5 de febrero de 2019

Cuestión de alternativas en el PJ

NO FALTA MUCHO PARA QUE EL
CANIBALISMO  SE  FEDERALICE
 

   Maneras siempre hubo, hay y seguirán existiendo, de dirimir diferendos en la actividad política lo que se acentúa cuando se trata de candidaturas, o sea de acceder a la sensualidad del poder mediante un cargo público electivo, porque es lo que medianamente garantiza una buena porción de legitimidad. Y eso es precisamente lo que viene ocurriendo con Alternativa Federal, corriente de un peronismo disperso que procura aventar los inminentes peligros de la atomización, condicionada al resultado electoral de este año.
   Se reunieron en la costa atlántica y fueron casi más notorias las ausencias que las presencias en tiempos que los días pasan volando para no volver, al igual que esas consignas que se lanzan y caen al anonimato de los olvidos antes de instalarse en el seno de la sociedad.
   Y a la hora de evaluar desapasionadamente los argumentos de cada uno de los patrones de esa corriente, surge la coincidencia como gastado argumento, de procurar la unidad nacional porque el desparramo les juega en contra e inevitablemente conduce a una desbandada que sería tan irreversible como terminal para tantas décadas de vigencia.
   Juan Schiaretti, el basculante, sostiene que hay que dejar de lado la grieta y construir un gobierno de unidad nacional mientras que Massa, el volátil soñador empedernido asevera que el gobierno nacional ha fracasado y que el país necesita  edificar lo que propone el “Gringo” -una nueva mayoría para gobernar-  coincidiendo en este aspecto con nuestro campechano coinventor del “cordobesismo”.
   Pero hay un detalle para no dejar de lado: el etéreo Massa quiere los votos de la Sra. Cristina K pero no la quiere a ella en las fórmulas ni en ningún lugar de las boletas.
   La congelada intimidad de Pichetto intenta tomar el camino equidistante sin jugarse y el salteño Urtubey quien se abstuvo siquiera de pisar Playa Grande para el cónclave,  se acopló a la movida aunque es como si aguardara ansioso que se empezaran a pelear de palabra, en el ring junto al mar o a los tiros como algunas veces ha sucedido, para tomar entonces el camino que lleva a las definiciones.
   Pero hay un personaje, tipo líbero del fútbol, que se mueve sigilosamente en la defensa pero que de a poco se proyecta a la ofensiva: es Eduardo Duhalde, virtual dueño de buena parte del conurbano bonaerense, histórico mentor e “inventor” del matrimonio “K” hasta encaramarlo en el poder, que lo olvidó cuando se alternaron en la cúpula provocando la actual indiferencia hacia ellos por parte de Duhalde quien ingresó a la categoría de poco confiable -por ejemplo- a la hora de comprarle -también por ejemplo- un auto usado. El “pollo” de Duhalde es Roberto Lavagna, persona respetable, quien busca confrontar a Massa, Urtubey y Pichetto en una eventual ¿interna? que ya se inició.
   Pero conociendo a través de la historia y de la memoria que las internas peronistas no han sido un ejemplo de cordialidad, diálogo, disensos y acuerdos, es como para pensar que se ha servido la mesa para el banquete del canibalismo y que las ollas están bullendo de agua hirviente esperando allí a sus desafortunados huéspedes, aunque proclamarán que como los gatos, cuando gritan no es que peleen sino que se están reproduciendo.
   Porque si la cualidad de multiplicarse es característica de los gatos, poco feliz fue la actitud “creativa” de quienes buscando ofender, le asignaron a Mauricio Macri la condición de felino.
   ¿Se lo imaginan reproducido?

Gonio Ferrari

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