16 de agosto de 2020

S.L.B.: ENCIERRO OBLIGADO DE 150 DÍAS CON MARCADA DESORIENTACIÓN EN EL GOBIERNO – LOS CORDOBESES AGOTARON SU PACIENCIA HACIA SU POLICÍA - EN LA MEGACAUSA DEL REGISTRO, DETALLES REVELADORES - SE ACERCA LA ANSIADA VACUNA Y HAY BASTANTE QUE DECIR Y PARA DUDAR - JUSTO HOMENAJE A LA MEMORIA DE SAN MARTÍN - UN SILENCIO ENSORDECEDOR PARA RECLAMAR JUSTICIA - VIAJAR A LA INFANCIA PARA ENTENDER AL NIÑO, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Siganme los buenos” emitido en su edición n° 634 del 16/8/20 en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

La sociedad y su hartazgo
LLEVAMOS 150 DÍAS DE  ENCIERRO Y VEMOS
MÁS DESORIENTACIÓN QUE 5 MESES ATRÁS
   Para nadie puede resultar grato ni aguantable soportar situaciones complicadas a lo largo de cinco meses, aunque esté de por medio la preservación de la salud y lo que es más importante y trascendente, el amor por la propia vida y de nuestros afectos y también del prójimo en general.
   Esta especie de encarcelamiento, dejando de lado su casi evidente aprovechamiento político, se hizo necesario de acuerdo con lo que nos muestra la realidad, por una cuestión de errado manejo de los tiempos y por minimizar al principio la llegada del virus lo que permitió que el comienzo de los contagios nos sorprendiera y no muy gratamente.
   No es momento de buscar culpables o responsables del error, pero al decidirse por el encierro masivo muchos lo tomaron como una prisión domiciliaria rigurosa, mientras el mal se desarrollaba en sectores más altamente vulnerables que en el hogar, porque se avivaron con penosa demora que era en los geriátricos y en los asentamientos masivos y marginales como precarios, donde la pandemia adquiría su lacerante condición de tal y avanzaba hasta alcanzar estadísticas no deseadas.
   Por una parte el miedo y por otra la resignación, fueron los factores que incidieron en la toma de conciencia ciudadana hasta que la ansiedad y el hartazgo pasaron a dominar la situación, de manera especial por el virtual agotamiento familiar a la hora -entre otras actividades- de mantener ocupados a los niños más allá del embrutecimiento que significan horas y horas frente al televisor u operando en la play, hablando con los amigos por teléfono o escuchando música.
   Las comidas pasaron a ser otro problema por su reiteración, la angustia oral que lleva a consumir más alimentos de los necesarios y la agresividad que se fue despertando en el seno familiar, y en muchos casos entre parejas acostumbradas a la concordia, a la tolerancia, al debate maduro, actitudes que fueron girando hasta el peligroso campo de la intransigencia, el cansancio físico y mental y todas las otras formas que asume la impaciencia potenciada con la desorientación.
  Estamos cumpliendo 150 días de algo que al principio se estimaba que a lo sumo podía llegar a las tres semanas, en un desborde de optimismo y demagogia que la mayoría de la sociedad asumió hasta que la dura realidad nos mostró que la batalla sería dura, riesgosa, prolongada y para colmo, sin avizorar una salida que nos devolviera la tranquilidad de lo medianamente previsible.
   Eso de sentirse preso en la propia casa nos lleva muchas veces a la desesperanza, a bajar los brazos, a rendirnos ante la adversidad, pero cuando eso llegue a suceder, recordemos por ejemplo al Mariscal Foch cuando sentenció “No me digas que este problema es difícil porque si no fuera así, no sería un problema” o a Bernard Shaw: “El problema más grande del mundo podría haber sido resuelto cuando era chico”.
   Será la historia de la Humanidad la encargada con el tiempo y los resultados estadísticos reales, de sentenciar si se obró adecuadamente con base científica o el manejo de la situación estuvo regido por necesidades, decisiones o apetencias emergentes del perfil político del escenario general del país.
   Lo penoso es advertir que pese a los errores cometidos, al tiempo desperdiciado, a las vidas que se perdieron y al confinamiento que dejará sus secuelas, pocos han sido los que habrán mostrado la grandeza de reconocer que se equivocaron.
   Y a eso, que no tiene vuelta, también lo ingresaremos al inventario de nuestro sufrimiento.

Tras un crimen que se pudo haber evitado
LOS CORDOBESES ESTAMOS AGOTANDO NUESTRA
PACIENCIA ESPERANDO TENER UNA POLICÍA DIGNA
   A mi modesto entender, hay dos situaciones que nos agobian como cordobeses, dentro de las tantas que puede meternos en la cabeza y en el alma la realidad cotidiana: que hace tiempo hemos dejado de confiar en nuestra policía como organismo protector y lo más grave, con la alarmante frecuencia que advertimos que en sus filas hay elementos humanos indignos de vestir el uniforme azul, pese a lo cual las situaciones anormales en las que se ven envueltos, por lo general quedan en la nada respecto a las medidas internas, o no se informa acerca de su aplicación.
   Baste decir que aún no ha terminado, al menos para el conocimiento de la sociedad, aquel sainete de las armas robadas en la mismísima Jefatura, que fueron apareciendo en escenarios de hechos delictivos, quedando pendientes además otras situaciones anormales acaecidas involucrando a efectivos de la fuerza o sangrientos episodios que la gente viene rotulando como “gatillo fácil”.
   Hay que entender que muchas veces, en salvaguarda de la corrección de procedimientos en que fuera necesaria la utilización de armas en actitudes defensivas, los efectivos con toda seguridad habrán evaluado, en un instante decisivo, si las leyes los amparaban a ellos como guardianes del orden o a los delincuentes en su permanente afán por violar la ley sin medir consecuencias para sus víctimas.
   Un dilema de hierro que suele rodear a cualquier procedimiento policial por la estrecha cornisa que deben recorrer frente a su deber de velar por la vida y los bienes de la sociedad, pero muchas veces, así como se duda al enfrentar al hampa en nombre de la comunidad, no se vacila en otras ocasiones en que por apresuramiento, falta de entrenamiento e instrucción adecuada, desconocimiento de las leyes o por el propio instinto de conservación, se vulneran las leyes que regulan, precisamente, la utilización de las armas.
   Los cordobeses necesitamos precisamente del “cordobesismo” que nos gobierna, la legislación, instrumentación, aplicación y control de una auténtica política integral de seguridad, hija de la conformación de planteles profesionales de policías dejando de lado el estilo de bolsa de trabajo de la que se benefician los amigos del poder, los recomendados, los militantes y muchos otros que con la complicidad del vistagordismo acerca de sus antecedentes, pasan a figurar dentro de la institución que los habilita a portar y utilizar armamento.
   En estos últimos episodios la consecuencia tan directa como previsible, por ejemplo de no haber reconocido el error anterior de ubicar a cargo de tareas operativas, según se comenta, a quien tuviera a su responsabilidad, precisamente y durante un tiempo, la selección y verificación de los candidatos al ingreso.
   Y que ahora, en ese cargo de seleccionador que quedara sin cubrir, haya sido ubicado un policía que exhibe como mérito su capacidad de instructor de tiro acrisolada en su paso por el grupo de elite oportunamente bautizado ETER.
   Los cordobeses, en suma, necesitamos una policía correcta, bien remunerada y que recupere el respeto del que sabía gozar, en los tiempos en que sus efectivos no necesitaban embrutecerse apilando tareas adicionales, sacrificando descanso y familia como ahora se ven obligados a vivir de esa manera.
   Cuando se exija y se aplique un nivel de profesionalización que nos garantice eficiencia y criterio, la selección que se realice estará sin dudas en concordancia con la policía que necesitamos y de la que volvamos a sentirnos orgullosos.
   No son bienvenidos, para los tiempos que corren, los gatilladores seriales que después buscan la complicidad de otros tan desalmados como ellos, que les escondan sus porquerías debajo de la ominosa alfombra de una deplorable impunidad.

Más de una década siguiendo el caso
NO DECAE EN SU RITMO DE APORTAR NOVEDADES
LA MEGACAUSA DEL REGISTRO DE  LA PROPIEDAD
   Hace  algunos años una persona común, sin  antecedentes,  fue detenida en su lugar de trabajo en relación a la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba y dos meses después el Fiscal decidió su prisión preventiva basándose en que el acusado había trabajado en el lugar  y tenía agendados algunos teléfonos de  viejos compañeros.
   Ante el reclamo, el Juez de Control agregó al magro fundamento que aunque no tenía, vale repetirlo, no tenía pruebas contra el imputado, ni escritos, ni firmas, ni testigos que lo acusaran, su convicción le indicaba  mantenerlo encerrado.
   Con idéntica convicción, a falta de argumentos jurídicos las siguientes instancias, Cámara de Acusación y Tribunal Superior de Justicia mantuvieron esa prisión  por más de dos años aunque en este caso y por fortuna la Corte Suprema de Justicia de la Nación, numerosas instituciones y hasta la Organización de las Naciones Unidas desenmascararon el arbitrio de la situación y la libertad llegó casi de la mano de la absolución.
   En varios dictámenes de la causa se pudo leer que los magistrados ratificaban los “riesgos del juicio en libertad”. Es difícil imaginar a qué riesgo se refieren cuando, acorde a la normativa, eso sería cumplir la ley.
   ¿Cuál podría ser el riesgo?  ¿Será la posibilidad de defenderse sin presiones y ser absuelto? 
   La Comisión Interamericana de Derechos Humanos dice que cuando un imputado llega al juicio esposado, proyecta sobre los jueces una sombra de culpabilidad que favorece su condena. 
   ¿Tendrá esto alguna relación con que exista una comisión especial única para todos los juicios? ¿Habrá alguna conexión con la ausencia de altos funcionarios imputados o presos, pese a denuncias en su contra?  
   Se dice que el Poder Judicial necesita recuperar la credibilidad y la confianza de la sociedad.
   Éste podría ser un buen lugar para empezar.
   Por eso al volver a casa y por las dudas, les prenderé fuego a todas las agendas donde figuren números telefónicos u otros datos de mis amigos y conocidos.  

Increíble historia de un hombre afortunado
UNA VACUNA QUE TERMINARÁ CON EL DOLOR DE
LA HUMANIDAD  ESTÁ MUY CERCA DE NOSOTROS
   Sería una tontera preguntar cuál es la mayor inquietud que por estos días alienta la Humanidad toda y es el interrogante excluyente que asegure la continuidad del planeta, cuando bien sabemos que es la vacuna que por fin termine con esta odisea terráquea que es la creciente amenaza del coronavirus y su expansión.
   Lejos deben quedar entonces todas las especulaciones y elucubraciones tanto del origen de la pandemia como de su combate que según algunos cerebros, tendrán al menos un par de años de antigüedad, con bastante antelación a lo que nos dijeron era el brote en la lejana China, tan remota que aquí se llegó a decir, desde el poder, que nunca llegaría.
   Dejemos de lado los enormes intereses económicos, financieros, científicos, etc. que pudieran estar rodeando a esta imperiosa necesidad del antídoto, para meternos de lleno, en vuelo de cabotaje con algunas conexiones internacionales, en ciertos detalles que se vinculan con el anuncio de la llegada de la vacuna generada en Oxford, a nuestro país y también de los rumores que rodean a esa operación que podemos calificar de oportunamente humanitaria.
   Si mal no recuerdo, los argentinos hicimos interesantes aportes de científicos a casi todos los lugares donde se venía haciendo realidad aquella utopía inicial de la vacuna a corto y mediano plazo, con lo que nos podíamos asegurar por derecho propio alguna prioridad a la hora de tener listas las ampollas a inocular.
   El Sr. Presidente anunció pocos días antes un acuerdo con un laboratorio que se asociaría con nosotros para producir la vacuna y menciona a una persona…
   Lo escuchemos, que son nada más que18 segundos. 
   (El audio presidencial forma parte del archivo respectivo ubicado en la columna ubicada en la parte superior derecha de este blog)
   Vamos ahora a ciertos detalles, como para que nos enteremos: el Sr. Hugo Sigman es Fundador y CEO de Grupo Insud y Chemo, accionista del Laboratorio Elea y Biogénesis-Bagó.
   Supo confesar su condición de comunista, agregando que había ganado millones y reveló haber apoyado al kirchnerismo mientras era socialdemócrata, pero que después se distanció. Emergente de la izquierda, y  según se comenta un nexo importante entre la Inteligencia Cubana con la guerrilla argentina en las décadas de los 60 y 70.
   Hugo Arnoldo Sigman tiene 75 años, está casado con Silvia Gold y su suegro fue tesorero del PC. Uno de sus hijos, Mariano, trabaja para la Fundación Rockefeller, es siquiatra y experto en bioterrorismo e inmunología.
   Además de fabricar la única vacuna contra la Aftosa, Sigman invirtió en producción cinematográfica,  buenos vínculos con Putín, el presidente de Rusia, hasta el punto que tendría una sucursal de sus empresas Elea e Interbelle Cosmetic en Siberia.  
    Financió al Dr. Cesar Milstein y a la Clínica Cubana (la primera) dónde se internó Maradona. Además es dueño del Laboratorio Biogénesis Parke Davis, dueño de la EX-Revista Tres Puntos, dueño de las revistas TXT, Le Monde Diplomatic y también de la publicación gráfica Barcelona.
   De humildes inicios fue vendedor de ropa, y luego de exiliarse durante el desgobierno militar en la década del 70 vuelve en 1978 y compra el laboratorio Parke Davis y controla los laboratorios Chemo Group, Ellea y Biogénesis, entre otros.
   En la esfera local, tiene inversiones inmobiliarias en Puerto Madero, una productora cinematográfica y una cabaña productora de ganado, en Chubut, entre otros negocios. En el 2003 concretó la compra de la compañía forestal Shell Forestry, de 44.000 hectáreas implantadas con bosques comerciales de pinos y eucaliptos ubicados en campos del norte de la provincia de Corrientes y el este de Paraguay.
   De acuerdo con comentarios que nunca faltan, se dice que trató de comprar Página/12 en un momento, lo que no se concretó; tiene buenos nexos con el ministro Gines González García, y no son pocos quienes afirman que Sigman habría sido el principal aportante para la campaña proselitista del pibe Kiciloff como asimismo ciertos maledicentes que buscan vincularlo con el negocio de la Efedrina.
   Señalado por la revista Forbes Argentina como uno de los quince empresarios más ricos del país (calcula su fortuna en mil millones de dólares), se le asigna también la función de financista de La Cámpora.
   Mire vea, la verdad es que resulta interesante conocer a la gente, pero cuando están por encima de cualquier especulación o maledicencia los sagrados intereses de la salud nacional, poco es lo que humanamente importan los detalles de quienes ayudan a que la vacuna llegue por fin a todos los argentinos.
   Roguemos que así sea y lo más pronto posible, aunque para cerrar este comentario, voy a permitirme hacerlo con un fallido presidencial que roguemos sea descartado. El Dr. Fernández al finalizar su anuncio del acuerdo con Sigman dijo esto, que es para recordar…
   (Los 6 segundos del cierre del Dr. Fernández a su discurso informativo y explicativo, son parte del archivo de audios del programa de hoy ubicado en el costado superior derecho de este blog).
   Roguemos que nos vacunen y no que nos contagien…

A 170 años de su paso a la inmortalidad
UN  JUSTO  HOMENAJE A LA MEMORIA DE NUESTRO
MÁXIMO HÉROE, EL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTIN
   Las versiones escolares sobre la vida y obra de José de San Martín, medio como que no encajan con lo que fue la realidad del ilustre personaje considerado ahora como Padre de la Patria y en las cuestiones históricas, cuando uno carga algunos años, entiende que lo mejor es consultar a distintos autores que pintaron su personalidad más allá de los textos escolares que nos hacían leer.
   Es cierto que nació terminando febrero de 1778 en Yapeyú, de donde dos años atrás habían expulsado a los jesuitas. Ese pequeño pueblo no era un paraíso, sino un asentamiento de indios guaraníes y poca presencia del hombre blanco, donde seguramente los únicos españoles eran el padre de José. don Juan de San Martín, designado allí por la corona gobernador intendente, y su familia.
   Esa región tenía marcadas complicaciones y no se sabe cabalmente si el nombramiento era un premio o un castigo atendiendo a varias razones: el matrimonio no era noble ni mucho menos, doña Gregoria Matorras no aportó alcurnia ni dinero, vivieron y murieron siendo pobres y en consecuencia, José de San Martín fue hijo de carenciados.
   No tuvo cuna de oro, sangre azul ni privilegios.
   Hasta se decía que era hijo de una india.
   Los libros de la primaria nos enseñaban que San Martín era hijo de nobles y por eso tenía que casarse con una dama de la sociedad porteña, por lo que se casa con Remeditos Escalada, hija de un comerciante ligado a intereses británicos.
   No se dice abiertamente pero la familia de ella cuestionaba esa relación y tanto fue así, que al injertado pariente lo nombraban despectivamente el plebeyo, el soldadote, el indio o el tape.
   Cuentan que una vez, cuando los Escalada no invitaron a la mesa de la familia al asistente de San Martín, el Libertador se instaló en la cocina para comer con él.
   Y cuando le regalaron un costoso ajuar a la novia, hizo que lo devolviera porque la esposa de un soldado no necesitaba esos lujos.
   Y siguiendo en los tramos más trascendentes de su vida, San Martín formó el Regimiento de Granaderos a Caballo, lo armó y adiestró uno a uno a soldados y oficiales. Lo integró con gauchos, indios que hizo llevar desde su tierra natal, artesanos y algunos marineros que habían quedado varados en el puerto de Buenos Aires. Después fue que incorporó a un grupo muy reducido de jóvenes de la alta sociedad y posteriormente a este ejército de composición popular se agregaron en Mendoza algunos escuadrones de negros, ex esclavos.
   En el actual norte argentino, San Martín hizo buenas migas con otros grandes revolucionarios de aquella época como Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes, ambos despreciados por los poderosos y casualmente o no, fue con éste que acordó una táctica de pueblo en armas para contener a los realistas que se proyectaban desde el Alto Perú.
   Con Belgrano, que era abogado y economista, hizo gran amistad y recibió experimentados consejos para la lucha contra la minoría conservadora, provinciana y porteña. Los libros de la primaria omiten por ejemplo, que Güemes fue muerto por una partida realista, a la que fue entregado por la oligarquía salteña.
   Es que el guerrillero patriota irritaba a los grandes terratenientes, ya que la aplicación de la Ley Gaucha, una especie de reforma agraria en medio de la guerra, era perjudicial para sus voluminosos intereses.
   Tanto se acosó a Manuel Belgrano, que murió pobre y abandonado, cuando había dado toda su fortuna, que no era poca, a la causa revolucionaria. Refiere la historia real que en la ciudad puerto, las masas populares se levantan contra los déspotas de Buenos Aires.
   Es cuando los poderosos convocan al Ejército de los Andes para reprimir a los insurrectos pero San Martín, en una actitud que lo enaltece, se niega a ser verdugo de su pueblo y esa desobediencia le cuesta la enemistad de la oligarquía rioplatense y por otro lado el cariño de los patriotas.
   Esta fue la proclama de San Martín a sus soldados en 1820:
   “Compañeros -sin pensar que tal calificativo sería después tan usado-  del Ejército de los Andes, la guerra tiene que hacerse como podamos, si no tenemos dinero, carne ni tabaco y cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con balletillas que nos dejen nuestras mujeres. Si no, andaremos en pelotas, como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada.
   Compañeros -lo dijo atra vez- juremos no dejar las armas de las manos hasta ver el  país enteramente libre, o morir por ellas como hombres de coraje”.
   Después el exilio, la enorme pena y la muerte.
   Fue en Boulogne-sur-mer, de mañana harán 170 años.
   En eso si, coinciden los libros.
   Desde entonces, San Martín nos hace falta.

Sin histeria, insultos ni grietas
CUANDO EL SILENCIO  ENSORDECEDOR
RECLAMA EL ACCIONAR DE LA JUSTICIA
   Con la disciplina y el recato que suelen imponer las buenas costumbres y el respeto, una multitud hizo escuchar su rechazo vital y contundente a la utilización de la violencia desmedida por parte del poder, para superar una situación que imponía otro estilo de actuación, moderado y ajustado a las normas vigentes en cuanto a procedimientos policiales.
   A lo mejor es una manera demasiado delicada de tratar de asesinos, abusadores y desalmados a los responsables directos de esa actitud exagerada de reprimir un desacierto juvenil que se limitaba a una leve y casi corriente infracción de tránsito.
   De ninguna manera se justificaba, al no haber mediado una agresión armada, la reacción abrumadoramente criminal de matar a seres indefensos a quienes se buscó hacer pasar por delincuentes armados, disfrazando tanto la escena del sangriento episodio como algunas deplorables derivaciones, entre ellas la más increíble pero real, de hacer aparecer como por arte de magia un arma inútil, con la que se pretendía sostener que los efectivos policiales habían sido baleados.
   Y a eso, según se estableció, lo hizo una mujer policía,
   La sociedad cordobesa puso en el ambiente urbano su mensaje de tener agotada ya la paciencia para tolerar tales abusos, con la esperanza que entre la Justicia oportuna y sin dilaciones y la investigación interna que se impone, se contribuya a que de alguna manera se intente al menos cicatrizar esta enorme herida que se suma a tantas otras producidas en parecidas circunstancias.
   Merecemos confiar en quienes tienen la obligación de protegernos y de ampararnos, en lugar de hacernos padecer el poder de un impune matonismo ventajero y prepotente apoyado en el desprecio por la ley y por la vida.
   No vengan ahora con las disculpas tardías, con los arrepentimientos hipócritas y es hora que alguien de la cúpula de ese poder ausente y no de sus vasallos partan explicaciones que nadie alcanza a comprender ni a digerir.
   Todos los cordobeses hemos sentido el dolor de un crimen que pudo evitarse, pero parece que quienes están para organizarnos como sociedad y en nombre del respeto por el dolor ajeno, se marginan de acercarse a los que en forma directa han sufrido como familiares la desgracia de una muerte injustificable.
   En esa marcha ejemplar, sin ofensas, vandalismos ni agresiones, fueron más contundentes y notorias, por lo ridículas las ausencias de los dueños del poder, que la presencia de una multitud indignada que no alcanzó a comprender tamaña indiferencia.

Día especial para las evocaciones
PARA  LLEGAR  A  ENTENDERLOS A ELLOS, NADA 
MEJOR QUE VIAJAR A NUESTRA PROPIA INFANCIA
   El Día del Niño, hoy, es una postergación de la fecha original, que en realidad es el primer domingo de agosto.
   Ocurre que para entonces, no son muchos los que  han cobrado su sueldo.
   Ya con este detalle queda ampliamente confirmado el perfil comercial del agasajo: la cuestión no es solo saludar al niño sino festejarlo con salidas u obsequios que van desde la chuchería de plástico, hasta viajes a Disney.
   No ha sido sorpresa que los juguetes aumentaran sus precios en algunos casos hasta el doble en esta última semana.
   Y como no tenemos la cultura del escarmiento -y por eso la historia nos marca penosas reincidencias- en lugar de negarnos a que nos esquilmen, vamos risueños al degüello, porque la cuestión es endeudarnos.
   Si la sequía nos abruma apelamos al dinero plástico.
   Y al llegar el resumen sin incluir la factura de la luz y no nos alcanza, acudimos a la financiera.
   Y cuando nos quieren cobrar la usura normal de la financiera, tenemos que ir a llorar miseria a Tribunales.
   El ciclo es una especie de clásico de la conducta argentina.
   Si pisáramos la tierra, saludaríamos sin excesos al niño en este día intrascendente impuesto para el consumismo y dentro de nuestras reales posibilidades, para evitar las penosas lamentaciones emergentes.
   Cuando crezca y evalúe, ese niño seguramente nos  agradecerá  por dejarle principios y conductas, en lugar de recibir la herencia de las deudas.
   Más allá de todo esto y dejando de lado lo comercialmente abrumador, suele ser bueno darse una vueltita por los rincones de nuestra niñez, sobre todo para entenderlos.
   Porque estar con ellos es beber sus ansias, es conocer sus miedos, es compartir la sorpresa de descubrir un mundo maravilloso e impensado.
   No caigamos entonces a la común torpeza mediática de tratarlos como tontos, de rebajarlos como personas, de hablarles queriendo hacernos entender con un mensaje vacío e inentendible incluso para nosotros.
   Les debemos respeto, porque los niños en muchas cosas ya volvieron cuando los mayores creemos haberlos superado.
   A la compu y al celular los manejan mejor que yo.
   Estar para ellos no es otra cosa que cumplir con el designio de la formación, y más que nada, del cariño y la comprensión.
   Ese cariño que tanto recibimos de ellos, y que a veces lo tomamos como inherente, cuando en realidad suele ser un inocente pedido de auxilio para crecer.
   Y cuando les brindamos nuestro amor, íntimamente sentimos como que volviéramos a ser niños.
   Ese niño, aquél niño lejano, abrumado por los recuerdos y las nostalgias, que la mayoría de los adultos y los viejos nunca hemos dejado de ser.



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