Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” que emitieron en dúplex AM580 y FM88.5 ambas de Radio
Universidad de Córdoba, el domingo 30 de junio de 2019 en su edición n° 575.
¿Arsenal narco
o supermercado de armas?
NI LA “INTELIGENCIA” POLICIAL DETECTÓ
LO QUE FUE UNA NOTICIA INTERNACIONAL
De solo pensar que estuvieron tanto tiempo operando sin que la autoridad
se enterara, o algunos lo sabían pero hay silencios que se pagan demasiado
generosamente, el tema del arsenal particular destinado a los narcos de Brasil
y seguramente a otros destinos pasaba desapercibido en territorio militar, más
precisamente de la Fuerza Aérea, por un litigio de años atrás que se planteara
por su desalojo, cuando allí se desarrollaban actividades legales.
Si entramos a escudriñar las
causas por las que se llegara a integrar un acopio de armamento que iba desde
revólveres calibre 22 hasta misiles tierra-aire, debiéramos remontarnos a la
vulnerabilidad de nuestras fronteras tanto por tierra como por aire, modalidad
que estuvo reinando durante varios años, incluyendo los del gobierno anterior,
sin que casi nadie se preocupara por endurecer los controles, atacar las pistas
clandestinas de aterrizaje y despegue de los aviones narcos, en la mayoría de
los casos ubicadas geográficamente desde el aire, pero protegidas por una
llamativa impunidad.

En el orden local existe una
brigada especial para el ataque a este tipo de delito, y de acuerdo con lo que
se conoce, a nadie se le ocurrió hurgar como para tener indicios que
permitieran ahondar alguna investigación.


Si el tema reventó en algún
momento en Rio Cuarto de la mano de policías delincuentes, es llamativo que no
se haya estudiado alguna conexión con lo hallado días atrás aquí en la capital,
que por su volumen, variedad y calidad resultaba extremadamente complicado de
esconder.
La ministra Bullrich, blanco de
ataques en lo funcional y en lo personal por todo eso que de ella se dice, viene
demostrando que cuenta con capacidad como para plantarse frente al demonio de
la droga y enfrentarlo, y el quilaje de sustancias prohibidas secuestradas y
destruida en los últimos tres años, es una certificación de su capacidad
operacional.

No es imprudente preguntar, por
qué ciertos personajes del cordobesismo que vienen demostrando incapacidad o displicencia de actuación que tanto molesta,
sin ponerse colorados aparecen posando junto a quienes, sí, merecen el
reconocimiento de la sociedad. Es como en casamientos, cumpleaños o cualquier
otro festejo que suponga comer y beber gratis, que nunca faltan los inevitables
colados.
Por suerte, en este caso son
demasiado conocidos…
La angurria no
tiene sensibilidad social
¿VIERON QUE LA FETAP VOLVERÍA A MANGAR
UN NUEVO AUMENTO DEL BOLETO URBANO?
No hace falta ser brujo ni
perspicaz en extremo para escudriñar en las intenciones de uno de los sectores
más afortunados con eso de embolsar dinero, que son los empresarios del
transporte automotor de pasajeros de nuestra ciudad, servidores -por así exagerar-
del sistema urbano cubierto por ómnibus.

Es cierto que existen algunos
aunque pocos argumentos, que llevan a pensar que si todo aumenta, la movilidad
pública no puede ser la excepción, pero lo malo es que toda exageración es
perniciosa, especialmente porque pocos toman en cuenta que en Córdoba se paga el
boleto más elevado del país y no por centavos, sino por pesos.
¿De quién es la verdad como
para sentirse inocente?
El tema de los subsidios
beneficia a los propietarios de coches, lo mismo que la vigencia de miles de
boletos gratuitos que las empresas entregan, pero sin que al Estado le cueste
incorporar ese regalo a sus campañas proselitistas, porque los paga la gente;
los pagamos los usuarios y si bien no es un reclamo insolidario, es el gobierno
quien debería pagarlo íntegramente sin cargarlo en las espaldas de los
pasajeros.
A todo esto el poder concedente
del servicio de transporte que es la Municipalidad, se ocupa de evaluar la
justicia del reclamo, que es más imposición que otra cosa, en lugar de
controlar la calidad de un servicio cuyos responsables, para presionar,
deterioran para reclamar por una supuesta imposibilidad de sostenerlo al actual
precio del boleto.

Es muy simple el análisis,
aunque a muchos les suene primario o inconsistente: si tanto vienen padeciendo
por las supuestas pérdidas que les ocasiona una prestación decorosa, más inteligente
sería cambiar de rubro y dejarse de padecer… y de joder.

Y la gente, que lo agradezcan,
es demasiado dócil para protestar, aunque suele hacerse escuchar mediante el
voto.
Pero pese a esa catarsis, al
boleto tienen que pagarlo aunque se quejen cada vez que deben apoyar la tarjeta
en el aparatito que les descuenta lo que no quieren pagar.
Sobre todo, porque el servicio
en la mayoría de los casos es lamentable, porque los pobres patrones dicen que
están perdiendo plata.
Me encantaría manejar y
padecer, como ellos, ese nivel de indigencia…
La megacausa
del Registro
ESE MALSANO EMPECINAMIENTO
DE ENCARCELAR POR LAS DUDAS
Los reclamos
por violaciones al derecho de defensa, la presión del juicio abreviado sin
investigar la verdad real, el abuso de la prisión preventiva y la arbitrariedad
y lentitud judicial, son repetidos en la causa del Registro de la Propiedad de
Córdoba.
La prisión preventiva, que según nuestra Constitución debe ser
excepcional, se aplicó a casi el 70 por ciento de los imputados durante años y
los jueces conformaron una comisión especial con ideas definidas
y expresadas sobre el tema.

El
nuevo Código Procesal Penal reduce a tres años los plazos para las
causas penales, sanciona a los jueces que demoren los casos, establece
medidas alternativas a la prisión preventiva y consigna que los procesos
serán orales y el juez deberá resolver en el momento.
Además establece que el Fiscal se encargará sólo de investigar mientras
que el Juez, como tercero imparcial, evaluará la legalidad de las pruebas y
tendrá la autoridad para detener.
Es
entonces para sostener que urge aplicar esta normativa en la causa,
teniendo especialmente en cuenta que no
se ha intentado ninguna alternativa a la prisión y que ese tipo de
encarcelamiento califica ampliamente a tal actitud para ingresar al
Guinness con récord de presos no juzgados, o dicho más claramente de “condenados
sin juicio”.
Afirma un reconocido jurista que los derechos fundamentales como la
libertad no son negociables, ni expropiables, ni sobornables, ni
limitables por otros sujetos, ni por el Estado, y su violación es causa de
invalidez de las leyes y de las decisiones públicas.
Más
claro, ni siquiera el agua.
Vivimos tiempos de hipocresías
LO
SORPRENDENTE QUE ES VER A POLÍTICOS
QUE
SE ODIAN, DISFRAZANDO SENTIMIENTOS
Suele ser extremadamente molesto advertir la práctica de la hipocresía muchas
veces en el campo laboral, en el seno de la familia o en esos grupos de amigos
que aparentan consistencia, pero todos y cada uno son conscientes que dentro de
ese sentimiento tan maravilloso, campean también la envidia y otras
manifestaciones negativas del espíritu.

Ayer
supieron estar juntos persiguiendo las mismas quimeras, idénticos anhelos,
junto a la gente y unidos fraternalmente en el pensamiento y en la acción,
hasta que ciertas divergencias que aparecen en el crecimiento los separaron y
tomaron distintos caminos.
Casos hubo de enemistades acérrimas, insuperables, que los ubicaban en
las antípodas y transformaban en irreconciliables ciertas situaciones que antes
compartieran por convicción, hasta que las conveniencias fueron más fuertes que
el razonamiento honesto y sincero.

Y
allí los vemos que sin ponerse colorados y como si no le debieran explicaciones
a nadie y ni siquiera hacia adentro, se abrazan, se aprietan, se besan, se
acarician los cabellos cuando los tienen, se preguntan por la familia y se
atacan de nostalgias recordando ayeres que la enemistad había desarraigado de
la memoria, en una actitud no tan inexplicable como mezquina, por eso de la
autoestima que no se preocupan por preservar.

Y
por verlas tan a menudo en estos últimos tiempos, viene al caso citar a
Cicerón, quien algo sabía a la hora de plantear definiciones de actitudes
humanas.
Decía el sabio que de todos los hechos culpables ninguno tan grande como
el de aquellos que, cuando más nos están engañando, tratan de aparentar bondad.
A mi
modesto entender, toda una genialidad.
Sombras en la ciudad de Oliva
ALGUNAS
SITUACIONES PLANTEADAS Y
LAS RESPONSABILIDADES DEL
PODER

Planels pretendió una contestación a la pregunta sobre aquella supuesta
reunión de la que tanto se habló entre el montonero y el almirante Massera en
Europa en tiempos del desgobierno militar, a lo que Firmenich lo maltrató
amenazándolo que por esa curiosidad podía retarlo a duelo y negándose a
responder.
Eso ocurrió, lamentablemente, en lo que alguna vez fuera sitio de
defensa de los periodistas de toda la provincia de Córdoba, pero la entidad si
mal no recuerdo no reaccionó contra Firmenich seguramente porque había sido
invitado por sus directivos para la presentación, allí, de su libro “Eutopía”.

Pero el tema convocante de hoy hacia el letrado, fue por algunas
situaciones que vienen sucediendo en Oliva en el campo de la atención médica
por parte del Hospital Zonal, por los desenlaces mortales que se dieron en
ciertos casos que llevan a sospechar de atención deficiente en tal centro
médico, de los que se hiciera eco en una patriada tendiente a que al menos no
se repitan.

Y otro caso más reciente, el del niño Mateo Valsanía quien habría sido
mal derivado por una dolencia y debido a la falta del equipamiento necesario
que evitara hacerlo recuperar la respiración sin abrirlo. Primero lo llevaron a
Villa María y de allí a Córdoba.
La conversación completa entre Gonio Ferrari
y el abogado Mariano José Ludueña Alfonso puede ser consultada en la sección
respectiva de los audios, en el costado derecho superior de este blog.
Delito de coartar la libertad de circular
EL CAOS URBANO SIN SOLUCIONES A LA
VISTA,
UNA OFENSA A LOS CORDOBESES
Días
pasados un amigo cordobés pero trotamundos y ahora radicado en Europa, me
comentaba con mucho de desilusión que aquí se había perdido el respeto, no
tanto de la ley, sino de elementales normas de convivencia, como por ejemplo no
dañar al prójimo ni a la cosa pública en situaciones de crisis que es cuando
más se sensibiliza el espíritu y acompaña a la acción.
Y me
ponía como modelo que lo más indignante que padecía aquí, en su Córdoba que dejara
como un cuarto de siglo atrás, algunas minorías son las que mediante protestas
sectoriales impiden al resto de los trabajadores gozar sus derechos, como lo es
el de circular libremente.
Y se
refería concretamente a los cortes de calles, a la clausura de puentes, en los
que participan y lideran algunos grupúsculos con escasa o virtualmente nula representación
popular, esos, me decía, que en las elecciones no alcanzan ni los 2 puntos.

A
eso lo hemos venido padeciendo durante demasiado tiempo, hasta que se legisló
acerca de la liberación de media calzada para la circulación de servicios
esenciales, pero hay en la mayoría de los casos tal prepotencia y agresividad,
que es imposible reclamar por el cumplimiento de esas normas.
Para
colmo de males la policía, que cumple órdenes y directivas del poder político o
de la Justicia, está presente según ellos para garantizar el orden, en una
actitud ridícula y por obediencia debida, de proteger a los violadores de la ley
en lugar de amparar a quienes son las víctimas de esos atropellos.

El
tema es el problema del caos insuperable que daña la salud, que estresa al
máximo, que es una ofensa al orden, que es una llama demasiado próxima a la
mecha de la explosión.
Ni siquiera
la Democracia con sus bondades, ha logrado restablecer ese concepto de respeto
que, me comentaba mi amigo, se observa en otras partes del mundo, ejemplificándome
que cualquiera que, en alguna marcha, produjera daños, en el acto es reprimido
porque la razón le aconsejaba no obrar de esa manera y había transgredido tal
concepto.
Resumiendo, es una simple cuestión de hacer cumplir la ley, aunque les
duela a los agitadores de siempre que creen que tendrán adeptos mientras más
prepotentes se muestren.
Porque de la violencia, realmente, ya estamos hartos…