán un modelo edilicio, lo que jamás ocurre.
   Negó -y me pareció incorrecto haberlo dicho para entusiasmar a su barra- que desde la Nación le hubieran enviado buen dinero, cuando advertimos que ciertas fidelidades y apoyos como todo en esta vida, nunca se consiguen gratis tanto de allá para aquí como de aquí para allá. Ni una palabra de la abultada deuda provincial, en algunos casos a casi dos décadas, que posiblemente la pague si consagra su eternidad en el poder o se joderá quien tenga que afrontarla. Y eso de saltear para algún otro momento los errores cometidos, aunque ni a eso apuntó, fue un silencio que sirvió para cerrar una sintética imagen del discurso ante la Unicameral que así bien puede calificarse como “de barricada” frente a una platea entrenada y predispuesta al aplauso.
   Varios pensaron -pensamos, la verdad sea dicha- que tendría al menos palabras de humano consuelo para los jubilados provinciales discriminados en el cobro de un bono anual, maniobra consentida por los gremios que agrupan a empleados públicos de Córdoba. Es el sector más vulnerable de la sociedad, que si bien sus mensualidades son superiores a las de la Nación, eso es por haber aportado más y ahora deben resignarse a un escamoteo de su legítimo 82 por ciento devenido en el 70 por milagro de una alquimia matemática creada por una insensible maniobra de perversidad, frente a la urgencia de recaudar con ningún sentido del ahorro ni del cuidado de los fondos del Estado provincial.
   Esta es una simple evaluación de un acto de campaña porque resumiendo nada se hizo mal, se hará de todo y la amnesia fue la gran protagonista.
   Es probable que no sea el último discurso del Cont. Schiaretti inaugurando un período de sesiones en la Unicameral.
   Y si le llegara a tocar otra vez en el 2020, roguemos que lo haga con la convicción que la autocrítica no es un acto de debilidad política, de cobardía ni de flaqueza ideológica sino una demostración de grandeza cívica y de honestidad institucional.

Un clásico que partió
CARLOS FRANCO SE FUE DE GIRA. EN
VERANO SIEMPRE TUVO  FESTIVALES
   Ocurrió en los albores de este domingo, cuando una cruel enfermedad se llevó de gira a uno de los más activos y emprendedores hombres del micrófono, como lo fuera el bueno de Carlitos Franco, presentador de mil festivales desde el de Cosquín hasta el del jilguero mudo, por citar la variedad de espectáculos donde le tocara triunfar con su voz, su calidez y su condición de buena persona.
   Fue hombre de radio y se me hace que cuando le hacían un electrocardiograma, aparecía un dial con todas las frecuencias, marcando el pulso de su corazón.
   Tipo inquieto, solidario, generoso en el consejo a quienes abrazaban esa misma profesión, multifacético y eléctrico, de permanente actividad y aunque estuviera hasta el moño de compromisos, nunca dejaba de lado alguna propuesta aunque le significara sacrificio de su descanso para asumirlas.
   Icono especialmente en Cosquín durante varias ediciones al igual que en la doma de Jesus María, Carlos Franco dejó el sello indeleble de su personalidad; del abrazo fraterno, de la palabra oportuna, del juicio meticuloso y de la sonrisa permanente.
   Tan buena persona se fue de gira, que bien vendría lanzar al aire su grito de siempre: ¡que vuelvaaaa!

¿Caerán los verdaderos culpables?
LA MEGACAUSA PASADA LA FERIA,
RECOBRARÁ SU FEBRIL ACTIVIDAD
 
   Hace un año definimos a los ladrones de cuello o de guante blanco como personas pertenecientes a estratos socio-económicos altos cuyos delitos se relacionan con suculentos réditos financieros en  contacto directo con el poder y el dinero. 
   Estas condiciones debieran ser requisitos  obligados para  encontrar a los responsables de los hechos de la causa del Registro de la Propiedad  de Córdoba en la que se manejaron datos de toda una provincia.
   Resulta contrasentido  que el grueso de los imputados  y condenados en dicha causa no respondan al perfil ni posean bienes  o estilos de vida que lo justifiquen y que existan acusaciones concretas contra  altos funcionarios de abultados patrimonios sin conocida investigación.  
   Exactamente un año atrás trascendió  en los medios  la presentación de una denuncia contra uno de ellos por presuntas irregularidades con terrenos ocurridas en Villa Giardino.  La misma y única comisión especial  de la causa se encargó del tema.  
   En este caso la cautela, la prudencia, la libertad como derecho  y el hermetismo informativo reemplazaron al escrache, la condena pública, la prisión preventiva y la extensa pompa mediática aplicada para con los otros.  
   Y nada más se supo.  
   A cambio se insistió en reciclar viejos procesos contra algún ya condenado o contra el mismo  exdirector,  como si se pudiera sensatamente aceptar  el  retorcido razonamiento  de  asociar trabajador  con delito y funcionario millonario con impunidad.  
   A la luz de lo actuado, más se asemeja  a una maquinada  estrategia para  proteger a algunos que a una alteración del pensamiento y se le suele llamar corrupción.  Y volvemos al comienzo.  
   De los delitos no se duda, pero  desbordan  los interrogantes sobre  los nombres de sus verdaderos autores.


“Travesura” del cheff Angelito
BUDÍN DE PANCETA AHUMADA
DE MUY SIMPLE ELABORACIÓN
   El cheff Angelito, dilecto egresado de las huestes del casi legendario Gato Dumas, nos obsequió en esta edición de “Síganme los buenos” la receta de una sabrosa creación, con la indicación que no ofrece complicaciones para su elaboración. Y como siempre, adelantamos los ingredientes necesarios mientras que la parte más importante que es la elaboración, es posible encontrarla en la columna correspondiente a los audios, ubicada en el costado superior derecho de este blog. A la hora de pensar en un buen plato y llevar a la mesa de cuatro comensales de buen comer, esto es lo necesario para elaborar este exquisito budín: 400 gramos en lonchas de panceta ahumada o bacon, un kilo de carne molida magra, 200 gramos de jamón cocido, 600 gramos de queso mozzarella, 300 gramos de cebolla picada, 100 gramos de pimiento rojo picado, 15 gramos de ají molido, 15 gramos de pimentón, 15 gramos de pimienta negra, dos huevos de gallina y 100 gramos de pan rallado. Se recomienda el uso limitado de la sal, ya que la panceta de por si es bastante salada. Ahora, a escuchar al cheff Angelito y poner manos a la obra. Mientras se cocina, es buen maridaje un par de copas de Cabernet a temperatura de sótano o de Chardonnay a 8 grados si es que se opta por el blanco. ¡Salud y buen provecho!
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Tansporte urbano
AL  NO  MEJORAR EL SERVICIO, QUE NO
EXTRAÑE OTRO AUMENTO DEL BOLETO
   Días pasados si la memoria inmediata no me juega en contra, me pareció haber escuchado que los empresarios del transporte urbano de pasajeros estaban molestos porque los indicadores de la economía les advertían algo así, como que estaban perdiendo plata.
   Y en ancas de esa presunción, creo haber escuchado también por allí que se aprestaban a mangar un nuevo ajuste en el precio del boleto, aprovechando la permeabilidad de los ediles y funcionarios a la hora de disponer del dinero que no es de ellos, sino del bolsillo de la gente, porque ellos nunca subieron a un bondi.
   Pensé también porque a veces lo hago, que eso me venía a la cabeza por la simple costumbre de repetirse dos o tres veces al año el mismo y molesto rumor.
   Pero cuando fui a la parada del bondi, ensimismado en esos pensamientos, y advertí que habían pasado más de 15 minutos y pensé que había paro, comprendí que no habían sido fantasías las que me acosaron, porque estaba padeciendo el estilo insensible y prepotente de los empresarios, que bajan aún más la mala calidad de sus prestaciones para apoyar su plañidera costumbre de pedir aumento.
   Por supuesto que cada vez que lo hacen y se los otorgan se deshacen en promesas de mejorar el servicio, de cumplir con las frecuencias, de incorporar coches nuevos, de sacarles el barro de afuera y la mugre de adentro a los que circulan y  todos los macaneos archiconocidos que a lo mejor diciendo mucho pueden durar una semana y después se diluyen, a la espera de una nueva oportunidad de reclamar ooootro ajuste.
   Es la única manera de entender, ahora y ya demasiado tarde que los empresarios de la FETAP nos vienen jodiendo la vida siempre con el mismo verso, porque de lo contrario, no tendríamos el boleto más caro del país, para un servicio en muchos barrios, penoso y lamentable.

Donde hay buenos y malos…
LIMPIAVIDRIOS, UBICADOS  ENTRE 
LA NECESIDAD Y LA PREPOTENCIA
    Si mal no recuerdo, porque los días nublados por lo menos a los que guardamos un cachito de romanticismo del siglo pasado, se nos da por evocar, eso de limpiar los parabrisas de los autos aprovechando el ciclo del semáforo, se inició en el Parque Sarmiento, cuando un grupo de chicos de no me acuerdo de qué escuela, se las ingeniaron de esa manera para juntar dinero y dedicarlo a su viaje de fin de curso, que algunos le llaman “de estudio” pero que no estudian un soto.
   Confieso que me pareció una idea interesante porque no dejaba de ser una juvenil iniciativa que tenía de por medio un trabajo y no la habitual y cómoda costumbre del mangazo.
   Es probable que el modelo haya sido importado de alguna otra civilización, pero aquí tuvo buena acogida, hasta que algunos vivillos tomaron conciencia que podía significar un buen negocio y se lanzaron a reclutar chicos y jóvenes de condición humilde, los llevaban en camionetas y unas horas después los buscaban para restituirlos a sus domicilios previa “descarga” de buena parte de lo recaudado.
   Creo que esas sociedades de hecho se diluyeron y ahora todo se limita a esfuerzos individuales, algún emprendimiento familiar o alentados por grupos de amigos que juntan para el baile, la coca y el fernet y en menos casos, para ciertas adquisiciones marginales no bien vistas por la mayoría de la gente.
   Y así las cosas se adueñaron de ciertas esquinas ejemplares con disímiles conductas porque los hay respetuosos, considerados, educados y con buena onda, a los que muchos les dejamos limpiar nuestro parabrisas aunque esté impecable, porque la actitud de ellos es valorable.
   Pero también están los otros, los prepotentes que atacan con el palo-esponja y a veces reciben una ducha si el auto tiene el sistema de reacción antilluvia frente a la más leve llovizna.
   ¿Es que tanto cuesta ser amables y preguntarle al automovilista si quiere el servicio?
   La mayoría lo hace, pero los desubicados y camorreros que quieren imponer su voluntad especialmente cuando es una mujer quien va al volante, salpican la imagen simpática que exhiben los de trato correcto.
   Por todo esto, no hay que prohibirlos como quiere, creo que el proyecto es de un concejal.
   Hay que enseñarles algo de educación y sobre todo, normas elementales de respeto y convivencia para salvaguardar una actividad que para muchos es parte de una solución integral a la falta de dinero.

   Es preferible el esfuerzo de intentar educarlos, que maltratarlos con la aplicación de una prohibición que no toda autoridad está capacitada para imponer.

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