NO FALTA MUCHO PARA QUE EL
CANIBALISMO SE FEDERALICE
Maneras siempre hubo, hay y
seguirán existiendo, de dirimir diferendos en la actividad política lo que se
acentúa cuando se trata de candidaturas, o sea de acceder a la sensualidad del
poder mediante un cargo público electivo, porque es lo que medianamente
garantiza una buena porción de legitimidad. Y eso es precisamente lo que viene
ocurriendo con Alternativa Federal, corriente de un peronismo disperso que
procura aventar los inminentes peligros de la atomización, condicionada al
resultado electoral de este año.
Se reunieron en la costa
atlántica y fueron casi más notorias las ausencias que las presencias en
tiempos que los días pasan volando para no volver, al igual que esas consignas
que se lanzan y caen al anonimato de los olvidos antes de instalarse en el seno
de la sociedad.
Y a la hora de evaluar
desapasionadamente los argumentos de cada uno de los patrones de esa corriente,
surge la coincidencia como gastado argumento, de procurar la unidad nacional
porque el desparramo les juega en contra e inevitablemente conduce a una
desbandada que sería tan irreversible como terminal para tantas décadas de
vigencia.
Juan Schiaretti, el basculante,
sostiene que hay que dejar de lado la grieta y construir un gobierno de unidad
nacional mientras que Massa, el volátil soñador empedernido asevera que el
gobierno nacional ha fracasado y que el país necesita edificar lo que propone el “Gringo” -una
nueva mayoría para gobernar- coincidiendo en este aspecto con nuestro
campechano coinventor del “cordobesismo”.
Pero hay un detalle para no
dejar de lado: el etéreo Massa quiere los votos de la Sra. Cristina K pero no
la quiere a ella en las fórmulas ni en ningún lugar de las boletas.
La congelada intimidad de
Pichetto intenta tomar el camino equidistante sin jugarse y el salteño Urtubey
quien se abstuvo siquiera de pisar Playa Grande para el cónclave, se acopló a la movida aunque es como si
aguardara ansioso que se empezaran a pelear de palabra, en el ring junto al mar
o a los tiros como algunas veces ha sucedido, para tomar entonces el camino que
lleva a las definiciones.
Pero hay un personaje, tipo
líbero del fútbol, que se mueve sigilosamente en la defensa pero que de a poco
se proyecta a la ofensiva: es Eduardo Duhalde, virtual dueño de buena parte del
conurbano bonaerense, histórico mentor e “inventor” del matrimonio “K” hasta
encaramarlo en el poder, que lo olvidó cuando se alternaron en la cúpula
provocando la actual indiferencia hacia ellos por parte de Duhalde quien
ingresó a la categoría de poco confiable -por ejemplo- a la hora de comprarle
-también por ejemplo- un auto usado. El “pollo” de Duhalde es Roberto Lavagna,
persona respetable, quien busca confrontar a Massa, Urtubey y Pichetto en una
eventual ¿interna? que ya se inició.
Pero conociendo a través de la
historia y de la memoria que las internas peronistas no han sido un ejemplo de
cordialidad, diálogo, disensos y acuerdos, es como para pensar que se ha
servido la mesa para el banquete del canibalismo y que las ollas están bullendo
de agua hirviente esperando allí a sus desafortunados huéspedes, aunque
proclamarán que como los gatos, cuando gritan no es que peleen sino que se
están reproduciendo.
Porque si la cualidad de
multiplicarse es característica de los gatos, poco feliz fue la actitud
“creativa” de quienes buscando ofender, le asignaron a Mauricio Macri la
condición de felino.
¿Se lo imaginan reproducido?
Gonio Ferrari
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