Desgrabación de los comentarios del periodista
Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición n° 564 del 14/04/19
emitido en dúplex por la AM580 y FM88.5 ambas de Radio Universidad de Córdoba.
Moyano, como los esquimales, nunca transpiró
LOS OPULENTOS DE LA
CGT Y OTRO PARO
DESTINADO A
EMULAR A SAUL UBALDINI
Jamás se me ocurriría encontrar
las razones por las cuales se decretan acciones de no trabajar, cuando lo que
realmente se necesita es laburo real, sacrificado y comprometido más aún en la
situación de crisis que estamos viviendo.
Respetando a ultranza ese
constitucional derecho a la protesta, bien vale consignar que se toma como tal
con la autenticidad que merece, si la cesación de tareas mejora en algo la
realidad o modifica los criterios que sustenta el poder montado en una actitud
cercana a la soberbia, esa molesta soberbia de no escuchar y no mirar ni actuar
en la dirección correcta.
Es innegable que el sincericidio
cometido por el gobierno al mostrarnos un panorama con menos mentiras que antes
no alcanza, aunque ahora hayamos desterrado esa maldita costumbre de dibujar y
acomodar las estadísticas e incluso esconderlas para venderle al pueblo una
costosa sensación de bonanza: no había inflación, la desocupación era de un
dígito, se podía comer por 6 pesos diarios o que en Alemania había más pobreza
que la existente en Argentina, ocultada bajo la alfombra.
Lo que en realidad molesta es que
al paro lo decretan y lo instrumentan personajes que dejaron atrás su condición
de trabajadores para erigirse en prósperos empresarios, poseedores de fortunas
difíciles de justificar pero que sin embargo parecieran no inquietar a las
bases que los siguen sosteniendo en sus encumbradas posiciones.
Autos de alta gama, lanchas,
viviendas fastuosas, algún avioncito, depósitos en el exterior, negocios,
manejo de moneda extranjera, viajes por el mundo y otras bondades que otorga el
gremialismo mal entendido, caracterizan a una dirigencia atornillada desde años
en las conducciones.
Sería de necedad absoluta e
insalvable negar la existencia de una situación agobiante por la caída del
poder adquisitivo del sueldo, las paritarias que por lo general son superadas
por la inflación, el crecimiento de la desocupación y otros detalles negativos.
Lo importante sigue siendo lo
mismo: no es necesario un paro para demostrarle a la sociedad que no estamos
bien, aparte del peligro que entraña la instauración de una violencia
innecesaria, del vandalismo que se ha transformado en costumbre frente a la
pasividad de las fuerzas del orden que tienen directivas de no intervenir para
evitar un estallido de mayor virulencia, mientras la sociedad es azorada
testigo de los daños que se perpetran.
Preservando el derecho a la
protesta, es hora que entendamos que al país lo sacaremos adelante trabajando y
advirtiendo a la vez que la mala dirigencia sindical se nutre del desencanto
ajeno, porque sus principales personajes poco tienen para perder: ya han
asegurado su próspero futuro, el de sus hijos, nietos y del resto de la
descendencia.
Llegará el día que ante la
Justicia y frente a la gente, rindan cuenta de todo lo malhabido, que por lo
que vemos a diario no es poco.
Viene al caso, entonces, recordar
aquel arrepentimiento de Saúl Ubaldini por los 12 o más paros que decretó su
CGT durante el gobierno de Alfonsín.
Todo eso, por lo que se advierte,
no sirvió para nada…
¿No hay autoridad que intervenga?
EPEC Y EL MALIGNO
JUEGO DE LAS
FACTURACIONES
QUE NO
LLEGAN
No es la primera vez que nos
sorprendemos los cordobeses frente a los actos de supina ineficiencia de
nuestra empresa generadora, distribuidora y proveedora de electricidad, que
pese a su ciclotimia en la entrega es la más cara del país.
Ahora le ha tocado el turno a
la facturación por un servicio tan lleno de agujeros como de remiendos que no
obstante se autotitula de ofrecer correctas prestaciones, cuando en realidad
corta el suministro si llueven más de 15 mm, el calor supera los 35 grados o el
frío castiga por debajo de los 5 grados centígrados: toda una hazaña de calidad
que se pretende justificar desde adentro culpando a los usuarios por exagerar
el consumo de aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno. Parece
joda, pero lo dicen “en serio”.
Ocurre que el despelote actual
tiene como raíz la determinación de los cráneos que dirigen este ente
deficitario y por lo que se advierte tecnológicamente detenido en el tiempo un
par de décadas atrás, de tercerizar la lectura de medidores seguramente
aduciendo que eran demasiado onerosas las partidas de dinero que tenía que
afectar al pago de horas extras a sus empleados.
Cortado que fuera el chorro de
tanta plata, los usuarios pasaron otra vez a ser rehenes de las demandas
gremiales y a la empresa poco le importa la nueva injuria que los afecta.
Se acumulan las facturas, la
cacareada “ventaja” de la consulta por internet dejó de existir al menos por
ahora y los sufridos cordobeses deben armarse de paciencia, contener la
indignación y perder su tiempo en colas interminables para que en las oficinas
de la EPEC (si no están de asamblea o de paro) en la mayoría de los casos, les
informen que no tienen deuda registrada pero que se vayan
preparando para cuando lleguen todas juntas, lo que es una enorme
irresponsabilidad por parte de la empresa eléctrica.
Hay en torno de esta alocada
situación dos detalles que según la tolerancia de cada uno, pueden ser tomados
como curiosos, graciosos o rastreros: por una parte la inacción del ERSEP que
pareciera no existir y el silencio mediático que alguna explicación tiene:
muchos medios y espacios “independientes” lucen pautas publicitarias de la
EPEC.
Y en cuanto a esta complicada
situación y evaluando los posibles motivos, llego a la conclusión que si
existieran el ERSEP (que es casi virtual) las autoridades se preocuparan y la
Justicia actuara de oficio frente a la flagrancia de una defraudación o estafa,
distintas serían las cosas.
EPEC tercerizó el servicio de
lectura de medidores y algunos otros trámites, lo que fue rechazado por el
gremio porque tal medida determinó una drástica reducción de horas extras a sus
trabajadores.
Entonces mágicamente se vienen
produciendo estos descalabros con la facturación, las exageraciones en las
cifras, la intransigencia para la revisión de esos números y de las lecturas y
otro ridículo al que apelan en muchas de las oficinas de la empresa que supo
ser modelo, hasta que cayó en el "cordobesismo": que cada usuario le
tome una foto al medidor y se las lleve a ellos.
Cosa de locos si es eso lo que
pretenden. El tema es que se irrita a la sociedad, el consumidor pasa a la
categoría de rehén, y termina pagando el pato, siendo que es el sostenedor
cautivo de un sistema perverso y monopólico.
Es probable que me equivoque en
el análisis, pero es el panorama que se advierte con sólo ir enterándonos de
tantas situaciones anormales. Y otro detalle: en la profusa, exagerada,
agobiante y onerosa campaña proselitista del gobierno de la provincia (que
pagamos todos) ¿se ha visto algún "spot" -de esos con los que antes
nos hartaban- que hable de la eficiencia de la EPEC?.
Como si representara un peligro…
¿POR QUÉ NEGARSE A LOS DEBATES PÚBLICOS?
Uno de los hechos salientes de
cualquiera de las campañas proselitistas en las que participan disímiles
posiciones y se promocionan varias propuestas, es el cotejo de ideas y
procederes que se dá en los debates públicos que la tecnología ha instalado mediáticamente.
Famosos e incorporados a la
historia son varios de los encuentros cara a cara que sostuvieran prominentes
figuras de la política argentina y citar alguno sería cometer la injusticia de
marginar a otros que alcanzaron resonancia.
Pero en el actual reinado de las
encuestas, de las que personalmente desconfío por interesadas, inductivas y
poco serias a la luz de los papelones cometidos en estos últimos tiempos, los
políticos autotitulados inteligentes manejan primero esas cifras dudosas y en
función de ello acceden o no a enfrentarse públicamente en ideas con sus
opositores.
Sostienen que el que va ganando no
necesita debatir porque el que se siente perdidoso, seguramente apelará a
cualquier argumento con tal de mejorar sus números previos.
En realidad y tomándolo con una
seriedad que la situación no merece por lo curiosa, lleva a la sospecha de que
quien no quiere dar la cara, es porque algo esconde y cualquier cuestionamiento
fundamentado lo encontrará sin respuestas o lo incomodará con el simple
conocimiento que la gente adquiera en esta compulsa personal.
Que el debate es necesario, debe
estar inscripto en los principales mandamientos de la política, porque es
el mejor mecanismo para desnudar, dicho sea en el buen sentido, los rincones
más ocultos de la personalidad de un candidato, respondiendo de frente sin la
ayuda de sus asesores o la intervención de sus equipos de campaña.
El frente a frente es valioso
porque tiene la impronta de la verdad revelada o de la trampa de las mentiras
difíciles de sostener, que suelen cobrar fuerza y trascendencia desde la
televisión, la radio o la gráfica sin que haya nadie al frente para rebatirla.
La cobardía política suele
cobrarse alto precio, aunque entre nosotros mucho se haya devaluado y la
realidad nos viene demostrando que en las instancias de funcionar a pleno los
promesómetros, es cuando con mayor fuerza se fortalecen las demagogias.
La sociedad merece ser parte de
ese enorme e irrebatible confesionario público y abierto que es el debate sin
mordazas, maquillajes ni condicionamientos porque es allí donde nacen las
culpas y los perdones.
No basta con pagar a los medios
para que digan que todos son buenos, con buenas intenciones y comprometidos con
llevar a cabo todo lo que se promete, porque la realidad nos viene demostrando,
dolorosamente, que más de la mitad queda en la enunciación y jamás se concreta.
Si todos cumplieran con lo prometido,
Argentina sería un paraíso, pese a que algunos pretenden cubrirse al sostener
que evitan el debate para no ser víctimas de agresiones que dicen no merecer.
En suma, válida es la sentencia
que sostiene que “el hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro
para justificar el miedo”.
Más concluyente, imposible…
Se tomó como
norma cuando es la excepción
SISTEMÁTICA
PRISIÓN PREVENTIVA
EN
LA MEGACAUSA DEL REGISTRO
En la causa
del Registro de la Propiedad de Córdoba se mantiene el reclamo por el uso
sistemático de la prisión preventiva, en lugar de la aplicación de
medidas alternativas, como lo recomienda la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos.
Las imágenes de Google
referidas a la causa muestran fotos de cartelitos color naranja que piden
procesos limpios, serios y justos, jueces independientes que cumplan con la
Constitución, respeto al principio de inocencia, terminar con la prisión por
las dudas, con las comisiones especiales, con la corrupción política y judicial
y encarcelar a los verdaderos culpables: menuda demanda
sistemáticamente ignorada.
Un repaso de “reclamos”
vertidos desde las instituciones rescata la de un prestigioso abogado y docente
universitario, quien manifestó que se le exigía probar “algo que no es”,
contrario al derecho que establece que el acusador debe probar los hechos; la
de un abogado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuestionando
la paradoja de encerrar a alguien para ver “si hay que encerrarlo”, del
Servicio de Paz y Justicia, que advirtió sobre las sanciones a
nuestro país por la falta de cumplimiento de garantías y pactos
internacionales, y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que dictaminó
la arbitrariedad de la prisión en la causa.
Contundente legitimación de las
naranjas quejas de los imputados y de sus familiares. El año pasado se anunció
en Córdoba la intención de modernizar
el servicio de Justicia con la finalidad de poder
cumplimentar lo que establecen los tratados internacionales sobre derechos
humanos.
Una buena forma de hacerlo
sería resolviendo estos cuestionamientos, en especial la incoherencia de acusar de negocios millonarios a trabajadores comunes y de ignorar acusaciones
contra funcionarios enriquecidos.
Velada vigencia de la demagogia
BOLETOS POLÍTICOS QUE PAGAMOS TODOS
Es llamativo el festival de
tarjetas plásticas para viajar gratis en
el servicio urbano de pasajeros y en las unidades que sirven la media
distancia, como llama también la atención aunque no sorprenda, que en Córdoba
se paga el boleto más caro del país.
Desde algunos sectores -en el
oficialismo, desde todos- se toma esta realidad como un generoso acto del
gobierno cordobesista hacia aquellos sectores menos pudientes de la sociedad y
es así que viajan gratis alumnos, docentes, porteros, obreros, mayores de
cierta edad y otros beneficiarios, por lo general agradecidos a esa gratuidad.
Una gratuidad que valga la
contradicción no es gratuita porque si bien se supone que el gobierno en alguna
medida subsidia a tantos destinatarios, a eso lo estamos pagando todos, así
comulguemos o no con Schiaretti y compañía, que son quienes obtienen el
beneficio de un agradecimiento inmerecido, porque bien sabemos que cualquiera
hace caridad con el dinero ajeno.
De ninguna manera se sugiere
dejar de lado tal beneficio porque en definitiva viene a paliar en parte las
privaciones de los menos afortunados, pero que a esa acción, que es netamente
política, la pague el gobierno, así como paga la publicidad para decir que son
buenos, cumplidores y eficientes en la gestión.
El ciudadano vive agobiado por la carga impositiva, sin darse cuenta que
cada vez que sube a un transporte y marca la tarjetita, está pagando en muchos
casos contra su voluntad una propaganda política que ideológicamente no
comparte.
Si alguna vez se sincera el
sistema y los empresarios del transporte abandonan su sempiterna costumbre del
llanto por miseria, el boleto costará lo justo y si hay que subsidiar a quienes
más lo necesitan que lo haga el Estado con generosidad pero sin demagogia.
Así, el boleto pasará a costar
lo justo, porque es inentendible que en cualquier otra gran ciudad del país, el
viaje es sensiblemente más barato.
Además, que seguramente el
servicio es mejor que el nuestro…
Servicio irregular y vecinos irresponsables
CONTAMINANTES CONTENEDORES
REPARTEN PESTES EN
LAS PLAZAS
El poco atractivo y hediondo
espectáculo de las pilas de residuos que se amontonan y desbordan los
contenedores de algunas plazas públicas de Córdoba tiene sus responsables a
quienes poco leS importa la contaminación ambiental y el enorme daño a la salud
que significan esos focos de mugre.
El cordobés no aprendió la
mecánica de separar los residuos, porque advierte que es algo así como una
avivada de las empresas, para disminuir el costo laboral, emplear a menos gente
y ahorrar por encima de las enormes ganancias que están embolsando.
El cordobés medio razona que a
ese trabajo lo tiene que hacer la empresa tercerizada para la recolección de
residuos domiciliarios y limpieza de calles y razón no le falta, aunque no sean
pocos los desaprensivos que jamás respetan los horarios para depositar la
basura en los lugares determinados.
Un solo ejemplo para ilustrar
la realidad que padecen muchos vecinos: en la plaza Rivadavia de Alta Córdoba,
zona de respetable cantidad de negocios dedicados a las comidas, los encargados
de la limpieza de esos locales dejan sus porquerías y desechos a cualquier
hora, especialmente pasada la madrugada cuando los camiones recolectores ya
pasaron.
El calor, la lluvia o el frio
ayudan a descomponer esa basura en poco tiempo y un lugar para el esparcimiento
de la familia se ha transformado en un gigantesco depósito de residuos,
precisamente porque los contenedores están sobrepasados en su capacidad y la
basura embolsada o no, contribuye a la reiteración de un festival para los
perros, que no entienden de respeto urbano.
Están las dos alternativas: los
cráneos que diagraman los servicios deben cambiar los horarios de recolección,
reforzarlo al amanecer o instrumentar inspecciones y aplicación de onerosas
sanciones a los infractores.
La otra, que los vecinos también
tomen nota de la correcta observancia por los horarios y que se quiten esa
pésima costumbre que si el camión no pasa, la basura se destina a engordar los
contenedores de la plaza.
Es preciso actuar con cierta
urgencia, para evitarnos lamentaciones por pestes y otras desgracias que andan
flotando en el aire.
Un aire por momentos
irrespirable que aleja a la gente de un lugar que está para su goce y no para
sufrirlo.
Supo ser una folklórica costumbre…
ALGUNOS MUERTOS
SIGUEN VOTANDO
COMO SOLÍA ACONTECER
AÑOS ATRÁS
Si no me equivoco, lo que no
sería para nada extraño, tiempo atrás las malas lenguas decían que en las
elecciones, los demócratas más conocidos como “lomos negros” hacían votar hasta
a los muertos y se llegó a pensar que esa folklórica costumbre había pasado de
moda.
La realidad demuestra que no es
así porque en Córdoba se han detectado miles -si, dije miles- de casos en que
personas fallecidas no el mes pasado sino incluso años atrás, siguen figurando
en los padrones y en condiciones de votar.
La Justicia Electoral sin dudas
pondrá orden en este asunto que no llama tanto la atención a la luz de ciertas
prácticas que no han perdido su deplorable vigencia en los últimos años, al
menos para recuperar el deteriorado respeto de la ciudadanía hacia ese poder
dudosamente calificado como independiente.
Esas prácticas a las que
aludimos, por ejemplo, son el voto que emitían y a lo mejor todavía lo hacen,
ciudadanos paraguayos a quienes cruzaban de frontera y votaban en nuestro
territorio, además de ser truchos beneficiarios de planes sociales y hasta de
jubilaciones.
Los entendidos en estas
cuestiones aseguran que lo mismo pasa en el norte jujeño y salteño, en los
límites con Chile y en otros lugares del país.
Aunque existe una diferencia:
esos que votan serán extranjeros, tendrán documentación de identidad berreta
pero están vivitos y votando.
Eso que voten o estén en
condiciones de hacerlo los que dejaron este mundo, nos hace pensar en
precariedad de acción, como falta de respeto a la costosa tecnología que dice
haber instrumentado nuestra Justicia electoral provincial.
Sobre todo entre nosotros, que
vivimos en el país de los vivos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado