Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Siganme los
buenos” emitido en su edición n° 634 del 16/8/20 en dúplex por AM580 y la
FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.
La sociedad y su
hartazgo
LLEVAMOS
150 DÍAS DE ENCIERRO Y VEMOS
MÁS
DESORIENTACIÓN QUE 5 MESES ATRÁS
Para nadie puede resultar grato ni
aguantable soportar situaciones complicadas a lo largo de cinco meses, aunque
esté de por medio la preservación de la salud y lo que es más importante y
trascendente, el amor por la propia vida y de nuestros afectos y también del
prójimo en general.
Esta especie de encarcelamiento, dejando de
lado su casi evidente aprovechamiento político, se hizo necesario de acuerdo
con lo que nos muestra la realidad, por una cuestión de errado manejo de los
tiempos y por minimizar al principio la llegada del virus lo que permitió que
el comienzo de los contagios nos sorprendiera y no muy gratamente.
No es momento de buscar culpables o
responsables del error, pero al decidirse por el encierro masivo muchos lo
tomaron como una prisión domiciliaria rigurosa, mientras el mal se desarrollaba
en sectores más altamente vulnerables que en el hogar, porque se avivaron con
penosa demora que era en los geriátricos y en los asentamientos masivos y
marginales como precarios, donde la pandemia adquiría su lacerante condición de
tal y avanzaba hasta alcanzar estadísticas no deseadas.
Por una parte el miedo y por otra la
resignación, fueron los factores que incidieron en la toma de conciencia
ciudadana hasta que la ansiedad y el hartazgo pasaron a dominar la situación,
de manera especial por el virtual agotamiento familiar a la hora -entre otras
actividades- de mantener ocupados a los niños más allá del embrutecimiento que
significan horas y horas frente al televisor u operando en la play, hablando
con los amigos por teléfono o escuchando música.
Las comidas pasaron a ser otro problema por
su reiteración, la angustia oral que lleva a consumir más alimentos de los
necesarios y la agresividad que se fue despertando en el seno familiar, y en
muchos casos entre parejas acostumbradas a la concordia, a la tolerancia, al
debate maduro, actitudes que fueron girando hasta el peligroso campo de la
intransigencia, el cansancio físico y mental y todas las otras formas que asume
la impaciencia potenciada con la desorientación.
Estamos cumpliendo 150 días de algo que al
principio se estimaba que a lo sumo podía llegar a las tres semanas, en un
desborde de optimismo y demagogia que la mayoría de la sociedad asumió hasta
que la dura realidad nos mostró que la batalla sería dura, riesgosa, prolongada
y para colmo, sin avizorar una salida que nos devolviera la tranquilidad de lo
medianamente previsible.
Eso de sentirse preso en la propia casa nos
lleva muchas veces a la desesperanza, a bajar los brazos, a rendirnos ante la
adversidad, pero cuando eso llegue a suceder, recordemos por ejemplo al
Mariscal Foch cuando sentenció “No me digas que este problema es difícil porque
si no fuera así, no sería un problema” o a Bernard Shaw: “El problema más
grande del mundo podría haber sido resuelto cuando era chico”.
Será la historia de la Humanidad la
encargada con el tiempo y los resultados estadísticos reales, de sentenciar si
se obró adecuadamente con base científica o el manejo de la situación estuvo
regido por necesidades, decisiones o apetencias emergentes del perfil político
del escenario general del país.
Lo penoso es advertir que pese a los errores
cometidos, al tiempo desperdiciado, a las vidas que se perdieron y al
confinamiento que dejará sus secuelas, pocos han sido los que habrán mostrado
la grandeza de reconocer que se equivocaron.
Y a eso, que no tiene vuelta, también lo
ingresaremos al inventario de nuestro sufrimiento.
Tras un crimen que se
pudo haber evitado
LOS
CORDOBESES ESTAMOS AGOTANDO NUESTRA
PACIENCIA
ESPERANDO TENER UNA POLICÍA DIGNA
A mi modesto
entender, hay dos situaciones que nos agobian como cordobeses, dentro de las
tantas que puede meternos en la cabeza y en el alma la realidad cotidiana: que
hace tiempo hemos dejado de confiar en nuestra policía como organismo protector
y lo más grave, con la alarmante frecuencia que advertimos que en sus filas hay
elementos humanos indignos de vestir el uniforme azul, pese a lo cual las
situaciones anormales en las que se ven envueltos, por lo general quedan en la
nada respecto a las medidas internas, o no se informa acerca de su aplicación.
Baste decir que aún no ha terminado, al
menos para el conocimiento de la sociedad, aquel sainete de las armas robadas
en la mismísima Jefatura, que fueron apareciendo en escenarios de hechos
delictivos, quedando pendientes además otras situaciones anormales acaecidas
involucrando a efectivos de la fuerza o sangrientos episodios que la gente
viene rotulando como “gatillo fácil”.
Hay que entender que muchas veces, en salvaguarda
de la corrección de procedimientos en que fuera necesaria la utilización de
armas en actitudes defensivas, los efectivos con toda seguridad habrán
evaluado, en un instante decisivo, si las leyes los amparaban a ellos como
guardianes del orden o a los delincuentes en su permanente afán por violar la
ley sin medir consecuencias para sus víctimas.
Un dilema de hierro que suele rodear a
cualquier procedimiento policial por la estrecha cornisa que deben recorrer
frente a su deber de velar por la vida y los bienes de la sociedad, pero muchas
veces, así como se duda al enfrentar al hampa en nombre de la comunidad, no se
vacila en otras ocasiones en que por apresuramiento, falta de entrenamiento e
instrucción adecuada, desconocimiento de las leyes o por el propio instinto de
conservación, se vulneran las leyes que regulan, precisamente, la utilización
de las armas.
Los cordobeses necesitamos precisamente del
“cordobesismo” que nos gobierna, la legislación, instrumentación, aplicación y
control de una auténtica política integral de seguridad, hija de la
conformación de planteles profesionales de policías dejando de lado el estilo
de bolsa de trabajo de la que se benefician los amigos del poder, los
recomendados, los militantes y muchos otros que con la complicidad del
vistagordismo acerca de sus antecedentes, pasan a figurar dentro de la
institución que los habilita a portar y utilizar armamento.
En estos últimos episodios la consecuencia
tan directa como previsible, por ejemplo de no haber reconocido el error
anterior de ubicar a cargo de tareas operativas, según se comenta, a quien
tuviera a su responsabilidad, precisamente y durante un tiempo, la selección y
verificación de los candidatos al ingreso.
Y que ahora, en ese cargo de seleccionador
que quedara sin cubrir, haya sido ubicado un policía que exhibe como mérito su
capacidad de instructor de tiro acrisolada en su paso por el grupo de elite
oportunamente bautizado ETER.
Los cordobeses, en suma, necesitamos una
policía correcta, bien remunerada y que recupere el respeto del que sabía
gozar, en los tiempos en que sus efectivos no necesitaban embrutecerse apilando
tareas adicionales, sacrificando descanso y familia como ahora se ven obligados
a vivir de esa manera.
Cuando se exija y se aplique un nivel de
profesionalización que nos garantice eficiencia y criterio, la selección que se
realice estará sin dudas en concordancia con la policía que necesitamos y de la
que volvamos a sentirnos orgullosos.
No son bienvenidos, para los tiempos que corren,
los gatilladores seriales que después buscan la complicidad de otros tan
desalmados como ellos, que les escondan sus porquerías debajo de la ominosa
alfombra de una deplorable impunidad.
Más de una década
siguiendo el caso
NO
DECAE EN SU RITMO DE APORTAR NOVEDADES
LA
MEGACAUSA DEL REGISTRO DE LA PROPIEDAD
Hace algunos
años una persona común, sin
antecedentes, fue detenida en su lugar de trabajo en relación
a la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba y dos meses después el
Fiscal decidió su prisión preventiva basándose en que el acusado había
trabajado en el lugar y tenía agendados algunos teléfonos
de viejos compañeros.
Ante el reclamo, el Juez
de Control agregó al magro fundamento que aunque no tenía, vale repetirlo, no
tenía pruebas contra el imputado, ni escritos, ni firmas, ni testigos que lo
acusaran, su convicción le indicaba mantenerlo encerrado.
Con idéntica convicción,
a falta de argumentos jurídicos las siguientes instancias, Cámara de Acusación
y Tribunal Superior de Justicia mantuvieron esa prisión por más de
dos años aunque en este caso y por fortuna la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, numerosas instituciones y hasta la Organización de las Naciones Unidas
desenmascararon el arbitrio de la situación y la libertad llegó casi de la mano
de la absolución.
En varios dictámenes de
la causa se pudo leer que los magistrados ratificaban los “riesgos del juicio
en libertad”. Es difícil imaginar a qué riesgo se refieren cuando, acorde a la
normativa, eso sería cumplir la ley.
¿Cuál podría ser el
riesgo? ¿Será la posibilidad de defenderse sin presiones y ser
absuelto?
La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos dice que cuando un imputado llega al juicio
esposado, proyecta sobre los jueces una sombra de culpabilidad que favorece su
condena.
¿Tendrá esto alguna
relación con que exista una comisión especial única para todos los juicios?
¿Habrá alguna conexión con la ausencia de altos funcionarios imputados o
presos, pese a denuncias en su contra?
Se dice que el Poder
Judicial necesita recuperar la credibilidad y la confianza de la sociedad.
Éste podría ser un buen
lugar para empezar.
Por eso al volver a casa
y por las dudas, les prenderé fuego a todas las agendas donde figuren números
telefónicos u otros datos de mis amigos y conocidos.
Increíble historia de
un hombre afortunado
UNA
VACUNA QUE TERMINARÁ CON EL DOLOR DE
LA
HUMANIDAD ESTÁ MUY CERCA DE NOSOTROS
Sería una tontera preguntar cuál es la mayor
inquietud que por estos días alienta la Humanidad toda y es el interrogante
excluyente que asegure la continuidad del planeta, cuando bien sabemos que es
la vacuna que por fin termine con esta odisea terráquea que es la creciente
amenaza del coronavirus y su expansión.
Lejos deben quedar entonces todas las
especulaciones y elucubraciones tanto del origen de la pandemia como de su
combate que según algunos cerebros, tendrán al menos un par de años de
antigüedad, con bastante antelación a lo que nos dijeron era el brote en la
lejana China, tan remota que aquí se llegó a decir, desde el poder, que nunca
llegaría.
Dejemos de lado los enormes intereses
económicos, financieros, científicos, etc. que pudieran estar rodeando a esta
imperiosa necesidad del antídoto, para meternos de lleno, en vuelo de cabotaje
con algunas conexiones internacionales, en ciertos detalles que se vinculan con
el anuncio de la llegada de la vacuna generada en Oxford, a nuestro país y
también de los rumores que rodean a esa operación que podemos calificar de
oportunamente humanitaria.
Si mal no recuerdo, los argentinos hicimos
interesantes aportes de científicos a casi todos los lugares donde se venía
haciendo realidad aquella utopía inicial de la vacuna a corto y mediano plazo,
con lo que nos podíamos asegurar por derecho propio alguna prioridad a la hora
de tener listas las ampollas a inocular.
El Sr. Presidente anunció pocos días antes
un acuerdo con un laboratorio que se asociaría con nosotros para producir la
vacuna y menciona a una persona…
Lo escuchemos, que son nada más que18
segundos.
(El audio presidencial forma parte del
archivo respectivo ubicado en la columna ubicada en la parte superior derecha
de este blog)
Vamos ahora a ciertos detalles, como para
que nos enteremos: el Sr. Hugo Sigman es Fundador y CEO de
Grupo Insud y Chemo, accionista del Laboratorio Elea y Biogénesis-Bagó.
Supo confesar su condición de comunista, agregando que había ganado
millones y reveló haber apoyado al kirchnerismo mientras era socialdemócrata, pero que después se distanció. Emergente
de la izquierda, y según se comenta un
nexo importante entre la Inteligencia Cubana con
la guerrilla argentina en las décadas de los 60 y 70.
Hugo Arnoldo Sigman tiene 75 años, está
casado con Silvia Gold y su suegro fue tesorero del PC. Uno de sus hijos,
Mariano, trabaja para la Fundación Rockefeller, es siquiatra y experto en
bioterrorismo e inmunología.
Además de fabricar la única vacuna contra la
Aftosa, Sigman invirtió en producción cinematográfica, buenos vínculos con Putín, el presidente de Rusia, hasta el punto que
tendría una sucursal de sus empresas Elea e Interbelle Cosmetic en Siberia.
Financió al Dr. Cesar Milstein y a la
Clínica Cubana (la primera) dónde se internó Maradona. Además es dueño
del Laboratorio Biogénesis Parke Davis,
dueño de la EX-Revista Tres Puntos, dueño de las revistas TXT, Le Monde
Diplomatic y también de la publicación gráfica Barcelona.
De humildes inicios fue vendedor de ropa, y
luego de exiliarse durante el desgobierno militar en la década del 70 vuelve en
1978 y compra el laboratorio Parke Davis y
controla los laboratorios Chemo Group, Ellea y Biogénesis, entre otros.
En la esfera local, tiene inversiones
inmobiliarias en Puerto Madero, una productora cinematográfica y una cabaña
productora de ganado, en Chubut, entre otros negocios. En el 2003 concretó la
compra de la compañía forestal Shell Forestry,
de 44.000 hectáreas implantadas con bosques comerciales de pinos y eucaliptos
ubicados en campos del norte de la provincia de Corrientes y el este de
Paraguay.
De acuerdo con comentarios que nunca faltan,
se dice que trató de comprar Página/12 en un momento, lo que no se concretó;
tiene buenos nexos con el ministro Gines González García, y no son
pocos quienes afirman que Sigman habría sido el principal aportante para la
campaña proselitista del pibe Kiciloff como asimismo ciertos maledicentes que
buscan vincularlo con el negocio de la Efedrina.
Señalado por la revista Forbes Argentina
como uno de los quince empresarios más ricos del país (calcula su fortuna en
mil millones de dólares), se le asigna también la función de financista de La
Cámpora.
Mire vea, la verdad es que resulta
interesante conocer a la gente, pero cuando están por encima de cualquier
especulación o maledicencia los sagrados intereses de la salud nacional, poco
es lo que humanamente importan los detalles de quienes ayudan a que la vacuna
llegue por fin a todos los argentinos.
Roguemos que así sea y lo más pronto
posible, aunque para cerrar este comentario, voy a permitirme hacerlo con un
fallido presidencial que roguemos sea descartado. El Dr. Fernández al finalizar
su anuncio del acuerdo con Sigman dijo esto, que es para recordar…
(Los 6 segundos del cierre del Dr. Fernández a su discurso informativo
y explicativo, son parte del archivo de audios del programa de hoy ubicado en
el costado superior derecho de este blog).
Roguemos que nos vacunen y no que nos contagien…
A 170 años de su paso
a la inmortalidad
UN JUSTO
HOMENAJE A LA MEMORIA DE
NUESTRO
MÁXIMO
HÉROE, EL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTIN
Las versiones escolares sobre la vida y obra
de José de San Martín, medio como que no encajan con lo que fue la realidad del
ilustre personaje considerado ahora como Padre de la Patria y en las cuestiones
históricas, cuando uno carga algunos años, entiende que lo mejor es consultar a
distintos autores que pintaron su personalidad más allá de los textos escolares
que nos hacían leer.
Es cierto que nació terminando febrero de
1778 en Yapeyú, de donde dos años atrás habían expulsado a los jesuitas. Ese
pequeño pueblo no era un paraíso, sino un asentamiento de indios guaraníes y
poca presencia del hombre blanco, donde seguramente los únicos españoles eran
el padre de José. don Juan de San Martín, designado allí por la corona
gobernador intendente, y su familia.
Esa región tenía marcadas complicaciones y
no se sabe cabalmente si el nombramiento era un premio o un castigo atendiendo
a varias razones: el matrimonio no era noble ni mucho menos, doña Gregoria
Matorras no aportó alcurnia ni dinero, vivieron y murieron siendo pobres y en
consecuencia, José de San Martín fue hijo de carenciados.
Hasta se decía que era hijo de una india.
Los libros de la primaria nos enseñaban que
San Martín era hijo de nobles y por eso tenía que casarse con una dama de la
sociedad porteña, por lo que se casa con Remeditos Escalada, hija de un
comerciante ligado a intereses británicos.
No se dice abiertamente pero la familia de
ella cuestionaba esa relación y tanto fue así, que al injertado pariente lo
nombraban despectivamente el plebeyo, el soldadote, el indio o el tape.
Cuentan que una vez, cuando los Escalada no
invitaron a la mesa de la familia al asistente de San Martín, el Libertador se
instaló en la cocina para comer con él.
Y cuando le regalaron un costoso ajuar a la
novia, hizo que lo devolviera porque la esposa de un soldado no necesitaba esos
lujos.
Y siguiendo en los tramos más trascendentes
de su vida, San Martín formó el Regimiento de Granaderos a Caballo, lo armó y
adiestró uno a uno a soldados y oficiales. Lo integró con gauchos, indios que
hizo llevar desde su tierra natal, artesanos y algunos marineros que habían
quedado varados en el puerto de Buenos Aires. Después fue que incorporó a un
grupo muy reducido de jóvenes de la alta sociedad y posteriormente a este
ejército de composición popular se agregaron en Mendoza algunos escuadrones de
negros, ex esclavos.
En el actual norte argentino, San Martín
hizo buenas migas con otros grandes revolucionarios de aquella época como
Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes, ambos despreciados por los poderosos
y casualmente o no, fue con éste que acordó una táctica de pueblo en armas para
contener a los realistas que se proyectaban desde el Alto Perú.
Con Belgrano, que era abogado y economista,
hizo gran amistad y recibió experimentados consejos para la lucha contra la
minoría conservadora, provinciana y porteña. Los libros de la primaria omiten
por ejemplo, que Güemes fue muerto por una partida realista, a la que fue
entregado por la oligarquía salteña.
Es que el guerrillero patriota irritaba a
los grandes terratenientes, ya que la aplicación de la
Ley Gaucha , una especie de reforma agraria
en medio de la guerra, era perjudicial para sus voluminosos intereses.
Tanto se acosó a Manuel Belgrano, que murió
pobre y abandonado, cuando había dado toda su fortuna, que no era poca, a la
causa revolucionaria. Refiere la historia real que en la ciudad puerto, las
masas populares se levantan contra los déspotas de Buenos Aires.
Es cuando los poderosos convocan al Ejército
de los Andes para reprimir a los insurrectos pero San Martín, en una actitud
que lo enaltece, se niega a ser verdugo de su pueblo y esa desobediencia le
cuesta la enemistad de la oligarquía rioplatense y por otro lado el cariño de
los patriotas.
Esta fue la proclama de San Martín a sus
soldados en 1820:
“Compañeros -sin pensar que tal calificativo
sería después tan usado- del Ejército de
los Andes, la guerra tiene que hacerse como podamos, si no tenemos dinero,
carne ni tabaco y cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con
balletillas que nos dejen nuestras mujeres. Si no, andaremos en pelotas, como
nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada.
Compañeros -lo dijo atra vez- juremos no
dejar las armas de las manos hasta ver el
país enteramente libre, o morir por ellas como hombres de coraje”.
Después el exilio, la enorme pena y la
muerte.
Fue en Boulogne-sur-mer, de mañana harán 170
años.
En eso si, coinciden los libros.
Desde entonces, San Martín nos hace falta.
Sin histeria,
insultos ni grietas
CUANDO
EL SILENCIO ENSORDECEDOR
RECLAMA
EL ACCIONAR DE LA JUSTICIA
Con la disciplina y el recato que suelen
imponer las buenas costumbres y el respeto, una multitud hizo escuchar su
rechazo vital y contundente a la utilización de la violencia desmedida por
parte del poder, para superar una situación que imponía otro estilo de actuación,
moderado y ajustado a las normas vigentes en cuanto a procedimientos
policiales.
A lo mejor es una manera demasiado delicada
de tratar de asesinos, abusadores y desalmados a los responsables directos de
esa actitud exagerada de reprimir un desacierto juvenil que se limitaba a una
leve y casi corriente infracción de tránsito.
De ninguna manera se justificaba, al no
haber mediado una agresión armada, la reacción abrumadoramente criminal de
matar a seres indefensos a quienes se buscó hacer pasar por delincuentes
armados, disfrazando tanto la escena del sangriento episodio como algunas
deplorables derivaciones, entre ellas la más increíble pero real, de hacer
aparecer como por arte de magia un arma inútil, con la que se pretendía
sostener que los efectivos policiales habían sido baleados.
Y a eso, según se estableció, lo hizo una
mujer policía,
La sociedad cordobesa puso en el ambiente
urbano su mensaje de tener agotada ya la paciencia para tolerar tales abusos,
con la esperanza que entre la Justicia oportuna y sin dilaciones y la
investigación interna que se impone, se contribuya a que de alguna manera se
intente al menos cicatrizar esta enorme herida que se suma a tantas otras
producidas en parecidas circunstancias.
Merecemos confiar en quienes tienen la
obligación de protegernos y de ampararnos, en lugar de hacernos padecer el
poder de un impune matonismo ventajero y prepotente apoyado en el desprecio por
la ley y por la vida.
No vengan ahora con las disculpas tardías,
con los arrepentimientos hipócritas y es hora que alguien de la cúpula de ese
poder ausente y no de sus vasallos partan explicaciones que nadie alcanza a
comprender ni a digerir.
Todos los cordobeses hemos sentido el dolor
de un crimen que pudo evitarse, pero parece que quienes están para organizarnos
como sociedad y en nombre del respeto por el dolor ajeno, se marginan de
acercarse a los que en forma directa han sufrido como familiares la desgracia
de una muerte injustificable.
En esa marcha ejemplar, sin ofensas,
vandalismos ni agresiones, fueron más contundentes y notorias, por lo ridículas
las ausencias de los dueños del poder, que la presencia de una multitud
indignada que no alcanzó a comprender tamaña indiferencia.
Día especial para las
evocaciones
PARA
LLEGAR
A ENTENDERLOS A ELLOS, NADA
MEJOR
QUE VIAJAR A NUESTRA PROPIA INFANCIA
El Día del Niño, hoy, es una postergación de
la fecha original, que en realidad es el primer domingo de agosto.
Ocurre que para entonces, no son muchos los
que han cobrado su sueldo.
Ya con este detalle queda ampliamente
confirmado el perfil comercial del agasajo: la cuestión no es solo saludar al
niño sino festejarlo con salidas u obsequios que van desde la chuchería de
plástico, hasta viajes a Disney.
No ha sido sorpresa que los juguetes
aumentaran sus precios en algunos casos hasta el doble en esta última semana.
Y como no tenemos la cultura del escarmiento
-y por eso la historia nos marca penosas reincidencias- en lugar de negarnos a
que nos esquilmen, vamos risueños al degüello, porque la cuestión es
endeudarnos.
Si la sequía nos abruma apelamos al dinero
plástico.
Y al llegar el resumen sin incluir la
factura de la luz y no nos alcanza, acudimos a la financiera.
Y cuando nos quieren cobrar la usura normal
de la financiera, tenemos que ir a llorar miseria a Tribunales.
El ciclo es una especie de clásico de la
conducta argentina.
Si pisáramos la tierra, saludaríamos sin
excesos al niño en este día intrascendente impuesto para el consumismo y dentro
de nuestras reales posibilidades, para evitar las penosas lamentaciones
emergentes.
Cuando crezca y evalúe, ese niño seguramente
nos agradecerá por dejarle principios y conductas, en lugar
de recibir la herencia de las deudas.
Más allá de todo esto y dejando de lado lo
comercialmente abrumador, suele ser bueno darse una vueltita por los rincones
de nuestra niñez, sobre todo para entenderlos.
Porque estar con ellos es beber sus ansias,
es conocer sus miedos, es compartir la sorpresa de descubrir un mundo maravilloso
e impensado.
No caigamos entonces a la común torpeza
mediática de tratarlos como tontos, de rebajarlos como personas, de hablarles
queriendo hacernos entender con un mensaje vacío e inentendible incluso para
nosotros.
Les debemos respeto, porque los niños en
muchas cosas ya volvieron cuando los mayores creemos haberlos superado.
A la compu y al celular los manejan mejor
que yo.
Estar para ellos no es otra cosa que cumplir
con el designio de la formación, y más que nada, del cariño y la comprensión.
Ese cariño que tanto recibimos de ellos, y
que a veces lo tomamos como inherente, cuando en realidad suele ser un inocente
pedido de auxilio para crecer.
Y cuando les brindamos nuestro amor,
íntimamente sentimos como que volviéramos a ser niños.
Ese niño, aquél niño lejano, abrumado por
los recuerdos y las nostalgias, que la mayoría de los adultos y los viejos
nunca hemos dejado de ser.
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