12 de enero de 2020

S.L.B.: ANESTESIA CON UN MES DE VIGENCIA - BOLETO DE ÓMNIBUS AL DELIRIO: QUIEREN $ 50 - PELIGROSO Y CANDENTE ATRACTIVO TURÍSTICO - LOS REYES MAGOS Y LA MEGACAUSA - EL DENOSTADO F.M.I. ES AHORA CASI DE ENTRAÑABLE AMISTAD - LLAMATIVA CALMA SOCIAL, SIN PIQUETEROS - ADIÓS A UN COLEGA EJEMPLAR, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición n° 603 del 12/01/20, que emitieran en dúplex AM580 y la 88.5FM ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Recordar: “¿Estamos mal pero vamos bien?”
ES MOMENTO OPORTUNO PARA BOSQUEJAR
UN PANORAMA DE LA REALIDAD INNEGABLE
 
     A lo mejor es una ventaja en el ejercicio del populismo, eso de ocuparse de los trabajadores, sus condiciones laborales, sus angustias, sus demandas, especialmente porque la dirigencia sindical como “columna vertebral” del movimiento peronista ganó posiciones enfrentando a los gobiernos opositores.
   Macri ya fue, tenía presiones gremiales permanentes desde todos los sectores, había paros diarios, asambleas, manifestaciones, tomas de plantas fabriles, etc. y otras expresiones de reclamo y repudio al gobierno nacional.
    Milagrosamente desde el 10 de diciembre -ya un mes atrás- es como si se hubieran esfumado los pobres, los indigentes, los que pedían viviendas dignas, los acaudalados “mandamases” de los gremios dejaron de llorar porque se fueron de veraneo a Miami, a Europa y a otros destinos.
    Pero los problemas quedaron y crecieron aquí.  
    Resumiendo, habrá que ver cómo reaccionan las bases; el obrero a quien le importa un corno quien gobierna sino que su preocupación es mantener a su familia y tener una vida digna. Ese trabajador tan multitudinario como anónimo no está “colgado” de la dirigencia y merece recuperar lo que dice que perdiera en los últimos años.
   Milagrosamente también se terminaron las exigencias de mejores salarios y se está buscando instaurar una imagen de satisfacción en el campo social. Es como si de golpe todos hubieran sido beneficiarios de comilonas, mejoras en todo sentido, seguridad laboral, protección de la salud, garantías de dignidad a la hora de jubilarse, etc.
   Como si la crisis no existiera, en una especie de anestesia postriunfalista que viene apelando al mismo argumento que utilizara el macrismo: apoyar su estilo remendón, improvisado y pachorriento en el viejo argumento de “la herencia recibida”, cuando esa herencia se viene transfiriendo de gobierno en gobierno desde hace alrededor de 70 años o más.
   Cuando no haya más subsidios porque generan inflación (término que se dejó de usar); cuando se acerquen las clases y haya que “ponerse” con los precios que aplicarán empresarios y comerciantes ajenos a la sensibilidad social; cuando veamos que nuestra moneda se sigue depreciando y que no haya sueldos que alcancen, veremos llegado el momento tan temido cuando es que se agota la paciencia.
   En tal sentido vuelvo a mencionar a las bases, porque la dirigencia que cumpliera órdenes políticas de instaurar un estado de queja permanente poquitos años atrás, ahora se ha refugiado tras un muro de silencio, como si cada trabajador tuviera la heladera llena, el sueldo le sobrara y estuviera gozando vacaciones en alguna exótica playa extranjera.
   Y cuando se me ocurre rememorar aquellos tiempos que cité unos minutos atrás, en que el movimiento obrero era la columna vertebral del peronismo, en una cerrada comunión entre dirigentes y trabajadores, relación que ahora se advierte adelgazada, jamás olvidemos la sentencia de Juan Domingo Perón: “Cuando los pueblos agotan su paciencia, hacen tronar el escarmiento”.
   Y otra más terminante aún: “la lucha será con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.

Quieren boleto a $ 50. Y habría menos subsidios
SEGURO QUE SI CONGELAN SU PRECIO LA
REACCIÓN  SERÁ  EMPEORAR EL SERVICIO
   Los lacrimógenos empresarios del transporte urbano de pasajeros de Córdoba vienen gastando un exceso de paquetitos de pañuelos descartables, desde que se enteraron que el precio del boleto, ahora de unas monedas más de 31 pesos, el más caro del país, puede llegar a congelarse por 120 días.
   Y para colmo, cuando en runrún que viene desde Buenos Aires, allí donde atiende Dios, adelanta que es muy probable que los subsidios de los que goza esa lucrativa rama del comercio que tiene como rehenes a miles y miles de usuarios, tendían a un destino de freezer, las lágrimas pasaron a llanto desenfrenado y grito pelado.
   Y esto, por dos razones: una, que los márgenes gananciales se verán ampliamente reducidos si es que no ocurre algo parecido a un estancamiento de los precios en combustibles, repuestos, neumáticos y otros insumos fundamentales, aparte de los impuestos que deben oblar.
  Y la otra que aparece como casi segura amenaza, será la posición que adopten a plazo fijo y no pasarán más de 30 días para que se manifiesten, las lógicas aspiraciones de la dirigencia de la UTA que buscará por lo menos poner a la par de la inflación, un reacomodamiento salarial.
   Lamentablemente y por las añejas experiencias que venimos padeciendo los cordobeses, a la sartén por el mango -y los mangos también, como predica María Elena Walsh- la tienen los capitostes de la FETAP, pésimamente acostumbrados a manejar el sistema a la conveniencia de su rentabilidad.
   La caprichosa modificación de las frecuencias y en general de todas sus prestaciones, gozaron de llamativa impunidad frente a un poder concedente que es la Municipalidad, que era como si los muchachos mestristas tuvieran a su cargo el municipio de Berna, en Suiza, donde en las paradas de ómnibus hay chapas de bronce desde hace años, con los horarios de paso de cada coche.
   Entonces, atenti que los sufridos pedestres cordobeses acostumbrados a las lungas esperas, tendrán que acomodar sus mecanismos de queja, porque se vienen tiempos al menos complicados por no considerarlos turbulentos.
   Y que la gente nueva de la Muni tome conciencia que el servicio de ómnibus en la capital cordobesa, se viene deteriorando pese a las cíclicas bravuconadas de incorporación de coches nuevos y otras distracciones.
   Bastaría con un eficiente control municipal de las frecuencias que no peque de ciclotímico, para hacer respetar los pliegos y los acuerdos.
   Y si los empresarios siguen diciendo que pierden plata, la solución es muy simple: que cambien de rubro y se dejen de joder.

No era necesario tal atractivo turístico
LA CALENTURA POR LA SITUACION ACTUAL Y
UN PUENTE QUE NOS SALE DEMASIADO CARO



   Si. Ya lo sé.
   Me dirán que la empresa adjudicataria de la construcción del flamante y llameante puente peatonal de Villa Carlos Paz se hará cargo del costo de maquillar la calzada con adoquines de cemento para evitar percances de serias quemaduras, especialmente en los días de la temporada veraniega, cuando el sol castiga sin clemencia y la reverberación del mismo sol, calienta por arriba y por debajo a todo lo largo el nuevo paso, hasta transformarlo en una experiencia dolorosa y torturante, más aún porque era evitable.
   Lo era si en los estudios previos a la construcción se hubieran tomado en cuenta esos detalles y si es por sintetizarlo en una figura análoga, es como poner los pies como con los lechoncitos a la parrilla, que cocinamos  -se dice a dos fuegos- tanto abajo como arriba.
   Se optó como primera reacción para salir velozmente al cruce de las críticas, anunciar que se cancelaba su utilización, mientras algunos cráneos adelantaban que con una, dos o más manos de una pintura especial “atérmica” o algo parecido, se terminaban los problemas.
   Pero no alcanzó y frente al creciente descontento y el lamento de las víctimas de quemaduras, en la mayoría de los casos, niños con severas lesiones, se torció el rumbo para anunciar que en reemplazo de la pintura que consideraban especial, lo mejor sería cubrir el losado y las veredas del puente con adoquines premoldeados de cemento.
   Y que el costo del grave error cometido lo afrontaría la empresa a la que se confió la construcción del nuevo y promocionado paso.
   Supongamos que es cierto, que los empresarios responsables se pondrán, como vulgarmente se dice, con la readecuación y con los costos emergentes de las seguras acciones judiciales que emprenderán los afectados o sus mayores.
   Entonces sería oportuno preguntar si lo mismo sucedió con la nueva Terminal de Ómnibus, modelo veneciano, que se inundaba con cada lluvia, con el mismo problema que padece la flamante sede de la Unicameral; con el Camino del Cuadrado que fue pagado varias veces porque redundaba en fallas y seguramente con otras obras del modelo cordobesista que fueron hechas con miras precomiciales más que por necesidades de la gente.
   Alguien, en caso que ese alguien estuviera representado por la oposición, debiera reclamar que al menos se informe a los cordobeses, en qué medida hubo y habrá que incrementar la presión impositiva, para afrontar esas equivocaciones o muestras de escasa idoneidad a la hora de concebir las obras.
   De todas maneras, los cordobeses siempre tienen margen para reírse incluso de sus propios dramas: algunos rebautizaron ese puente que en la placa está designado como “del Bicentenario”, con el nuevo nombre de “Puente Pancután”.
   ¿Quién debe responder por eso que a veces elegantemente se califica como “mayores costos” o “daños colaterales”?

Los Reyes Magos y la Megacausa
NO ERA TAN SOLO CUESTION DE PEDIR
SINO DE  NO PERDER LAS ESPÉRANZAS
   En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba,  los Reyes Magos, pese a sus fantásticos dones, han pedido un poco de tiempo para poder cumplir  los utópicos pedidos de los familiares, que con mucha esperanza les solicitaron en su cartita una Justicia sin abusos, sin condenas anticipadas, sin comisiones especiales, sin opiniones preconcebidas, sin tergiversaciones,  sin abultados expedientes, sin arbitrariedad, sin íntima convicción, sin privilegios y sin intereses.
   Pareciera que aún para estos virtuosos acomodar la justicia cordobesa  a lo que indican las leyes es todo un desafío y por ello, para acompañar la espera, dejaron como regalitos: voz y convicción para seguir reclamando la libertad robada por la prisión preventiva, palabras para denunciar las condenas anticipadas, discernimiento para encontrar la verdad escondida y valor para no doblegarse ante la extorsión. 
   También, razón para exigir imparcialidad fuera de la comisión especial, sentido común para enfrentar las opiniones preconcebidas, objetividad para desarmar la íntima convicción, sano juicio que posibilite enfrentar la arbitrariedad,  rectitud  para anular los privilegios,  luz para defender la letra de la Constitución y paciencia, mucha paciencia, enormes volúmenes de paciencia, para esperar una Justicia verdadera, transparente, desinteresada e insobornable.  
   Además y ya que estamos, bastante humor y óptima salud para el aguante.  
   Porque hace tiempo un viejito protestón y guerrero de la paz ya nos enseñó a nosotros y al mundo entero que  perder la paciencia es perder la batalla.
   Esa era la fuerza y la convicción que guiaban y empujaban al Mahatma Ghandi.

Un curioso paso del insulto al piropo…
EL TAN DENOSTADO F.M.I. ES AHORA Y CASI
COMO SIEMPRE, UNA ENTRAÑABLE AMISTAD
   No es de ahora ni de los últimos años, pero nuestras relaciones -y en muchos casos lo correcto sería decir “dependencia”- con o del Fondo Monetario Internacional, hurgando en la memoria estimo que se remonta al 18 de diciembre de 1958, en la carta que suscribieran el ministro de Economía de nuestro país, Emilio Donato del Carril con el Director General del organismo foráneo, Per Jacobbson.
   A partir de entonces, aunque es probable que antes hubiera existido relación entre ambos protagonistas de la historia, los acuerdos, las cartas intención, las situaciones críticas, las cesaciones de pago y otras alternativas de la macro economía, seguramente fueron marcando hitos en nuestro devenir argentino.
   Se cumplieron compromisos algunas veces, otras veces se dejó de pagar, caímos en default, no nos prestaba nadie un peso salvo el bueno de Chávez que lo hacía al 14 por ciento, existieron tiempo atrás temores que nos embargaran la Fragata Libertad con guardiamarinas recién egresados incluidos, en fin, mil alternativas distintas que marcaron a fuego las relaciones bilaterales.
   Pero también existieron desacuerdos, erróneas interpretaciones, intereses contrapuestos y el componente ideológico que interviene inexcusablemente en este tipo de operaciones por montos siderales.
   Por eso desde un sector opositor a cada gobierno, se descalificaba al FMI mientras que desde otros se lo aplaudía y agradecía esa generosidad no siempre bien entendida, porque bien sabemos que los buitres son insaciables.
   Lo curioso es el cambio que a veces se opera en la concepción de una situación, de acuerdo a qué vereda sea la que ocupa el contendiente con el Fondo Monetario Intramuscular, como muchos lo llaman porque siempre, siempre nos vacuna.
   Desde la derecha -incluso en tiempos de la derecha peronista- era la panacea, la buena intención, la colaboración con nuestro crecimiento pero desde la vereda de enfrente, era la entrega incondicional del país, la vigencia de los vendepatrias y traidores a la Patria y otras descalificaciones que, hay que comprenderlo, golpeaban con fuerte impacto en los sectores más postergados de la sociedad que son en muchos casos la mayoría.
   Pero cuando por esas cosas de la democracia se opera un cambio de timón en la conducción del país, el FMI pasa a ser un aliado incondicional, generoso, casi buen pariente, benefactor de nuestra decadente y castigada economía, mecanismo que nos sacará de la postración.
   Ese es uno de los grandes contrasentidos argentinos, más emparentado con el gataflorismo que con la realidad histórica.
   Veremos qué dice de ahora en más la izquierda combativa y paqueta atrincherada en Puerto Madero, si llegáramos al caso de insolvencia por cualquier causa achacable a nosotros y a quienes nos gobiernan: el FMI pasaría otra vez de las tantas, a ser declarado enemigo mundial de las clases postergadas, de los desheredados, de quienes son indefensos por pobreza e indigencia.
   Mientras tanto y lo estamos avizorando, doña Kristalina (se escribe con “K” inicial) de apellido Georgieva, jefa máxima del organismo internacional de la usura, será a la distancia y en su momento y en una de esas, nuestra denostada y obligada ministra de economía.

“Piquetería rentada” en descanso estival
ES LLAMATIVA LA CALMA SOCIAL COMO
SI LA  CRISIS HUBIERA  SIDO  SUPERADA
   Uno de los más recientes “clásicos argentinos” ha sido sin dudas la acción organizada desde distintos sectores tanto sindicales, ideológicos y empresariales, de las protestas planificadas e instrumentadas por grupos perfectamente identificados -dejando de lado aquellas situaciones en que los respaldaba la ley en sus demandas- que apelaban a métodos violentos, coercitivos, vandálicos y ofensivos contra la sociedad, que no salía de su asombro por la indemnidad con la que actuaban.
   Aparte, esas movilizaciones demandaban gastos importantes que individualmente, cualquier persona descontenta no podía afrontar, por lo que pasaron a ser manifestaciones alentadas por su incorporación al que se dio en llamar “campo rentado”, que para muchos participantes de las protestas y demandas, tanto hombres como mujeres, mayores y menores, representaba una entrada segura de algunos pesos y en otros casos, de mercadería.
   Desde las usinas del descontento y la desestabilización se las calificaba como expresiones espontáneas, pese a la enorme cantidad de pruebas que se recogían con las que se demostraba que eran acciones programadas y pagadas por los poderosos, con transporte incluido de ida y de regreso, que estaban detrás de cada una de ellas, siempre por mezquinos intereses que confluían a un solo motivo: la acumulación de poder y el debilitamiento de un gobierno ciclotímico que lucía una llamativa carga de soberbia que jamás reconoció ni corrigió.
   Y resulta que ahora es como si la crisis ya no existiera; como si todas las heladeras estuvieran rebosantes y no existieran motivos que llevaran a la protesta ni al descontento, dejando en claro que parte de esa reacción se debe a un cierto grado de justificada esperanza que anida en los sectores populares.
   Los piquetes ya no existen, los precios siguen subiendo burlándose de esa promoción que los califica como “cuidados”, la presión impositiva es casi salvaje, combustibles y servicios siguen en alza como si gobernara Macri, la devaluación encubierta supera el 30 por ciento, cobró vigencia el festival de libertades instrumentado por una Justicia adepta, la inflación sigue horadando la economía nacional y la familiar, los salarios siguen decayendo en su poder adquisitivo y es como si las cosas hubieran cambiado radicalmente, en beneficio de la comunidad.
   Necio sería negar que las transformaciones anunciadas no contienen ese componente de expectativas, confianza y seguimiento que se necesita para instrumentarlas para que no se diluyan como tantas veces sucediera, en promesas vanas y desaliento general.
   No quiero caer en la trampa de sostener que se advierten progresos en el estado de las finanzas hogareñas porque mucho se dijo que cambiaba, advertir que no son pocos, y lo vemos a diario en los medios periodísticos de toda laya aunque poco y nada cambió, pero no deja de ser un placer, que han podido ahorrar como para abarrotar playas, hoteles, ómnibus, aviones, cruceros y otros sitios de turismo durante la crisis terminal que se nos abatiera, para gozar las vacaciones.
   Aunque muchos “piqueteros” hayan perdido su fuente de trabajo anterior, en la actual calma social y sindical, sin conflictos y por falta de actividad y convocatoria a la protesta, debieran agradecer que al menos entonces, añitos atrás, algunos manguitos pudieron guardar mientras vivían en crisis.

El sobrenombre, dueño de la identidad
TODOS  SABÍAMOS  QUE ERA EL “ÑATO” PAEZ
PERO NO MUCHOS QUE SE LLAMABA ENRIQUE

 Cuando el apodo supera al nombre para quedarse, afirmarse y expandirse es que se trata de una persona a lo mejor no tan importante ni trascendente pero ampliamente querible. Un tipo osado y profesionalmente intachable hizo de la imagen quieta o en furibundo y ruidoso movimiento su razón de ser y de existir, en muchas ocasiones tuteándose con el peligro sin tomarlo muy en cuenta.
   Pocos conocen que fue ilustrador gráfico y de los buenos, creativo y detallista porque entre otras cosas supo pensar en tinta china y plumín uno de mis informes periodísticos de décadas atrás.
   Fue uno de los enviados especiales a Comodoro Rivadavia en aquellos años oscuros de la guerra por Malvinas, en representación del desaparecido diario “Los Principios” que por entonces me tocara dirigir. Una persona excepcionalmente solidaria, más allá de la difundida sentencia popular que los muertos malos no existen, porque era genuinamente bueno y con elevado sentido de la amistad en cuyo campo y por su buena siembra supo cosechar sólidos y añejos afectos.
   Y por esa férrea certeza que nadie tiene comprada la eternidad terrenal, un mal se lo llevó y por allí uno piensa en la caridad de algún Supremo que lo alejó del sufrimiento -que marcó de dolor y nostalgias a buena parte de su vida- con aquella presencial y horrenda pesadilla de un río embravecido que le arrancara a casi toda su familia. 
   Símbolo icónico de rally y de cualquier otro deporte; era su barbada estampa colgado a un costado del helicóptero o en el borde de una tribuna; era el fervoroso ladrón de imágenes que enriquecieron la posteridad y los archivos.
   Era Enrique “El Ñato” Páez, amigo, colega, compañero, pintor de instantes, enfermizo competidor consigo mismo, loco por el riesgo quien hoy partió adelantándose en el camino de todos y dejando adioses para no dejarse ver más, con su incuestionable condición de inolvidable.
   Bueno y justo sería retratarlo en pocas palabras: quien todo sabe sufrir, a todo puede atreverse.
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