UNA SOLA VACUNA, ANTES QUE MIL
FLORES,
ES LA REALIDAD QUE DEBIÉRAMOS FESTEJAR
ES LA REALIDAD QUE DEBIÉRAMOS FESTEJAR
Ahora -ya casi los estoy escuchando- saldrán los inútiles aunque rentados enmendadores de omisiones aportando justificativos, de una “acción por omisión” tan indolente y repulsiva como lo es no alertar masivamente a la gente, y a la vez instrumentar medidas efectivas y no sólo declamatorias -que para ellos seguramente eran gastos- porque SUS números en las encuestas les quitaban el sueño y los llevaban a la pesadilla de tener que irse.
Parece que desde el poder no lo comprendieron, entusiasmados y embobados como estaban con SU campaña: la diferencia radica en que los colores y las flores enriquecen el espíritu, pero el insignificante mosquito mata, cuando desde ese omnímodo y a la vez indiferente poder lo ignoran.
Vendrán ahora las justificaciones propias y las acusaciones de culpabilidades que son siempre ajenas, por esa maldita costumbre de seguir creyendo que el “mea culpa” es sólo orinarse encima y que la autocrítica es privativa de maricones.
El cordobesismo ha perdido demasiado tiempo en reaccionar ignorando los frecuentes y variados “anuncios” que recibiera cuando era el momento de actuar y no de seguir empeñados en reventar las urnas, olvidando aquello que la gente también “revienta”, apelando a la memoria cuando la marginan de situaciones tan dramáticas como absolutamente evitables.
Es un millón de veces preferible ver que circulan las vacunas sin privilegios ni sobreprecios, antes que embobarnos con una flor, una plaza con juegos, las calles pintarrajeadas o la olímpica indiferencia frente a una realidad de sufrimientos, abandono y miedos que nos están carcomiendo la salud y el alma.
Gonio Ferrari
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