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5 de enero de 2025

S.L.B.: EN CÓRDOBA HAY DEMANDAS SILENCIADAS – CON EL RIESGO PAÍS, DÓLAR BLUE, ÍNDICE DE POBREZA E INFLACIÓN EN BAJA NO MEJORAN EL PANORAMA SOCIAL – LA MEGACAUSA Y UNA ESPERANZADA CARTITA – LA MUERTE DE LANATA – LA DE HOY, MÁGICA NOCHE DE DUDAS Y ESPERAS – DESPEDIDA CON BRILLANTES CONCEPTOS DE BORGES, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 864 del domingo 5 de enero de 2025, difundido por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.


¿Debemos reverdecer viejas glorias?
COMO SI CÓRDOBA  HUBIERA PASADO A SER
UNA PROVINCIA DOMINADA POR EL SILENCIO
 
   Pese a que algunos desmemoriados con poder político se inclinen por empujar hacia el olvido algunas gestas de las que los cordobeses nos sentimos legítimamente orgullosos, tenemos la obligación de refrescar ciertas memorias, atacar las amnesias auto-provocadas y darle a los acontecimientos la dimensión de hazaña que en cierta medida merecen.
   No se trata de arengar actualmente a reverdecer esos viejos laureles, porque el escenario es distinto en el aspecto político y lo mismo sucede con el marco social que es complicado pero con firmes intenciones de superar carencias, desencuentros, algunos casos de rapiña y la obtención de méritos que para los políticos en ascenso, es una escalera hacia la cúspide.
   Es por eso que llama la atención un clima que se ha instaurado como del reinado de la pólvora mojada, porque si bien el nivel de las protestas ha decrecido, debemos reconocer que todavía falta muchísimo para que podamos vivir el reencuentro con la tranquilidad, sin deudas, sin presiones para el pago de servicios, sin quejas por la calidad del transporte, dejamos de lado el drama que era caminar por el centro oliendo los hediondos y peligrosos olores de la basura acumulada, o de ver destrozados algunos ejemplares de la paquetería urbana, como lo son los cestos para desperdicios, las fuentes de agua potable y otros avances que debemos reconocer en el maquillaje a la ciudad.
   ¿Cuánto tiempo hace que los municipales y este es sólo un ejemplo- no salen a quemar basureros urbanos? ¿Cuánto hace que no salen furiosos tras las arengas que les queman lo sesos desde la conducción sindical? ¿Cuánto haceque el eterno dirigente que todos conocemos no promete kilombo?
   Las cosas, no me lo niegue, están cambiando y los optimistas aseguran que todo se debe a una especie de tranquilidad que nos transfieren desde el puerto, aunque ciertas medidas nos sigan perjudicando y esquilmando.
   De todos modos y toquemos madera, el servicio de ómnibus tiene sus baches pero medianamente cumplen con su obligación de llevar y traer pasajeros que pagan el boleto caro, pero el servicio se brinda y ya son historia aquellos paros del transporte que duraban una semana o más, aunque la gente hiciera oir su lamento no siempre escuchado por el poder.
   No es que estamos cambiando nosotros, ni que nos están cambiando desde arriba, sino que la realidad indica que pese a las privaciones, los aprietes impositivos, las crecientes tarifas de los servicios y el estancamiento salarial, quedan disimulados bajo un telón de esperanzados cordobeses que seguimos esperando vivir mejor, sin que nos asalten y nos maten, sin que se metan en los negocios a plena luz, maltraten a la gente y roben lo que quieran, en fin, toda la gama de la delincuencia mayormente drogona que se  provee de lo ilegal allí, donde todos sabemos que la venden y la policía no lo ignora, aunque poco hace por neutralizarlo.
   En fin, pese a todo y las perspectivas que vemos tormentosas, los cordobeses parecemos haber bajado al menos un cambio y vivimos estos tiempos aferrados a la esperanza, a lo mejor convencidos, como Aristóteles, que la esperanza es el sueño del hombre despierto.
   Y como siempre ocurre, otro gran pensador que se llama Gustavo Le Bon, sostiene que “Los pueblos viven sobre todo de esperanzas. Sus revoluciones tienen por objeto sustituir con esperanzas nuevas, las antiguas que perdieron su fuerza”.
   Más que para pensarlo, tenemos la obligación de no bajar los brazos, para demostrar que no tan sólo sabemos protestar votando…
 
Hay otros índices que realmente aterran
RIESGO PAÍS, INFLACIÓN Y POBREZA EN BAJA
¿NO  ALCANZAN  PARA  SENTIRNOS  FELICES?
 
   Se me ocurre que ya es hora que los argentinos dejemos de vivir tiempos de quimeras, promesas de los políticos y otros sentimientos que nos invaden, cuando desde el poder pretenden hacernos creer que vivimos la bonanza de tiempos maravillosos y horizontes de abundancia sin carencias mientras la calle, las afueras de cualquier ciudad y en el hogar que se nos ocurra, solo encontramos lamentaciones y ayes, esos ayes dolorosos que provocan las frustraciones, para muchos casos permanentes y sin soluciones a la vista.
   En estos días algo viene cambiando y lejos estoy de erigirme en defensor de los que mandan, pero es de buena cuna reconocer que ciertas situaciones tienden a cambiar y también ciertas penurias se vienen aplacando.
   Lo que sucede es que cada día más nos acercamos al conocimiento y la evaluación de indicadores, que tiempo atrás pasaban raudamente frente a nuestra narices, pero no les llevábamos el apunte y los despreciábamos como
mensajes que la propia realidad nos enviaba.
   ¿Cuántos años hemos pasado enterándonos del alocado crecimiento de la pobreza?
   ¿Cuántas veces nos mintieron que tenían la solución a ese drama nacional, en un país riquísimo como lo es el nuestro.
   Y un mes antes de cada elección salían sonrientes en la TV, en los diarios, se hacían escuchar por radio e inundaban las redes, con las expresiones más alocadas e hijaputescas, prometiendo soluciones inmediatas que jamás llegaban, aunque ellos, sí, llegaban a manejar el poder, los dineros públicos, las prebendas y toda la artillería propia de la demagogia más obscena y repudiable, porque si el dinero y la opulencia existieron, estaban en poder de muchos sinvergüenzas que fueron cayendo de a uno, o como parte de mafias, agobiados por las probanzas y el descubrimiento de las vidas rumbosas que llevaban, sin tener cómo justificar tamañas riquezas malhabidas.
   Las elecciones nacionales después de las complicadas internas partidarias que sirvieron más para atomizar que para unir, dejaron dos alternativas con posibilidades para el electorado: votar por el inútil, vocinglero, vendedor de humo y prometedor de utopías como la de sanear el empleo público o el desquiciado cuya arma, más que el promesómetro, era una motosierra con la que graficaba sus intenciones de terminar con la corrupción y con los corruptos.
   Y no me vayan a calificar de irrespetuoso, pero ganó el loquito…
   El loquito que en pocos días anunció todo lo que haría y está haciendo; todo lo que consideraba oscuro y tuvo razón; que llevó una acelerada vida amorosa -de alguna manera hay que rotularla- que preocupó a muchos allegados por eso de la imagen de cordura que debe mostrar un presidente, con sus conflictos familiares, con su amor por los perros y por su hermana, por ser un tipo que de buenas a primeras te sorprende abrazándose con un presidente extranjero con quien hizo buenas migas -como el caso del triunfador Bukele- o con impensadas cesantías en cúpulas de la administración pública, o nombramientos que nadie esperaba, cambios furibundos de algunos altos funcionarios, o esos “operativos de limpieza” que ordenó en la ex Afip y en otros organismos.
   ¿Todo esto, me pregunto con mucho de inocencia, eran acciones descabelladas y tomadas de improviso, frente a un determinado problema?
   Si prestamos atención y conservamos la memoria de los últimos 18 meses a esta parte, nos encontraremos con que todos, absolutamente dodos los acontecimientos que se dieron en dependencias estatales, habían sido oportunamente anunciados, aunque las huestes del anterior gobierno se mataran de risa por considerarlas impracticables.
   Y allí anda, el pibe que gobierna Buenos Aires, desesperado por trenzar con algún capitoste que lo acompañe, lo que ahora no pudió, dejando a la doña en un segundo plano, como por ejemplo la vicepresidencia porque tengo entendido que ese cargo SÍ tiene fueros y no así el Jefe del Estado.
  Volvemos a la realidad: el riesgo país sigue en baja y después de haber rondado los 3.000 puntos allí anda por los 600, la pobreza habría descendido 4 o 5 puntos, la inflación dentro de poco se estabilizará, según dicen los que saben, en un solo dígito y en una de esas volvemos a comprar dólares en cualquier banco, al precio oficial, porque nuestras reservas estarán en un punto esperado en los últimos 15 años por lo menos y siempre que no hubieran quedado sorpresas como lo de YPF o lo de Aerolíneas Argentinas…
   Debo reiterar que estoy aportando datos de la realidad, no tengo relación partidaria ni particular con nadie del gobierno nacional, provincial ni municipal salvo una interesantísima propuesta que tenía para llevarle al Intendente pero pese a mis llamados nunca me atendió, confieso que me encantaría tener un programa completo, con el Presidente Milei durante las dos horas de este programa, y que no he gestionado, recibo ni recibiré publicidad oficial porque va en contra de mis principios.
   Estamos viviendo todo lo que nos aseguraron que harían y si esperamos tantos años, por ejemplo, para que algunos encaramados en el poder devolvieran lo rapiñado, bien podemos tener la patriótica paciencia de aguardar resultados, más que augurar fracasos.
   Es cierto -dejando de lado lo que sostienen todas las religiones acerca de ciertos hechos impensados por lo curiosos o casuales-  que los milagros no existen y hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que en base al trabajo y al sacrificio, volvamos a los gloriosos tiempos de la prosperidad.
   De aquellos tiempos en que éramos un modelo de país, tan distinto a la actualidad que nos tienen como ejemplo de fracaso, siendo uno de los países potencialmente más ricos del mundo.
   Después, con el tiempo, la historia deberá evaluar si el sacrificio de tantos argentinos de bien, valió la pena…
   Se me hace que vamos transitando un tortuoso camino lleno de obstáculos, problemas, plagado de deudas en moneda extranjera, especialmente nuestra Córdoba, y justicia pendiente.
   Hemos salido de peores situaciones y la mejor arma que podemos utilizar para esta sorda batalla son la inteligencia, el sacrificio, las ansias de superarnos, la ayuda de un Supremo con el nombre que le quieran poner, el ejercicio de la memoria y más que nada, el patriotismo.
   Tantas veces hemos superado los malos tiempos, que si es por entrenamiento, ya tenemos, en ese aspecto, más que suficiente…
 
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LA MUERTE DEL GORDO LANATA
 
   Debo confesar que es curioso y extraño haber tenido un amigo y colega “no ensobrado”, cuando solamente en la vida conversamos poco más de cinco minutos. Un tipo ferviente, apasionado, creativo, incansable y nicotínico, era ese ejemplar que a los 64 años se adelantó en el camino. Comparto el dolor de quienes tanto lo estimaron dentro de los que me incluyo y el relajamiento de conciencia de aquellos que lo aborrecieron. Los primeros sufren; los otros se alegran con el alivio de quienes están en la sala de espera del patíbulo.
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Si son magos, pueden hacerlo…
EL  REITERADO  PEDIDO DE  LOS AFECTADOS
BUSCANDO LA GENEROSIDAD DE LOS REYES
 
   Como cada año en la causa del Registro los familiares renuevan su carta a los Reyes Magos con algunos anhelos sobre la Justicia cordobesa.  
   ¿Qué piden? Una Justicia transparente, que respete la libertad y la inocencia, sin abusos, sin prisiones preventivas, sin condenas anticipadas, sin comisiones especiales ni opiniones preconcebidas.
    Una Justicia que juzgue con imparcialidad y decida con objetividad, sin tergiversaciones, sin abultados expedientes, sin arbitrariedad, sin íntima convicción.
    Una Justicia que busque la verdad guiada por la lógica y el sentido común, sin privilegios para funcionarios, poderosos o allegados, sin intereses de ningún tipo, color ni pertenencia ideológica. Una Justicia ágil y eficiente que trabaje con integridad, combatiendo las eternas demoras y evitando daños y pérdidas irreversibles. 
      Una Justicia capaz de autocrítica y escucha humilde, que acepte los dictámenes superiores y las numerosas recomendaciones de organismos idóneos en la materia. 
   Y finalmente, una Justicia comprometida con la defensa de la dignidad y con la reparación de cuánto sea posible. 
   Aunque todo esto figura en cualquier manual como requisitos o atributos esperados para cualquier sistema judicial, en Córdoba parece utopía, ya que, en la causa, pese a los reclamos y al apoyo de instituciones, todos los principios fueron ignorados.
   Por eso cada año, como ayuda y bastante de clamor, se renueva el pedido a los Reyes Magos.  No debe ser fácil para los humanos con todos sus defectos y compromisos, pero al menos con los niños, ellos son magos.
   Poco les costaría hacer lo mismo con los más grandecitos., aunque no les dejen agua fresca ni tierno pasto para los camellos…
 
Atesoramos imágenes inolvidables
LA DE HOY, UNA MÁGICA NOCHE  QUE  TIEMPO
ATRÁS VENÍA COLMADA DE DUDAS Y ESPERAS
 
   Esta noche, millones de criaturas -cada vez de menor edad- van a renovar el maravilloso y milenario rito de la curiosidad y de la espera, una espera tensa, nerviosa, sumida en cabeceos de sueño, despertares a medias con un solo ojo, curiosidad por el misterio, el misterio de la curiosidad y sospechas por alguna recóndita certeza, porque nunca falta un pavote destructor de ilusiones y de quimeras.
   Será la noche en que los mayores disimulemos más nervios y ansiedades que los pequeños, por eso de que todos, aunque tengamos mucho más pasado que futuro, guardamos y a veces escondemos un niño adentro del alma.     
   Será la noche en que los mayores disimulemos más nervios y ansiedades que
los pequeños, por eso de que todos, aunque tengamos mucho más pasado que futuro, guardamos y a veces escondemos un niño adentro del alma.     
   Me vienen al recuerdo las horas previas de acostarnos temprano después de juntar por los jardines del barrio, cuando el pastito para los camellos y preparábamos la jarra con agua y los chicos de hoy seguro agregan adermicina  para las nalgas de Melchor, Gaspar y Baltasar. Era el ritual de la fantasía, porque sabíamos que tendríamos un despertar de trompos, fútbol con tientos, autitos Matarazzo, un ovillo de hilo para el barrilete y en casos de malaria, un arrugado billete de un peso.
  Ellas, el “muñeco malcriado”, la pepona o el juego de ludo para pelear con los hermanos…
  ¡Es tanto lo que han evolucionado los tiempos…!
  Las cartas que enviábamos con el pedido, interceptadas por los padres, eran el camino que ya de viejos, entendimos que eran hacia el milagro.
   Ahora que los chicos a las cartas las mandan por Internet, desorientan a cualquiera para sumirnos en una especie de incertidumbre cibernética: no sabemos si pidieron una laptop, una play station, un reproductor de MP3, un celular satelital, un secreto y vedado abono al Canal Venus o las coordenadas para acceder a los canales de timba.
   Gracias a Dios y al progreso, los reyes ahora vienen en 4x4.
   A la de hoy, bien podemos calificarla como la noche universal de la magia y lo pido por Dios, que a nadie se le vaya a ocurrir destruir en los esperanzados, ese secreto que fue parte de nuestras ilusiones.                                  
   Si todavía, y si me lo niega no pienso creerle, recordamos haberlos visto a los tres Magos y sus camellos, entre sueños, entrando y saliendo de casa.
   Le pido, si, que asuma la valiente actitud de refugiarse en la memoria, aunque se le piante un lagrimón…
 
DESPEDIDA  BORGESIANA  COMO
PARA ESTABLECER DIFERENCIAS
 
                 Este domingo quiero  despedirme con una sentencia y   
                 humilde  confesión  de  Jorge  Luis Borges:  “Para una
                 persona  que  escribe  en  el  “dialecto periodístico”      
                 parece muy difícil que pueda escribir después en el                      
                 otro dialecto, un poco más digno, de la literatura. El              
                 periodismo mancha a la literatura y conviene que el
                 escritor lo evite.Yo no he podido evitarlo”.Por lo que
                 se advierte,nuestra máxima expresión,verdadero prócer
                 del firmamento literario, tenía “chispazos” de autocrítica.

4 de agosto de 2024

S.L.B.: ANTES QUE NADA UN MERECIDO Y JUSTO AGRADECIMIENTO – LOS CORDOBESES SIEMPRE SOBRESALIMOS, PERO AHORA ¡POR DEUDORES BILLONARIOS! – LA MEGACAUSA DEL REGISTRO, TEMA OBLIGADO A URGENTE RESOLUCIÓN CON JUSTICIA REAL – IMPUNES Y DESALMADOS TODAVÍA EXISTEN Y SON DE LO PEOR – SIEMPRE ESTÁN EN DUDA LOS RESULTADOS QUE COSECHAN ENTRE “PAREJAS DESPAREJAS”, ETC.

 Desgrabaciones de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”, edición nº 842 del 4/8/2024 emitido por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.
 
Una expresión de cariño y solidaridad
LA VERDAD DE POR QUÉ HOY ESTOY AQUÍ CON
USTEDES,  Y UN  MERECIDO  AGRADECIMIENTO
 
   Los médicos hermanos Carlos y Fernando Oulton, generosos sembradores de esa no muy conocida semilla de la solidaridad, que en un tiempo supieron dejar su esfuerzo y desinteresada entrega en algunas necesitadas poblaciones del interior cordobés, a través de una Fundación con su apellido, fueron dos de las tres patas en las que tuve la fortuna de apoyarme para superar un mal que no perdona, porque su madre putativa viene a ser la fatiga de material, mecánica explicación que dulcifica la definición de vejez o ancianidad.
 Ellos, los Oulton, pusieron tiempo atrás todo su cariño que me tocase cosechar por años; la enorme y apabullante tecnología de su Instituto y el personal, su amoroso sentido del afecto, el respeto y la profesionalidad.
   Y tuve también la desmedida suerte que el joven y experimentado médico, elneuroradiólogo intervencionista, profesor Dr. Gustavo Foa Torres, estuviera en Córdoba y no en Nueva York, Roma, Londres, Barcelona o cualquier otra lejana geografía porque estaba aquí, en Córdoba y en el Instituto Oulton de Avda. Vélez Sársfield al 500.
   Fueron ellos los que me devolvieron esa íntima dignidad sumada al placer de sentirme vivo y sano, para lo que no alcanzan todas las expresiones de agradecimiento que se me pudieran ocurrir y que ellos ampliamente merecen.
    Debo también destacar la celeridad de la Apross en la provisión de los insumos imprescindibles, para que mi vida volviera a ser maravillosamente digna de ser gozada, en salud y plenitud, cuando me acerco a las nueve décadas...
   A ellos y a todos quienes se preocuparon por mí, el eterno y justo agradecimiento, para el cual, en este caso, lo reitero dese el alma, no alcanzan las palabras.
   Que el Supremo Hacedor, como quieran llamarlo, les regale de mi parte, el reconocimiento a su generosa grandeza y su elevado compromiso con la sociedad.
 
¿Acaso henchidos de orgullo?
LOS CORDOBESES SIEMPRE SOBRESALIMOS Y
LO SOMOS POR SER DEUDORES  BILLONARIOS
 
   Eso que le llaman orgullo tiene varios comentarios de notables personajes de la historia universal, porque por ejemplo Shakespeare  sentenciaba que  “el orgulloso  se devora a si mismo” mientras que Franklin  pontificaba que el orgulloso detesta el orgullo, pero el orgullo de los demás.
   Mucho hay para comentar acerca de tal sentimiento, que supongo integra la íntima personalidad de cada ser humano que se rinde a sentirse así, o que censura que su prójimo esté sindicado como orgulloso de algo, sea lo que fuere.
   Pero entrando a otro plano en este caso definitorio de una situación, no es posible que los cordobeses lleguemos a enorgullecernos de haber ingresado -empujados por el poder actual y su herencia- al “status” de deudores billonarios, escúcheme bien: bi-llo-na-rios porque los números de lo que debemos a diestra y siniestra necesitan no recuerdo cuántos dígitos en cantidad tal, que debo confesar,  junto al odio que siento por las matemáticas por ser demasiado exactas y sin sorpresas, y no la he podido alcanzar a leer correctamente -me refiero a esa cifra monstruosa- apegado a ese concepto que cualquiera que se tome demasiado en serio corre el riesgo de parecer ridículo, aunque lo asuma como es mi caso, aunque no siempre ocurre lo mismo con quien siempre es capaz de reírse de sí mismo, lo que también es una de mis, llamémosla, virtudes o debilidades.
   Le debemos al mundo una cifra tal y en moneda que permanentemente crece mientras la nuestra adelgaza- que no debe existir tecnología que me permita digitarla desde el comienzo hasta el fin para transformarla en algo más accesible a su lectura y comprensión como puede ser en pesos argentinos, pero sería más doloroso todavía, porque buena parte de esos exagerados compromisos que debemos afrontar -porque lo haremos nosotros, la gente, y no el poder- en el correr del tiempo, con lo que estaremos empernados por décadas y décadas, hasta que algún cobrador internacional se enoje y también a nosotros por vía indirecta, nos haga tronar el escarmiento.
   Chésterton no era un escritor cómico ni gracioso pero sí supinamente creativo, y se le ocurrió sostener que “toda persona generosa convendrá en que la única clase de orgullo que es totalmente condenable, es el orgullo del hombre que tiene algo de qué enorgullecerse. Así no le hace daño a un hombre enorgullecerse de su país y relativamente poco daño enorgullecerse de sus remotos antepasados. Algo más daño le hace enorgullecerse de haber ganado mucho dinero, porque en ello tiene un poco más de motivo para el orgullo.
   Más daño le hace enorgullecerse de aquello que es más noble que la moneda -el intelecto-  Y le daña por encima de todo  el preciarse de la cosa más preciada de la Tierra, que es la bondad. El hombre que se enorgullece  de lo que realmente le hace honor es el fariseo, el hombre a quien el mismo Cristo no pudo abstenerse de condenar”.
   Realmente contundente y atemporal en lo conceptual, porque es comprensible sin necesidad de ser parte de selectos grupos de analistas económicos ni de políticos con ínfulas de entendidos en el escenario de  la macro economía, sino que la simpleza de Chésterton es comprensible y evaluable para cualquier ciudadano.
   Es por eso que nos inquieta, trayéndonos una preocupación de la que creíamos estar alejados, de lo cuesta arriba que se nos hará a los cordobeses pagar caminos que no recorremos porque la nafta es carísima, el turismo interno adelgaza, y la inversión en materia de tiempo la tenemos reservada para tareas productivas si las conseguimos y no para mundanas disipaciones que nos desburren de la inhumana presión que estamos padeciendo -y que sigue en aumento- con los precios en general, los apremios impositivos, la tarifa de electricidad que es un abuso pese a ciertas ventajas para quienes la suministran, administran y no actualizan tecnológicamente, el costo de los alquileres, del gas, del agua y de cualquier otro servicio que humanamente necesitemos para no sentirnos habitantes del Sahara o de algún país azotado sin límites por la indigencia.
   Dejando de lado a los coterráneos que viven bien y están contentos, pensemos en la mayoría padeciendo privaciones en muchos casos inéditas, que no se solucionan con esas vacunas contra la pobreza que son ciertos planes y subsidios, en los que se insiste en lugar de implementar o instrumentar planes productivos que de paso, contribuyan a recuperar eso que se le llamaba la dignidad del esfuerzo que es el trabajo.
   El “cordobesismo”· mientras tanto, que parece no recibir los latigazos del apremio en cuanto a la alimentación, la educación, la salud, la seguridad y otros rubros pendientes, sigue expandiendo sus planes y acciones de maquillaje, los gastos no prioritarios y esa permanente campaña autolaudatoria de quién tiene a su cargo tales gestiones, como si fueran una condecoración para la gente, que lejos está de serlo.
   Ya se inició aunque para mucha gente no considera que es tal, la campaña preocomicial con miras a las urnas del año que viene mientras en el hoy, en el triste ahora, muchos cordobeses no llegan ni siquiera a ubicarse en los límites entre pobreza e indigencia ew
n simultaneidad con las clases dominantes que parecen privilegiar los proyectos de ascensos a niveles superiores de conducción, mientras queda el tendal de quienes padecen privaciones.
  Bueno sería y se me ocurre que no pocos aprobarían una acción en tal sentido, adelantar las elecciones para antes que finalizara este 2024 para que desde todos los niveles de la sociedad se puedan comparar tiempos y situaciones; ventajas y logros en contraposición a promesas y gastos desconsiderados; realidad actual y no el barato y penoso argumento de prometernos un futuro de grandeza, mientras nadamos o navegamos en un actualizado y tormentoso mar, convulsionado por las privaciones de una penosa mayoría sufriente.
   Eso no es gobernar, sino intentar al menos la salvación de unos pocos…
   El problema radica en que a las urnas vamos muchos, demasiados en algunos casos, aunque no sea esa la inquietud de todos los enfermos por la avidez de poder y su vigencia hacia la eternidad…
 
Registro de la propiedad
MEGACAUSA SIGUE SIENDO TEMA OBLIGADO EN
LA ESPERANZA DE UN FINAL CON JUSTICIA REAL
 
   Quizás como respuesta a la particular costumbre de accionar de la justicia cordobesa en la meneada e interminable causa del Registro de la Propiedad que ya superó largamente la década, costumbre bastante alejada de nuestra Constitución, hace ya un tiempo familiares de imputados en este tema protagonizaron frente a Tribunales una especie de obra teatral en la que un médico, correctamente ataviado como tal, le recetaba a esta justicia, comprimidos de Constitucionex Forte, para curar sus patologías.
   El imaginativo medicamento cuenta con varios componentes incluyendo libertad, para evitar el abuso de la prisión preventiva; racionalidad para evitar la imputación indiscriminada a compañeros, vecinos y conocidos como nuevos sospechosos; legalidad para evitar actuar fuera de los mandatos constitucionales; igualdad parta evitar privilegios hacia los conocidos o amigos del poder político y judicial; sinceridad para evitar el pomposo y por ende oneroso márketing mediático; imparcialidad para evitar la creación de una nueva comisión especial  juzgadora; objetividad para evitar la íntima convicción como fundamento de sentencias absurdas; independencia, para evitar la impunidad de los poderosos y honestidad para no acceder a la inmortalidad de la causa.
   La verdad, suena como urgente e indispensable la necesidad de esta fórmula para conseguir la sana justicia que se requiere en la causa, aunque constituye un desafío a la más avezada imaginación, descubrir cómo administrar a la Justicia esta mágica pìldorita.
   Tal vez y a título de sugerencia, una exhaustiva revisión de cada accionar por organismos de expertos independientes,  pueda llegar a ser una manera de lograrlo.
   Y por qué, sobre todo porque es gratis, no soñar para un futuro con el desarrollo de una vacuna que inmunice a los funcionarios contra cualquier intento de perniciosas y evitables influencias, amiguismos que suelen sobrar, parcialidad o conveniencias en cualquiera de sus formas, presentaciones y aplicaciones.
   Y que las dosis de tal mágico medicamento no sean de elevado costo ni sujetas a su actualización por inflación u otros riesgos de los que abundan, porque tampoco es cuestión de condenar a nadie a que realice gastos fuera de su presupuesto…
 
Todavía hay impunes y desalmados
REALMENTE  HABÍAMOS CREIDO QUE EL RESPETO
POR LOS ADULTOS Y LO AJENO TODAVÍA EXISTÍAN
 
   Vivimos de sorpresa en sorpresa en esta Córdoba pujante, maravillosa por la mayoría de quienes la habitamos, atractiva para los visitantes, graciosa por su humor, estruendosa por su música cuartetera y el atractivo especial de su tonada que los extraños todavía no consiguieron establecer su origen y muchos, en especial los porteños, se ridiculizan intentando imitarla.
   Pero malandras, mala gente, narcos, contrabandistas, productores, vendedores al mayoreo y de a puchos de una variedad asombrosa de sustancias prohibidas tanto naturales como elaboradas, también conviven con el resto de una sociedad cambiante por las enormes influencias de su ubicación centralmente estratégica en el país, por sus universidades, la pujanza algo apocada de su industria y otros atractivos urbanos de los que gozamos mientras podemos.
   Pero malandras e insensibles desalmados han existido siempre y no existen vacunas que nos inmunicen contra ellos, ni métodos preventivos ni persuasivos que amainen su actuación las 24 horas de cada día, los 12 meses de cada año y así proyectados hacia lo inconmensurable de los tiempos por venir.
   Les traigo dos ejemplos con lo que podemos cerrar una idea de la actuación de esos malandras, de la desprotección en la que vivimos y de la escasa respuesta que aportan las autoridades para terminar o al menos amenguar los efectos de tanta maldad.
   En la esquina de Antonio del Viso y Urquiza, a una cuadra de la siempre concurrida Plaza Rivadavia, corazón de Alta Córdoba y a escasos 50 metros de una comisaría policial que aún se la llama “la séptima” y aunque usted lo dude o no lo crea, se afanaron la reja redonda de un acceso a los desagües, que
imagino debe pesar lo menos unos 40 kilos o más y se supone está resguardada por algún sistema que la proteja de los crecientes ladrones de metales que luego, mediante la complicidad de quienes les compran, transforman en sustancias prohibidas que son para muchos una dosis de criminal valentía para delinquir.
   Para afanarse una pieza de tales características es de suponer que trabajaron uno, dos o más personas por así decirlo al menos una media hora, pero nadie vio ni escuchó nada; nunca pasó por allí algún vehículo policial ni vecinos que vieran lo que sucedía o prefirieron la complicidad de su silencio.
   En fin, a la tapa se la llevaron y fue reemplazada por el vencido tronco de un viejo árbol para restarle a la abertura su peligro de trampa, porque está junto al cordón y en parte de la senda para peatones, por algún vecino comedido y ciudadano ejemplar.
  Pero el otro caso es peor: un señor mayor, de alrededor de 90 años, cometió la imprudencia mientras visitaba a la siesta la Plaza Rivadavia, de distraerse un momento y dejó virtualmente a su lado el bastón que utilizaba como ayuda para desplazarse por los veredones del paseo.
   Aunque usted tampoco lo crea, se lo afanaron y tampoco nadie vio nada, nadie dijo nada, muchos se condolían con el anciano, pero el señor seguía tambaleándose en la inseguridad de sus añosas piernas.
   Es para pensar demasiado en venganzas o en medidas ejemplarizadoras, pero en estos casos, para el señor del bastón, se impone el pedido para quien le sobre por cualquier motivo un bastón, se lo acerquemos al afectado, al menos para que piense que no todo está perdido.
   Y menos todavía, que se hubiera perdido el cordobés sentido de la solidaridad.
   Pero por lo que podemos advertir, los desalmados siguen en la suya y no hay muchas esperanzas, por lo que vivimos, de superar nuestro estado de indefensión, alimentada por la impunidad que el poder le regala a la delincuencia.
 
¿Aciertos o rumores de conventillo?
SIEMPRE ESTÁN  EN  DUDA LOS RESULTADOS
QUE ALCANCEN LAS “PAREJAS DESPAREJAS”
 
      “Si los casados han de divorciarse por incompatibilidad de temperamento no puedo imaginar por qué no se han divorciado todos. Cualquier hombre y cualquier mujer tienen temperamentos incompatibles; es la misma definición de sexo”, con lo que vuelvo a citar a Chésterton, maestro en el arte de plantear dudas fundamentadas.
   Nadie quiera pensar que estoy en vías de transformarme en instigador de acercamientos para aquellos que intenten rehacer relaciones magulladas por cualquier causa, o que procuren acercarse a un ser tan opuesto con miras a conseguir sus objetivos y transformarlos en logros.
   En la política no siempre han salido airosos aquellos que mediaron en situaciones de enfrentamientos ideológicos o de otras razones, porque la incompatibilidad de los dos o más y sus principios respetados hasta el fanatismo, fueron los impedimentos que al menos supieron trascender a un periodismo ávido de primicias y novedades.
   Nada raro está ocurriendo en mi mente como para intentar siquiera una aproximación a ese cometido porque se camina por un desfiladero humano donde el precipicio está más dispuesto a recibir a quienes se aventuren, y la salvación nunca es para ninguno de los tres, o sea los contendientes y las corrientes que los apoyan.
   Me refiero a lo que se comenta de una asociación entre Mauricio Macri y Javier Milei, para la construcción de un frente que al menos intente sacarnos del barro en el que poco a poco y casi sin que nos demos cuenta, nos están metiendo.
   Para la actualidad de los argentinos, es imposible que en tal disputa pueda incorporarse un tercer -o tercera- protagonista de lo que todos necesitamos: un acuerdo adulto, respetuoso, patriótico, sin aventuras ni demagogias  y viable,  que por fin despierte al gigante que cada argentino lleva en su pecho.
 
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Debido a inconvenientes que subsisten para la entrega en cada una de estas páginas de los audios completos de cada edición, nos vemos en la obligación de reiterar nuestro pedido de disculpas por una omisión que escapa al control de los responsables de la producción. En pocas horas la grabación completa del programa de este domingo 4 de agosto, estrará a disposición de nuestros lectores aquí, en el blog de SLB.

G.F. y la producción de Síganme los buenos
 
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7 de julio de 2024

S.L.B.: CÓRDOBA CUMPLIÓ FELIZMENTE 451 AÑOS - ¿MARCHAMOS HACIA LA NORMALIDAD QUE MERECEMOS? - DUDAS QUE EL MINISTRO DE SEGURIDAD CONOZCA LA INSEGURIDAD QUE NOS RODEA- TERMINARÁ LA ESTIGMATIZACION DE UN PROCESO JUDICIAL – ES BUENO HABLAR DE LOS MIEDOS QUE NOS ACOSAN – NIÑOS, VERDADEROS REHENES DE UNA DEMANDA SALARIAL, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista cordobés Gonio Ferrari difundidos en su programa “Síganme los buenos” edición nº 838 del domingo 7 de julio de 2024 emitido por  la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.
 
Gran urbe, caótica en muchos aspectos
CUMPLIÓ LA CIUDAD UN NUEVO ANIVERSARIO DE
SU FUNDACIÓN MÁS DE 4 SIGLOS Y MEDIO ATRÁS
 
   Mi Córdoba es para muchos el show de ver desfilar a la “Papa de hortensia”, la “Pelada de la Cañada”,  Efrain Bischoff,”, Alberto Cognigni, “Sapo” Cativa, Jaime Kloner, Ana María Alfaro, “Pelado” Alonso, Las Ponce, “Los del Suquía”,  Miguel Bravo Tedín, “Mona” Giménez,  Azor Grimaut y tantos otros señeros personajes que se traspapelan en la maraña del tiempo y en la senil desmemoria en la que debió aposentarse su fundador, don Jerónimo Luis de Cabrera allá por el 1573.
   Cordobés no es tan solo ser cuartetero, haber vivido en
El Abrojal, gustar del fernet, tomar mate con peperina, bañarse en las dudosas aguas del Suquía, saberse protagonista de la gesta de mayo del ’69, sentir orgullo por la reforma universitaria, evocar etílicas trasnochadas en “L’escargot” o en “El Príncipe”, incursiones por el 990, los corsos de San Vicente, las exposiciones en el Pabellón de las Industrias, la chetura de Los Pozos Verdes y el Parque Autóctono o los bailes en la pista “Teneme el chico”, el Sargento Cabral o “La Toscana”; haber leído Los Principios, Meridiano y el Córdoba y todavía leer lo que queda de La Voz del Interior en estos vertiginosos tiempos en que Internet te abre las puertas del mundo y te deja hojear sin medida diarios y revistas tanto cordobesas como de cualquier otro confín geográfico.
   Se me antoja que ser cordobés incluye también otras sensaciones, placeres  y
nostalgias no tan sólo dignas de la memoria.
   Ser cordobés contiene en tan pocas letras -sólo 11- también el espanto de las crecientes de su inestable río parcialmente urbanizado, de su tránsito caótico, de la impostada solemnidad de sus políticos, como los simples placeres de fanatizarse con el folklore de sus colores deportivos, de los íconos ciudadanos que el tiempo aporta en recuerdos, del concierto de campanas en cualquier mediodía…
   Ser cordobés supone la rebeldía mediterránea llevada a las nubes de su práctica, ejercicio y consecuencias como una especie de rito casi, casi fundamentalista que se identifica con el placer cotidiano de sentirlo así.
   Y como en un rezo me encanta hacer retumbar en mis oídos y en todos los rincones del alma esa especie de oración de amor, de entrega, de agradecimiento por sentirme genuinamente cordobés en toda la enorme pureza étnica y documentada de la condición de tal.
   Porque desde que me acuerdo, y que no son pocos años ahora más cerca del “no me extrañen” que del “hola varón…”, lo digo desde el alma y con orgullo porque así lo siento: Argentina es mi país, pero Córdoba es mi Patria.  
   Simple y cariñosamente porque crecemos amando a la ciudad como es: anárquica y sensual; desordenada y doctoral, con humor de sobra  para exportar y un agrio y desoído malhumor social para atender de lo que el poder suele ocuparse frente a la inminencia de elecciones y cíclicamente hasta el cansancio de la gente.
   Aquí en Córdoba anidan el orgullo de las raíces, la histórica arrogancia de sus luchas, la humildad mediterránea y entre otras, las industrias del humor, del apodo y de los yuyos no tan sólo aquellos para infusiones.
   Porque somos sus hijos, amamos a esta Córdoba magnética, romántica, mágica y soberbia, aunque la descuiden los que debieran mimarla y hermosearla y aunque otros pretendan certificar autenticidad de origen pese a que vienen de lejanías.
   Córdoba tiene la protectora calidez de una mamá.
   También asume su condición de genuina madre sustituta.
   Ciudad símbolo, ruidosa, altiva, insegura y sorprendente, quiero abrazar ese poco prolijo laberinto de tus barrios, los rumorosos bares de cada esquina, la
estridencia de tus avenidas, los colores de tus clubes, el malo y caro transporte urbano, los candados de tus conventos, la pasión de tus políticos, la dañina insolencia de tu río cuando crece, la intemperie de tus villas, la sonoridad de tus campanas, el catálogo de tus baches, la penosa sorpresa de los cortes de luz, la casi permanente asamblea de los municipales, la fiestera pachorra de tu Justicia, la inimitable contundencia de tu tonada, la frescura de tus estudiantes, la protocolar etiqueta de tus doctores, la columna vertebral de tu Cañada, la mugre sabatina de tu invadida peatonal, la añosa certidumbre de tus templos, tu maravillosa lozanía en el otoño, el silencioso abrigo del invierno…
   Quiero más que nada, confesarte cuánto te amo.
   Por la generosa hospitalidad de tu tierra.
   Por el linaje de esas cadenas que me ataron férreamente a tu historia, a tus días y a tu gente…
   En este cumpleaños, y aunque vayan muriéndose los siglos, ¡salud mi ciudad, patria de siempre…!
   ¿Es necesario que lo repita? Porque Argentina es mi país, pero Córdoba es mi Patria…

Los molestos dolores del crecimiento
¿ESTAMOS MARCHANDO HACIA LA NORMALIDAD
QUE  MERECEMOS Y SE EMPEÑA EN NO LLEGAR?
 
   Una de las consecuencias menos deseada de cualquier espera es no resultar beneficiados con los resultados de la gestión encarada, para la solución de un conflicto o la superación de una situación crítica o conflictiva.
   Esa se me ocurre que es la síntesis de la situación en la que nos encontramos la mayoría de los argentinos, en la tensa y casi eterna como histórica espera de tiempos mejores, como adhiriendo en la mayoría de los casos sin saberlo, a lo que Aristóteles sostenía que “la esperanza es el sueño del hombre despierto”, aunque otro gran pensador como lo era Gustavo Le Bon asegurara que los pueblos viven sobre todo de esperanzas, y que sus revoluciones tienen por objeto sustituir con esperanzas nuevas a las antiguas que perdieron su fuerza.
   Pero está demostrado en la misma historia de la humanidad que la esperanza misma deja de ser felicidad -si pretendemos que lo sea- si su compañía y cómplices son la impaciencia y la falta de soluciones.
   Tendríamos que ingresar a la evaluación de la seriedad o no que asuman eso que les llaman milagros, como manera válida de seguir aferrados a la idea que la única alternativa para salir de las frustraciones y los tiempos adversos está condicionada a la aparición, precisamente de un milagro, dado que las otras alternativas ya vividas no han dado los resultados que ansiamos, esperamos y merecemos por esa inacabable inclinación al aguante que tenemos nosotros como sociedad.
   Vivimos dominados por innumerables promesas de cambios que reparten todos los colores políticos con apetencias de poder y de vocación por la eternidad.
   Votamos influenciados por la demagogia en cualquiera de sus manifestaciones y somos demasiado lentos para reaccionar, frente a los derrapes y fracasos como si estuviéramos obligados a tolerar errores y carencias de las tantas que nos toman como objetivo, porque los poderosos no fracasan, sino que las culpas son nuestras, de los que sospechamos que vamos a fracasar.
   La oración cívica con la que el restaurador de nuestra democracia cerraba cada uno de sus discursos de campaña, allá por los albores de la década del ’80 en el pasado siglo, pregonaba que con la democracia comíamos, trabajábamos, estudiábamos, nos curábamos, crecíamos y algunas otras utilidades que nos aportaba ese estilo tan vulnerado en los últimos tiempos.
   Pero los resultados que saltan a la vista nos muestran el absurdo de carencias imperdonables, en un país ubérrimo como el nuestro, lo que lleva a ver crecer en la gente el desencanto por aquel lirismo alfonsinista, que pese al paso de los años no vemos en el duro terreno de la realidad.
   ¿Vamos ahora por el camino correcto?
   ¿Hacemos las cosas como esperando que los resultados sean masivamente positivos para todos?
   Evidentemente que no; que hay grietas en todos los terrenos, que hay máquinas de impedir en todos los estamentos de la sociedad; que la burocracia sigue imperando y los juegos de intereses dentro de la política llegan a niveles escandalosos y los “promesómetros” de las ideologías están al rojo vivo.
   No es ese el mejor de los caminos para que superemos nuestro eterno estado de crisis, mientras las apetencias se fortalezcan, siga imperando la ley del más pícaro y la comunidad siga valorando como logros los cambios epidérmicos que como tales, poco es lo que duran.
   Porque son para el consuelo y no para la solución…
 
No es exageración sino dura realidad
LA POBLACIÓN  CORDOBESA  ALEJADA  ESTÁ  DE
MERECER EL REINO DE  LA ANGUSTIA Y EL MIEDO
 
   De chicos nos asustaban con “el cuco”, el diablo, “el viejo de la bolsa”, la bruja, el infierno y muchos otros castigos como arma primitiva de los mayores para imponer su autoridad a veces cuestionada, por así decirlo, desde la más tierna de nuestras infancias.
   Pero el miedo es real y los cordobeses lo venimos aguantando a veces calladitos por vergüenza o para evitar que se nos burlen; algunos lo asumen e intentan superarlo con el encierro y algún otro método de aislamiento, y no son pocos quienes lo sienten, pero olímpicamente lo ignoran en una actitud temeraria y excesivamente machista de la que ni siquiera ellos están convencidos.
   La verdad es que los cordobeses vivimos en un estado de miedo creciente:

miedo a que nos asalten a plena luz del día, que nos violen la casa, que nos arrebaten el celular en pleno centro, que un motochorro nos afane e incluso nos mate porque ya están demasiado jugados para conseguir droga; el miedo a la desprotección porque el Estado no cumple con su obligación de protegernos y de últimas, por ese humano instinto de conservación.
   ¿Quiénes en Córdoba se ocupan del miedo? A la autoridad policial parece no preocuparle porque poco hace para remediar la situación, ellos andan armados y con permiso o no para balear -aunque eso y selectivamente poco les importa por lo visto- y los pretextos no faltan: hay cosas más importantes que proteger, el miedo es privativo de los pusilánimes, el miedo es una sensación que experimentamos por contagio social, escaso dominio de esfínteres o para ciertos insensibles, el miedo es inexistente como actitud frente a la vida.
   Pero que existe, no deja de ser una realidad que nos abruma sin que busquemos las maneras más peligrosas de enfrentarlo, porque basta con seguir los noticiarios televisivos, los relatos radiales o las publicaciones gráficas, para tener en el centro del alma y de la mente ese miedo insuperable que se acrecienta con la desprotección, las leyes inadecuadas por lo antiguas y cierta displicencia gubernamental frente a otros temores más trascendentes y mundanos, como lo es por ejemplo la inaccesibilidad al dólar blue.
   Pero que el miedo es una realidad, no es necesario certificarlo, aunque la explicación está en un tal Alain, profundo y sesudo pensador, que entre sus sobresalientes conceptos, afirmó en un momento que “El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar el miedo”.
   Los cordobeses, al menos, no necesitamos inventarlo porque en estos últimos tiempos, ha pasado a formar parte del vergonzoso ADN que nos está igualando a todos…
 
¿Cuántos años lleva el pesado trámite?
ALGUNA  VEZ  LLEGARÁ  A  SU FIN  ESE  ESTIGMA
QUE  REINA EN TORNO DE UN PROCESO  JUDICIAL
 
   Algunas situaciones reinstalan el debate de los inocentes presos.  En nuestro país desde 2014 funciona el “Proyecto Inocente”, iniciativa surgida en los EE.UU, y difundida a más de 20 países, que  busca revertir condenas equivocadas. En todos los casos se trata de encontrar errores en la investigación y en el juicio, que producen la condena de un inocente. 
   En el análisis de Argentina se consideró que había problemas en cómo los operadores judiciales valoran las pruebas y cómo las consideran; cómo los jueces justifican y argumentan sus decisiones, y también, casos de corrupción y problemas de ética.
   En tal contexto, y retomando la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, recordé el dictamen de un Juez, en el que confirmaba la prisión preventiva a dos imputados pese a reconocer que se carecía de pruebas contra ellos, como podrían ser firmas o escritos de su parte y que no se contaba tampoco con ningún testigo que los hubiera visto o acusado.
   El apego al diccionario enseña a considerar al error como un concepto equivocado, juicio falso, acción desacertada, o precisamente en Derecho, como vicio causado por equivocación de buena fe que puede anular el acto jurídico.
   Debe ser inevitable que los jueces, limitados y falibles, puedan equivocarse, aun poniendo empeño y dedicación en su trabajo, pero, en este caso, no se puede hablar de errores de valoración, consideración, justificación o argumentación, porque el mismo juez reconoce no tener nada para valorar, considerar, justificar o argumentar.
   Lógicamente, estos imputados fueron absueltos después de casi tres años de prisión injusta. Hubo concepto equivocado, juicio falso, acción desacertada y vicio judicial.
   Es difícil saber si de buena fe, o si puede orientarse hacia la corrupción y la ética.
 
Se impone más lucha que definiciones
NOS ASALTA LA DUDA SI  EL MINISTRO DEL ÁREA
SEGURIDAD  ESTÁ  ENTERADO  DE  LA  REALIDAD
 
   Partamos de una base cierta surgida de los tiempos que vivimos, en el sentido que la cuestión de la seguridad ciudadana corresponde más a las esferas técnicas que a las consideraciones políticas o ideológicas, porque es allí donde por lo general se desubican los conceptos o se alteran las definiciones, en la mayoría de las cosas por una inclinación hacia la facilidad e inmediatez de improvisar, o por escaso concepto  de respeto hacia la sociedad.
   En los últimos tiempos los diarios vienen perdiendo terreno ante ese alucinante ejercicio del ímpetu informativo, porque tanto la radio como la TV ofrecen hechos resonantes en vivo mientras suceden, con sonido y en colores.
   No dejó por eso de ser una mayúscula sorpresa el leer el diario donde aparecen audaces conceptos de nuestro ministro provincial de inseguridad -y así la califico porque es lo predominante-  sosteniendo “Nos preocupa mucho la capacitación. Acá no hay buenos y malos policías. Acá están los policías y los delincuentes que se disfrazan de policías” con lo que el funcionario aporta mayor confusión a una situación que se ha tornado intolerable y de mayúscula peligrosidad por lo inmanejable que se confiesa desde el poder.
   La crisis no es nueva y se han dado demasiados casos que fueron inútiles llamados de atención, en procura de enderezar el rumbo del tratamiento del tema desde el gobierno y los resultados han sido siempre negativos aunque se dibujen las estadísticas y se gasten fortunas en equipamiento, tecnología, etc. todo lo que no alcanza mientras, y lo insisto por enésima vez, no se instrumenten dos medidas básicas; la profesionalización en un nivel más elevado de los planteles y el urgentísimo estudio, elaboración, tratamiento, promulgación, reglamentación, implementación y contralor de su estricto cumplimiento, de una ley integral de seguridad para terminar con los remiendos tan costosos, los reemplazos de nombres, los apresuramientos de incorporar más efectivos y lanzarlos a la calle sin capacitarlos y tratando de dejar de lado esa certeza para muchos, que los cargos policiales suelen ser la resultante de deudas políticas con la militancia, contraídas en períodos precomiciales.
   Los cordobeses ya hemos agotado nuestro enorme caudal de paciencia ante el avance de una delincuencia que domina la ciudad, y no me vengan con el viejo verso de la sensación, que ya nadie cree, salvo como muletilla que parte desde la inoperancia del poder, en este caso culpable también por omisión.
   Es un escándalo el crecimiento del narcotráfico y bueno sería que alguna vez se investigara -aunque sospechas sobran- cuáles son las fronteras de su ingreso, y las maniobras que se perpetran para consolidarlo, aparte de la generosa e inexplicable impunidad que se les regala como valor agregado.
   Las autoridades se alarman por la cantidad de armas que compran los cordobeses, en lugar de ponerse las pilas y neutralizar a un hampa que se expande y serán inútiles los lamentos cuando se produzcan enfrentamientos de civiles en defensa de sus bienes y de sus familias, desamparadas por un Estado con la obligación de protegerlos.
   Sintetizando, la seguridad está visto que no es un tema para que se ocupen los políticos sino los técnicos, sin amiguismos, acuerdos innegables ni privilegios de ninguna clase.
   Y que el gobierno deje de quejarse y actúe de una buena vez, porque de nada sirve tener una ciudad bonita si no la podemos gozar.
   Y consagrar el estado de dominio que actualmente luce la delincuencia, sería una imperdonable bulodez…
 
Reclamo salarial y sus consecuencias
SI EL PLANTEO SALARIAL AFECTA EL DICTADO DE
CLASES, LOS ALUMNOS SUFRIRÁN  EL  PERJUICIO
 
   No se me ocurriría ni siquiera evaluar la conveniencia, oportunidad ni posibilidades que tiene de imponerse el criterio sindical docente acerca de los reclamos de actualización salarial, en un período en que nuestra estabilidad monetaria es penosa, el Estado sigue presionando con los impuestos y los servicios -tanto estatales como privados, y es como si no tuvieran límites para su actualización hacia arriba y usando como guía los vaivenes del billete verde, tomando en cuenta la ridiculez, que cuando el dólar baja su cotización, los valores que pagamos se mantienen o se siguen incrementando.
   El componente de insensibilidad ya ha sido expresado y llevado a la realidad hasta el cansancio y de poco ha servido, porque los cráneos de la economía nacional, provincial y recaudatoria, poco entienden ni les interesa esa disyuntiva, detalle que mucha consideración merece porque afecta a la dignidad y a la condición humana.
   Y se trata de una percepción personal o es sólo un mal pensamiento, que suele invadirme cuando desde ambas veredas del tironeo están los alumnos, inocentes y aprovechados rehenes de cada prolongado y a veces eterno conflicto, sin pensar en el descalabro hogareño que entra al seno de las familias sin preguntar, cuando no hay maneras de hacer que los pequeños concurran a clases, tratándose de salitas o primarios, como asimismo en el caso de los secundarios, cuyo aprendizaje se resiente severamente y después no sabemos por qué no se registra progreso intelectual, ni atendemos con medidas reparatorias el decreciente nivel de conocimientos.
   Debiera el Estado en su condición indelegable de protector de la
comunicación entre las partes enfrentadas, instrumentar métodos y capacitar a los responsables de las discusiones salariales, para que no sean los niños las víctimas de los desacuerdos y caprichos, que pudieran haberse consolidado en el fuero íntimo de los funcionarios encargados de atender, negociar y ocuparse de las reiteradas y a veces prolongadas situaciones críticas.
   Es muy cierto ese consejo, digamos conminatorio, de “con los niños no” pero en forma de grito para que se cumpla no tanto como obligación de respeto y cariño hacia la inocencia de los pequeños, sino como prenda de paz, justicia y armonía que merecen aquellos que nos educaron, aunque hayan fracasado con tal cometido en algunos obtusos que no tienen otros mecanismos de protesta que dejar de trabajar y que para colmo no les paguen esos días.
   El dirigente gremial, en estos casos, se supone que está amparado y jamás deja de cobrar.