5 de enero de 2020

S.L.B.: ESTREPITOSA CAÍDA DE LA PIROTECNIA - PRECIOS ¿CONGELADOS? RUMBO AL FRACASO - INFLACIÓN Y POBREZA, TÉRMINOS AHORA EN DESUSO - LOS ZAPATITOS DE LA JUSTICIA ESPERAN REGALOS - CONCEJALES DE CÓRDOBA CONDICIONAN A PERIODISTAS - NOCHE DE REYES Y AMANECER MÁGICO - SE FUE UN AÑO Y EL NUEVO LLEGÓ PLAGADO DE DUDAS, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” n° 602 del 5/1/20 difundido en dúplex por AM580 y FM88.5 ambas de Radio Universidad de Córdoba.

La pirotecnia en retirada
POCO A POCO, EL ESPLENDOR  DE  LAS  LUCES
VIENE REEMPLAZANDO AL ESTRUENDO DAÑINO
   Desde que siendo menos que adolescente me tocaba fabricar mis propios cohetes y petardos, allá en el viejo barrio Firpo, el Pasaje Italia lejano en los tiempos, el recuerdo de los últimos días de diciembre me trae imágenes de cielos iluminados tanto por la solvencia económica de quienes se proveían de pirotecnia venida de afuera, hasta los pistines que teníamos más creatividad en el manejo del azufre, del clorato de potasio, del carbón molido y de otros insumos imprescindibles, muchos de los cuales ni siquiera tenían mechas porque eran prolijamente colocados para su estallido en las vías por donde andaba el ruidoso tranvía 7 en la Augusto López.
   Y desde mediados del último mes el cielo nocturno lucía esa luminosidad permanente del exceso no tan solo de luces multicolores, sino de estrepitosos sonidos y ruidos atronadores que molían los oídos, torturaban a las mascotas y ocasionaban accidentes evitables a veces, con saldos lamentables en vidas y en bienes.
   La importación de pirotecnia fue ganando espacios y se transformó en un gigantesco negocio, pero alejado de todo aquello que significara control del uso y de los abusos, como así también de limitar la potencia de los explosivos utilizados con frecuencia e impunidad en las protestas callejeras y en muchos otros casos como armas contra la autoridad.
   La toma de conciencia fue ganando espacios de a poco y la sociedad comprendió tanto el mensaje como el peligro en el que vivíamos, y poco a poco fue reduciendo sus partidas hogareñas destinadas a las noches del 24 y del 31 y a la vez los vendedores de los fuegos de artificio montaban sus puestos de venta en garajes, en la calle y en cualquier lugar donde los pudieran exhibir.
   Surgieron y prosperaron empresas dedicadas a usar esos adornos visuales en cumpleaños, en espectáculos deportivos, en casamientos y cualquier otra reunión de familia, de amigos o de empresas donde algo se festejaba.
   No me quiero acordar, por la pena y el dolor que provoca, de lo acontecido en Cromañón con esa terrible como evitable consecuencia de casi 200 muertos.
   Pese a ello los accidentes se repitieron aunque lejos de tal gravedad y era común padecer en cada día posterior a los desbordes, los informes periodísticos acerca de víctimas fatales, heridos graves, niños afectados y mascotas que nunca regresaron a donde vivían.
   Han prevalecido algunos factores que contribuyeron a terminar con un peligro que pocas veces el poder se encargó de neutralizar porque era desoído o superado, porque el costo nos colocaba ante la opción de las cañitas voladoras o el menú y por ese atávico instinto de conservación que tenemos los seres humanos.
   En este último diciembre, si hubo un gran ausente fue ese: el desborde de explosiones y si el cielo esporádicamente robó colores, fue porque las luces ganaron su callada lucha contra las detonaciones.
   En la guerra contra el descontrol, esta vez ganó la sociedad con armas tan simples como la mesura, la memoria y el respeto por las vidas ajenas y sus bienes.

Estampida de precios
NO SIRVE CONGELAR. YA LOS VIVOS DE
SIEMPRE  HICIERON SU BUEN COLCHÓN
   Todos, absolutamente todos los gobiernos aunque es probable que pueda estar olvidando a alguno, apelaron a la declamación del congelamiento de precios para neutralizar al menos desde la demagogia, las escaladas de ajustes que se vienen abatiendo sobre la sociedad argentina desde tiempos inmemoriales.
   Si precisamente la memoria no me juega una de sus trampas, la última vez que recuerdo haber visto de cerca las consecuencias de la actuación del Estado para neutralizar abusos, fue cuando Perón puso en vigencia aquella ley que llamaron “contra el agio y la especulación” a mediados del siglo pasado.
   Se establecieron precios testigo y no recuerdo si habían sido rotulados como máximos, pero la cuestión era que si se detectaba algún comercio donde los valores de venta al público estaban por encima de lo establecido, las sanciones eran durísimas e incluían la clausura definitiva, en muchos casos la cárcel y en las situaciones de transgresión que involucraban a  comerciantes extranjeros, el pago de elevadas multas y la casi automática deportación.
   Trasladando aquella situación a nuestra actualidad mediterránea, es para asegurar que el Estadio Kempes no alcanzaría para alojar a los empresarios vivillos, de todos los rubros, que desde siempre viven fabricando y colocando “colchones” que les aseguren rentabilidad, aunque el abuso sea la lana que los llena y los transforma en mullidos lugares donde asentar el tujes asegurado contra las contingencias de nuestra vacilante economía.
   Párrafo aparte y con claro sentido de justicia para los que no cayeron en la trampa de la ilegalidad y que pagaron, pagan y seguirán pagando las consecuencias de su honestidad: son aquellos que cumplen con los impuestos, que no remiten sus utilidades afuera postergando al personal, que no bajan la calidad de sus productos a la vez que aumentan sus precios y que, en definitiva, cumplen íntegramente con la ley.
   Son los más sufridos; los que por ser decentes terminan fundidos y marginados de un sistema canibalizado, donde prevalecen los más hambrientos y se cagan de hambre los que hacen la comida.
   Desde el productor hasta llegar al consumidor, en cada una de las tantas etapas de comercialización, hay un cabrón que cobra peaje y artificialmente va elevando el precio final. Contra eso es virtualmente imposible luchar porque no quedan señas, aunque si las inspecciones fueran más intensas y se adecentaran eliminando la tentación del famoso “por las dudas” y el casi institucionalizado “diego”, distinto y más auspicioso sería el panorama.
   Eso de congelar por seis meses, por 30 días, por 48 horas o por uno o dos años es la misma patraña con distintos enunciados pero con un solo y común resultado que es el fracaso.
   Porque si se hace, entre otros, con los servicios públicos, llegará el momento que serán insostenibles por los costos foráneos y por las demandas salariales emergentes de una desvalorización de nuestro salario, a donde ya tendremos enquistada la inflación.
   Que las cosas se hagan de manera tal que el jaque mate sea contra los inescrupulosos y no como siempre, que a la fiesta de los indecentes la paguemos los laburantes.

Inflación y pobreza, temas “tabú”
¿ES QUE NADIE QUIERE ACORDARSE DE
AQUELLOS ARGUMENTOS DE CAMPAÑA?
   Resulta patéticamente gracioso recordar con mucho de legítima indignación, aquel rimbombante anuncio macrista de la “pobreza cero” cuando la indigencia abatida sobre los argentinos se había encaramado a valores virtualmente inéditos en nuestra historia, al menos de la más reciente.
   Dejemos de lado todas las trabas que se opusieron a la materialización de tan exagerado anuncio que no obstante la poca confianza en su concreción que inspiraba, era tomado como una buena base en el arsenal de propaganda grandilocuente que maquina cualquier corriente política antes de algún acto eleccionario y más aún si su objetivo es quedarse.
   Naturalmente y como era lógico, la contrapartida de la oposición de entonces que ahora es gobierno,  utilizó ese argumento que le estaba regalando el equipo que tendría a su cargo acceder a ese ambicioso logro y que ni siquiera consiguió -bahh, en realidad algo poco hizo- para recuperar en la población más postergada eso que se le llama vida digna. 
   Otro tanto viene sucediendo con una odiada palabreja que pareciera haber abandonado el vocabulario corriente de los argentinos: me refiero al término “inflación”, posiblemente el más utilizado también por el ahora agrandado remanente “K”, en aras de prometer aquel viejo cuento de un solo dígito o algún otro delirio semejante.
   Lo cierto, palpable y a la vez inaudible, es que esa palabra es como si se hubiera mandado a mudar de vacaciones, tan necesarias para superar su desalmada utilización y el emergente desgaste o lo que califican como fatiga de material en los años más recientes.
   Pero lo que son las cosas con las rarezas de los comportamientos argentinos en todos sus aspectos, sobresaliendo en aquellos de la utilización de situaciones para comparar cualitativamente distintos períodos de nuestra historia.
   Los que poco tiempo atrás vociferaban de la inflación imparable e incontrolable del macrismo, han dejado de hablar de eso mismo, de inflación, y se apresuraron en un alarde de falta de imaginación, de hacer suyo aquel percudido argumento de la herencia recibida.
   Los impuestazos y tarifazos de ahora, se han suavizado pasando a ser reacomodamientos o medidas necesarias.
   Pero si en esta situación faltaba un elemento que agregara algo de comicidad negra al drama cotidiano de los argentinos, surgió el milagro que partiendo desde la compatriota santidad del Vaticano, llegó de la mano generosa de la Universidad Católica Argentina -supongo que esa es la escala de autoridades dentro de la Iglesia Católica- una gratísima nueva, como lo puede ser divulgar la estadística de haber alcanzado en 20 días de gestión, el místico y portentoso prodigio de haber bajado en más de 10 puntos los índices de pobreza que nos estigmatizaban y nos dolían.
   Que en tiempos precomiciales éramos pobres de toda pobreza casi la mitad del país, fue otro de los caballitos de batalla, o argumento de campaña días antes de la segunda vuelta electoral.
   Queda entonces comprobado y expuesto a la consideración e inclusión en la historia de los tiempos, que las quimeras no son todas inalcanzables, siempre y cuando su empuje declamatorio provenga de quien fuera inicialmente descalificado por su elección, y luego le invistieran algo cercano a la santidad, en la instancia que más que desplegar actividad política, se inclinara por el activismo partidista.
   ¿Fue una travesura mal calculada?
   Sea como quiera que haya sido, no deja de ser la confirmación que de la pobreza todos se ocupan, incluyendo a quienes la fomentan, la denuncian y especulan con ella.

Si los Reyes Magos pudieran…
LA MEGACAUSA DEL REGISTRO INGRESA A
UN AÑO MÁS DE CUESTIONABLE  VIGENCIA
   Domingo a domingo han motivado los comentarios sobre la causa del Registro.de la Propiedad de Córdoba la prisión preventiva sistemática y sostenida durante años sin ningún juicio de casi el 70 por ciento de los imputados, pese a ser gente común y sin antecedentes, el manejo de la causa por una comisión especial, la particularidad judicial de convertir un hecho en cien, reimputando a los mismos protagonistas y la desigualdad  de accionar del Poder Judicial -por evidente y reiterada omisión- para con políticos y poderosos.
   No parecería algo descabellado ocuparse de este tema dado que expertos tanto en el orden nacional como internacional que tuvieron acceso a la causa, condenaron duramente las medidas sosteniendo que en nada se amoldan al derecho vigente.
   Por eso ahora, dada la exasperante y enojosa lentitud del Poder Judicial en responder a los reclamos y en la víspera de la fiesta, sería buena una ayudita de los Reyes Magos para alcanzar esta Justicia pendiente.
   Entonces  en la cartita de los zapatos podríamos pedir una Justicia sin abusos, que  respete la libertad; sin condenas anticipadas, que respete la inocencia; sin comisiones especiales ni opiniones preconcebidas, que decida con imparcialidad; sin tergiversaciones, que busque la verdad; sin abultados expedientes, que hable con claridad  y transparencia;  sin arbitrariedad, que se guíe por la lógica y el sentido común;  sin íntima convicción, que resuelva con objetividad; sin privilegios, que juzgue con equidad y  sin intereses, que trabaje con integridad  evitando daños y pérdidas irreversibles.
   No creo que sea fácil, pero ellos al menos con los niños, son magos.
   Y con los funcionarios denunciados, parece que también.

Concejo Deliberante encriptado
DIFÍCIL ACOSTUMBRAR AL PERIODISMO
A UNA ESPECIE DE “ESTADO POLICIAL”
   La verdad me pareció tan puntualmente atendible por tratarse de colegas, como intrascendente por provenir de un organismo estatal cuyos integrantes parecieran estar alejados del respeto por las libertades consagradas, y más aún por la libertad de expresarse y opinar, que es la función del periodismo, para lo cual nada mejor que tener abiertas las puertas del poder, sin agachadas ni escondrijos que perjudiquen su tarea de informar.
   Es probable por eso de los tiempos vertiginosos que corren los políticos incorrectos para que nadie les pise la cabeza, que haya sido una medida inconsulta, desubicada, inoportuna y más cercana a la pavada que a su puesta en práctica con todas las limitaciones que implicaría “encarrilar” a los periodistas y condicionarles el acceso a las fuentes de información.
   Días atrás me comentaron que en el Concejo Deliberante de la ciudad habían implantado, virtualmente, una especie de “estado policial” donde todos los periodistas verían acotado su radio de acción, debiendo informar internamente cada paso que daban.
   Eso equivaldría más o menos a pretender que todos los políticos cumplieran, entre otras cosas, con su declaración patrimonial antes de asumir y después de apartarse de la función pública.
   La cuestión es que habiendo tantas y tantas cosas que atender en una ciudad ganada en muchos aspectos por el caos, la preocupación de ciertos ediles sería el chusmerío del “qué dirán de mí”, lo que transformaría su gestión en una liviandad de chismes de feria barrial o del momento de barrer la vereda.
   El acceso irrestricto -con ciertas lógicas, mínimas y atendibles limitaciones- a todas las dependencias del cuerpo legislativo comunal, consagraría por si hiciera falta, la libertad de acudir a las fuentes sin la necesidad de estar sorteando barreras burocráticas y caprichos personales o quebrando algunas estrechas relaciones que le restan equilibrio a la gestión de informar.
   Es el concepto equivocado donde abrevan aquellos creyentes que el autoritarismo exacerbado y el control desmedido son bretes de contención,
   Uno de los errores está en aquella equivocada consagración del “periodista acreditado” que es una burda maniobra selectiva que desplaza a quienes ejercen la profesión, sin necesidad de estar registrados porque hacerlo, no deja de ser un acto discriminatorio.
   A la condición de periodista no la otorga la Presidencia de la Nación, ni la Gobernación de Córdoba, ni la Municipalidad ni su Concejo Deliberante.   
   El periodista, de hecho, está acreditado por su tarea.
   Sería bueno que el poder alguna vez lo entendiera y lo respetara.

Vigilia con un ojo abierto
LLEGAN LOS  REYES MAGOS Y
LA NOCHE SERÁ INOLVIDABLE
   Esta noche millones de criaturas -cada vez de menor edad- van a renovar el rito milenario de la espera.
   Esa vigilia tensa, nerviosa, sumida en cabeceos de sueño, despertares de un solo ojo, curiosidad por el misterio y sospechas por alguna recóndita certeza precoz.
   Será la noche en que los mayores escondan más nervios y ansiedades que los pequeños, por eso de que todos, aunque tengamos más pasado que futuro, guardamos un niño ansioso adentro del alma.
   Me viene al recuerdo la noche previa, cuando juntábamos el pastito para los camellos y preparábamos la jarra de agua para Melchor, Gaspar y Baltasar.
   Ahora para muchos son Malchoro, Garpar y Basaltar.
   Era el ritual de la fantasía, porque sabíamos que tendríamos un despertar de trompos, fútbol con tientos, autitos Matarazzo o un ovillo de hilo para el barrilete.
   Para ellas el muñeco malcriado, la pepona con pelo de lana o el juego de ludo para pelear con los hermanos.
   Los tiempos han cambiado.
   Las cartas que enviábamos con el pedido, interceptadas por los padres, eran el previsible camino hacia el milagro.
   Ahora, que los chicos las mandan por Internet, desorientan a cualquiera para sumirnos en una especie de incertidumbre cibernética: no sabemos si pidieron una laptop, un play station, un reproductor de MP3, un celular satelital o un secreto abono al Canal Venus.
   Gracias al progreso, los reyes ahora vienen en 4x4.
   La de hoy para los niños es la noche universal de la magia y lo pido por Dios, que a nadie se le ocurra destruir en los esperanzados, ese secreto que fue parte de nuestras lejanas ilusiones.
   Si todavía, y no me lo niegue, recordamos haber visto a los tres monarcas, entre sueños, entrando y saliendo de casa con sus camellos pisando las baldosas. 
   A los Reyes Magos, por el agua de los cielos y el pastito de los campos quiero pedirles un reloj sin agujas ni números, porque unas y otros son implacables.
   La mía no es ni por asomo, vocación de eternidad.
   Son sólo mis humanas y terrenales ansias de vivir.

Un año más para unos; un año menos para otros
RECUPERAR VALORES Y NO PERDER LAS
ESPERANZAS  ES  NUESTRA OBLIGACIÓN
   Terminó un año duro para muchos, positivo para otros muchos, pero implacable para todos porque no es otra cosa que ir despidiendo tiempos irrepetibles: en la historia de la Humanidad ningún instante ha sido igual a otro.
   Y en ese intermedio de llegar y de partir está eso que le llamamos la vida, sucesión de placeres o pesares y así son las cosas según se las mire a través del cristal del optimismo, o con el oscuro filtro que muchas veces impone la realidad. Lo más importante de todo es abrir las puertas a la esperanza, a la unión, a la solidaridad a veces desdibujada, que es preciso recuperar, al igual que otros valores innegociables como la decencia, el compromiso con el prójimo y el respeto por quien piensa distinto. 
   Es tonto pelearse cuando los que pelean van en la misma dirección de la felicidad que es el rostro de la grandeza que no es una utopía, desde el momento que los felices existen.
   Los amigos y los enemigos y entre sí los adversarios son iguales por su inexorable y riguroso sentido de la viceversa. Lo maravilloso, lo positivo, es el alucinante desafío del futuro.
   Y atesoramos desde siempre aunque sin reconocerlo una secreta e íntima envidia hacia quienes los años no les preocupan.  Lo malo es que así como los tiempos, nosotros también pasamos. Se fueron primero los que ya no están, tanto los años como ellos.   
   Y nosotros también partiremos.
   Así son los años y es así la rueda implacable de la vida y de la historia. Recibamos al debutante con cariño y procuremos nosotros, los protagonistas de la vida, que sea mejor que su antecesor. Será un año más para unos y un año menos para otros.
   Hermanados mirando hacia adelante.
   Por nosotros, por ustedes y por todos los militantes de la ilusión, bien vale un brindis.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Su comentario será valorado